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SINOPSIS
Antes de que Alice fuera al País de las Maravillas, y antes de que Peter se convirtiera en Pan, eran hermano y hermana. Cuando su hermano mayor muere en un trágico accidente, cada uno de ellos busca salvar a sus padres de sus espirales descendentes de desesperación hasta que finalmente se ven obligados a elegir entre el hogar y la imaginación, preparando el escenario para sus icónicos viajes al País de las Maravillas y el País de Nunca Jamás...
INTÉRPRETES
GUGU MBATHA-RAW, ANGELINA JOLIE, MICHAEL CAINE, DEREK JACOBI, ANNA CHANCELLOR, DAVID GYASI, CLARKE PETERS, ROGER ASHTON-GRIFFITHS, DAMIAN O'HARE, CHLOE COLLINGWOOD, JORDAN A. NASH, KEIRA CHANSA, REECE YATES
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LOS ORÍGENES DE UNA FANTASÍA...
Érase una vez... parte de un prometedor ‘¿Y si?’ para plantear una historia fascinante sobre dos de los protagonistas más conocidos y queridos de la literatura infantil. La película lanza al aire una pregunta muy ingeniosa: ¿Y si la Alicia de Lewis Carroll y el Peter Pan de J.M. Barrie fueran hermanos?
La pregunta se le ocurrió por primera vez a la guionista Marissa Kate Goodhill cuando estaba terminando la facultad. “Estudié una asignatura que me cambió la vida: ‘Cuentos de hadas clásicos y contemporáneos’”, comenta Goodhill. “Me leí un montón de cuentos y me impresionó y me fascinó a partes iguales la oscuridad que rodea las historias originales. Son cuentos con moraleja, que intentan explicar a los niños el mundo en el que viven. En medio de todo eso, leí Peter Pan y Alicia en el País de las Maravillas y los analicé como codirectora artística de un grupo de teatro y danza de la universidad. Empecé a visualizar cómo podría ser la película. No me había parado a pensar en lo oscuras que son estas historias y en cómo ambas comparten un hilo común, pero representan la infancia desde polos diametralmente opuestos: de pequeña yo era como Alicia, porque quería ser mayor, pero Peter es diferente, él no quiere crecer nunca”.
El laberinto del fauno, el oscuro cuento de hadas dirigido por Guillermo del Toro en 2006, fue otra fuente de inspiración para Goodhill. “Es fantástica porque explora los mismos temas que abordamos en Érase una vez..., es decir: ¿qué circunstancias nos empujan a crear un mundo de fantasía y qué papel desempeña esa fantasía en nuestra vida?”.
Siguió investigando sobre el tema y descubrió que J.M. Barrie, el creador de Peter Pan, tuvo un hermano que murió cuando eran pequeños y que incluso una vez se había puesto la ropa de su hermano para intentar llamar la atención de su afligida madre. La idea fue cogiendo forma al darse cuenta de que podía crear un vínculo entre Peter y Alice a través del hermano que han perdido. “Me gustó la idea de darle forma y fondo a estas historias, y de utilizarlas para analizar —desde puntos de vista distintos pero complementarios— cómo reaccionamos ante los hechos que ocurren en nuestra vida”.
Goodhill se reunió con la productora Leesa Kahn en 2011 y le propuso el proyecto. Inmediatamente le dijo que le parecía una idea brillante y le pidió que se pusiera manos a la obra con el guion. “Me encantó la idea de que Peter Pan y Alicia fueran hermanos y de adentrarnos en su mundo para entender qué los hizo embarcarse en esos viajes tan míticos hacia Nunca Jamás y el País de las Maravillas”, comenta Kahn. “Ha sido muy interesante explorar esta historia. Lo que me gusta es cómo plantea la manera que tienen los niños de gestionar la tragedia y lo fuertes que son en circunstancias adversas. También hablar del poder sanador de la imaginación y de cómo se convierte en un gran apoyo al pasar por momentos duros”.
Los coproductores de Kahn también quedaron impresionados por la idea y por la calidad del guion, sobre todo por ser el debut de Goodhill. “Parecía una historia escrita por alguien con muchísima experiencia”, comenta Steven Richards, de Endurance Media. “Me quedé sorprendido al saber que era el primer guion que escribía Marissa. Me pareció una forma muy inteligente de plantear una precuela para estas dos historias. Además de captar la cruda realidad de la tragedia que azota a esta familia, Marissa ha captado la magia de la infancia y el poder de la imaginación para superar las adversidades”.
