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NACION CAUTIVA
INFORMACIÓN
Titulo original: Captive State
Año Producción: 2019
Nacionalidad: EE.UU.
Duración: 109 Minutos
Calificación: No recomendada para menores de 12 años
Género: Thriller, Ciencia ficción
Director: Rupert Wyatt
Guión: Erica Beeney, Rupert Wyatt
Fotografía: Alex Disenhof
Música: Rob Simonsen
FECHA DE ESTRENO
España: 9 Octubre 2020
DISTRIBUCIÓN EN ESPAÑA
Entertainment One


SINOPSIS

Una década después de una ocupación de origen extraterrestre, en un vecindario de la ciudad de Chicago se explora las vidas de ambos lados del conflicto...

INTÉRPRETES

VERA FARMIGA, JOHN GOODMAN, MADELINE BREWER, MACHINE GUN KELLY, KIKI LAYNE, KEVIN J. O'CONNOR, ALAN RUCK, JAMES RANSONE, D.B. SWEENEY, ASHTON SANDERS, BEN DANIELS, KEVIN DUNN, JONATHAN MAJORS, TA'RHONDA JONES, SHANNON COCHRAN

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   NACIÓN CAUTIVA se filmó enteramente en exteriores de Chicago a lo largo de nueve semanas durante el invierno de 2017. Buena parte de la acción de la película se desarrolla en el barrio de gran diversidad étnica de Pilsen, en la zona suroeste de Chicago, donde Wyatt trabajó por primera vez en el piloto de la serie de 2016 de la cadena Fox, “The Exorcist”.
  Entre las restantes localizaciones clave del rodaje se encuentran el campus de la Universidad de Illinois-Chicago, justo al este de Pilsen, y dos lugares a orillas del lago: Soldier Field (sede del equipo de la NFL de los Chicago Bears) y el enorme McCormick Place, el mayor centro de convenciones de Norteamérica. Wyatt también llevó a su equipo a varios lugares ocultos e irreconocibles por toda la ciudad, en los que no había filmado nunca ningún otro cineasta, para dotar a su película de un aire duro, casi como de otro mundo, en su forma de mostrar una metrópolis asediada y al borde del derrumbe, una década después de haber sido ocupada por fuerzas alienígenas.

SOBRE LA HISTORIA...
  “Estamos contando una historia más bien de una ocupación alienígena, no de una invasión”, afirma el director Rupert Wyatt sobre su guion original. “Las historias de ciencia ficción que funcionan son siempre aquellas que, de un modo u otro, reflejan nuestra propia sociedad. Para mí, Philip K. Dick es uno de los mejores escritores de ciencia ficción de todos los tiempos, porque siempre lograba reflejar un aspecto en sus historias con el que pudiéramos identificarnos como sociedad”.
  “Al tratarse de una historia de ciencia ficción, o tal vez de una historia de ciencia ficción retro, pretendía crear un mundo, una mitología, en muchos aspectos”, prosigue Wyatt sobre el desarrollo de su historia. “Nos encontramos nueve años en el futuro. Desde el momento en que se produjo la invasión hasta el comienzo de nuestra historia, tuve que crear un período de nueve años. Tomé lo que estaba pasando actualmente en nuestro mundo en muchas facetas —social, política, medioambiental— y me propuse exacerbarlo, crear un mundo que la gente todavía pudiera encontrar reconocible, pero en el que nos están quitando nuestras libertades civiles como sociedad. Los avances tecnológicos han sufrido un retroceso. La idea era crear un mundo con el que aún pudiéramos identificarnos, bajo la apariencia de ciencia ficción”.
  El productor David Crockett ofrece más detalles sobre la oportuna parábola de Wyatt: “NACIÓN CAUTIVA es una historia ambientada nueve años después de que la Tierra haya sufrido una invasión alienígena. No es una historia de ciencia ficción/fantástica ambientada en otros mundos. Es una historia de ciencia ficción con una base realista, ambientada en un lugar muy real”. El recién llegado a la gran pantalla Jonathan Majors, en el papel de un militante que se rebela contra la ocupación, agrega: “Esto no es Star Trek. Esto no es Star Wars. Se trata de un mundo que parece igual a nuestro mundo normal y corriente”.
