PREMIOS Y FESTIVALES

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INFORMACIÓN EXCLUSIVA

   En septiembre de 1992, Ron Woodroof sucumbió a las complicaciones causadas por el SIDA. Siete años antes, le habían dado 30 días de vida. Un mes antes de la muerte de Woodroof, el guionista Craig Borten fue desde Los Angeles a Dallas, Texas, para reunirse con él y comenzar a trabajar para contar la historia de Ron para una película que tardaría 20 años en ser realizada.
  Borten se sintió atraído por la historia de Ron, y la del Club de Compradores de Dallas, después de haber sido recomendada por un amigo. A Ron le habían diagnosticado V.I.H. en el año 1985, en el momento álgido de la creciente conciencia sobre el problema del SIDA. El síndrome ya había devastado la comunidad gay de la nación durante cuatro años; este mujeriego y machista electricista fue uno de los millones que veían el SIDA sólo como una “enfermedad gay.”
  A la edad de 35 años, el orgulloso hijo de Texas se encontró rechazado y condenado al ostracismo por sus amigos y compañeros de trabajo. Se estaba muriendo y casi en la quiebra. Sin embargo, estaba decidido a sobrevivir y, contra todo pronóstico, no sólo sobrevivió, sino que prosperó y ayudó a salvar vidas.
  En los siete años transcurridos desde su diagnóstico, Ron se convirtió en una enciclopedia andante de medicamentos anti-virales, juicios y patentes farmacéuticas, la reglamentación de la ADA (Administración de Drogas y Alimentos) y las decisiones de los tribunales. Estaba luchando por los derechos de los pacientes, incluso para el acceso a medicamentos y tratamientos alternativos.
  Después de escribir cartas que quedaron sin respuesta, Borten llamó por teléfono a las oficinas del Club de Compradores de Dallas. Ron se puso al teléfono y le dijo al escritor que se pasase a verle al día siguiente.
  Borten consideró que la historia de un vaquero homófogo que, de repente, increíblemente se encontró en la vanguardia de la lucha contra la pandemia del SIDA era profunda y única. El guionista dice, “Cuanto más oía, más irresistible encontraba la historia. Lo que me interesa es que este hombre va de ser sumamente intolerante a que sus amigos más cercanos le rechacen - a continuación evoluciona y aprende lo que es la amistad y lo que significa. Aquellos que lo aceptan y lo apoyan son pacientes seropositivos y con SIDA, de los cuales la mayoría son gais".
  Borten pasó varios días con Ron, grabando con un dictáfono más de 20 horas de entrevistas con él en el Club de Compradores de Dallas.
 Después de que Ron muriera, el relato de su historia – la de auto-conservación egoista y la de lucha por los derechos- comenzó su propio camino inesperado. Borten continuó haciendo más investigación y siguió escribiendo. Una vez seguro de que había relatado fielmente la historia de Ron en forma de guión, le dio el guión a un amigo cercano, el productor Robbie Brenner, para que lo leyera.
  “Me enamoré al instante”, dice Brenner. “Que increíble viaje vivió Ron. La historia es muy humana en todos los niveles. Debido a quien era Ron, cómo fue criado y de donde venía, tenía la voluntad de preguntar y de luchar contra la adversidad y la tragedia. Cuando fue diagnosticado con SIDA, fue capaz de ver la vida a través de un prisma distinto; cambió el curso de la misma, afectando a otras personas y ayudándoles. Sin embargo, no se propuso hacer esas cosas. Sólo trataba de sobrevivir.
  “El guión me recuerda a las películas que me gustaban y que tenían trascendencia. Le dije a Craig que quería producir esta película.”
 Esto fue en 1997, cuando Brenner era productor ejecutivo en un estudio donde se llevó a cabo el desarrollo del proyecto, pero no se realizó. Borten recuperó los derechos, exhibió el guión, lo reescribió, añadiendo material basado en nuevas investigaciones.
