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SINOPSIS
2018 marca el centenario del nacimiento de Nelson Mandela. Sufrío durante el juicio histórico en 1963 y 1964. Pero hubo otros ocho que, como él, se enfrentaron a la sentencia de muerte. Ellos también fueron sometidos a implacables interrogatorios. A un hombre se mantuvo firme y le dio la vuelta al estado: el régimen de apartheid de Sudáfrica estaba en el muelle. Las grabaciones de archivo de esas audiencias recientemente recuperadas nos transportan de vuelta al interior de las batallas de la corte...
INTÉRPRETES
Documental con DENIS GOLDBERG, AHMED KATHRADA, WINNIE MANDELA, ANDREW MLANGENI
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CRITICA
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PREMIERE
INFORMACIÓN EXCLUSIVA
ACERCA DE LA PELÍCULA...
Nelson Mandela se dio a conocer durante un juicio histórico que tuvo lugar entre 1963 y 1964. Pero no fue el único. Siete hombres (cinco negros, un blanco y un indio) fueron condenados junto a él a cadena perpetua. Todos ellos se enfrentaban a la pena de muerte. Con sus vidas en juego, decidieron convertir su juicio en un acto político contra un régimen que defendía la segregación racial. Las 256 horas de archivos de audio de esas audiencias, recientemente recuperadas y restauradas por el Instituto Nacional Audiovisual de Francia (INA), nos permiten hoy revivir la lucha de esos ocho hombres.
NOTAS DE LOS DIRECTORES...
Queríamos poner el foco de atención en los hombres desconoci- dos cuyo compromiso e increíble valentía consiguieron cambiar un país. El mundo descubrió a Mandela durante un juicio llamado EL ESTADO CONTRA MANDELA Y LOS OTROS, pero fue junto a los otros acusados y sus cinco abogados que pudo construir su proyecto de libertad y reconciliación en Sudáfrica.
Conocimos a tres compañeros de Mandela. Tres viejos guerreros: Andrew Mlangeni - negro; Ahmed Kathrada - indio, y Denis Goldberg - blanco. Lo sacrificaron todo para acabar con la segregación y defender el principio de la igualdad de derechos. Su lucha contra los defensores del supremacismo blanco - que era la norma en un régimen político casi policial - tuvo lugar en un juicio que duró nueve meses entre 1963 y 1964.
Si esas audiencias confirmaron a Mandela como el líder de facto, también revelaron el coraje y la perspicacia de «los otros». Estos hombres formaron un colectivo alrededor de Mandela sin plantearse que un hombre solo raramente puede cambiar el curso de los hechos. Hemos decidido construir la película alrededor de una selección de las 256 horas de archivos de audio del juicio. No hay comentarios añadidos porque no hay nada más auténtico y emotivo que escuchar las voces de esos hombres.
El tono lleno de desprecio que usa el fiscal encarna a la perfección la actitud del régimen del apartheid. Las respuestas de los acusados - jamás agresivas - muestran su agilidad intelectual, valentía y determinación. Para defenderse, cada uno de ellos dio testimonios estremecedores. Con la amenaza de la pena de muerte siempre presente, aceptaron toda la responsabilidad de sus acciones. No se disculparon y no pidieron ser perdonados.
Los acusados y sus abogados aprovecharon la notoriedad del caso para instar a los periodistas y diplomáticos extranjeros a denunciar los crímenes del régimen del apartheid. La película restaura las dramáticas secuencias del juicio, los ademanes teatrales, los golpes y los contraataques. La pena de muerte es omnipresente. Durante un juicio en el que fueron confrontados por un fiscal implacable y un juez racista, estos hombres se pusieron en pie y se mantuvieron firmes.
¿Cómo no vamos a recordarlos, especialmente ahora que la amenaza del supremacismo blanco vuelve a asomarse en Estados Unidos y el mundo entero?
CÓMO SURGIÓ LA PELÍCULA SEGÚN NICOLAS CHAMPEAUX...