James Spring, de Fred Films, coincide. “Me sorprendió la habilidad con la que Marissa había unido estas dos historias”, explica, “y cómo había sabido crear un catalizador dramático para introducir las aventuras de una manera tan fluida, según el guion que había escrito”.
EL MATRIMONIO PERFECTO...
Para que Érase una vez... pudiera echar a volar hacía falta encontrar a un director o directora que tuviera la sensibilidad necesaria para llevarla a la pantalla, dejando que los elementos fantásticos cobrasen vida y respirasen sin perder de vista la cruda realidad en la que se asienta la historia. “Necesitábamos a alguien con mucha maña”, comenta Spring, “alguien que pudiera crear una película con la que disfrutase toda la familia, a pesar de tratar un tema tan complejo como la muerte de un niño”.
El primer paso fue alejarse de las películas de acción real. “Teníamos muy claro que queríamos trabajar con una mujer”, dice Kahn, “y Brenda Chapman nos pareció la opción perfecta, por su experiencia en el mundo de la animación y el dibujo”.
Según Spring, el material y la sensibilidad de Brenda formaron “el matrimonio perfecto”. “El material es bastante complejo, pero sabíamos que con su experiencia como directora de animación Brenda sabría cómo llevarlo al cine”. Por ejemplo, codirigió Brave (Pixar), en la que entendió como introducir el terrorífico oso demonio Mor’du en una divertida aventura para toda la familia; y en El príncipe de Egipto (DreamWorks) gestionó las Diez Plagas y la muerte del hijo de Ramsés en el contexto de un musical animado.
Según Kahn, Chapman encajaba perfectamente con lo que buscaban para Érase una vez... dada su experiencia creando mundos exquisitos. “La historia está escrita con gran detalle y elegancia, tiene muchos matices y es tremendamente visual. Hay muchos elementos tanto de Peter Pan como de Alicia en el País de las Maravillas que se van entrecruzando con la historia, por lo que nos parecía bastante obvio buscar a una directora que tuviera experiencia en el mundo de la animación y el dibujo”.
“Al ver sus películas anteriores queda muy claro que es una directora muy inteligente. Trabaja con muchísimas cosas en la cabeza, pero es capaz de filtrarlas para quedarse con lo realmente importante para la historia”, añade Richards. “Es una comunicadora muy visual”.
Chapman confiesa que nunca se había planteado rodar una película de acción real. “Muchos de mis compañeros del sector de la animación me decían que tenían muchas ganas de hacer una película de acción real, pero yo solía poner los ojos en blanco y contestar: ‘¿Acaso lo que hacemos nosotros no es real?’”, se ríe. “De hecho, creo que la animación llega a más gente y envejece mucho mejor que muchos filmes de acción real. Pero leí y guion y me dije: ‘Esta película sí que me interesaría hacerla’. Es una interpretación tan interesante y tan conmovedora de estas dos historias; es mágico, la verdad. Integra muchos de los elementos con los que he trabajado en animación y que encajan con mi manera de plantear la narración, porque me encanta el género fantástico. Pero en esta ocasión la fantasía existe en el mundo real, y eso es algo nuevo para mí porque no ocurre en el cine de animación. En este proyecto había de todo, y yo estaba encantada”.
NUNCA JAMÁS, EL PAÍS DE LAS MARAVILLAS Y LA INGLATERRA VICTORIANA...
Aunque Érase una vez... plasma la creación o el descubrimiento de dos mundo fantásticos míticos, nunca se planteó como una película de efectos especiales. “No quería que fuera como Alicia en el País de las Maravillas de Tim Burton”, explica Chapman. “Desde luego no quería competir con ese filme ni encajar en ese género. Para mí la película tiene mucha humanidad. No quería pasarme con los efectos”.
“Teníamos claro que esta película no iba a rodarse con una pantalla verde”, añade Richards. “Queríamos que los efectos visuales se utilizaran con cuentagotas. Cuando los niños se adentran en sus mundos de fantasía, los efectos especiales se utilizan para exagerar el mundo real. Por ejemplo, cuando están jugando, Alice dispara una lanza y la vemos salir volando, pero al clavarse en el suelo vemos que en realidad no era más que una rama”.