  En 2000 se asoció con Melisa Wallack, para rectificar el guión. Juntos simplificaron el enfoque de la historia, reduciendo los volúmenes de información y opiniones para centrarse en la historia de la odisea de aquel hombre. Borten recuerda, “Lo redujimos al punto de vista de diferentes personas.”

  Una vez Craig Borten y Melisa Wallack tuvieron un nuevo borrador del guión escrito, 'Dallas Buyers Club' entró en fase de desarrollo activo en un estudio, esta vez durante casi una década. Pero no se hizo. Cuando la cláusula de recesión de la WGA le devolvió los derechos a los dos guionistas en 2009, el dúo buscó a Robbie Brenner nuevamente. A pesar de que su guión se había ganado un montón de seguidores en los últimos años, ninguno de ellos habían permanecido tan entusiastas como Brenner.
  Borten dice, “Cada vez que el proyecto daba un giro, Robbie decía, “puedo hacer realidad esta película.”
 Brenner le envió al actor Matthew McConaughey el guión de Borten y Wallack, para ver si el Tejano estaría interesado en interpretar a otro hombre nacido en Texas.
“Me pregunté, “ ¿Quién es Ron Woodroof?” y en mi mente, era Mathew”, dice Brenner. “Como Ron, él es de Dallas, es guapo y tiene un brillo en la mirada. Mathew también tiene intensidad e inteligencia como Ron, mezclado con el carisma de un vaquero y espíritu de combate. Era más que perfecto para el papel”.
  Cuando McConaughey leyó por primera vez el guión encontró “una gran historia que emanaba de las páginas. Creo que es muy humana, sin sentimentalismos. Nunca había leído un guión que abordase la cuestión desde este punto de vista.
  Los dos productores buscaron un pensador creativo que se sintiese de la misma manera, y Brenner pensó que el galardonado cineasta canadiense, Jean-Marc Vallée, era a quien merecía la pena acercarse.
  Vallée ya estaba trabajando en otra película, 'Café de Flore', pero quedó anonadado al enterarse de la historia Woodroof. “Me impresionó”, dice el director. “Me siento atraído a los guiones enfocados en personajes, y este era emotivo e inspirador. Me encantó el guión al instante. A pesar de todos sus defectos, me enamoré de Ron y yo creo que el público lo hará también.”
  A mediados de 2012, la pre-producción estaba en marcha. Vallée pidió a jefes de departamento y actores que vieran el galardonado documental de 'How to Survive a Plague'. Comenta, “es una gran película, que fue muy útil como referencia, mostrando los primeros años de los grupos de defensa de SIDA. Fueron indispensables”. 
 
  Hacer una película con un rodaje de 25 días supuso un ajuste para todos los interesados. Pero para el director de 'Dallas Buyers Club', Jean-Marc Vallée, fue también la oportunidad para maximizar cada minuto del rodaje de una forma que nadie podía haber previsto: no añadía florituras a nada.
  Vallée redujo su dependencia de la iluminación artificial para 'Café de Flore', que fue rodada íntegramente a mano y con una cámara digital RED. Durante la producción, la mitad de las escenas fueron iluminadas con luz artificial y la otra mitad no. El director comenta que: “ahora yo tenía una oportunidad perfecta para tratar de rodar una película entera sin luces artificiales, utilizando una cámara digital Alexa. Al igual que la RED, la Alexa ofrece un amplio espectro de colores y sombras, aún en las condiciones de iluminación natural más oscuras”.
  “Sentí que el enfoque era el adecuado para este proyecto. El aspecto y la sensación es que estábamos capturando la realidad; aunque 'Dallas Buyers Club' no es un documental en contenido o estructura, podía tener una calidad sutil. Hemos rodado la película 100% a mano con dos lentes, una de 35 milímetros y una 50 milímetros. Estas pueden acercarse mucho a los actores y no sesgar las imágenes. [El director de fotografía] Yves Bélanger ajustó en cada escena 400 o 1600 ASA [velocidad de la cámara], mostrando diferentes balances de color.”