  Continuando con lo que decía anteriormente, Crocket agrega: “Trata sobre un pequeño grupo de insurgentes, de diferentes entornos y procedencias, en Chicago. No la veo realmente como una historia distópica u orwelliana, aunque el guion incorpora ciertos elementos de eso. La historia se desarrolla en un mundo real, que no se diferencia gran cosa de nuestro mundo actual. Si me pusiera a hacer alguna analogía entre NACIÓN CAUTIVA y el mundo, creo que la más cercana sería la Alemania nazi. O la Unión Soviética de Stalin. Realmente, se trata de un régimen totalitario que controla libertades civiles básicas y las vidas de su propia gente”.
  En un breve prólogo lleno de acción, Wyatt pone en marcha su fábula aleccionadora con una invasión alienígena, alrededor de 2016. Centrando el ataque en el corazón de los Estados Unidos, Chicago, presenta rápidamente a una familia afroamericana de cuatro miembros, que intenta huir de la invasión: un agente de policía, su mujer profesora y sus dos hijos, de 11 y 15 años de edad.
  La invasión da rápidamente un giro dramático cuando los atacantes inutilizan todos los aparatos electrónicos y digitales —vehículos, móviles, ordenadores— TODO en lo que depende la humanidad para comunicarse a diario, para su misma existencia. En su intento de escapar, el hombre y la mujer mueren trágicamente... pero esos colosales humanoides enmascarados, vislumbrados fugazmente a través del parabrisas del coche de la familia, perdonan la vida a los dos chicos, el adolescente Rafe y su hermano algo más joven, Gabriel.
  Antes de dar un salto de nueve años hacia el futuro, aparece un mensaje críptico de una organización desconocida, que advierte sobre lo que la ciudad, y la humanidad, están a punto de soportar y lo que habrá que hacer para poner fin a lo que será ese nuevo “estado cautivo”.
  Casi una década después, en el año 2025, una luz intermitente parpadea desde el rascacielos más emblemático de la ciudad, que en la actualidad se encuentra situado en una parte amurallada de la ciudad, conocida como la “zona cerrada”. Dicha “zona cerrada”, que no se diferencia mucho de la Zona Verde de Irak, o el ya desaparecido Muro de Berlín, es de tamaño inmenso y ha sido erigida por esa fuerza opresora a modo de fortaleza en el centro, donde se ocultan bajo tierra de la población de la ciudad, buena parte de la cual no ha visto nunca a ninguno de los extraterrestres. Esta ciudadela también protege el rascacielos de ataques exteriores.
  La baliza en lo más alto del rascacielos brilla todos los días, a todas horas, sobre el diezmado paisaje urbano. Su función es la vigilancia y control de todos los seres vivos (mediante chips de datos instalados en el cuello), a la vez que arrastran a la sociedad humana, completamente dependiente de la tecnología, de vuelta a la Edad Media. Casi una década después, todos los aparatos electrónicos y de telecomunicaciones siguen siendo completamente obsoletos. No hay contacto con el mundo exterior.
  Chicago, una ciudad en ruinas, congelada en el tiempo, se haya sometida a una ley marcial impuesta desde las sombras por dos categorías distintas de seres alienígenas: los Legisladores, que dictan las normas, y los Cazadores, unos mercenarios de algo más de dos metros, que se encargan de hacerlas cumplir.
  Wyatt narra su historia desde el punto de vista de los dos hermanos supervivientes. Gabriel, que ya tiene 20 años, tiene un trabajo rutinario en una fábrica de día, mientras que por la noche trafica con chips de datos del mercado negro con un amigo, hurtando y vendiendo ilegalmente toda clase de archivos digitales (imágenes, música) de antes de la invasión. Su hermano mayor, Rafe, de 24 años, se ha convertido en una figura fantasmagórica a quien Gabriel no ha visto en cuatro años, tiempo durante el cual han venido circulando rumores de su muerte. Tras perder a sus padres, el mayor de los hermanos ayudó a criar al menor, hasta que lo abandonó por el bien común, cuando fue reclutado para formar parte de un desarrapado grupo de insurgentes decididos a acabar con la ocupación.
  Al final, los hermanos se acaban reencontrando y Gabriel descubre que Rafe ha estado viviendo como un fugitivo clandestino llamado ‘el Fénix’, parte de una reducida banda de disidentes que encabeza la lucha para subvertir los planes de los invasores alienígenas mediante un atentado con bomba que destruya el dispositivo de vigilancia en lo alto de un rascacielos, que se eleva algo más de 500 metros de altura. De conseguirlo, se podría restablecer el contacto con el mundo exterior.
