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BIENVENIDO A BURLESQUE...
En lo que se refiere al vibrante y eterno mundo del burlesque y su reciente renacimiento dentro de la cultura pop, el guionista y director Steven Antin tiene esa clase de conexión íntima imposible ignorar: tanto él como su hermana reconocieron que había una historia rica en su forma artística, sus fans, y sus intérpretes. Alentados por Clint Culpepper, Antin utilizó sus conocimientos del burlesque para trazar el increíble viaje de Ali Rose desde un bar en Iowa a un club en el Sunset Strip.
Uno de los objetivos de Antin era ser fiel al espíritu de esta forma artística, teniendo en cuenta que popularmente existe un malentendido según el cual el burlesque es sinónimo del striptease. Según Antin: “A principios del siglo XX el burlesque se empezó a relacionar con el striptease en los Estados Unidos inspirado por el Moulin Rouge del París de la última década del siglo XIX. Anteriormente, el burlesque era definido como un espectáculo cómico en el que se cantaba, se bailaba, se contaban historias y se hacían parodias. Se consideraba atrevido y gracioso y gustaba a la cultura popular.”
El guión de Antin impregna la sala Burlesque de una rica historia y una personalidad propia. Su meta era crear un espacio de alguna manera mágico que pudiera transportar a sus habitantes a una realidad alternativa.
A QUIÉN SE DIRIGEN LOS FOCOS...
Para darle a “Burlesque” ese algo especial que habían imaginado, los productores sabían que sólo una mega estrella podría hacerlo. Para ello persiguieron sin descanso a Cher, hasta que por fin accedió a interrumpir un paréntesis de siete años y volver a la gran pantalla.
Para el papel de Ali, los productores le habían echado el ojo a Christina Aguilera, de quien Antin ha sido amigo largo tiempo. Pero lo que zanjó la cuestión para el director fue su aparición en “Saturday Night Live,” lo que disipó cualquier duda respecto a que pudiera interpretar a Ali.
EL LOOK DE BURLESQUE...
Crear esa desgastada opulencia de la sala “Burlesque” requería imaginación, ingenio y un equipo de artesanos diestros y dedicados. El director de producción Jon Gary Steele, el director de arte Chris Cornwell y un incansable equipo de construcción se mudaron al escenario 23 de Sony, donde comenzaron un arduo proceso de seis semanas para erigir la sala Burlesque. Para hacer que el decorado fuera plenamente funcional y lo mas realista posible, las oficinas, los despachos y los vestuarios, estaban comunicados con el club y el escenario. No había paredes movibles ni decorados separados para crear la ilusión de que la sala Burlesque era simplemente un club nocturno en funcionamiento.
Para poder subrayar esa identidad de “madriguera”, evocadora de otros mundos, de la sala Burlesque, Antin y Steele decidieron que el interior fuera un tanto anacrónico. “Queríamos crear la sensación casi de estar retrocediendo un poco en el tiempo,” explica Steele.
La inspiración de que el club evocara al Paris de los años veinte no fue una decisión totalmente estética. Antin y Steele querían evocar un ambiente creativo del pasado que no solo fuera agradable a la vista, sino que también encajara con las espectaculares personalidades de quienes habitan la sala Burlesque.
Steele, sin embargo, no tuvo que tomarse muchas libertades. La sala Burlesque tenía su precedente en los palacios del cine y los clubs inspirados en la arquitectura europea.
Las piezas de Swarovski fueron de gran ayuda a la hora de aportar brillo y belleza a los diseños del decorado, en total 80.000 elementos con un peso de casi 1.3 toneladas para las cortinas hechas de resplandecientes cristales.
A la hora de construir el escenario, la forma siguió a la función. Steele trabajó de cerca con los coreógrafos Joey Pizzi y Denise Faye para asegurarse de que el decorado del escenario y del bar cumpliera con sus necesidades. Incluso, Steele aportó su propia contribución a la coreografía al sugerir que los espejos detrás del bar se dividieran y abrieran.
Con los diseños terminados, Williams y un equipo de quince a dieciocho maquilladores poblaron cuatro caravanas y una tienda repleta de puestos de maquillaje para darles a los bailarines y los actores de fondo el toque Burlesque. “Tenemos una caravana que se dedica exclusivamente al maquillaje corporal,” explica Williams.
