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NOTAS DEL DIRECTOR...
Esta historia comenzó a germinarse en mi cabeza durante la fase de documentación de un guion sobre un famoso caso de asesinato que ocurrió hace muchos años en España y en el que se forjó una relación amorosa -que necesariamente hubo de desarrollarse en una habitación de vis-avis en una prisión- entre el acusado del crimen y una mujer que se enamoró de él.
Siempre me ha intrigado la personalidad de quienes se enamoran de asesinos/as convictos y hacen de su defensa una cruzada personal. ¿Qué es lo que les lleva a sacrificar sus vidas por alguien que pasará la mayor parte de la suya en la cárcel y con los que sólo podrán compartir una hora al mes en una triste habitación carcelaria? Y por otro lado, ¿qué es lo que lleva a esos hombres convictos, acostumbrados a convivir con el mal (ya sean culpables o no del crimen que se les acusa) y normalmente maltratados por un sistema carcelario corrupto y deshumanizado, a todavía seguir creyendo en la posibilidad de una redención afectiva con una mujer (en muchos casos una desconocida)?
Este proyecto también nace desde la admiración hacia ciertas famosas películas de origen teatral en las que un puñado de personajes se siguen, persiguen y despellejan en un par de localizaciones como ratones en un laberinto. Clásicos como “La Huella” o “La Duda”, llenos de intriga, de juego de caretas y máscaras, de giros de trama sorprendentes, han sido para mí siempre una referencia de cine inteligente y ambicioso.
Siendo éste un proyecto claramente actoral, el trabajo a fondo con los actores será clave para su éxito. En ese sentido, estamos apostando por unos actores absolutamente volcados con el proyecto de larga trayectoria tanto cinematográfica como teatral.