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SINOPSIS
Una gran dama de la época dorada del cine, un actor en el ocaso de su vida, un guionista cinematográfico frustrado y un viejo director que conviven hace años entre risas y sarcasmos recordando los buenos tiempos que pasaron cuando el éxito estaba de su parte. Son cínicos, tramposos, perversos, adorables y están dispuestos a hacer lo imposible por conservar el mundo que han creado en una vieja mansión ante la llegada de dos jóvenes que pretenden arrebatarles todo por lo que han luchado durante años...
INTÉRPRETES
GRACIELA BORGES, OSCAR MARTÍNEZ, LUIS BRANDONI, MARCOS MUNDSTOCK, CLARA LAGO, NICOLÁS FRANCELLA, MARU ZAPATA
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PREMIERE
SECUELAS Los muchachos de antes no usaban arsénico (1976)
INFORMACIÓN EXCLUSIVA
ENTREVISTA AL DIRECTOR...
¿Cuál es la historia de “El cuento de las comadrejas”?...
Es la historia de cuatro personas históricas del cine: una gran actriz, un actor mediocre, un director y un guionista, que viven juntos y casi desterrados del mundo, en una vieja mansión fuera de la ciudad. En su coexistencia que es bastante tensa, aparecen dos personas jóvenes que reconocen a la gran estrella y le invitan, le incitan, le insisten, le seducen, para volver a ser gloriosa como antes y venderle la casa.
Pero en realidad tienen otro plan, un plan más siniestro y aquí comienza el juego del ratón y el gato entre estos cuatro “viejos”, que no son ni tan viejos ni tan tontos, y esta joven pareja.
¿Cuáles son para ti los grandes temas que aborda la película?...
Además de ser muy entretenida, y tener un humor negro muy particular, mucha emoción también, la película temáticamente aborda temas que a mí me interesan mucho, primero, es un homenaje al cine, al cine clásico: al cine de Billy Wilder, de Lubitsch, de las películas de humor negro del cine inglés de los años 50 de los Estudios Ealing … También tiene mucho que ver con un tema que a lo largo de todas mis películas me obsesiona, que es cuando una persona deja de vivir, deja de importar. Y las relaciones de muchos años, las relaciones de toda la vida, esas amistades que forja la vida, esas familias que uno elige, al contrario que en las familias de sangre.
Hay un conflicto entre sentimientos y ambición que se contrapone en la película con los personajes mayores y los jóvenes...
Si es otro de los conflictos principales, es una pelea que se da muy a menudo en este mundo: las emociones y los afectos versus la eficiencia del ganar, del comprar, del vender, esas dos filosofías de vida chocan mucho en la película.
Los jóvenes, está pareja, no representan a todos los jóvenes, pero representan esa mentalidad ganadora y nuestros viejos, si bien son viejos bastante cool, son viejos que fueron jóvenes en la década de los 60 y los 70, que han vivido de todo. Ellos tienen una visión un poco más romántica de la vida.
¿Cómo construyes este casting?...
La película es un remake de un clásico del cine argentino “Los muchachos de antes no usaban arsénico”. Esta película solo tiene sentido si los cuatro actores que interpretan a estos personajes, cuatro monstruos del cine, tienen una historia detrás muy importante. Aquí en España, sería por ejemplo una película con Landa con Fernando Fernán Gómez y José Luis López Vázquez… por ejemplo. En Argentina, Graciela Borges, Beto Grandoni, Óscar Martínez, son actores de ese tamaño, de esa enormidad, y Marcos Mundstock es un icono de la Argentina ya que es la voz de Les Luthiers. La presencia de los cuatro es muy muy potente.
Para hacer los jóvenes existía un desafío porque hay un estilo de actuación moderno que es muy monótono que es cómo subactuar demasiado, no mostrar emociones, no poner énfasis, a mí me agota mucho tener que dirigir a ese tipo de actor. Clara Lago y Nicolas Franchella, son excelentes actores, tienen mucha vida, tienen mucha sutileza, muchos sabores, muchas capas. No quería que fueran los típicos villanos, son encantadores por momentos.
Uno de los protagonistas de la película es un director de cine ¿Te sientes identificado con Norberto?...