  Además de eludir a las ya mencionadas fuerzas de ocupación, los revolucionarios también deben esquivar a los agentes de la ley locales, muchos de los cuales han optado por colaborar con los invasores alienígenas. Uno de ellos es un policía de carrera llamado William Mulligan, un estoico profesional que se debate entre su deber y su compromiso con la placa y su lealtad hacia su difunto compañero, el padre de los hermanos, muerto durante la invasión inicial.
  Mulligan, dividido entre su paternalista compasión por los dos jóvenes y su misión de desbaratar los planes de los insurgentes, sigue de cerca los movimientos de Gabriel, con la esperanza de que lo conduzca sin darse cuenta hasta su hermano mayor, que ahora suscribe una doctrina que el policía no puede o no piensa aceptar: ¡Existir es resistir!
  Wyatt encontró inspiración para su argumento y guion originales (que coescribió junto a su mujer, la guionista Erica Beeney) en la obra de dos reconocidos cineastas europeos, el francés Jean-Pierre Melville (El silencio de un hombre (El samurái), de 1967, El ejército de las sombras, de 1969) y el italiano Gillo Pontecorvo (La nominada al Óscar La batalla de Argel, de 1967).
  “Uno de mis cineastas favoritos es el director francés Jean-Pierre Melville”, afirma Wyatt. “Hizo sus filmes principalmente en los 60 y 70. Fue miembro de la Resistencia Francesa durante la guerra. Así que, a lo largo de toda su carrera, quiso contar historias que trataran sobre rebelarse contra el sistema, luchar contra las fuerzas ocupantes”.
  “Melville hizo una película al final de su carrera llamada El ejército de las sombras, que es una obra increíble y épica, que gira en torno a los personajes”, prosigue. “Es una cinta clásica e intrínsecamente francesa en muchos aspectos, pero filmada como si fuera de cine negro. Supuso una inspiración enorme, al igual que otro título, La batalla de Argel. Intenté reflejar elementos de ambos en un contexto de ciencia ficción, con su base en los Estados Unidos”.
  La estrella John Goodman señala: “Rupert comparaba su historia a la de la Resistencia Francesa durante la Segunda Guerra Mundial y me gustó esa interpretación. Siempre he admirado a esas personas, porque se encontraban en todo momento a punto de morir. Literalmente. Por la libertad. Esta historia trata sobre la idea de lo que estamos dispuestos a sacrificar por nuestra propia tranquilidad de espíritu, nuestra propia sensación de libertad”. Goodman ya había trabajado anteriormente con Wyatt en el drama de 2014 El jugador, en el que interpretó uno de los papeles principales.
Majors, para el que este es su segundo trabajo en la gran pantalla, tras debutar con el wéstern de Scott Cooper Hostiles, agrega: “Los Estados Unidos de América han sido ocupados. Probablemente seamos uno de los escasos países del mundo que ha tenido la suerte de no haber sufrido nunca una ocupación. Así que nos encontramos en una situación vulnerable, porque nos hemos visto ocupados por algo mucho más poderoso que nosotros. ¿Cómo es posible que los Estados Unidos hayan sido ocupados? Pero así ha sido, por unas criaturas de otro mundo, unos alienígenas. Han asumido el control de nuestro gobierno. Han asumido el control, en esencia, de nuestro modo de vida. Todo lo que conocemos. Relojes digitales, fuera. Coches inteligentes, fuera. Cualquier aparato inteligente, fuera. Mi personaje, Rafe, tiene una línea de diálogo: ‘Retrocedemos en el tiempo, a la Edad Media. La extinción’”.
  “Vivimos en un lugar en el que hay mucha vigilancia”, prosigue Majors. “Nos controlan quienes están en el poder. Es su forma de operar. No hay comunicación ellos y el pueblo. No hay comunicación entre el propio pueblo. Nos encontramos en una situación en la que nos limitamos a subsistir... mientras nos vigilan. Así que no podemos vivir como nos gustaría vivir. Ya no hay internet. Hay que usar módem de marcación. La prensa ha quedado reducida a la nada. Está prohibido viajar. Solo ciertas personas tienen autorización para viajar”.