La realidad de la Inglaterra victoriana, entre la que asoman pinceladas de Nunca Jamás y del País de las Maravillas, se rodó principalmente en platós y localizaciones reales, todos ellos situados en el Reino Unido, durante el verano de 2018. “En este país todavía quedan muchos elementos victorianos, y decidimos aprovecharlos para nuestra película”, dice Spring.
Chapman y los productores encomendaron la tarea de desarrollar estos mundos interconectados a la oscarizada diseñadora de producción Luciana Arrighi (Regreso a Howard’s End, Sentido y sensibilidad) y la veterana diseñadora de vestuario Louise Stjernsward (El reportero, El exótico hotel Marigold), con Jules O’Loughlin (El otro guardaespaldas, Objetivo: Washington DC) como director de fotografía
“Me atrajo la idea de trabajar con un mundo real, que se ve en los platós y el attrezzo”, comenta Arrighi, “y en el que se entremezclan píldoras de fantasía que aparecen como por arte de magia”.
“Me encantó el guion”, dice Stjernsward. “Sobre todo me interesó la diversidad que representa. En las películas ambientadas en la época victoriana los extras son siempre adultos cortados por el mismo patrón. Pero en esta ocasión hemos trabajado con un grupo de personas increíbles y ha sido un placer vestirlos. Como diseñadora ha sido un trabajo superdisfrutable”.
Uno de los mayores retos a los que se enfrentaron Chapman y el equipo fue introducir los elementos más reconocibles de la historia (el vestido azul clarito de Alice y la ropa y el gorro verde de Peter) con la sutileza suficiente como para que resultaran frescos y funcionaran en el mundo real. “El traje de Peter Pan no es como el de Disney”, dice Stjernsward. “No lo he copiado de ningún sitio. Es un traje de Peter Pan casero, cosido por la madre de Peter”.
El guion de Goodhill incluye muchas referencias visuales a los mundos de Barrie y Carroll, que van apareciendo durante la película: Alice tiene un conejito de peluche y una campanilla que le regala su madre, mientras que Peter lleva un espejo y ha dibujado un mapa de Nunca Jamás. “Fue muy divertido encontrar momentos que no resultaran demasiado obvios”, dice Chapman. “Algunos están más escondidos que otros. Por ejemplo, Charlie come ostras como la morsa y Mr. Brown está tomando sopa de tortuga falsa la primera vez que aparece”.
La localización más importante es la casa de los Littleton, puesto que además de ser el hogar familiar, también debía alimentar la imaginación de los niños. “Quería que fuera una casa de cuento de hadas”, dice Chapman. “Quería que transmitiera fantasía. No buscaba un edificio de ladrillo insulso, sino algo que tuviera personalidad para motivar la creatividad de esta familia”.
Encontraron la vivienda que buscaban al visitar una construcción del siglo XVI reformada situada cerca de Aylesbury en Buckinghamshire (Inglaterra). “Es muy antigua y el tejado era de paja”, dice Yates con sorpresa. “Era muy diferente y transmitía buena energía”. La construcción se utilizó para los exteriores y el jardín, pero el interior se construyó en los platós de Twickenham Studios en Londres. “El exterior de la casa tiene mucha personalidad”, dice Arrighi, “pero por dentro no nos funcionaba. Queríamos poder mostrar cómo la había decorado Angelina como madre, cómo eran las habitaciones de los niños y demás. Todos esos escenarios los diseñé yo y los hizo realidad el equipo”.
No obstante, debido a la agenda de Jolie, los interiores tuvieron que replicarse al completo en un estudio en San Gabriel Valley (Los Ángeles), con otro equipo que ayudó con el último mes del rodaje. “A Angelina le encantó el guion y estaba muy interesada en participar, pero nos dijo que solo podría hacerlo si rodábamos en Los Ángeles”, comenta Richards. “Le dijimos que no habría ningún problema, aunque supuso todo un reto, claro. Cambiar de localización es siempre muy complejo”.
Arrighi confiesa que le preocupaba el traslado a Los Ángeles. “Nunca había trabajado allí, solo he visitado la ciudad para ir a ceremonias de premios y a fiestas”, dice. “Me encanta trabajar con equipos británicos, así que iba con un poco de miedo. Pero cuando llegamos allí y el equipo se puso manos a la obra me quede muy tranquila. Me quedé gratamente sorprendida porque el equipo de Los Ángeles ha hecho un trabajo fantástico”.