En enero de 2016 fui contactado por Henri Chamoux, un ingeniero de la Escuela Normal Superior de París. El Instituto Nacional Audiovisual de Francia (INA) lo había autorizado para digitalizar y restaurar las 256 horas de grabaciones de audio del juicio. Chamoux había leído las entrevistas que yo había hecho a lo largo de los años a los camaradas de Nelson Mandela. Las hice durante mis tres años como correspondiente en Johannesburgo para Radio Francia Internacional (RFI), y le dije que escucharía algunos extractos de los audios. Eran increíbles. Hice los pasos requeridos para acceder a los archivos de audio completos. Eran una mina de oro. Me conmovió y me impresionó el coraje, la resiliencia y el aplomo de los acusados. Durante el interrogatorio, a menudo con la voz temblorosa, ofrecían su emotivo testimonio personal. Quise desesperadamente encontrar sentido en aquellas voces. Decidí hacer una película y conseguir que los acusados y sus abogados oyesen las grabaciones. Pensé en tener algo de animación para acompañar el viaje a través de los archivos de audio. Le dije a UFO (la productora) que quería hacer este proyecto con alguien y me presentó a Gilles Porte.
CÓMO SURGIÓ LA PELÍCULA SEGÚN GILLES PORTE...
Cuando conocí a Nicolas, me dijo que quedaban cinco personas vivas del «juicio del siglo». Tres eran acusados y dos sus abogados. Todos tenían 80 años largos. Rápidamente, convencí a los productores y a Nicolas de que teníamos que entrevistarlos antes de que fuera demasiado tarde. Nicolas y yo nos pudimos conocer en Sudáfrica. Yo conocía el país de varias visitas ante- riores, pero este viaje fue el más significativo. Cuando conocimos a los protagonistas, quedamos sorprendidos por su humildad. Conseguimos que escucharan los sonidos y voces que no habían oído en los últimos 50 años. Lo que dijeron durante esas sesiones fue muy emotivo. Desde que empezamos a filmar, Nicolas y yo nos hemos convertido en buenos amigos, y varios personajes clave de la película han muerto o tienen una salud muy deteriorada. Ahmed Kathrada, uno de los acusados, murió cuatro meses después de nuestro regreso a Francia. Denis Goldberg, otro de los acusados padece cáncer. Oerd, el diseñador gráfico holandés, asumió la tarea de dar vida a las voces y los sonidos de los audios. Sus piezas animadas son una gran contribución. Dotan a la película de la cinematografía que merece. La editora Alexandra Strauss también fue parte del equipo. Llegó después de un investigador que ella misma recomendó y con el que ya había trabajado.
ENTREVISTA A LOS DIRECTORES...
El Estado contra Nelson Mandela y los otros se basa en los archivos de audio del juicio contra Nelson Mandela y otros nueve hombres entre 1963 y 1964. Estos archivos de audio son un tesoro, ¿pero por qué han estado escondidos durante tanto tiempo?...
NICOLAS CHAMEAUX: El juicio fue grabado con un sistema de grabación analógica del sonido llamado dictabelt. Se trata de un vinilo muy elástico y flexible que se enrollaba alrededor de un cilindro y se leía con una aguja como si se tratara de un tocadiscos. La Biblioteca Británica intentó digitalizarlos en el año 2000. Seleccionó el discurso de Mandela, pero el resultado no fue muy satisfactorio.
GILLES PORTE: Así que esas grabaciones volvieron a acumular polvo en Sudáfrica hasta que un grupo de franceses apareció con un invento reciente llamado el Archéophone, creado en 1998 por Henri Chamoux. Un dispositivo moderno que permite digitalizar los dictáfonos con tecnología dictabelt pero sin estropearlos.
N.C.: Y así es como se materializó un acuerdo de colaboración entre Francia y Sudáfrica.
Sin embargo, incluso antes de que el Gobierno de Sudáfrica decidiera digitalizar las grabaciones en julio de 2016, Nicolas ya las había escuchado...