  El productor David Crockett, que, al igual que Goodman, vuelve a colaborar con el director después de haber producido su película anterior, El jugador, agrega: “A Rupert le encanta la historia y los relatos de insurgencias y revolucionarios. Creo que llevaba bastante tiempo dándole vueltas a este guion. Tardó en decidir quién sería la fuerza ocupante. Una vez que quedó resuelto que esta fuerza, los malos, iban a ser extraterrestres, alienígenas, el resto se escribió solo. Y uno de los aspectos más interesantes y atractivos de la historia era la pregunta que planteaba: ‘¿Qué estarías dispuesto a hacer por la libertad?’.
  “¿Qué sucede si una poderosa fuerza ocupante te arrebata tus derechos?”, prosigue Crockett. “¿Te limitarías a quedarte sentado, y a vivir y dejar vivir, lo permitirías, o serías una de esas personas que opondría resistencia? Creo que esta historia explora eso de verdad, sin emitir juicios, en un sentido u otro. No creo que nadie sepa realmente cómo reaccionaría en una situación así hasta que sucediera”.
  “También creo que NACIÓN CAUTIVA encaja bien con la filmografía de Participant Media porque no solo cuenta una historia estupenda, sino que también trata cuestiones que afrontamos en la actualidad en el mundo”, agrega Crockett sobre sus socios en la producción, Jeff Skoll y Jonathan King, de Participant Media. Participant Media, la compañía puntera del sector del entretenimiento dedicada a producir proyectos que inspiren a los espectadores a fomentar cambios sociales positivos, es responsable de títulos galardonados como las ganadoras del Óscar a la “mejor película” Spotlight y Green Book, así como Roma y Una mujer fantástica (ganadoras del Óscar a la “mejor película de habla extranjera”) y también Una verdad incómoda y Citizenfour (ganadoras del Óscar al “mejor documental”).
  “Nuestra historia se ambienta nueve años en el futuro, y por la forma que tienen estos alienígenas de extraer nuestros recursos, saqueando el planeta, están empezando a tener un efecto negativo en nuestro mundo”, continúa explicando Crockett sobre la relevancia actual del guion. “Aunque la película se ambienta en el verano, parece más bien un entorno invernal. El tema del cambio climático se refleja de forma muy sutil en la historia. El filme posee una conciencia social, al plantear preguntas como ‘¿Cuáles son nuestras responsabilidades para con la humanidad? ¿Cuáles son nuestras responsabilidades para con el planeta?’”.
  Wyatt tenía una opinión similar en lo referente a colaborar con Participant Media, al considerarla “una de las escasas compañías del sector del entretenimiento —eso que sale ganando— con una ambición increíble en cuanto al tipo de historias que buscan y a las que apoyan. Filmes e historias que arrojan luz sobre nuestro mundo de una forma amena, pero a la vez inspiradora y provocadora. Así que tener la oportunidad como cineasta de colaborar con alguien así es todo un lujo del que rara vez se disfruta”.
  Jonathan King, de Participant Media, que ejerce de productor ejecutivo del filme, expone lo que interesaba a la compañía de colaborar con Wyatt: “Rupert sobresale en la creación de mundos cargados de suspense, intriga y acción innovadora. Con NACIÓN CAUTIVA, Rupert continúa su exploración del control, la opresión y la resistencia que empezó con El escapista y El origen del planeta de los simios. Como toda la buena ciencia ficción, la película ofrece una forma de observar nuestras propias circunstancias desde una óptica diferente”.
  Wyatt agrega: “Todo sucedió muy rápido. Se te ocurre una idea, escribes un guion, alguien dice que quiere financiarlo y lo haces. ¡Listo! No me había pasado en mi vida, y puede que nunca vuelva a suceder. La velocidad a la que lo escribí, se lo llevé a Participant Media, que se interesó de inmediato en hacer la película, fue vertiginosa”.
  Wyatt confirma que el guion evolucionó durante varios años hasta que su mujer y él terminaron de escribirlo en 2016, puliéndolo a lo largo de varios borradores más antes de empezar el rodaje, una vez que Participant se embarcó en el proyecto. Empezó a sembrar las semillas creativas casi cinco años antes, cuando una administración diferente ocupaba los más altos cargos del gobierno de la nación. Cuando comenzó el rodaje a principios de 2017, había surgido un nuevo líder de las urnas, alguien ajeno al mundo de la política, cuyas primeras (y alarmantes) proclamaciones tenían que ver con las libertades civiles y restricciones de viaje.