El viaje a Los Ángeles fue toda una aventura para los más jóvenes. “Ha sido increíble ver todas las playas y las fiestas”, dice Nash. “Y Angelina fue muy maja. Nos invitó a unos recreativos con sus hijos y nos dio una tarjeta con partidas ilimitadas. Luego fuimos a su casa, donde había una piscina enorme”
Además de filmar las escenas para la casa de los Littleton al principio y al final del rodaje, el equipo también se trasladó a diferentes localizaciones en Londres, incluida la impresionante Somerset House y los muelles de Butler’s Wharf. Oyelowo disfrutó mucho de esta experiencia. “He vivido en Londres casi toda mi vida y con esta película creo que he visto partes de la ciudad que no conocía. Creo que he descubierto el Londres oculto”, comenta. “Tengo una escena con Michael Caine en un pub muy antiguo que era minúsculo y se notaba que no había cambiado nada allí desde hace 200 años. Otro momento increíble ocurrió en Syon House, durante una escena con Derek Jacobi que rodamos en una sala impresionante que se llama la Gallery Room, por la que paseó la mismísima Pocahontas cuando visitó el Reino Unido. Uno de los lugares que más me marcó fue el House of Detention, un edificio en el que se encerraba a los detenidos antes de mandarlos a Australia. Es un sitio bastante raro y turbio que está en pleno Clerkenwell”.
Este lugar subterráneo tan imponente resultó ser complicado a la hora de rodar. “Nos costó bastante porque hay muchísima humedad y es todo muy antiguo”, comenta Chapman. “Teníamos que salir frecuentemente al exterior para respirar aire fresco antes de volver a bajar. Daba bastante agobio”.
La localización exterior más importante sin duda fue Windsor Great Woods, el frondoso bosque que enmarca los juegos de los pequeños de la familia Littleton y la puerta de entrada hacia el País de las Maravillas y Nunca Jamás. “Brenda ha puesto su toque visual personal en los mundos fantásticos de los niños”, comenta Kahn. “Ha conseguido trasladar el entorno en el que viven al mundo de fantasía de una manera muy orgánica. Ha utilizado los colores del bosque para representar los mundos reales y fantásticos de cada niño. También le dado un tratamiento muy original a la forma en la que los niños se refugian en sus mundos”.
Chapman decidió rodar muchas escenas en lugares muy frondosos, para dar la sensación de estar espiando detrás de un arbusto o entre las ramas de un árbol. “Es un marco perfecto para su historia”, dice Chapman, “como el marco de un cuadro. Crea la sensación de estar viendo su historia, pero también de formar parte de ella. Así es como me he sentido siempre al ver películas animadas. Ver animación es como abrir un libro de cuentos y meterte dentro. He querido crear esa misma sensación con esta película”.
Aunque Érase una vez... es la primera incursión de Chapman en el cine de acción real, para el equipo y el reparto no ha sido como trabajar con una novata. “No solo no parece que sea su primera película de acción real”, dice Oyelowo, “sino que además sabe utilizar su experiencia como directora de animación para organizar la estructura, el encuadre y las escenas realmente importantes para que avance la historia. Trabaja de una manera muy eficiente y tiene un ojo clínico increíble para entender los ritmos que necesita la historia”.
“Es una persona muy abierta al debate”, dice Chancellor. “Si le decía: ‘Oye, Brenda, ¿qué te parece que lo pruebe de esta manera?’, venía y hablaba conmigo para entenderlo. Siempre está abierta a las sugerencias, sin perder de vista sus objetivos. Es una mujer muy agradable”.
La cercanía y amabilidad de Chapman ayudó mucho a la hora de trabajar con niños. “Brenda es maravillosa”, dice Chansa. “Entiende muy bien a los niños y es muy divertida. Sabíamos que siempre podíamos contar con ella, no solo como directora. Ha sido un gran apoyo, especialmente en las escenas en las que teníamos que llorar, para las que hablaba mucho con nosotros. Ha sido una suerte contar con ella”.
“Es un encanto de mujer”, dice Nash. “Es muy comprensiva y se toma su tiempo para explicarte las cosas. Además tiene muchísima imaginación”.
CUESTIÓN DE EQUILIBRIO...
Una de las mayores complicaciones de Érase una vez... fue encontrar el equilibrio perfecto entre tragedia y aventura, dolor y fantasía y oscuridad y luz, sobre todo a la hora de montar la película.
