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INFORMACIÓN
Titulo original: Cien Años De Perdón
Año Producción: 2015
Nacionalidad: España, Argentina, Francia
Duración: 96 Minutos
Calificación: No recomendada para menores de 12 años
Género: Thriller
Director: Daniel Calparsoro
Guión: Jorge Guerricaechevarría
Fotografía: Josu Inchaustegui
Música: Amy Marie Beauchamp, Jose Cancela
FECHAS DE ESTRENO
España: 4 Marzo 2015
DISTRIBUCIÓN EN ESPAÑA
20Th Century Fox


SINOPSIS

Seis hombres disfrazados atracan la sede central de un banco. Lo que iba a ser un robo rápido y limpio se complicará ya que nada saldrá como estaba planeado, provocando desconfianza y hasta serios enfrentamientos entre los dos jefes de la banda...

INTÉRPRETES

LUIS TOSAR, RODRIGO DE LA SERNA, RAÚL ARÉVALO, JOSÉ CORONADO, PATRICIA VICO, MARIAN ÁLVAREZ, JOAQUÍN FURRIEL, LUCIANO CÁCERES

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   El noveno largometraje del director Daniel Calparsoro es un thriller que no se parece a ninguna otra película de robos por la riqueza de los elementos que conforman su trama de intriga, el retrato de los personajes que la protagonizan y la calidad de su producción. Con guión de Jorge Guerricaechevarría (El Niño, Celda 211) ya el título de la película sugiere que no se trata de una historia convencional de suspense ambientada en un banco, que de la percha del thriller cuelgan propuestas más transgresoras.
 
“Mientras trabajábamos el título era “El Robo”. Cuando las cosas empezaron a fraguar, y comprendimos qué robo queríamos contar, qué implicaciones tenía a otros niveles, cómo se mezclaban dos mundos, de repente pensamos que CIEN AÑOS DE PERDÓN contaba bien la película”, dice Jorge Guerricaechevarría.
 
Concebida como una cinta de entretenimiento al estilo más clásico, director y guionista barajaron inicialmente la posibilidad de un grupo similar a los panteras rosas para la banda de atracadores. Sin embargo los protagonistas hubieran tenido que hablar en un idioma diferente, creando distancia con el espectador. En la investigación de atracos míticos el guionista dio con varios robos sucedidos en Argentina, e inspirándose lejanamente en ellos los autores concluyeron que resultaría más interesante que los ladrones hablaran en español.
 
“CIEN AÑOS DE PERDÓN es una historia de secretos, una película sobre un secreto y la fuerza que puede tener ese secreto”, dice Daniel Calparsoro. “Ese cadáver que todos guardamos en el armario y que puede tener la fuerza de acabar con una amistad, de romper una relación, de hundir un gobierno”.
 
Juan Gordon, productor de Morena Films dice: “CIEN AÑOS DE PERDÓN no se queda en el simple atraco a un banco. Da igual que sea una película de terror, una comedia, un drama, un thriller…lo que queremos es que cuente algo que tiene que ver con la sociedad de nuestro tiempo y que le llegue al público que la ve”.
 
La película mezcla numerosos elementos reales y ficticios, entre ellos la cultura del cine de robos  que tanto a Daniel Calparsoro como a Jorge Guerricaechevarría les encanta. Y algo más, como dice Emma Lustres, productora de Vaca Films: “Es una película que pone sobre la mesa muchísimos temas relevantes y al mismo tiempo actuales, y lo hace con mucha personalidad. Es una película sobre la sospecha. Es una película sobre la lealtad en distintos extractos de la sociedad española”.
 
CIEN AÑOS DE PERDÓN es una película llena de capas, cuyo nivel de lectura se adapta como un guante a cada espectador.
 
“El espectador va a entrar en una película de un atraco a un banco, un clásico, un género que funciona muy bien en todo el mundo. Y poco a poco, a medida que la historia avanza, se va dando cuenta que aquello que esconde el banco no son sólo los ahorros, el dinero, sino que hay algo más”, dice Álvaro Augustin.
 
Guionista y director se impusieron la tarea de sorprender al espectador en cada minuto de la película, y por eso consideraron prioritario a la hora de escribir la historia conseguir unos personajes poderosos que guiaran al espectador a lo largo de esta intensa aventura.
 
