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Aunque la novela de Doris Lessing fue escrita en 2003 con personajes de ninguna identidad nacional específica, ella confirmo que los orígenes de la historia, de hecho, son de Australia. La directora Anne Fontaine recuerda que Lessing dijo durante su primera reunión que, "fue un joven australiano que le contado un día la historia y este joven era amigo de uno de los hijos. Le había dicho a Doris que se sintió celoso de no vivir la historia desde dentro". Fontaine sentía que era una manera interesante de acercarse a la película. Es una historia intima lo que se refleja en el pequeño grupo de personajes. La carga narrativa general está entre los dos jóvenes y las dos mujeres, que combinados son fuertes pero independientemente son complejos y vulnerables. Naomi Watts (Lil) señala que es "raro que te den dos grandes personajes femeninos en un guión, en particular de mujeres ricas con profundidad y defectos humanos - así que de inmediato me vi obligada a aceptar el papel en esta historia. El público se pone en posición de tener que juzgar a estas mujeres y luego hacer este tremendo giro de poder perdonarlos y estar dispuestos a abrazar por lo que están pasando". Ya sea realista, o “aceptable”, para dos hombres jóvenes enamorarse de las madres del otro es parte de la belleza inherente del guión y una pregunta que sin duda dividirá a los espectadores. Xavier Samuel (Ian) afirma que "es una situación perfectamente posible. Hay algo un poco peligroso en ello, porque la gente tiene ideas preconcebidas de la edad y las relaciones, pero creo que en esta situación en particular la edad no es realmente un factor para cualquiera de ellos; están enamorados y no hay nada más simple de comprender que eso.”
En manos de otros, tal vez la naturaleza controvertida del material podría abrumar el drama humano, pero los productores apuntan al guión de Christopher Hampton, diciendo que él entregó un guión de corazón con un toque delicado y suave. Y a la dirección de Anne Fontaine, la gestión para evitar ser demasiado críticos al tiempo que se permite a los espectadores comprender a estos personajes dañados, pero en última instancia, muy humanos. Si bien la noción de las relaciones en “Dos madres perfectas” puede ser tabú para algunos, para Fontaine es una " historia de amor optimista – aun no transcurriendo del modo habitual- ya que los personajes son honestos acerca de sus sentimientos y aunque a veces tienen miedo, no se detienen y dicen, no, esto no es posible".