N.C.: Así es. Henri Chamoux, el inventor del Archéophone, había escuchado el total de las 256 horas del juicio con el fin de digitalizarlas. Para hacerte una idea, es como leerse todos los volúmenes de En busca del tiempo perdido de Marcel Proust. Chamoux se sintió inmediatamente afectado e impresio- nado al escuchar las grabaciones por la valentía y el coraje de algunos coacusados de Mandela, en especial Ahmed Kathrada. Yo ya había entrevistado a Kathrada en varias ocasiones cuando trabajaba como corresponsal especial de Radio Francia Internacional (RFI) en Johannesburgo. Chamoux dio con mis entrevistas a Kathrada en internet y contactó conmigo. Escuché dos extractos de 30 minutos de duración y enseguida supe que me encontraba ante una mina de oro. Me quedé estupefacto con lo que estaba escuchando. No solo por la calidad del sonido de las grabaciones, también por la emoción auténtica y pura que transmitían. Uno de los acusados, con una sentencia de pena de muerte pendiente sobre él, se enfrentaba cara a cara con el fiscal. No buscaba nada parecido a la clemencia o una sentencia más indulgente y menos severa. Nada de eso. Quería poner sobre la mesa el apartheid a pesar de que sacar el tema empeoraba su situación. Quería que esas voces pudieran ser escuchadas para que todo el mundo conociera sus historias. ¿Quién se arriesga hoy en día de esa manera en nombre de una causa?
Al instante, decidí que tenía que hacer una película sobre esto.
Pero nunca antes habías dirigido una película...
N.C.: Y esa es la razón por la que contacté con mi amigo William Jéhannin, que se acabó convirtiendo en nuestro productor. Acababa de distribuir Una juventud alemana (Une jeunesse allemande), de Jean-Gabriel Périot, un documental que trabaja con material de archivo. Una vez que William se mostró interesado por el proyecto, como yo quería asociarme con un director con experiencia, me presentó a Gilles Porte.
G.P.: De hecho, en realidad fue Raphaëlle Delauche quien nos juntó. Actualmente trabaja con William en la compañía UFO Production pero hace 14 años, durante su etapa laboral en la productora de Paulo Branco, Raphaëlle participó en la distribución de mi primer largometraje, Cuando sube la marea (Quand la mer monte).
¿Y qué es lo que te acabó atrayendo del proyecto, Gilles?...
G.P.: Para ser sincero, cuando conocí a Nicolas en noviembre de 2016, no sabía nada en relación al juicio de Rivonia ni que había otros condenados a cadena perpetua junto a Nelson Mandela. Lo primero que le pregunté a Nicolas fue si alguno de ellos seguía con vida. ‘Tres’, me respondió y sin perder el tiempo llamó a cada uno de ellos. ¡Había olvidado que no hay diferencia horaria entre Francia y Sudáfrica! Cuando terminó de hablar con el último de los tres supervivientes, me informó de que también dos de los abogados defensores seguían vivos, incluyendo el abogado de Nelson Mandela. Todos ellos tenían entre 87 y 93 años, así que le dije a Nicolas: ‘No tenemos elección. Tenemos que hacerlo ahora’.
¿Pero en ese punto ya habíais conseguido financiación?...
G.P.: No, no teníamos nada, pero yo ya había trabajado en algunos documentales, así que no entré en pánico. Y además era una oportunidad para conocer mejor a Nicolas. En este tipo de proyectos es crucial conocer un poco a la otra persona involucrada… Podríamos no haber congeniado.
N.C.: William Jéhannin y su productora nos respaldaban: ellos pagaron nuestro primer viaje a Sudáfrica.
G.P.: Para las entrevistas, colgué el mismo telón de fondo que había empleado cuando rodé con niños que no sabían leer o escribir en los cortometrajes de Portraits/Autoportraits. El telón gris permitía resaltar los gestos y expresiones de los niños y ahora nos iba a ayudar a reunir las palabras y gestos de un extraordinario grupo de hombres.