“Creo que Jorge es el Azcona de hoy en día, el Azcona del siglo XXI. Es una persona que sabe reflejar muy bien la sociedad española. Y creo que es un guionista que combina a la perfección la técnica del guión con la profundidad de los personajes y con hacer las historias muy nuestras”, dice Emma Lustres.
 
“Los dos, cada uno en su dominio, son maestros de su género. Calparsoro como director que tiene una dilatadísima trayectoria, sobre todo de películas de este género que maneja muy bien, de acción y de thriller. Y Jorge Guerricaechevarría que es uno de los mejores guionistas del mundo”, dice Ghislain Barrois.
 
Si encontrar esa idea única para el atraco resultó un reto para guionista y director, convertir el guión en imágenes y encontrar el reparto perfecto constituyó también un desafío para el equipo. Guionista, productores y actores coinciden en destacar la importancia de tener una visión clara y un músculo cinematográfico poderoso como el de Daniel Calparsoro para dar sentido a una propuesta de la ambición artística de CIEN AÑOS DE PERDÓN.   “Daniel aporta una visión global de la película, una capacidad de crear atmósferas de alta tensión, con mucho ritmo y una gran dirección de actores. Por muy claras que tenga las ideas, sabe escuchar y siempre tiene el tiempo y el momento para poder discutir opciones alternativas, que puede venir desde la sugerencia de un actor o de un jefe de departamento o de un productor”, dice Juan Gordon.
 
“Es una fuerza de la naturaleza en sí, no necesita nada para mantener a raya a todo un equipo y menos a un equipo de actores. Tiene un carácter espectacular. Tiene una autoridad innata que le viene muy bien para ser director. Es muy divertido y además es un tipo de una honestidad brutal”, afirma Luis Tosar. “Es un toro”, confirma Joaquín Furriel, “exige adrenalina en cada detalle”.
 
“Tiene esa capacidad, ese ritmo necesario para el thriller, para conseguir que todo parezca, que fluye de una manera muy natural dentro de las escenas. Y a la vez ha conseguido darle el espacio a los actores para que también puedan desarrollar los personajes”, dice Jorge Guerricaechevarría.

  El amplio arco de personajes que sostiene la trama de CIEN AÑOS DE PERDÓN ha impulsado al equipo de la película a cruzar el océano Atlántico para realizar cientos de pruebas. Pruebas de una precisión y complejidad que ha requerido de la involucración de varios departamentos, desde dirección y producción a guión y responsables de casting.
 
“Los protagonistas son hombres y mujeres que están dispuestos a todo por conseguir lo que quieren”, dice Luis Tosar. “Unos van por un lado y otros por otro, pero el objetivo es básicamente el mismo. Algunos tienen un espíritu más libre y al mismo tiempo más deleznable pero entre ellos hay amistad, aprecian la generosidad y tienen un sentimiento de grupo. En los otros también aflora ese sentimiento de grupo pero por razones mucho más extrañas, por un concepto que tiene más que ver con el sistema, con que las cosas sigan igual.”
 
“Y cada uno de los personajes tiene en la historia un papel clave. Si quitas a uno de esos personajes, la historia se tambalea, no la podrías contar”, dice Emma Lustres.
 
“Esta película tenía la particularidad de estar protagonizada por una banda, y había que formar esa banda de verdad”, dice Joaquín Furriel.
 
Ese particular equilibrio viene dado en buena medida por la tensión entre dos de los componentes de la banda de atracadores: El Uruguayo y El Gallego, dos tipos muy competitivos que nunca descansan, dos tipos que se admiran mutuamente y que a su manera son complementarios.
 
“Uno es pura víscera, energía en estado puro y el otro es el frio, el calculador”, dice Luis Tosar. “Siento una profunda admiración por el trabajo de Rodrigo de la Serna. Los argentinos tienen algo con la actuación que es sobrenatural. Cuando ya parece que no puedes dar más, cuando ya parece que no se pueden hacer más tomas, que no se puede extraer más jugo de una secuencia, el tipo consigue todavía dar otra vuelta”.
 
“El Uruguayo se relaciona con el resto de los atracadores, con cada uno de una manera particular”, dice Rodrigo de la Serna. “Estoy seguro que leyó manifiestos de psicología. Sabe quién es el portavoz del grupo, el líder, el emisario. Sabe que esos roles pueden variar y modificarse. El vínculo más hondo que tiene es con El Gallego, que es al que más admira por su inteligencia”.
 