  “La primera vez que leí el guion, lo que más me atrajo no fue tanto el personaje de Gabriel, como la historia de Rupert”, confiesa el coprotagonista Ashton Sanders, que empezó a trabajar en el filme mientras su proyecto anterior, el drama ganador del Óscar a la “mejor película” Moonlight, se encontraba disfrutando de la gloria de numerosos galardones y reconocimientos de Hollywood a principios de 2017. “Me pareció que ofrecía una sutil visión de cómo podía ser nuestra sociedad, o en qué podía acabar rápidamente convertida, bajo la nueva administración: una sociedad tiránica. Y eso me resultó sumamente interesante. Como artista, me gusta hacer películas que reflejen la sociedad y situaciones reales. Esa es la razón por la que me apunté al proyecto”.
  Su compañero de reparto Majors, que interpreta a su hermano, agrega: “Tuve la suerte de conseguir el papel durante la administración de Obama. Cuando nos conocimos Rupert y yo, allá por 2016, nos pareció que algo se cernía en el horizonte. Pero el guion estaba escrito mucho antes de que todo esto se hiciera realidad. Creo que Rupert y Erica llevaban trabajando en ello durante mucho tiempo, desde los comienzos de la administración de Obama. Había muchos paralelismos entre el mundo en el que vivimos en NACIÓN CAUTIVA, y el mundo en el que nos encontramos cuando filmamos la película en 2017.
  “Hay un momento en la película en el que estamos intentando huir de Chicago los tres”, cuenta Majors, “y tenemos que atravesar los escáneres de la estación de autobuses, porque solo cierto grupo de personas tiene autorización para viajar. Ahora bien, me jugaría lo que fuera a que Rupert no sabía que nos las estaríamos viendo con la prohibición de viajar para los musulmanes cuando empezáramos a rodar. No sabía que no permitirían a la prensa acceder a la Casa Blanca. No hay obras de arte en NACIÓN CAUTIVA. Ninguna. Ni referencias, nada. Casualmente, justo cuando podríamos quedarnos sin el Fondo Nacional para las Artes y sin una asediada PBS. Así que podría decirse que nos encontramos en una situación bastante similar a la real”.
  Sin mostrar sus cartas en lo referente a las metáforas sobre la administración actual de la Casa Blanca, Wyatt interviene diciendo: “Trata sobre las decisiones que tomamos en la vida. Sobre la idea de tener que afrontar decisiones morales que son vitales para tu sustento, tu propia seguridad personal y la de tu familia. Sobre cómo, como personas, respondemos individualmente a eso. Y tenemos dos elencos diferentes de personajes, en muchos aspectos, en esta historia: aquellos que han elegido colaborar con los ocupantes, y aquellos que han elegido luchar contra ellos. La historia trata completamente sobre las dos caras de esa moneda. Sobre todo, en lo referente a la familia, que he tratado de estudiar aquí en profundidad, a través de las experiencias de estos dos hermanos”.
  “Pero no intentamos mostrar a los colaboradores de una forma abiertamente negativa”, recalca. “Mostramos por qué lo hacen, al igual que hacemos con los miembros de la resistencia, que utilizan la violencia para luchar. En los tiempos que corren, se trata de un concepto obviamente muy delicado. Pero, cuando te fijas en la historia y piensas en los argelinos, que lucharon contra los franceses durante la ocupación de Argelia, como muestra Pontecorvo en su película, o en la ocupación nazi de Francia, podrías ofrecer una imagen heroica de esos luchadores de la resistencia. Pero, a ojos de muchos, también eran terroristas. Así que, desde un punto de vista narrativo, es una zona gris interesante, que merece la pena explorar”.
  “En última instancia, es una historia sobre la opresión”, concluye Wyatt. “Sobre vivir en una sociedad en la que no hay libertad. Es algo que damos por sentado en muchos aspectos, y tenemos la suerte de contar con ello. Lo que he intentado hacer con estos temas de democracia y opresión, que son muy ricos y complejos, pero no necesariamente entretenidos, es meterlos de tapadillo en lo que es, en esencia, o al menos espero que lo sea, una película de ciencia ficción sumamente amena”.

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