“Brenda había creado una película que tenía elementos complejos”, comenta Spring, “porque la muerte de uno de los hermanos funciona como catalizador de la aventura. No obstante, queríamos que el público no solo sintiera el dolor de esta familia, sino los propósitos y los cambios que provoca en cada uno de los personajes”.
Goodhill reconoce que la película tiene un aire “agridulce”, pero espera que “tienda más hacia la esperanza que hacia la desazón al final. Me gustaría que al terminar la película los espectadores se sientan optimistas e inspirados, pero también quiero que asimilen las circunstancias por las que pasa la familia. Quiero que salgan del cine con una sensación de asombro”.
Todos los creadores comparten que la película debe llegar tanto a adultos como a niños, para ser una película para toda la familia. “Espero que los niños que la vean se identifiquen con estos chavales y comprendan que está muy bien tener mucha imaginación y jugar en mundos de fantasía”, dice Kahn. “Y espero que los adultos entiendan que es normal tener sentimientos y reaccionar ante las adversidades. Y espero que le den un gran abrazo a sus hijos”
Chapman cree que el poder de la imaginación nos conecta a todos, sea cual sea nuestra edad, tanto si nos lleva a una isla perdida para disfrutar de una eterna juventud como si nos invita a caernos por una madriguera hacia un mundo onírico donde encontramos un reflejo fantasmagórico de nuestra propia realidad, o a cualquier otro sitio. Tampoco hace falta conocer todos los detalles de Peter Pan ni de Alicia en el País de las Maravillas para disfrutar de Érase una vez.... “La película habla de lo importante que es la imaginación y lo importante que es escuchar nuestras emociones”, dice la directora. “La clave está en dejar salir nuestro subconsciente, incluso nuestra alma, como hacen estos niños, que utilizan su mundo interior para gestionar el dolor y encontrar apoyo en su camino hacia delante. Cada uno lo hacemos a nuestra manera y está bien que cada uno encontremos nuestro propio camino”.
La película también plantea una interesante reinterpretación de estas historias tan conocidas, y las acerca al público de una forma mucho más accesible. “Los espectadores van a reaccionar de manera diferente según sus experiencias personales”, concluye Chapman. “Todos tenemos una idea formada sobre estas historias y esta película nos las plantea desde otra perspectiva. No solo porque Peter y Alice son hermanos, y eso no se había visto nunca, sino porque también forman parte de una familia interracial. Hemos imaginado estas historias de una forma totalmente nueva, y por eso van a significar algo totalmente nuevo para los espectadores”.
“Esta es una historia universal”, apunta Oyelowo. “Creo que gustará a un público muy diverso, porque llega directa al corazón. Por eso he querido participar en ella”.
EL CASTING...
A Chapman lo que más le llamó la atención del guion de Goodhill fue su manera de retratar a la familia y plasmar la tragedia. “En los proyectos de animación no se exploran demasiado estas situaciones. Desde luego hay momentos dramáticos, trabajé en El rey león y me metí de lleno en la muerte de Mufasa, pero no se les dedica mucho tiempo. No es algo que se explore demasiado. Pensé que esta película me daba la oportunidad de analizar esas situaciones en profundidad y de trabajarlas mucho con los actores para transmitir su significado’”.
Fue imprescindible dar con los intérpretes apropiados para interpretar a los Littleton. La película dependía de que pudieran darle credibilidad a esta familia creativa y cariñosa que se enfrenta a una realidad muy complicada y saben utilizar la fantasía para abstraerse.
El primer elegido fue David Oyelowo, el intérprete británico-nigeriano reconocido por los papeles de Martin Luther King Jr en Selma (2014) y Louis Gaines en El mayordomo (2013). “Jack transmite alegría de vivir, un sentimiento mágico”, dice Chapman, “por lo que buscábamos a alguien que tuviera ese encanto, ese calor humano y esa autenticidad. Cuando veo a David Oyelowo me transmite cercanía y encanto. Es un placer verle en pantalla y disfrutar de la autenticidad que aporta a los personajes”.
Oyelowo aceptó el papel prácticamente tras leer el guion. “Me impresionó lo imaginativo que era el guion”, explica. “Enseguida me volqué con el proyecto. Tengo cuatro hijos y uno de nuestros mayores retos es ver en el cine películas que no sean de animación pero que nos gusten a toda la familia, es decir películas divertidas para los críos pero con la profundidad suficiente para captar la atención de los padres y dignas de ver en la gran pantalla. Esta película cumple todos los requisitos”.