“La película empieza con un líder y a partir de que las cosas se ponen feas, el ingeniero que interpreta Luis Tosar es quien realmente aporta las soluciones más imaginativas para poder salir del aprieto en el que están, y el que toma con autoridad la responsabilidad de conseguir escapar del banco con el botín”, dice Juan Gordon.
 
CIEN AÑOS DE PERDÓN es una historia de personajes al límite que muestran muchas caras diferentes, incluso cuando llevan las máscaras para no ser identificados.
 
“Es difícil ver en una película que los personajes duden y en esta se consigue. Por eso me interesa. Ellos mismos se plantean las cosas. No solo lo haces tú como espectador dices: ah, mira, el malo, el bueno, el regular y el gracioso. Aquí de repente se unen las tramas y el que es malo, es bueno; el que es gracioso ya no lo es tanto, y eso es lo bonito”, dice Marian Álvarez.
 
“El guión es excelente: brillante, contundente, sorpresivo y además tiene algo que a menudo hace falta en los thrillers, el humor, representado por El Loco”, dice Patricia Vico. “La película es una historia de amistad, de lealtades, de personajes con corazón”.
 
En un thriller de alta tensión como CIEN AÑOS DE PERDÓN hay espacio también para darle un respiro al espectador a través del humor. Como dice el guionista Jorge Guerricaechevarria: “En esta historia hay dos elementos sorpresa. Uno es lo que hay en la caja o lo que se supone que hay en la caja, y el otro es El Loco”.
 
“Ese personaje da el “comic relief”, ese desahogo cómico en una película de mucha tensión. Tiene algunas partes muy divertidas dentro de una película absolutamente seria y tensa”, dice Juan Gordon.
 
“El Loco hace que esta trama entre en un absurdo total. Es un personaje que creció muchísimo. Joaquín hizo un trabajo espectacular, agarró al Loco que ya estaba bien escrito en guión y este empezó a hacerse muy grande”, dice Luis Tosar.
 
“CIEN AÑOS DE PERDÓN  es una película que tiene un sentido del humor importante, es una película con una carga humana importante y que el espectador disfruta al verla”, dice el director.
 
“El espectador se va a encontrar con una película cautivante, entretenida y con una factura técnica de nivel internacional”, dice Matías Mosteirín.

  Los atracadores de CIEN AÑOS DE PERDÓN  atraviesan la puerta del banco y entran en una dimensión diferente, porque ese banco, como muchos bancos esconde mucho más que dinero, y quién mejor que la directora de la sucursal para saberlo. Ella abre la caja de Pandora oculta dentro de la cámara de alta seguridad de la sucursal.
 
“Sandra tiene un as en la manga y se lo va a jugar todo a esta carta porque se siente traicionada. Es un personaje que no asume que sus jefes la hayan traicionado despidiéndola, y como tiene una información privilegiada, la usa dando un giro a toda la trama”, dice Patricia Vico.
 
“No sabemos lo que hay en la caja, pero es tal el miedo que tienen a que se pueda descubrir lo que ellos saben, lo que realmente quieren ocultar, que lo proyectan sobre ella”, dice Jorge Guerricaechevarría. “Es ese miedo de cuando no estamos seguros de si la gente tiene la información o no, que nos hace sospechar que todo aquel que piense más allá de lo que hay nos va a convertir en culpables de algo”, dice Álvaro Augustin.
 
“Ellos fantasean con lo que pueda haber en la caja. Fantasean como cualquier pirata con el tesoro”, dice Luis Tosar.
 
“Simboliza el poder, y eso es muy goloso. Es el estigma de la sociedad en la que vivimos hoy en día. Da igual todo lo demás. Yo quiero esa caja, quiero el poder y quiero hacer lo que yo quiera”, dice Marian Álvarez.
 
“Dentro de esa caja está lo que la mayoría de nosotros quisiéramos eliminar de esta sociedad”, dice Josu Inchaustegui, director de Fotografía.
 
“Todos son opacos, todos son tramposos”, dice Daniel Calparsoro. “El grupo de atracadores tiene un plan muy opaco, ellos son opacos y se engañan. La directora tiene un plan propio porque quiere quedarse con una parte del botín. Los políticos tienen opacidad no sólo hacia el público y los medios de comunicación sino hacia ellos mismos porque se engañan. Cada uno de los policías tiene su propia agenda. No sabes quién roba a quién”.
 
Como en las mejores ficciones, en CIEN AÑOS DE PERDÓN se oyen ecos de realidad.
  
