INFORMACIÓN EXCLUSIVA

NOTAS DEL DIRECTOR...
   A través de un hecho real nace esta historia. Un hombre que le sigue escribiendo a su mujer fallecida a través de las esquelas, más de 20 años. Le cuenta lo sucedido a lo largo del año como si siguiera viva para él. Siempre me imagino a ese hombre en casa, a solas, hablando con ella como si estuviese allí, levantándose y ella no estando en aquella cama. Lo duro de no tener a quien quieres y lo más bello del recuerdo ¿Que debió sentir ese hombre por aquella mujer? ¿cómo fue su historia? ¿Cuánto tiempo duró?...
  Esta historia conecta con algunas historias de amor que más nos han emocionado como Los Puentes de MADISON...Una historia clásica, en dos tiempos como nuestra historia. Una historia de personajes. Pero por encima de todo que nos plantea si nuestra vida es la correcta. Si llegase un desconocido y en un muy poco tiempo nos hiciese sentir algo diferente o quizá olvidado, nos plantearíamos toda nuestra vida. ¿Qué haríamos? No lo sé, me daría miedo …me haría muchas preguntas lógicas, ¿si casi no la conozco? ¿voy a tirar toda mi vida por un verano? Pero el amor no es lógico, son instantes de tiempo que no olvidaremos. Una historia vista por los ojos de un arquitecto, de un artista, que está obsesionado en atrapar el tiempo.
  El tiempo que vives una historia de amor, por corto que sea, te puede marcar toda la vida.... y ojalá nos pase, sea el verano de 1958 0 1995 pero que sea EL VERANO QUE VIVIMOS.

LA PRODUCCIÓN...
  Todo comenzó con una noticia que encontramos en un periódico. En ella se contaba que un hombre le había estado escribiendo cartas de amor, a su esposa fallecida, en las esquelas que publicaba en el periódico cada año. A partir de ahí comenzamos a preguntarnos cómo podría haber sido la vida de esos dos enamorados para que hubiese transcendido el tiempo y no tardamos en encontrar un hilo del que tirar. Un hilo que se convirtió poco a poco en un ovillo y finalmente en un gran manto que nos cambió la vida a muchos de nosotros para siempre.
  Para contar esta gran historia de amor nos trasladamos a Jerez de la Frontera, uno de esos paraísos que parecen más conocidos fuera de nuestras fronteras que dentro. El hecho de situar El verano que vivimos allí nos permitía narrar además una industria, la del vino de Jerez, que tiene una extensísima cultura a su alrededor y para hacerlo quisimos contar con el equipo principal de Bambú: Carlos Sedes, en la dirección, Jacobo Martínez, en la dirección de Fotografía, Teresa Fernández-Valdés, en la producción ejecutiva, Federico Jusid, en la música, Gema R. Neira, David Orea y Salvador S. Molina en el guion... Todos juntos nos propusimos poner en imágenes esa gran historia de amor que recuerda a las de antes... a esas películas que te hacían suspirar y soñar con haber protagonizado en carnes propias un instante de las vidas de esos personajes. Un drama romántico en el que los pequeños momentos son más importantes que los grandes. Una película sobre la amistad, sobre el arte, sobre la arquitectura, sobre la tierra, sobre el vino... una película que esperamos que todo el mundo disfrute como nosotros disfrutamos haciéndola.

GALERÍA DE FOTOS