N.C.: Sentados frente a este telón, con los auriculares puestos, los supervivientes escuchan sus enfrentamientos con el fiscal 57 años atrás por primera vez en toda su vida.
G.P.: Gracias a esta técnica, los entrevistados retrocedieron a ese momento y eso les ayudó a hablar de manera más libre e íntima. En muchas ocasiones llegaron a decir cosas bastante sor- prendentes. que tener en cuenta que no son el tipo de hombres que suelen hablar sobre sí mismos. Habían decidido pasar a un segundo plano y siempre se les preguntaba por Nelson Mandela. Básicamente, por primera vez, se les brindó la oportunidad de contar su historia personal. Y resultó muy sencillo para ellos porque Nicolas ya conocía sus historias.
¿Cómo resultó el primer viaje?...
N.C.: Para la mayoría de gente que viaja hasta allí, Sudáfrica es un tema delicado. No tardé en darme cuenta de que Gilles era una persona sensible con respecto a la historia del país.
G.P.: He disfrutado de todos mis viajes a Sudáfrica y hacerlo con Nicolas como compañero fue una experiencia brillante. Si pudiera repetir, lo volvería a hacer mañana mismo. Nuestros dos viajes para rodar en Sudáfrica fueron realmente bien aún cuando parecía haber un montón de problemas antes de marcharnos.
¿Supisteis al instante qué tipo de película queríais hacer?...
G.P.: Aunque no haya metraje sobre este juicio, cuando conocí a Nicolas me enseñó los bocetos que la esposa de uno de los acusados había hecho durante las audiencias. Rápidamente surgió la idea de optar por animación en 2D. El juicio no pudo ser grabado… ¡pero podía convertirse en una animación! Así que quise que Nicolas conociera a Oerd, un diseñador gráfico con el que ya había colaborado y cuyo trabajo admiro.
N.C.: El trabajo de Oerd siempre ha tenido el sonido como un elemento importante y necesitábamos a alguien que pudiera manejar este aspecto en la película. No era un encargo sencillo. Oerd tenía que diseñar algo extraordinario en la pantalla sin eclipsar el sonido. Su trabajo tiene elementos humorísticos e ideas artísticas divertidas. Era importante aprovechar al máximo los momentos más ligeros de la película. Se necesitaban respiros. En resumen, Oerd cumplía todos los requisitos y además, sumaba su idiosincrasia. Las políticas sudafricanas -que separaron a las personas en función del color de su piel- se prestaban al diseño. El color negro, el blanco y una línea entre estos dos colores que los separa. No había ninguna duda de que Oerd iba a crear algo maravilloso.
G.P.: La animación de Oerd tenía que asegurarse de no desviar la atención de lo que se estaba escuchando. Oerd consiguió inmediatamente ese equilibrio exacto.
N.C.: Sabía que Oerd iba a entenderse con el compositor Aurélien Chouzenoux. Aurélien es un amigo de la infancia que trabaja en el campo de las artes escénicas. Me pareció que encajaba mucho mejor en nuestro proyecto que un compositor de bandas sonoras. Oerd y Aurélien estuvieron con nosotros desde el principio. Entre todos hicimos un tráiler de la película, junto a nuestra editora Alexandra Strauss, que había trabajado en el excelente documental I am not your negro, de Raoul Peck. Cada etapa del proceso de la película resultó ser, artísticamente hablando, como un partido de ping-pong entre cinco jugadores. Me encantó.
G.P.: Nicolas y yo queríamos dirigir y movernos a pequeña escala, en un ámbito reducido, y trabajar con Oerd, Aurélien y Alexandra nos lo permitió.
N.C.: Rouge International, la productora que más adelante se incorporó al proyecto, aceptó esta manera de hacer las cosas. Creo que la productora, Julie Gayet, se sintió atraída por el proyecto desde lo emocional. Cuando la conocimos por primera vez, nos habló sobre su visita a la cárcel de la Isla Robben en Sudáfrica.