Con Norberto me siento muy identificado, especialmente en su falta de habilidad para hacer cualquier cosa. Cuando me preguntan que me llevaría a una isla desierta siempre digo; tres personas para poder decirles lo que tienen que hacer… Los directores no estamos preparados para enfrentarnos al mundo, somos como bebés que no tenemos ninguna habilidad utilizable en el mundo real. Yo, a veces, me siento muy inútil frente a todo el equipo, todos saben algo de electricidad, de cámara, de sonido, de pintura, de colores y yo la verdad que me siento muy ignorante comparado con el resto del equipo. Eso me gusta de Norberto porque quizás lo que un director tiene es cabeza para ir planeando que las cosas no se nos vayan de las manos, ir controlando ese tráfico de talentos que es un equipo de cine y esto es lo que hace Norberto en la película. No es el que piensa las cosas, sino el que controla las emociones de la película.
¿Cómo ha sido el trabajo con Clara? Su acento argentino, toda la caracterización que tuvo que trabajar...
Realmente, Clara Lago me sorprendió con el acento argentino, Me encantaría poder decir que me costó mucho trabajo sacarle el acento argentino y atribuirme ese logro, pero, la verdad, que llegó hablando como argentina, no la tuve que corregir, absolutamente nunca, en la película. Hay algún momento de improvisación en el que se le escapaba algún modismo español, siempre con acento argentino, entonces ahí corregíamos, pero, no sé si ocurrió tres veces en toda la película. Realmente es una gran actriz porque además actúa bien.
¿Cuál fue la secuencia que te significó el mayor desafío? Por complejidad, no solo por los actores, por montaje, por lo que tenías que contar...
Sin lugar a dudas, la secuencia más difícil de la película por todo lo que tenía que ver con la artesanía y los aspectos técnicos es el partido de billar. Es una secuencia de seis minutos entre Martín, Marcos Mundstock que es un eximio jugador de billar en la película y Clara, Clara Lago. Así que, bueno fue una escena que estuvimos planeando desde tres meses antes, desde el diseño del partido, enseñarles a los dos a moverse, porque aparentemente, todo el mundo cree “ah, yo jugué en un bar, viste, es fácil” es muy difícil ser un buen jugador profesional, cómo pararse, cómo pegarle a la bola y cómo hacer jugadas es muy importante. Además, se filmó una toma máster en una sola toma, son seis minutos en dónde la cámara iba alrededor de la mesa, por y sobre la mesa pasando de primeros planos a planos generales. Era muy complicada, de hecho nos tomamos media tarde de filmación sin filmar, para ensayarla y un día y medio para filmarla y fue una toma bastante, bastante compleja, yo te diría que en realidad fue la secuencia más compleja de todas mis películas, más incluso que la del estadio en El secreto de sus ojos.
Resulta muy interesante el tono de los diálogos…
Claro, es un tono muy complejo. Cuando le mandé el guión a Óscar Martínez , por ejemplo, lo sorprendió el tono, porque no es monocolor... Por momentos los personajes parece que estuvieran bromeando, por momentos parece que están muy en serio, así que, es muy difícil encontrarle el tono, una vez que lo consigues,
los grandes actores lo empiezan a pegar, perfecto, pero hay que encontrar el tono justo para que sea todo absolutamente creíble, no puedes en ningún momento sentir que estás viendo una película, pero, a la vez hay muchos fuegos de artificio que son muy lindos de ver y, bueno, hay que entrar y salir permanentemente de eso.
Antes nos has comentado lo del remake de la película ¿Cómo fue el proceso de escribirla? ¿Qué puntos encuentras en común? ¿Qué diferencias?...
La película original Los muchachos de antes no usaban arsénico de José Martínez Suarez es una película sumamente ingeniosa y tiene también muchas vueltas de tuerca. En estos momentos es muy políticamente incorrecta, pero es una película del año 73, dónde hay muchas cosas que hoy tomamos en cuenta, que en esa época no se tomaban. Además de que es una película muy conocida en Argentina y queremos sorprender también a los que la vieron, se puede ver la película original y esta película y que les sorprenda igualmente. En su fondo está ese amor por la gente de cine, por la gente que vive con un pie en la realidad y con un pie en un mundo de fantasía. Muchas veces, los que trabajamos en esto vemos la realidad y decimos: “que pena que no sea como en una película”, y esto son nuestros cuatro personajes que tratan de convertir que las cosas pasen cómo deberían de pasar en las películas.
GALERÍA DE FOTOS
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