  El diseñador de producción nominado al Emmy John Piano, trajo lámparas de trabajo que se fundían en las escenas y añadían luz. Aun así, nos dice Vallée que, “por lo general lo hicimos con luz natural. Debo dar crédito al trabajo del equipo de diseño de John y mis compatriotas de Yves, Montreal como mi primer asistente de cámara, Nicolas Marion y la supervisora del guión, Mona Medawar. ¡Me han ayudado a ser capaz de rodar sin nada preestablecido y hacer un seguimiento de todo!”
  Bélanger revela que, “Hemos tenido nuestro principal equipo de cámaras, pero esta ha sido mi primera película americana. Al mismo tiempo, Jean-Marc y yo nos conocemos y hemos trabajado juntos durante las dos últimas décadas, pero este fue nuestro primer largometraje juntos”.
  Vallée dice entusiasmado, “Yves es una enciclopedia de cine. Además, tiene una forma de sentir las escenas y a la luz de tal manera que sabe cómo proceder con creatividad.”
  El director de fotografía comenta, “para las escenas de anuncios en las que Jean-Marc y yo hemos colaborado, hemos desarrollado un estilo de trabajo con la luz disponible y trabajando con ella. Dallas Buyers Club comienza a partir de esa base, y no hicimos uso de ninguna cámara trípode o dollys para hacer esta película”.
  El director opinó que podía hacer la película en este nuevo estilo debido a la sólida base del reparto, los miembros del equipo y los detalles. Robin Matthews y su equipo de maquilladores, Adruitha Lee y su equipo de peluquería, y los diseñadores de vestuario Kurt y Bart y su departamento trabajan en estrecha colaboración. Más allá del documental 'How to Survive a Plague', todo, desde fotografías, panfletos de clubs y la documentación de las reuniones de los activistas fueron consultados. La publicación gay del Dallas Voice resultaron ser un recurso particularmente valioso.
  Mientras que la ambientación de los 80 y la investigación nos haya hecho desear poner todas nuestras canciones favoritas de la época, en 'Dallas Buyers Club' no hay ninguna banda sonora original y sólo un poco de música ambiental; el drama de Ron tiene su propio ritmo.
  Teniendo en cuenta el estilo de rodaje y el horario, la ubicación de interiores y exteriores tuvieron que estar preparados para que el director y los actores estuvieran libres de moverse por casi cualquier lugar, cada lugar, cada cosa, y todo el mundo tenía que estar listo para cualquier cosa cuando llegase el momento de rodar. Los escenarios de interior estaban completamente decorados y a punto. Esto era a diferencia del método tradicional de puesta en escena donde, después de un establecimiento o plano general, los ángulos específicos y movimientos de cámara son filtrados con luces y el equipo espera justo detrás o al lado de lo que ve la cámara. Sin las habituales barreras físicas en forma de equipo, raíles e iluminación, había menos personas que pudieran estar en plató; en 'Dallas Buyers Club', el equipo, y cualquier otra cosa que no pertenecieran a la fotografía se encontraban fuera, a la vuelta de la esquina, o en otra habitación cerca.
  Vallée comenta, “Con frecuencia, no habría nadie en la habitación aparte del cámara, el técnico de sonido, los actores, y yo. Confiaba ciegamente en las emociones que había sobre la página y los actores frente a la cámara.”
  Con el tiempo que normalmente se gasta en iluminación y maquillaje y los cambios de vestuario, la preparación, el ritmo, la dinámica de trabajo de cada departamento y miembro del equipo cambiaron por completo; se parece más a una obra de teatro, con actores moviéndose por un escenario, que al de un rodaje. Pero a diferencia de las pocas horas de servicio para una actuación, el equipo de Dallas Buyers Club debían mantener un alto ritmo de 12 a 18 horas diarias.
  “Ha sido un correr constante”, comentan Kurt y Bart. “No hubo ninguna de las habituales interrupciones o margen de maniobra entre escenas, por lo que varias cosas se desarrollaban simultáneamente todo el tiempo - encargándose de la escena actual, leyendo la siguiente y preparando las que seguían. Páginas y páginas de diálogo y escenas se rodaban cada día. Da la sensación de que rodamos 40 días de rodaje en 25.”