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NOTAS DEL DIRECTOR...
Black Beach toma su nombre de una cárcel cruelmente mítica del África Ecuatorial. Se cuentan verdaderas atrocidades del lugar. El que entra en ella, sabe que, si tiene la suerte de salir, jamás volverá a ser la misma persona. Las secuelas son crueles. Nuestro protagonista, Carlos, vuelve al país de “Black Beach” y cuando consigue salir de él, nada es igual. Todo lo que llenaba y daba sentido a su vida queda trastocado.
Puede resultar fácil pasar por alto las injusticias que se viven en manos de gobiernos corruptos y dictatoriales en zonas alejadas de nosotros, pero resulta mucho más complicado cuando eres en parte, culpable de esas injusticias... En la trama de Black Beach se hace patente el engranaje gigantesco, complejo e incomprensible que sustenta en la actualidad cualquier conflicto en cualquier lugar del mundo. Un mundo gobernado por una elite empresarial sin escrúpulos y capaz de manipular la política internacional, llegando incluso hasta las Naciones Unidas.
Este thriller de acción pretende ser una franca y descarnada historia de redención. Carlos, a su llegada a África, tiene que enfrentarse a los recuerdos idealizados del país que conoció. Su descenso a los infiernos debería ser transitorio, pero allí se encuentra con su pasado, con sus acciones anteriores que se hacen presente: una exnovia, ahora esposa de un supuesto terrorista que era su amigo. Sin quererlo, se ve involucrado no sólo profesionalmente sino también emocionalmente. Algo que él había aprendido a esquivar.
A nivel sensorial, pretendemos que el espectador mastique el tenso ambiente que precede a los estallidos de violencia. Una atmósfera en donde todo parece apresado en una densa jungla de intereses económicos y personales, donde la vida de un ser humano no vale absolutamente nada...
Para dotar de credibilidad a esta historia, buscamos localizaciones en Ghana, Bruselas, Canarias, Toledo y Madrid. Pero más allá de la espectacularidad, la trama de Black Beach tiene un complejo contenido dramático que gira más en torno a lo personal que a lo general. Y el interés está más próximo a los sentimientos y a los puntos de vista de los personajes que a la misma acción.
Black Beach se adentra en un terreno donde no existe ni la bondad absoluta, ni la maldad total.