“Cada día hay más grabaciones, cada día hay más espionaje, cada día hay más gente que se estudian los unos a los otros. Todos los partidos políticos están intentando obtener la mayoría de trapos sucios de sus adversarios y jugar con ellos como si estuvieras en una mesa de póquer. Juegan con eso”, dice Jose Coronado.
 
“La película habla de algo que conocemos todos, del poder de la información”, dice Patricia Vico, “de cómo una información lo puede poner todo patas arriba, incluso a un gobierno. En ese juego de desinformación, lo que contiene esa caja “negra” hace que el poder pase del gobierno a los atracadores”.
 
“¿Quién es menos transparente?”, se pregunta Raúl Arévalo, “Es lo que no está claro y eso es lo que me gusta: ese arco de la película en el que los atracadores, que son los malos o parecen los malos de la historia, se quitan las máscaras y empiezan a ser más claros, y  justo en ese momento los de fuera empiezan a ser menos claros. Y todo ese traspaso del bueno al malo y del malo al bueno que está en varios de los personajes me parece lo más interesante”.
 
“Los negociadores son personajes muy oscuros, personajes que te llevan a una España de otros tiempos, que pertenece a un mundo extraño que tiene que ver con el ejército, con la inteligencia secreta. Es una especie de ente raro. Hay un reflejo de una trama de poderes políticos que resulta familiar, extremadamente familiar”, dice Luis Tosar. “Aparte de la trama política la película habla del trabajo en equipo, habla de intentar poner de manifiesto que hay gente que puede tener sus maldades pero que la maldad por excelencia está en las altas instancias”, dice Jose Coronado.

  El rodaje de CIEN AÑOS DE PERDÓN tuvo lugar durante ocho semanas en localizaciones de Buenos Aires, Canarias y Valencia. Previamente, Buenos Aires sirvió también de escenario para buena parte del casting.
 
“Hicimos tres viajes a Buenos Aires y estuvimos haciendo muchísimas pruebas a distintos actores. Teníamos bastante flexibilidad porque el grupo podría pertenecer a un nivel de edad parecido pero no pasaba nada si de repente había alguien que era un poco más joven o más mayor. Eso nos abrió el rango de las pruebas. Y la verdad es que estamos encantados con el resultado”, dice Juan Gordon.
 
“Rodar en Argentina era clave para la producción de la película. Y esa circunstancia nos facilitó el acceso a fuentes de financiación internacionales”, dice Emma Lustres.
 
Rodar en dos hemisferios, donde las estaciones se enfrentan, las texturas se distancian y los profesionales técnicos se duplican, conlleva un esfuerzo de coordinación para el Director de Fotografía de cualquier producción.
 
“Josu Inchaustegui y yo hablamos de mezclar frío y calor. Y hablamos de hacerlo de tal manera que el espectador tuviera una sensación de frialdad en el ambiente pero que sin embargo los rostros fueran cálidos. Y hablamos de hacer eso en unas secuencias y de hacer lo contrario en otras. Para conseguir una sensación metálica, para conseguir una sensación agresiva porque queríamos que fuera una película macarra pero que te sintieras a gusto. Y en ese sentirse a gusto es donde entra el tema de la temperatura de color y la sensación de calidez que tiene la película. A pesar de que está lloviendo, a pesar de que es un atraco y se supone que va a ser una peli de tíos duros. De repente te vas envolviendo en la fotografía, que ayuda muchísimo a eso y se genera ese buen ambiente al que me refiero. De repente la película la disfrutas, no la sufres” dice Daniel Calparsoro.
 
“La gran localización de la película es el banco”, dice Josu Incháustegui, “un espacio enorme en el que mantener un ambiente constante se traducía en un esfuerzo de producción por la cantidad de kw que requería, me refiero sobre todo al hall. El resto de los espacios eran más acotados, complicados por ser reales, y eso quiere decir que la caja fuerte, por ejemplo, tenía justo 2m de altura y ningun acceso al exterior con lo cual tienes que buscar soluciones ingeniosas y diferentes para adaptarte a los distintos espacios”. Pero si hay una localización crítica en el rodaje de CIEN AÑOS DE PERDÓN, sin duda se corresponde con las jornadas desarrolladas en la estación en construcción del metro de Buenos Aires que el equipo de producción inundó para sumergir a técnicos y actores en algunas de las secuencias más angustiosas de la película.
 
