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“Divergente” es una novela juvenil sumamente popular escrita por la autora primeriza Veronica Roth, que logró situarse en lo más alto de la lista de bestsellers del New York Times tras su publicación en mayo de 2011. “Divergente” fue votada “libro favorito del año” por los lectores de Goodreads. Roth escribió el libro mientras aún era estudiante en la Universidad Northwestern.
Tras “Divergente”, Roth escribiría la novela “Insurgente”, que también logró ocupar el primer puesto en determinadas listas de bestsellers del New York Times. Posteriormente, llegaría “Leal”, el último libro de la serie, que consiguió ser el nº 1 en la cadena Target, nº 1 en Australia, nº 4 en Reino Unido y nº 1 en independientes de EE. UU. (en la lista de series infantiles) en su primera semana a la venta. El número total de ejemplares vendidos de la trilogía en todo el mundo ha superado ya los 16 millones.
En 2006, durante su primer año de universidad, a la escritora Veronica Roth se le ocurrió el germen inicial de lo que posteriormente se acabaría convirtiendo en un libro lleno de acción: “Divergente”. “Se me ocurrió la noción de una subcultura de individuos que querían erradicar el miedo en la gente normal, crear personas sin fobias”, explica Roth. “No llegué a escribirlo hasta cuatro años después y tardé seis meses en tener un primer borrador. Después de eso, todo sucedió muy rápido”.
“ Hemos hecho muchas películas basadas en libros y, como productor, siempre andas buscando historias que pueda interesarte contar”, explica Wick. “Lo primero de lo que te das cuenta al leer ‘Divergente’ es que Veronica es una escritora de verdad.
Varios meses después se fichó al realizador Neil Burger para dirigir el proyecto. “Nos reunimos con muchos directores”, agrega Wick. “Trajeron consigo muestras visuales de lo que querían hacer, pero escuchar a Neil resultó muy emocionante. Sobre la marcha, tenía una forma visual de hacerla coherente. Entendía a los personajes y sabía cómo darle plena importancia a los distintos hilos argumentales simultáneamente”.
“El material me permitía crear un mundo futuro, lo que siempre resulta interesante para un cineasta”, admite Burger. “Pero, más que eso, la historia trata sobre la naturaleza humana y sobre lo que está pasando esa joven, que es algo universal”.
El rodaje empezó en exteriores de Chicago, Illinois, el 8 de abril de 2013. Se prepararon múltiples construcciones a gran escala y docenas de localizaciones por toda Chicago, mientras los actores y especialistas pasaron las semanas previas al propio rodaje en un “campamento de instrucción”. Entretanto, se crearon miles de prendas de vestuario en cuatro países distintos, todo ello para trasladar el mundo futuro de Veronica Roth a las calles de Chicago y, de ahí, a la gran pantalla.
El director prefirió no hacer hincapié en los efectos visuales. “Lo difícil al hacer una película ambientada en el futuro es que hay muchos precedentes. ¿Cómo haces para conseguir algo que no se haya visto ya antes? Muchas de las películas recientes ambientadas en el futuro tienen un aire muy infográfico. Decidí ir en dirección completamente contraria”, afirma Burger.
Pese a lo épico de la escala, el director quiere que los espectadores experimenten la historia desde el punto de vista de su protagonista principal, Tris.
“Veronica Roth es una escritora muy cinematográfica y visual”, comenta el productor Pouya Shahbazian. “En su futuro distópico de ‘Divergente’, tomó elementos de esta ciudad que la gente adora en la actualidad y los traspuso a un futuro asolado por la guerra, donde está algo mejorada, pero también conserva un aire nostálgico”.
“En la historia, Chicago sobrevivió a la guerra, e incluso algunas partes salieron indemnes, de modo que el Chicago actual seguiría en gran parte aún en pie, con unas cuantas florituras extra”, sigue describiendo Burger. “Rodamos en las calles de Chicago con nuestros actores a la luz del día, y fue una forma genial de ver el futuro. Intenté hacerlo como si fuera fotografía callejera, pero en una calle de dentro de 150 años”.
La primera semana de rodaje se pasó en el set de entrenamiento de lucha, de algo más de 35 000 metros cuadrados. “Uno de los aspectos asombrosos de venir a Cinespace fue llegar el primer día buscando localizaciones y encontrar que había tres almacenes industriales de aproximadamente 180x180 metros, uno de los cuales lo estaban convirtiendo en platós a nuestro alrededor. Utilizamos uno de ellos, el llamado South Plant, para filmar las escenas de entrenamiento de lucha, cuando estaba completamente vacío.
Kuchler y el departamento artístico utilizaron luces de plasma y ledes tanto como fuentes de luz como decoración en los sets de Osadía, que también sirvieron como elemento unificador.
Los productores contrataron al conocido coordinador de especialistas Garrett Warren para supervisar la acción de especialistas del filme. Warren se trajo consigo a su colaborador habitual desde hace tiempo, el coordinador de lucha JJ Perry, para ayudarle a coreografiar las secuencias de lucha y preparar a los actores.
“Por mucho que coreografiáramos las peleas, aún queríamos que siguieran pareciendo muy naturales”, asegura Warren.
“Carlo Poggioli es un diseñador de vestuario asombroso”, asegura Burger. “Lo que intentábamos hacer con el vestuario es ser simplemente capaces de entender que las personas pertenecen a distintas facciones, pero queríamos que pareciera real. No queríamos que diera la sensación de ser un uniforme. A Carlo se le ocurrió un estilo muy individual casi para cada persona, ya fuera un personaje principal o un extra de fondo”.
Poggioli llegó a Chicago en enero de 2013 simplemente con bocetos y la primera remesa de ropa de Osadía se filmó la segunda semana de abril. Varios talleres en Roma, Budapest, Bucarest, Chicago y Los Ángeles produjeron miles de prendas, para lo que emplearon más de 45 000 metros de tela.
“Tuvimos que producir miles y miles de prendas. Estos trajes no eran como un uniforme con el mismo corte y la misma tela. El problema era que teníamos cinco facciones distintas y para cada una de ellas había que crear un mínimo de mil prendas”, explica Poggioli.
El departamento de vestuario acumuló más de 1300 pruebas de vestuario. “Fue un gran reto, porque tuvimos que inventarlo todo.