G.P.: Y como todos los acusados de la película han pasado por las filas del Partido Comunista, ¡era apropiado que una de las coproductoras involucradas en el proyecto se llamara Rouge International! Hablando en serio, solo tienes que echar un vistazo a la lista de películas en las que Julie Gayet y Nadia Turincev han estado involucradas para darte cuenta de la suerte que tuvimos cuando nos abrieron las puertas de su productora.
Los acusados tuvieron que enfrentarse a cargos muy serios, ¿verdad?...
N.C.: Absolutamente. Podrían haber sido ahorcados.
Pero no todos los acusados eran negros, ¿no es así? También había un acusado indio y algunos blancos...
N.C.: Así es y de hecho el gobierno del apartheid se disparó a sí mismo en el pie. Una de las principales iniciativas del apartheid había consistido en dividir para gobernar. Los blancos disfrutaban de todo el poder, al contrario que los negros, que tenían lo mínimo. Los mestizos y los indios sufrieron pero contaban con ciertos privilegios. Por ejemplo, en prisión, los indios y los mestizos recibían raciones de comida más abundantes que los presos negros y además, se les permitía usar pantalones. Los prisioneros negros vestían con pantalones cortos. Y eso se hacía de manera intencionada para degradarles porque las bermudas era una prenda propia de los niños. Al poner a negros, blancos y un indio en el mismo banquillo, el gobierno estaba exhibiendo eficazmente el carácter multirracial del movimiento antiapartheid.
La línea de defensa y estrategia que los acusados iban a seguir se hizo evidente muy rápido, ¿no es así? Querían darle la vuelta al juico convirtiéndolo en algo político al declararse no culpables y acusando al gobierno de ser los responsables de la situación del país...
N.C.: Incluso con una sentencia de pena de muerte sobrevolán- doles, decidieron recuperar el control de su situación convirtiendo el juicio en un caso en contra del apartheid. Antes del juicio estaban obligados a vivir escondidos. Las reuniones y encuen- tros políticos estaban prohibidos y de pronto, en el banquillo de los acusados, por fin tenían a su público. Los periodistas y diplomáticos presentes podían transmitir y difundir su mensaje.
G.P.: Decidieron seguir esta estrategia a pesar de los consejos legales. Les dijeron a sus abogados: ‘Somos los clientes. Haréis lo que nosotros os digamos’.
Habiendo escuchado las declaraciones de los acusados durante el juicio y tras haber hablado con ellos 57 años después, ¿consideráis que el papel que jugó Nelson Mandela es menos decisivo de lo que se nos ha hecho creer?...
G.P.: Aun cuando el asunto de nuestra película nunca ha consistido en desprestigiar o desacreditar el mito de Mandela, nos parecía absolutamente crucial rendir un homenaje al espíritu colectivo de esos hombres, empezando por el acusado número 2, Walter Sisulu.
N.C.: Tal y como dijo el abogado George Bizos, Sisulu fue la eminencia gris del Congreso Nacional Africano (CNA). Conocía la historia del movimiento al completo y era muy cercano a toda la gente que vivía en el área de Soweto. El colectivo presionó a Mandela a seguir adelante porque, por supuesto, era alguien brillante, pero también porque pertenecía a una familia de la realeza africana. También era un excelente orador. Era uno de los pocos hombres negros que se había convertido en abogado, mientras que Sisulu solo contaba con la educación básica.
G.P.: El Congreso Nacional Africano (CNA) era un movimiento colectivo y fue en el nombre de este colectivo que eligieron a Mandela para que un solo hombre pudiera encarnar y personificar su lucha ante el mundo. Cada uno de los acusados conocía cada una de las palabras del discurso que Mandela pronunció durante el juicio.
