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LA PRODUCCIÓN...
Como suele ocurrir en mis películas, todo comenzó con una imagen: unos perros encerrados en jaulas que eran testigos de la explosión de la bestialidad humana. Esta imagen es de hace diez años cuando pensé por primera vez en hacer la película. Pero ¿realmente en aquel momento era exactamente “esta” película? Es difícil de decir porque Dogman ha ido evolucionando conmigo, convirtiéndose continuamente en algo nuevo y diferente. Algunas de las ideas iniciales se han mantenido pero no creo que hayan conservado el sentido más profundo de la historia que yo quería
contar entonces.
'Dogman' no es únicamente una historia de venganza, incluso aunque esta tenga un papel importante en ella. Tampoco es una variación del eterno tema de la lucha entre el débil y el fuerte. Pero sí es una película que, incluso con su historia extrema, nos hace enfrentarnos a algo que tiene que ver con cualquiera de nosotros: las consecuencias de las elecciones que hacemos a diario para sobrevivir, de las afirmaciones que en un momento dado hacemos y que nos llevan a no poder negarnos nunca más y de la diferencia existente entre quienes somos y quienes creemos que somos. Es por esta reflexión por lo que considero Dogman una película universal, ética pero no moralista. Pero quiero dejar claro que hay una gran distancia entre la historia que cuento y los titulares que la inspiraron. Todo, absolutamente todo, desde las localizaciones, los personajes y su psicología se han transfigurado en la película.
También quiero subrayar la importancia de haber encontrado a Marcello Fonte para el papel principal. Su dulzura y su rostro, que parece provenir de una Italia que tiende a desaparecer, ha contribuido de manera decisiva a dejarme claro cómo tratar un tema tan turbio, que durante años me ha atraído y repelido, pero también como tratar al personaje que quería mostrar: un hombre que en su intento de redimirse tras una vida de humillación se siente decepcionado por haberse liberado a sí mismo y por haber liberado a sus vecinos e incluso, quizás al mundo, a pesar de que este permanezca exactamente igual o incluso indiferente.