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NOTAS DEL DIRECTOR...
Para mí, el cine sigue siendo una experiencia y un trabajo tan intenso como la primera vez. Con esta película viajo a Venecia, al igual que hice cuando estaba empezando, con 27 años. Lo increíble del cine es que nunca se sabe nada; es como empezar de cero. Me hacía ilusión llegar a este nuevo punto con En la vía láctea, ya que me daba miedo todo lo que tuve que descubrir en mi primera película, '¿Te acuerdas de Dolly Bell?'
He dirigido un cuento de hadas moderno y, al mismo tiempo, ha sido tan emocionante como todas las películas que he realizado. En esta película, descubrí la belleza, y descubrí mundos intensos, humanos. En la vía láctea nace de numerosas capas de mi propia vida. Si tengo que comparar mi cine antes y ahora, ahora presto mucha más atención a los orígenes. En diferentes momentos de mi vida, el cine ha convivido con otras artes: literatura, pintura, etc. Esta vez, fui muy directo al crear una película dentro de la pureza del lenguaje cinematográfico. Durante la creación de En la vía láctea, mi vida giró en torno a la película. Fue un largo proceso y mi manera de rodar se ajustó a mi filosofía y mi relación con la naturaleza y lo que sienten realmente las personas con respecto a la vida. Se trata de una historia muy sencilla cuya realización supuso un gran reto físico y resultó más complicada de lo que pueda parecer. Rodamos durante mucho tiempo, luchando contra el entorno, filmando sobre todo en exteriores, puesto que yo buscaba paisajes que capturasen el profundo interior subyacente de los personajes principales: un hombre y una mujer que se enamoran y están dispuestos a sacrificarse en la naturaleza.