Ahmed Kathrada también tenía mucha influencia, ¿no es así? Sin duda alguna. Su influencia nos da una perspectiva de las políticas de Mandela. Ahmed Kathrada había sido discípulo de Ghandi. Las políticas de resiliencia de Mandela no surgieron de la nada. Es desgarrador cuando Kathrada relata su viaje a Europa y su primer café en una terraza...
G.P.: Me recuerda a los emigrantes con los que me cruzo continuamente en la Estación de Porte de la Chapelle en París. Me parece increíble el paralelismo con todo lo que está sucediendo actualmente en Europa.
N.C.: Predomina cierta crueldad que impide que las personas estén unidas y aúnen esfuerzos. Es una maldad que pensábamos que ya habíamos dejado atrás pero que vuelve a emerger con demasiada frecuencia.
¿Cómo explicarías esta eterna e imperecedera pasión y obsesión por Mandela a nivel internacional?...
N.C.: Lo diré de nuevo. Fue el apartheid lo que consolidó su papel de líder. El juicio fue oficialmente registrado como “El Estado contra Nelson Mandela y los otros”. El gobierno sudafricano utilizó explícitamente su nombre y no mencionó los del resto. Básicamente corrías el riesgo de que te multaran o de ir a prisión si tenías una fotografía de Mandela. El apartheid ayudó a moldear y dar forma al icono.
G.P.: ¿Por qué este amor ciego por Mandela? La pregunta va más allá de Sudáfrica. Al igual que Gandhi, Martin Luther King, Elie Wiesel o Stéphane Hessel, Nelson Mandela guía a las generaciones de un mundo en el que nunca será bueno aceptar lo intolerable. Seamos honestos, Nelson Mandela y el resto de acusados se encontraban en un camino en el que sus vidas personales eran algo secundario en relación a la causa que estaban defendiendo. ¿Qué hubiéramos hecho nosotros en su lugar? ¿Cuántos combatientes de la Resistencia como Jean Moulin había en Francia en 1940? El Estado contra Mandela y los otros suscita nociones de compromiso, resistencia, resiliencia e indignación. Todas estas ideas tienen mucho sentido en una sociedad que cada día se está volviendo más y más individualista.
Durante el juicio, los coacusados hablaron de optar por la violencia. Sin embargo, recurrieron al sabotaje en vez de al terrorismo, los ataques de guerrilla o una revolución armada...
N.C.: Recurrir al sabotaje fue un paso gigante para el Congreso Nacional Africano (CNA). Históricamente fue un movimiento de no violencia. Sin embargo, debido a la dureza del régimen, los miembros base y de rango acabaron por rechazar esta postura. Pero tampoco querían arruinar su futuro. Poniendo bombas a las 2 de la madrugada no se arriesgaban a que los blancos se pusieran en contra de la organización. Y de esta manera, el CNA no renunciaba a la esperanza de una Sudáfrica multirracial en la que todos pudieran convivir. El Congreso Nacional Africano demostró una inmensa paciencia con este asunto.
Aunque se trate de un documental, El Estado contra Mandela y los otros contiene todos los elementos de un drama de ficción...
N.C.: Es como una película de Hollywood. Están todos los personajes. Percy Yutar, el implacable y agresivo fiscal racista. Él sería obviamente el malo de la película. Quartus de Wet, el juez: nunca podrías adivinar qué es lo que está pensando… Y esto se suma al suspense de las heroicidades de los acusados y los abogados.
G.P.: También están las mujeres que participaron: activistas que jugaron un papel clave en esta lucha. Antes de hacer la película, desconocía la parte tan esencial que las mujeres desempeñaron en la lucha contra el apartheid. En nuestra película -al igual que en cualquier película de Hollywood- hay historias de amor increíbles. Mi eterno agradecimiento a algunas de esas mujeres por compartir sus recuerdos como parte de nuestra historia sobre sus hombres.