Además de interpretar a Jack, Oyelowo quiso participar como productor. “Cuando algo me apasiona, intento que salga adelante por todos los medios”, se ríe. “Me pongo en plan: ‘Esto se va a hacer sí o sí. ¿Cuándo rodamos? ¿Dónde rodamos? ¿Qué necesitamos?’. Dejé muy claras mis intenciones desde el principio y como tengo algo de experiencia como productor, afortunadamente, vieron que iba en serio”.
“Comprendimos enseguida que contar con David nos iba a beneficiar”, comenta Spring. “Ha sido de gran ayuda durante todo el proceso. De hecho, una de sus primeras aportaciones fue hablar con Angelina Jolie y sugerirle que interpretase Rose”.
Oyelowo y Jolie nunca habían trabajado juntos, pero eran amigos y sus hijos juegan juntos a menudo. “Nos conocimos en una fiesta de cumpleaños hace varios años y conectamos inmediatamente. Nos pusimos a hablar de cómo es ser actor en Hollywood y a la vez estar criando una familia, ser padres y todas esas cosas”, comenta. Dice que Jolie le parecía perfecta para el papel de Rose, la madre de Peter y Alice, máxime porque no es el tipo de papel que suele interpretar.
“Creo que el público no ha tenido la oportunidad de ver a Angie como madre, con hijos de edades similares a los suyos, pero yo estoy muy acostumbrado a verla en ese papel. Mucha gente pensará ‘Venga ya, ¿Angelina la malota va a interpretar a la madre de tres niños en la campiña inglesa a finales del siglo XIX? No sé yo …’”, se ríe. “Pero cuando leí el guion, me pareció la elección más natural”.
Chapman sabe que el casting de Jolie puede sorprender inicialmente, pero le ha aportado muchísima autenticidad al papel. “Estaba decidida a convertirse en una madre victoriana, sin toques modernos y con un aire reservado. Pero a la vez quería ser cariñosa hacia esos tres niños. Ha hecho un trabajo fantástico. Tanto a David como a Angelina les emocionaba que la película pudiera estar protagonizada por una familia interracial, dado que en ese sentido los Littleton se parecen a sus respectivas familias. A ambos les interesó que ese tipo de familia se viera en el cine”.
No nos habíamos planteado que Peter, Alice y David fueran birraciales, de hecho no se hace ninguna mención a ello en el guion de Goodhill. “Simplemente nos parecía que David encajaba muy bien en el papel”, dice Chapman, “y nos dimos cuenta de que no hacía falta cambiar ni una coma del guion para trabajar con los actores que teníamos en mente”.
“Fue todo un honor que se pusieran en contacto conmigo”, comenta Oyelowo. “Fui la primera opción para interpretar a Jack y, claro, eso afectó al casting de actores que iban a interpretar a los niños. Creo que le añade otra capa muy interesante a la historia”.
Cuando Goodhill supo que Oyelowo interpretaría a Jack, pensó en reescribir el guion. “No quería que pareciese forzado, sino una decisión intencionada”, admite. Pero después de pensarlo se dio cuenta de que Chapman tenía razón. “Pensé: ‘Funciona perfectamente así, no hace falta cambiar ni una palabra’. Lo que sí hice fue documentarme bien para asegurarme de que podría haber ocurrido en aquel momento histórico. Descubrí que las películas ambientadas en esta época han blanqueado bastante la realidad. En la Inglaterra victoriana había más diversidad de la que se ve en el cine. Esas producciones ignoran la realidad histórica. Nuestra película, en cambio, no lo hace”.
“Seguro que va a haber voces en contra”, comenta Chapman, “pero las cosas están cambiando, ¿sabes? Ya va siendo hora de ser más abiertos y de darle una vuelta a estos planteamientos. Me parece genial que estas historias sean más diversas. Peter Pan no tiene que ser un chaval pelirrojo y Alicia no tiene por qué ser una niña rubia”.
Dar con tres niños birraciales de las edades correspondientes a los Littleton que tuvieran química entre ellos y buena técnica interpretativa en solitario fue todo un reto. “Necesitábamos que fueran buenísimos actores, pero que también tuvieran una faceta divertida”, dice Spring. “Buscamos niños que resultaran creíbles en las situaciones que plantea la película y que también pudieran transmitir una sensación de diversión, alegría y felicidad”.
