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SINOPSIS
Una pareja de cineastas, Chris y Tony, se instalan durante el verano en la mítica isla sueca de Färo. En ese asombroso escenario, donde Bergman vivió y rodó sus obras más célebres, la pareja espera encontrar inspiración para sus próximas películas. Mientras los días pasan, la fascinación por el lugar aumenta en Chris y los recuerdos de su primer amor resurgen. A medida que sus respectivos guiones avanzan, y el efecto de los paisajes de la isla es cada vez más evidente en Chris y Tony, la línea entre la realidad y la ficción se irá difuminando...
INTÉRPRETES
MIA WASIKOWSKA, TIM ROTH, VICKY KRIEPS, ANDERS DANIELSEN LIE. JOEL SPIRA, WOUTER HENDRICKX, GABE KLINGER, JONAS LARSSON GRÖNSTRÖM, OSCAR REIS, TEODOR ABREU, FELIX BERG, CLARA STRAUCH
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ENTREVISTA A LA DIRECTORA...
¿Crees en el poder de los paisajes?...
Sí, y esa es una de las cosas que me atrajo de Fårö. Por raro que parezca, los paisajes suecos me recuerdan a los de Alto Loira que filmé en Un amour de jeunesse. La felicidad que sentí en Fårö me hizo rememorar mi infancia y adolescencia, a pesar de que son paisajes muy distintos: por un lado, el mar Báltico y, por el otro, Ardèche y el nacimiento del río Loira. Sin embargo, ambos son lugares silvestres y prístinos con una quietud que te invita a sumirte en una especie de meditación. Sugestionó mucho a mi imaginación.
¿La naturaleza te inspira?...
Siempre me ha inspirado. La felicidad, todos esos sentimientos que te llenan al ver la naturaleza, sin duda, van ligados a la historia de los personajes y me ayudan a escribir. Un paisaje puede inspirarme, sobre todo, cuando siento que está encantado. Ese fue el caso de La Isla de Bergman. Sentí una conexión con este lugar, no solo física, sino también mental y espiritual, claro.
Son dos películas en una: es una película sobre el amor por el cine, y por Bergman en concreto, pero también hay dos historias de amor. ¿Por qué te decantaste por escribirla así?...
No fue mi primera idea, simplemente pensé que sería lo más lógico. La isla de Bergman es, probablemente, mi primera película que se ha escrito “por sí sola”, sin los típicos quebraderos que suelo sufrir al escribir. Fue como conseguir abrir un cerrojo oxidado, la isla era la llave.
Por primera vez, sentí que tenía la libertad de viajar felizmente entre distintas dimensiones: pasado, presente, realidad dentro de ficción o ficción dentro de realidad. La estructura parte de un tema que podría dividirse en dos cuestiones interconectadas: la de las parejas y la de la inspiración. En una pareja de cineastas, ¿hasta qué punto su dinámica se basa en la soledad y hasta qué punto se basa en la confianza? ¿De dónde sale la ficción? ¿Cómo se mete en un guion? Llevaba tiempo queriendo escribir una película sobre esto, pero el proyecto no tomó forma hasta que se me ocurrió traer a esta pareja a Fårö y usar los paisajes y el mundo de Bergman como un telón de fondo. Y en lo que ponía los cimientos de la historia, me mudaba a una de las casas de Bergman y, en cierto modo, experimentaba con la película que estaba escribiendo, supe cuál sería la estructura, es decir, las dos partes: una pequeña muestra de la película que estaba haciendo nuestra protagonista, un primer amor doloroso sin desenlace que inspira a escribir a la cineasta Amy, los siguientes episodios, que no sabes a qué parte de la historia pertenecen: pasado o futuro, realidad o ficción… Esta confusión es un reflejo de mi propio proceso creativo. A veces siento que la cinematografía me permite recrear recuerdos que suelen sustituir la realidad que los inspiró.
¿Por qué escogiste Fårö?...
Por Bergman, claro. Hace unos diez años, empecé a obsesionarme con sus obras, su vida…
Sentía como si la isla me estuviera llamando, como un imán. Bergman dirigió algunas de sus películas más conocidas y vivió sus últimos años aquí. En un rincón remoto en medio del mar Báltico, la isla encarna un ideal tan aterrador como atractivo, tan austero como emocionante: es un lugar que representa perfectamente la innegable integridad artística con la que asocio a Bergman. Tras su muerte en 2007, se publicó un registro para subastar sus propiedades y todo lo que estas tenían: esa fue la voluntad de Bergman, ya que era imposible dividir sus propiedades entre sus nueve hijos. Tuve ese registro entre mis manos. Las fotos de sus cuadros, de las habitaciones de sus casas, de sus objetos que evocaban su día a día no hicieron que sus obras me parecieran menos fascinantes. Todo esto, aunque parezca bastante personal o banal, solo acentuaba el aura y el misterio de una isla impregnada de su trabajo y presencia. Además, aumentó mi deseo de aventurarme en ella… Por suerte, el legado de Bergman no se ha perdido. Un empresario noruego lo compró todo a última hora. Devolvió los objetos a las casas, y dejó cada cosa en su lugar correspondiente. Después, creó una fundación con Linn Ullmann (la hija de Bergman y Liv Ullmann) que permite a los artistas e investigadores de todo tipo, justo como Bergman quería, quedarse en una de sus casas y trabajar en un proyecto que no tiene por qué estar ligado a su trabajo. Hasta donde sé, soy la única que ha escrito un guion que está relacionado directamente con Bergman.
