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NOTAS DEL DIRECTOR...
Lo más fascinante del tema era, al principio, la historia en sí misma, extremadamente intrigante y continuamente llevándonos en direcciones inesperadas. Nunca sabes hacia donde se dirige. Justo al comienzo es obvio que en la historia hay un secreto y queremos descubrirlo. Pero solo al final encajan todas las piezas como en un gran puzzle.
Las múltiples capas de los personajes y la complejidad de la historia me fascinó durante años. Los personajes principales de la película son culpables e inocentes a la vez, víctimas y delincuentes, y no consiguen desvincularse del asunto a pesar de su deseo. Viven para encontrar la felicidad en el presente, pero no pueden liberarse de las sombras de su pasado. Este es el drama de su existencia. En el proceso de escritura del guión cada vez me preocupaba más la cuestión de la identidad: Que era verdad, que era mentira, quienes somos y sobre todo, que es lo que yo se del otro.
La novela fue el punto de partida, pero después, trabajando con la novelista Hannelore Hippe y junto a mis compañeros prácticamente reescribimos la historia desde una perspectiva totalmente distinta. Quizás, que la novela y la película se relacionen a la misma historia pero con personajes y escenas completamente diferentes, no haya ocurrido anteriormente en muchas otras ocasiones.
La investigación fue hecha en su mayor parte por la autora de la novela, Hannelore Hippe, especialmente los aspectos relacionados con la misteriosa muerte en la ciudad noruega de Bergen y el destino de los niños Lebensborn en Noruega y su proceso contra el estado. A todo esto yo añadí el visionado de películas, la lectura de libros, conversaciones con especialistas e investigaciones más profundas, junto a mi coguionista alemán Christoph Tolle, de las historias de los niños Lebensborn en Alemania. Visitamos con ellos algunas zonas de Sajonia para escuchar relatos sobre sus destinos y sus esfuerzos por encontrar a sus madres. Muchas de estas cosas se han incluido en la película, incluso aunque a veces no esté explícitamente narrado, pero se puede ver, por ejemplo, en la mirada de Liv Ullmann. También tuve encuentros con miembros de la Stasi, incluso con el famoso agente Werner Stiller. Hablamos sobre muchos de los detalles de mi historia. Las reuniones con los agentes fueron muy emocionantes. Con uno de ellos incluso acabé montado en su coche sin tener ni idea de lo que tenía en mente hacer conmigo.
Todos estos son temas que ejercen mucha presión y tienen mucha fuerza dentro de la narración. Los nazis hicieron distinción judicial entre judíos y arios, provocando la tragedia que se cuenta en la película. Los noruegos, después, distinguieron entre las mujeres emparentadas con alemanes y las que no lo hicieron, y a las primeras empezaron a considerarlas traidoras. Incluso judicialmente. Los hijos de estas uniones con los alemanes, empezaron a ser vistos como “hijos de la vergüenza” y fueron discriminados. La Stasi hizo uso de todo esto para sus propios propósitos…
La política en ‘Dos vidas’ reside en el estilo narrativo, además del aspecto fundamentalmente político del tema. Su estructura va en contra de una ideología que tiende a juzgar el comportamiento de otros de una forma determinada. Siguiendo la acción en el cine, nos preguntamos continuamente: ¿qué haría yo en una situación como esta? Pero aquí no hay ni una sola respuesta. En mi opinión, la película es política y quizás también innovadora. Por todo esto también hablo de ‘Dos vidas’ como una película antibelicista.
La motivación que me permite seguir haciendo películas es el esfuerzo de sumergir al espectador en la narrativa e inspirarle para ver algo nuevo o diferente y, por tanto, para hacer nuevas experiencias agradables y abandonarse a una aventura en el sentido más amplio de la palabra. Esto es lo que yo busco cuando voy al cine. Intento hacer películas que representen de algún modo una cierta postura y espíritu.
CONTEXTO HISTÓRICO Y HECHOS REALES...
'Dos vidas' está basada en hechos reales. El contexto histórico nos remonta al año 1935, cuando el Reichsfuhrer Heinrich Himmler, obsesionado con la pureza racial, fundó una sociedad llamada “Lebensborn e. V” cuya función era seleccionar “miembros de la raza aria” para engendrar hijos que correspondieran con el ideal nazi de ser humano. Cuando la guerra llegó a su fin habían nacido unos 12000 niños Lebensborn, hijos sobre todo de miembros de las SS. Noruega tenía un rol muy especial en la locura de Himmler. Este creía que como descendientes directos de los vikingos, los noruegos tenían valentía, fortaleza y dureza en sus genes, lo que era ideal para los planes de cría de los germanos.
Tras el fin de la guerra, el típico niño ario de los hogares Lebensborn se había convertido en el “bastardo de las SS” que nadie quería. Muchos Lebensborn se dispersaron en el tumulto post bélico. Y no fue hasta los años 60 en que los últimos niños Lebensborn empezaron a resultar interesantes para las Fuerzas de Seguridad de la Alemania del Este y para la Stasi. Como estos muchachos fueron concebidos en su mayoría en encuentros casuales, era complicado reconstruir sus vidas. Y, debido a que nacieron en Noruega, tenían la doble nacionalidad, por lo que ofrecían biografías más que interesantes para la Stasi, que posteriormente intentó reclutarlos para convertirlos en espías. Pero la Stasi fue aún más lejos: robaron la historia de sus vidas e hicieron de ellos espías selectos a medida, que junto a la leyenda perfecta, fueron enviados furtivamente a la Alemania Occidental. Un caso documentado es el de Heinz Hemple, al que le dieron la identidad del niño Lebensborn Ludwig Bergmann y fue enviado, via Alemania Occidental, como espía a Noruega, donde se reunió con su familia y fue reconocido como su hijo. Mientras que el auténtico Ludwig Bergman no pertenecía a ningún partido y vivía una vida normal en la provincia de Sajonia, el falso trabajó durante más de 20 años como espía en Noruega y más tarde en Alemania Occidental. Poco tiempo antes de desenmascararle en 1983, la Stasi le trajo de vuelta a Alemania del Este y desde entonces, el ex-agente ha vivido y trabajado en Sajonia, no muy lejos del auténtico.
No se sabe cuántos espías de la Alemania del Este con biografías Lebensborn robadas estuvieron circulando por Noruega y Europa Occidental. La mayor parte de los documentos relacionados con espías extranjeros fueron destruidos por la Stasi durante la caída del muro de Berlin. Pero lo cierto es que en Noruega, Alemania y otros países europeos hay todavía agentes con biografías Lebensborn viviendo entre nosotros, desconocidos, y que tienen a alguien con el mismo nombre en algún otro lugar.