“El túnel del metro fue otro reto pues sólo tenía una entrada de luz posible y era un espacio muy grande”, dice Josu Incháustegui. .  “Estuvimos viendo la posibilidad de construir esa estación del metro”, explica Juan Gordon. “Y al final conseguimos, después de mucho trabajo y mucho esfuerzo por parte de K&S, que son los socios argentinos, el permiso. Desde la última parada de metro hasta el final del túnel había unos 200 metros adicionales de vía, donde se construyó  un muro de contención que retuviera el agua para así inundar físicamente el túnel”.
 
“Nos cedieron una estación gigantesca, grandiosa. Era verano, y mi segunda o tercera intervención en el agua, que es algo que odio bastante. Es una especie de fantasía no realizada de los directores, rodar bajo el agua. Intentan hacerlo y ahogar a los actores”, dice Luis Tosar (risas).
 
“En diciembre es cuando empieza el verano en Argentina. Hacía mucho calor”, dice Daniel Calparsoro. “Y se llenaba de mosquitos, había que echar mucho cloro al agua. Era bastante duro para los actores y para el equipo que se tenía que meter. Pero luego veías las imágenes y eran sobrecogedoras. Hubo muchos momentos que pensamos que no íbamos a conseguirlo y que igual había que cambiar el guión. Y esa era una de las ideas centrales cuando empezamos el proyecto: lo que ocurre en el metro”.

   CIEN AÑOS DE PERDÓN se estrenará en marzo de 2016. El equipo de la película está preparado para transmitir a los espectadores los valores de esta producción internacional bien anclada al mismo tiempo en la actualidad española.
 
“Yo creo que es una apuesta que no se ha hecho en España respecto a este género en concreto que mezcla el robo con la política ficción. Y es una oportunidad para disfrutar con nuestros atracadores”, dice Jorge Guerricaechevarría. “Burlar al banco, burlar a la policía, burlar a la ley. Hay algo dentro de todos nosotros que, aunque seamos personas de orden, nos hace disfrutar viendo a otros cómo lo hacen”.
 
“¿Quién es el culpable aquí? ¿Quién roba a quien? ¿Quién está involucrado y quién está pringado en esta historia? Porque todos los que pasan por la película en un momento dado tienen algo que esconder”, dice Álvaro Augustin.
 
“Es justamente la pregunta que se hacen todos, durante toda la película: ¿Quién está robando  a quién?”, dice Ghislain Barrois.
 
“Y nunca mejor dicho hablando de políticos, de banqueros, de atracadores, de policías y en general de la sociedad española”,  dice Emma Lustres.
 
“Ni toda la policía es tonta, ni los polis son todos buenos, ni los ladrones siempre malos. Esto es muy interesante. Al final es una historia de individuos”, dice Luis Callejo.
 
“No es una película en donde ves venir el final. Da muchos giros, te sorprende”, dice Juan Gordon. “Y creo que lo mejor es que al final, el verdadero malvado es mucho peor que los pobres buscavidas que entran al banco con sus escopetas”.
 
“No te da respiro”, afirma Joaquín Furriel, “se van sucediendo las cosas y todos los conflictos tienen un desenlace que sorprende. Como espectador me sentí en una película de tanta acción que me hizo olvidar que formo parte de ella”.
 
“Me parece muy difícil lograr una película de acción tan bien narrada como esta, con tanta contundencia”, dice Rodrigo de la Serna. “Porque es una película donde hay acción y suspense, pero los vínculos humanos están muy bien narrados. Hay muchas dimensiones siempre en el marco de una película de acción. Me parece que es un gran logro por parte de Daniel, y estoy orgulloso de haber hecho una de atracos y de acción porque no es un género nada fácil”.
 
“Daniel ha sabido darle a la película la dosis justa de tensión, de suspense y de humanidad a los personajes para que todos resulten creíbles y todos estemos jugando a lo mismo”, dice Patricia Vico.
 
“Yo creo que va a ser de esas películas en las que el espectador está como loco intentando que ganen los malos”, dice Jose Coronado.
 
“El espectador se va a encontrar un thriller maravilloso, una película muy frenética pero con un tempo muy tranquilo. Es una cosa que me sorprende mucho y que me parece muy magistral por parte de Daniel”, dice Luis Tosar.
  "
Igual este mundo es una mierda pero de vez en cuando hay uno que se sale con la suya. Y en el caso de CIEN AÑOS DE PERDÓN tú, como espectador, tienes la sensación de que te has salido con la tuya”, dice Daniel Calparsoro.

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