Has comentado que has disfrutado como nunca escribiendo y rodando. ¿En qué sentido?...
La verdad es que La isla de Bergman es una película que, a pesar de algún que otro contratiempo, me ha llenado de felicidad como ninguna otra. Fårö es, y siempre ha sido, un lugar mágico. Vengo todos los años desde 2015 a escribir, hacer preparaciones y rodar, nunca me canso. Nunca me había entusiasmado tanto preparar una película. Primero, porque me identifico al cien por cien con los paisajes atemporales, los muros de piedra, las flores silvestres, las ovejas negras y los incontables pájaros que habitan la isla. Me identifico con su dureza y su silencio. Nunca me ha abrumado la presencia de Bergman, al contrario: me resultó calmante y motivadora. ¿Tendrá que ver con que no soy un genio capaz de producir sesenta películas y tener nueve hijos? Nunca he tenido la sensación de estar compitiendo con Bergman. Aunque es cierto que mi película trata sobre la pasión de los cineastas por su trabajo, mi intención nunca ha sido imitarlo. Mi objetivo siempre ha sido hacerlo a mi manera, encontrar mi propia voz y sumergirme en las películas con las que he crecido.
La película no trata sobre Bergman, pero su presencia se palpa en el ambiente. Esto plantea temas interesantes, incluyendo el trabajo de la imaginación. Está claro que la perspectiva que tenemos de ciertos paisajes o lugares puede verse moldeada por la influencia de cineastas como Bergman. ¿Somos dueños de nuestra imaginación o también está moldeada por las películas?...
De eso trata la película, de cómo la fantasía deja marca en un lugar hasta el punto de moldear la perspectiva que tenemos de este. Como explica la guía, la isla de Fårö de Bergman existía antes del Fårö real. Bergman se enamoró del lugar porque era un reflejo del paisaje que su mente albergaba desde hace tiempo. Pero su Fårö es un lugar más crudo que el que descubrí al llegar a la isla. Ante todo, él estudia los rostros y, en sus obras, rara vez ves los lugares en sí, el horizonte o el cielo, que llenan la isla. El Fårö de Bergman es una invención que refleja sus preocupaciones y sus miedos más profundos. Así que, cuando estás en la isla, este Fårö está y no está en todas partes.
Esto es algo que se trata en la película: los fans acérrimos de Bergman que aparecen están desesperados por encontrar un lugar bergmaniano que, por naturaleza, es imposible encontrar...
Es un callejón sin salida. Pero a su vez, así fue cómo convertí la isla en mi hogar, no soy prisionera de esta. En este sentido, usar el sistema de cinemascopio, que nunca había usado Bergman, fue la clave. Solo había rodado Eden así porque no me suelo fiar de ese formato. Al final, lo que nos convenció a Denis Lenoir, mi director de fotografía, y a mí, fue que así podíamos ver la isla desde otro punto de vista. Este formato era perfecto para mostrar lo que más me marcó de la isla: el mar y cielo infinitos, la escasez de casas, gente e incluso árboles, en resumen, el vacío. En realidad, este formato parecía la opción más lógica llegados a cierto punto, pero me lo tomé como una liberación. Y lo cierto es que la película trata sobre esta liberación. La isla de Bergman es una historia sobre emancipación. Sobre emancipación de nuestros maestros, pero también sobre la emancipación de una mujer de un hombre. Va sobre lo que el personaje de Chris, que se considera vulnerable y dependiente, descubre sobre su creatividad.