Reece Yates, Jordan Nash y Keira Chansa fueron los elegidos. “Keira nos dejó a todos impresionados con su casting”, cuenta Kahn. “Entendió las directrices que le dimos y supo exactamente cómo interpretar a una niña que es tímida y reservada con su familia, buscando siempre la atención y el cariño de su madre, y un espíritu libre, dinámica y ruidosa con sus hermanos. Así es Keira”.
“Alice es muy curiosa”, explica Chansa, que tenía 10 años cuando se rodó la película. “Siempre tiene una forma muy diferente de ver las cosas. Es una aventurera, es muy atrevida, pero también le gusta jugar a cosas como tomar el té con sus peluches. Son los dos lados de su personalidad”.
Por su parte Nash “es muy intenso y pensativo”, dice Kahn. “Se parece mucho a cómo es Peter en la película. Es muy atento y bastante retraído, pero le encanta jugar y aventurarse fuera de su mundo interior para lanzarse a explorar”.
“Peter es una persona muy ambiciosa”, dice Nash. “Aspira a muchas cosas en la vida y en la historia quiere ser mejor que su hermano, David. Quiere que le presten atención porque al ser el hijo mediano a veces siente que le dejan un poco de lado”.
Por último, pero no menos importante, está el papel de David, una pieza clave del puzle. “Nuestra intención siempre fue encontrar a alguien que dejara una gran huella en el público”, dice Kahn. “Reece sonríe y ya te tiene enamorado”.
“Se podría decir que David no tiene mucha voluntad propia”, dice Yates. “Sus padres quieren que vaya al internado de Bristlemoss y sus hermanos quieren que juegue con ellos. Nunca tiene tiempo para sentarse a pensar qué quiere hacer él. Pero cuando está jugando con Peter y Alice se siente bastante libre porque puede ser lo que quiera. Puede crear un mundo entero o incluso una galaxia en un instante”.
Además de ser buenos compañeros de reparto, a Chapman le parecía fundamental que pudieran ser también buenos compañeros de juego. “Jugaron al pilla pilla y también les pedimos que se echaran unos bailes juntos”, explica. “No queríamos que jugaran obligados, sino ver cómo iban surgiendo ideas entre ellos de forma orgánica. Algunos chavales eran muy tímidos o se sentaban solos o eran muy conscientes de si lo estaban haciendo bien, pero estos tres chavales se pusieron a jugar como si nada”.
Esta impresionante unidad familiar es el gran pilar sobre el que se apoya la película, que cuenta con un reparto espectacular. Anna Chancellor interpreta a Eleanor, la controladora hermana de Rose. “Quiere a Rose, pero no acepta sus decisiones. No aprueba a su marido ni la manera en la que educa a sus hijos”, explica Chancellor. “Eleanor es dominante y controladora, y no actúa de manera desinteresada. Tiene buenas intenciones pero acaba causando bastante tensión y dolor”. A Chancellor le atrajo inicialmente la idea de “compartir cartel con Angelina e interpretar a su hermana”, pero también le impresionó Chapman. “Es encantadora. Supermaja y muy agradable”.
Completan el reparto Sir Michael Caine en el papel de Charlie, un amigo de Jack; Sir Derek Jacobi como Mr. Brown, un cliente de Jack; David Gyasi, el turbio criminal C.J.; Clark Peters, el dueño de la casa de empeños que sufre intoxicación por mercurio llamado Hatter; y Gugu Mbatha-Raw, que interpreta a Alice en el prólogo y epílogo del filme. A todos les impresionó el guion de Goodhill.
“El guion despertó la imaginación de los actores y, además, creo que estos personajes se disfrutan mucho como intérprete”, dice Spring. Cada uno de ellos tiene su equivalente en las historias originales de Barrie o Carroll. “Mr. Brown es la tortuga falsa, Charlie es la morsa, C.J es el capitán Hook… Creo que los papeles están muy bien escritos y presentados en esta película. Por supuesto para nosotros, como realizadores, ha sido un regalo contar con actores de la talla de Michael Caine, Derek Jacobi, Gugu, Clark y David Gyasi en el plató. Aportan un toque increíble y fantástico al filme”.
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