A Samuel le encantó que “Burlesque” permitiera peinados que en ciertas ocasiones hacen referencia a distintas épocas históricas y musicales.
Vestir al reparto de Burlesque se convirtió en un trabajo que consumió al diseñador de vestuario Michael Kaplan.
Pero para un diseñador vestir un musical presenta retos únicos. En el alocado número final, por ejemplo, Kaplan se había imaginado a los bailarines en trajes hechos de collares de oro y cristales Swarovski. Kaplan empleó el método de prueba y error y le puso mucho ingenio para hallar la forma de hacer trajes que pudieran moverse y vibrar sin desprenderse o deshacerse.
“El número final tenía que superar todo lo anterior,” explica Kaplan. “Una vez que se me metió esa idea en la cabeza y decidí no usar telas, no pude encontrar nada que pudiera superarla. Hicimos muchas muestras y cada vez eran más bonitas. Y entonces comprendimos las centenares de horas que emplearíamos en cada traje.” En total se utilizaron unos 250.000 cristales de Swarovski en quince colores diferentes para hacer los trajes diseñados con tanto detalle por Kaplan.
Para dar la impresión de mostrar más piel de la que realmente se mostraba, Kaplan le confeccionó a cada bailarina un maillot perfectamente ajustado y teñido para adaptarse a su color de piel. A continuación, ajustaron cuidadosamente las cadenas doradas al maillot. “Da la ilusión de desnudez” explica Kaplan. “Nos permitirá mantener nuestra calificación y además nos dio una superficie donde anclar las cadenas.”
Desafortunadamente para el departamento de vestuario, el dorado no cedía lo suficiente como para permitir el movimiento de los músculos de las bailarinas. Encontraron arandelas de goma en una ferretería y las pintaron de dorado y las añadieron a las cadenas para permitir más libertad de movimiento.
La atención al detalle de Kaplan también abarcó los trajes que creó para los hombres: “Desde el principio, me gustó la idea de que llevaran bombines y crear un poco de nostalgia de época, una sensación europea. Es una mirada al cabaret: los chalecos, tirantes, los pantalones de chaqué de rayas. Le aportamos un toque macho con las botas acordonadas, cadenas de bolsillo, y cadenas de reloj, que además aportaron mucho juego y movimiento al bailar.”
Para crear la dinámica y dramática iluminación que da vida a los bailes, el equipo de producción acudió a los diseñadores de iluminación teatral ganadores del Tony, Peggy Eisenhauer y Jules Fisher. Para Eisenhauer “Burlesque” supuso una especia de renacimiento.
Eisenhauer supo, sin embargo, que no sería el espectáculo de burlesque de su juventud. Al igual que los demás miembros del equipo técnico de “Burlesque”, Eisenhauer tenía un pie en el pasado y otro en el presente.
Eisenhauer colaboró con los coreógrafos Joey Pizzi y Denise Faye para resolver la logística de cómo mover la iluminación con los bailarines.
¡QUE EMPIECE EL ESPECTÁCULO!...
Las primeras dos semanas de producción se repartieron entre rodar grandes números musicales y escenas tranquilas y frecuentemente íntimas, entre Gigandet y Aguilera.
El director de fotografía Bojan Bazelli ayudó al director Antin a captar los momentos más alocados, románticos y emotivos de “Burlesque”. Comenta Bazelli: “El color tiene mucho peso en esta película. Tiene vitalidad. Para mí el espectáculo del burlesque es rojo. Añadimos muchos tonos rojos en todo el musical. Siempre que hay un número musical, ves una cantidad notable de un rojo muy rico y saturado.”
En ocasiones, la producción dejaba el escenario para aventurarse en exteriores prácticos. Surgieron algunas dificultades logísticas evidentes al reunir dos iconos musicales en el centro de Hollywood. Sin embargo el sueño de Antin era rodar una escena en Hollywood Boulevard.
Los números de baile expertamente coreografiados empezaron a tomar forma meses antes de iniciarse la producción.
Cada miembro del equipo aportó sus propios conocimientos a la coreografía de la película.