INFORMACIÓN EXCLUSIVA

NOTAS DEL DIRECTOR...
    La primera vez que vi El plan en el teatro Marquina salí profundamente conmovido por el texto de Ignasi Vidal y con una idea flotando en mi cabeza: en aquella historia había una película que quería hacer. Durante años había explorado a través de diferentes cortometrajes las realidades de personajes que andan encerrados en sí mismos, custodiados por sus propios demonios y en atmósferas claustrofóbicas. A casi todos esos personajes, hombres, o mujeres afectadas por hombres, les afectaba la realidad de su identidad masculina. Bajo el texto de El plan, de cuya superficie podemos extraer que es solo una historia de perdedores, se esconde un trasfondo sobre esas prisiones psicológicas que muchas veces habitan en el interior de personajes en lucha constante con su propia identidad.
  Para mí ‘El plan’ retrata ese abanico de masculinidades en las que la mujer actúa como un personaje fuera de campo. Es una mirada hacia quién es o qué hace el hombre cuando la mujer no está. Es una historia sobre cómo los amigos se relacionan en este contexto, marcado por la desesperación, sí, pero construido sobre las taras de una identidad de género casi patológica. ->
  Las historias de interior con pocos personajes han acabado convirtiéndose en el centro de mi investigación como director, más allá de la temática de las obras. ‘El plan’ supone la culminación de ese estudio en mi carrera. El objetivo de la puesta en escena tenía tres caminos: construir empatía, trabajar el ritmo y el movimiento y encontrar la verdad entre la comedia y el drama. El espacio fue el reto principal.
  El espacio determina cómo los personajes se mueven, y cómo nos movemos nosotros con ellos, en una suerte de baile que en un cine de personajes siempre debe ser preciso porque determina el ritmo. Por eso pienso que el espacio, ese piso de barrio, en nuestra película se convierte en un personaje más. Por cómo pesa sobre los personajes, por cómo los encierra, los anula, los atrapa... El espacio es su condena, y es un lugar que ni si quiera es suyo.
  La intención era conseguir que la película fuera visual y que la puesta en escena ayudara a construir un universo psicológico en cada secuencia. Cada plano de la película está estudiado en su composición y cumple con una narrativa determinada: cámara en mano, cámara fija, travelling, movimiento con steadycam...
  Dado el texto, tenía pocos elementos para jugar, pero era consciente de que había que conseguir ser muy preciso y sutil en cada una de las decisiones. Trabajé la planificación con esmero semanas antes del rodaje tratando de que cada plano tuviera un sentido y ayudara a transmitir lo que ocurría en la secuencia. La dificultad estaba en conseguir que esa planificación férrea fuera compatible con la libertad de los actores, pero en este caso los tres actores son grandes profesionales que en seguida se amoldaron y supieron volar libres dentro de los límites marcados.
  La película es una simbiosis de ambas propuestas creativas, y creo que esto respira en la pantalla: la frescura y la libertad de las interpretaciones frente a un trabajo de cámara detallista y narrativo.
  Esta película jamás se hubiera hecho sin el esfuerzo colaborativo y creativo de todo el equipo, que se volcó en la historia desde el principio, creyendo en ella y deseando que desde su punto de partida se convirtiera en algo grande.
  Desde los actores, que ya en los ensayos se dejaron la piel para hacerse con el texto y mejorarlo, hasta el productor, Nacho La Casa, que para mí ha sido un eje fundamental del proceso creativo, guiándome constantemente y ayudándome a tomar las decisiones difíciles. Y entre medias de ambos, todo un plantel de profesionales que siempre creyeron en mi apuesta por conseguir hacer grande lo que era pequeño, y poner esta historia en el lugar que se merece.

LA PRODUCCIÓN...
  “Tras el éxito de Ozzy, decidimos apostar por combinar proyectos de mayor potencial comercial, con otros más comprometidos.
A esta línea pertenece ‘El Plan’, un proyecto que, antes de llegar a ser la realidad que es hoy, ha contado con las Ayudas Selectivas del ICAA, y ha pasado por la Ventana del Cine Madrileño y Ventana Sur de Buenos Aires. Y es que, desde su génesis, ha atraído un enorme interés de todo el que se ha acercado a él, empezando por el privilegiado elenco de actores con el que cuenta. La apuesta que han hecho por esta película Antonio de la Torre, Raúl Arévalo y Chema del Barco, es tan valiente como brillante, dejándonos unas interpretaciones realmente memorables. Y en eso ha tenido mucho que ver su director, Polo Menárguez, que además de extraer hasta la última gota del talento de estos grandes actores, ha logrado que la película se mueva en un tono muy particular, entre la comedia y el drama, que seguro no va a dejar a nadie indiferente.”

GALERÍA DE FOTOS