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‘El Chico y la Garza’ es una película de fantasía con un elemento de semi-autobiográfi co. Su título en japones, “Kimitachi wa Do Ikiruka” que literalmente signifi ca “¿Cómo vives?”, está tomado de una novela homónima de Genzaburo Yoshino que su madre regaló al cineasta Hayao Miyazaki en su juventud. Es más: ciertos acontecimientos de la infancia de Miyazaki aparecen por primera vez en este nuevo largometraje de animación.
La historia transcurre en un Japón del pasado que aún está vivo en los recuerdos de Miyazaki. Tras perder a su madre en un incendio en Tokio, Mahito, de 11 años, se traslada al campo con su padre Shoichi para instalarse en la Mansión de la Garza Gris, una fusión de arquitectura japonesa y occidental en una extensa y frondosa finca.
Mahito lucha con sus complejos sentimientos hacia su audaz y enérgico padre, así como hacia su nueva madrastra Natsuko, quien también resulta ser la hermana pequeña de su difunta madre. El aislamiento y la alienación llevan a Mahito a autolesionarse y encerrarse en su nuevo hogar. Todo cambia cuando recibe la visita de una garza gris, que acaba revelándose como el disfraz aviar de un “hombre garza” que cambia de forma.
La finca fue en su día la morada del Tío Abuelo, de quien se dice que se volvió mentalmente inestable por leer demasiados libros y acabó desvaneciéndose en el aire. La mansión está atendida por varias criadas ancianas, que vigilan a Mahito. Guiado por la garza gris, Mahito se adentra en los oscuros rincones de la mansión, donde el tiempo y el espacio comienzan a deformarse, los sueños y la realidad se confunden y un mundo lejano ejerce una atracción ineludible.
Mahito se adentra en un mundo donde la vida y la muerte existen en el mismo plano. Tras atravesar una puerta, conoce a Kiriko, una pescadora que lleva una cicatriz en la cabeza, quien le introduce en los secretos de este nuevo mundo.
Conocerá a los Warawara, criaturas que encarnan tanto la vida como la muerte, a pelícanos que siguen remontando el vuelo a pesar de las heridas que les causa o a un rey periquito al frente de legiones de sus congéneres, que son caricaturas de la sociedad de masas. También encontrará a Himi, una chica con el poder de manejar el fuego.
Mahito y el Hombre Garza se adentrarán cada vez más en este mundo -que parece un simulacro del nuestro- y que parece haber surgido de repente pero donde se ha perdido todo equilibrio y control.
¿Por qué Mahito ha sido conducido a este lugar compartido por vivos y muertos? ¿Sigue viva su difunta madre? ¿Quién es la misteriosa doncella Himi, y qué quiere el Tío Abuelo de Mahito? El Tío Abuelo es quien parece mantener el equilibrio de este mundo…
NOTAS DEL DIRECTOR SOBRE LA PROPUESTA: ¿PODEMOS HACER UN LARGOMETRAJE?...
LOS PROBLEMAS DEL DIRECTOR...
No hay nada más patético que decirle al mundo que te vas a retirar debido a tu edad, y luego volver a anunciar otro regreso.
¿Es realmente posible aceptar lo patético que es eso, y hacerlo de todos modos? ¿Acaso el hecho de que una persona mayor se haga ilusiones de que sigue siendo capaz, a pesar de sus olvidos geriátricos, no demuestra que ya ha pasado su mejor momento?
Claro que sí.
Está muy bien arrastrar a otros y causar un montón de problemas para terminar una película, pero también es muy posible que te quedes postrado en la cama o mueras en el momento decisivo. El propio instigador puede estar totalmente preparado para ello, pero para los que acaben cargando con un batiburrillo incompleto de película, sería insoportable. Los largometrajes tardan al menos tres años en completarse. Podía hacer uno en un año cuando tenía 40 años, pero ahora tengo 75, es mucho para hacer en tres años, y estoy tentado de decir “Déjame trabajar en ello hasta que tenga 80”.
Bueno, eso es algo por lo que Paku-san (el también cineasta Isao Takahata) ya pasó, así que suponiendo que quienquiera que produzca la película tenga la determinación de seguir adelante hasta terminarla, el verdadero enigma es: ¿cómo será el mundo dentro de tres años?
¿En qué estado se encontrarán el mundo y las mentes de los espectadores cuando reciban nuestra película? ¿Seguro que nuestra época actual, indistintamente a la deriva, indefi nible e indiscernible, está llegando a su fi n? ¿No se encuentra el mundo en un estado de cambio?
Podríamos estar abocados a la guerra o a la catástrofe, o tal vez a ambas.
En tiempos como estos, al hacer una película que tardará tres años en completarse, ¿qué forma debería tomar...?
En primer lugar, se podría buscar algo enfáticamente pacífi co, como “Totoro”. ¿»Totoro II” quizás?
Podríamos hacer eso. Tengo la sensación de que podríamos hacer algo que valga la pena. Es sólo una sensación, pero si estallara la guerra, podría ser aún más signifi cativo. En segundo lugar, una película ambientada en tiempos de guerra. Una película adelantada a su tiempo, hecha con la conciencia de que los tiempos podrían alcanzarnos antes de que seamos capaces de completarla.
La película no debe complacer a su época. Si pudiera ser inhumanamente irresponsable, me gustaría hacer una película sobre la batalla del río Yalu en la guerra chino-japonesa, pero eso es sólo una predilección personal. Olvídelo.