N.C.: Era importante contar con las mujeres e hijos de los acusados. Cuando tomas una serie de riesgos y te entregas a una causa, las familias son las que más sufren. Y así lo confirmaron estas mujeres. Los acusados eran muy humildes y tendían a restar importancia a su sufrimiento y a la nobleza de sus decisiones. Estaban totalmente comprometidos. Para ellos todo parecía bastante obvio. Tenían un objetivo y el resto simplemente eran daños colaterales. Bueno, eso es lo que intentan hacernos creer.
La película es bastante sencilla en cuanto al formato, ¿verdad?...
N.C.: Cuando tienes un tema como este, ¿para qué vas a buscar complicaciones? Consideramos que un entorno tranquilo y sobrio se adecuaría y encajaría perfectamente con la extraordinaria dignidad de nuestros personajes principales.
G.P.: Parafraseando al cineasta Michel Audiard, diría que: “Cuando hombres cumplen una condena de 26 años de prisión únicamente para que los negros, mestizos e indios puedan disfrutar de los mismos derechos que los blancos, las personas criadas en una democracia deberían escuchar”.
ENTREVISTA AL DISEÑADOR GRÁFICO OERD...
¿Cuál fue tu reacción cuando Gilles Porte contactó contigo para hablarte del proyecto?...
Me entusiasmó mucho la idea de volver a colaborar con él. Trabajamos juntos en 2009 en la serie de cortometrajes Portraits/ Autoportraits y en 2011 en Dessine-toi, un documental sobre la infancia. Gilles estaba valorando varios animadores. Teníamos una muy buena relación y me sentí muy halagado cuando me ofreció el trabajo.
¿Sabías algo sobre el juicio de Rivonia? ¿Era un tema que te concernía?...
¿Cómo se puede ser insensible a un problema como el apartheid? Tienes que preocuparte por un tema como este. Y tiene que afectarte de alguna manera. Había muchísimas cosas que desconocía. Me sorprendió mucho descubrir que los archivos solo estaban grabados en dictabelt y gracias a Gilles y Nicolas Champeaux he aprendido muchísimas más cosas sobre el juicio.
Jazzimation, Abstract Day, Youpla y Saïgon son los cortometra- jes que han ayudado a que se te conozca más. Estos trabajos ya incluían sonidos… pero en El Estado contra Mandela y los otros has tenido que trabajar en torno a lo que se estaba diciendo en la sala del juzgado. ¿Era algo que te preocupaba?...
Era algo a tener en cuenta y también una responsabilidad. Precisamente por eso me gustó el proyecto. Se trataba de trabajar sobre el sonido y tenía que ser un sonido con mucha textura y profundidad. Había una historia real en juego. Creo que es por esto que Gilles y Nicolas Champeaux me trajeron al proyecto: sintieron que sabría cómo adaptar las imágenes en relación al contenido de las grabaciones de audio en el juicio.
¿Cómo fue la experiencia de trabajar con ellos?...
En diciembre de 2016 me entregaron secuencias de las grabaciones del juicio para que las escuchara. Después, me hicieron leer el guion. Empecé a dibujar algunos bocetos y se los envié. Hubo mucho intercambio de bocetos. Era como un storyboard en constante evolución. Gilles y Nicolas me comentaban sus impresiones sobre mis diseños y me los devolvían, y así es como continuamos trabajando durante un tiempo. Fue un intercambio artístico de ideas muy gratificante. Después nos pusimos con el storyboard animado que nos permitió comprobar si las imágenes y los diseños funciona- ban con el sonido, el archivo de imágenes y las entrevistas realizadas a los protagonistas del juicio. La animación definitiva que podemos ver en la película no vino hasta después de que las primeras secuencias del storyboard animado fueran editadas adecuadamente.
¿Cuánto tiempo tardasteis en desarrollar el storyboard?...