Sin embargo, para que Chris se libere, debe liberarse primero del hombre con el que vive…
Si tienen que romper, es algo que ocurriría una vez terminada la película. Me impongo como norma tener que sentir que hay algo más después de la película para poder creerme las vidas de mis personajes. Si la película acaba con un final cerrado, no me creo su existencia tanto como con un final abierto con una secuela por escribir… Se puede pensar que el viaje de esta pareja debe llegar ya a su fin, pero lo que a mí me interesaba era mostrar que aún existe cierta comprensión entre ellos. ¿Cómo pueden seguir juntos a pesar de todo lo que los separa? ¿A pesar ese espacio cada vez más grande debido a sus respectivas historias? Todo pende de un hilo, pero sigue estando ahí…
Parece que Chris acepta la actitud a veces tan desagradable de Tony…
Se puede apreciar que la conexión y la comprensión intelectual entre ellos son muy fuertes, comparten experiencias. Además, tienen una hija. Pero para una pareja de artistas no es fácil encontrar ese equilibro perfecto entre compartir y dialogar por un lado y la soledad que necesitan por otro. Hay que aceptar el quedarse fuera del espacio mental que pertenece solo a tu pareja. Hay ciertas cosas más personales que solo puedes confiarle a la escritura, algunas confesiones solo puedes hacerlas gracias a ella, algo que puede hacer mucho daño: ¿cómo sabes qué es lo que dice y lo que no dice? Lo que refleja una pregunta más universal: ¿cuánto sabes de la persona con la que vives? Cuando Chris decide apoderarse del molino que está junto a la casa para utilizarlo como oficina, nos indica ya su confusa relación con el propio Tony director. Está lo suficientemente lejos como para poder olvidarse de él y tomar las riendas del lugar, y lo suficientemente cerca como para poder sentir que está ahí y verlo por la ventana… La misma relación de Tony con la escritura no parece tan complicada, no tiene que confiarle sus dudas, pero hace que te preguntes si su resiliencia es solo superficial y si, en el fondo, su insensibilidad no es más que una cortina de humo para ocultar una vulnerabilidad mucho más grande. De todas formas, no juzgo a ninguno de mis dos personajes, soy una simple testigo de sus experiencias, de los momentos felices o infelices que salen de ellas y de lo que mi heroína debe hacer para superar todos los obstáculos. La película trata sobre lo que hace despertar a Chris, la forma en la que abraza la escritura e imagina una película, una en producción que al principio se llamaba El vestido blanco, pero que al final también podría titularse La isla de Bergman.
“Superar todos los obstáculos” es justo lo que se hace en la película. Se podría decir que se representa el despertar de la confianza en una misma, de una vocación a la que una debe dedicarse…
Estoy obsesionada con la vocación, casi todas mis películas la tratan, pero en La isla de Bergman lo hago de la manera más directa: por primera vez, es sobre una mujer directora.
Bueno, dos en realidad. Amy, la doble de Chris en su historia, tiene el mismo trabajo. Es la forma de que Chris admita que su vida puede servir como fuente de inspiración para una película y de que puede que la historia refleje la vida, como en un partido de tenis o como dos espejos paralelos que reflejan la misma historia sin parar. Así ha sido siempre mi proceso de escritura y pensé que sería emocionante intentar retratarlo. Para mí, La isla de Bergman es el culmen de un proceso creativo que comencé con mi primera película.
Cuéntanos un poco sobre el elenco.
Durante mucho tiempo, el papel de Chris iba a ser para Greta Gerwig. Por aquel entonces, todavía no había dirigido su primera película, pero la realidad superó a la ficción y Greta se convirtió en directora. Por su compromiso con Mujercitas, tuvo que rechazar mi película, ya que las fechas de rodaje coincidían. Cuando Greta abandonó el proyecto, en mayo de 2018, nos quedaban solo dos meses para empezar a rodar. Me sugirió que la esperara un año, pero si retrasaba el rodaje, corría el riesgo de perder a Mia Wasikowska y a Anders Danielson Lie, dos actores que me encantan y sin los que no me imaginaba haciendo la película. Mi productor, Charles Gillibert, y yo tomamos una decisión arriesgada, sobre todo para él, pero que considero que fue la correcta: rodaríamos la mitad de la película durante el verano de 2018 con Mia y Anders, y la segunda mitad, el verano siguiente. Por suerte, no tardé mucho en que se me ocurriera otra idea para Chris. Justo acababa de descubrir a la maravillosa Vicky Krieps en El hilo invisible de Paul Thomas Anderson. Aunque entonces no era conocida, le robó el protagonismo a Daniel Day-Lewis. Al ser medio alemana, medio luxemburguesa, le daría un toque europeo al personaje, lo que me pareció muy interesante. En menos de 24 horas, su nombre se convirtió en la decisión más obvia. Tuvimos la suerte de que estuviera disponible, y unas semanas después, Vicky estaba rodando las primeras escenas… Tim Roth se unió al elenco el año siguiente. Encontrar al actor ideal para este papel fue más complicado.
Al principio, solo consideraba a actores americanos. Y luego pensé en Tim Roth. No tanto por sus papeles famosos o por su imagen varonil como por lo que le elude, algo casi femenino en su presencia, muy distinto de los tipos duros a los que le gusta interpretar. Tiene una parte oscura y frágil al mismo tiempo, compleja, que me gusta. Además, Tim hizo La zona oscura, una película complicada y dolorosa en la que creo que se nota que está él. Rodar la película en dos periodos de tiempo distintos fue una experiencia única. Hemos intentado verlo todo con humor, jugar con ello como si estuviéramos haciendo equilibrismo.
¿Te gustaría volver a Fårö algún día?...
Volveré para presentar la película cuando podamos volver a viajar. Les debo mucho a algunos isleños y a algunos encargados de mantener el legado de Bergman. Tengo muchas ganas de volver a verlos. Y volvemos a lo mismo, es sin duda un lugar que te invita a soñar y en el que me encantaría quedarme, cruzarme con fantasmas, perderme… e incluso volver a escribir.
Seguramente no escribiría una secuela, pero otra cosa, ¿por qué no?
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