Alrededor de un año. Por supuesto, muchos bocetos se quedaron por el camino. Gilles, Nicolas y yo soñábamos con cómo debía verse todo y, sin ninguna duda, precisamente es ese matrimonio entre la animación, los archivos de las grabaciones y las entrevistas lo que hace que el conjunto funcione tan bien. Si hubiésemos trabajado de otra manera, el resultado final no tendría tanta fluidez. Alexandra Strauss, la editora, y Aurélien Chouzenoux, el compositor, también trabajaron muy duro. Fue un esfuerzo colectivo y esto nos permitió hacer la película que siempre tuvimos en mente y deseamos.
Tus diseños en 2D suelen ser bastante abstractos. En la pelí- cula hay imágenes figurativas y abstractas. Esto es algo nuevo para ti, ¿verdad?...
Desde las primeras secuencias de la sala del juicio se hizo evidente que se necesitaban diseños figurativos. Era tan necesario crear imágenes concretas de las acusaciones del fiscal como dibujar a los acusados. Pero hay ciertos fragmentos que combinan ambos estilos, como la descripción del asalto y redada de la policía a la granja de Rivonia: la iluminación brillante lleva el boceto hacia lo abstracto.
¿Por qué le diste al fiscal Percy Yutar una estatura tan amenazante?...
Cuando le escuchas hablar naturalmente quieres hacerlo. Este es el punto en el que la animación se vuelve excitante. Te permite jugar con estos excesos. Por eso me gusta tanto.
Las secuencias de animación se desvían hacia lo abstracto. ¿Es eso lo que querían Gilles Porte y Nicolas Champeaux?...
Al principio, ninguno de nosotros teníamos una idea exacta del porcentaje de imágenes figurativas o abstractas que se utilizarían en las secuencias. Todo sucedió a medida que íbamos escribiendo. Seis meses después de comenzar, hicimos un tráiler solo para asegurarnos de que la animación funcionaba y también para comprobar cuán lejos podíamos llegar con el empleo de diseños más abstractos...
Por ejemplo, hay una secuencia en el juzgado, entre el acusado Walter Sisulu y el fiscal Percy Yutar, en la que el primero es mostrado como un círculo negro y el segundo como un cua- drado blanco. Las formas y los colores expresan con claridad las diferencias entre estos dos hombres. El blanco y el negro simboli- zan el conflicto que los diferencia: la separación y la segregación.
¿De dónde viene este gusto por lo abstracto?...
Me han influido mucho artistas como Norman McLaren. Para mí, lo abstracto tiene a veces más fuerza que lo figurativo.
¿Es el apartheid un buen tema para un diseñador gráfico?...
Por supuesto. Aunque mi primera opción para la película no fue el blanco y negro. En mis primeros bocetos, estaba interesado en desarrollar algo más monocromático, un sepia con textura cinematográfica que daba una ligera sensación de pátina. El blanco y negro vinieron después cuando comencé a pensar en las partes abstractas. A partir de ese momento me pareció obvio continuar por esa línea.
En total, hay 40 minutos de animación en la película. ¿No te parece que es bastante?...
Es la primera vez que hago algo así. Lo cierto es que hay muchas primeras veces en esta película. También es la primera vez que hago tanta animación figurativa. Y mi primera experiencia – exceptuando mis cortometrajes – en la que tengo tanta libertad creativa y en la que estoy al cargo de un equipo tan grande.
En El Estado contra Nelson Mandela y los otros todo pasa por la acción. Uno se queda con la sensación de que querías quedarte atrapado artísticamente para poder sumarte a la lucha de los militantes antiapartheid...
El compromiso de estas personas es increíble. No nos pode- mos olvidar de que renunciaron a apelar su sentencia para que su acción pudiera darse a conocer. Queríamos dar lo mejor de nosotros mismos para rendir tributo a esos hombres y así construir una película poderosa.
¿Qué esperas de la película? ¿Qué esperas que logre?...
Espero que haga pensar y reflexionar a los espectadores. Estos hombres lucharon por nuestro futuro. No podemos olvidarnos de eso. Si nos olvidamos de la Historia corremos el riesgo de caer en las mismas trampas y de repetir los mismos errores.
GALERÍA DE FOTOS
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