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El director explica que el axis de la historia reside en reconocer qué es la libertad: “Desde el principio, pensamos que Joe va a salir pronto [...] pero es algo que él no quiere porque no tiene a nadie a quien amar fuera. Quería enfatizar la idea de que el amor también puede ser un lugar en el que encontrar tu libertad; Joe la encuentra con otra persona, y es una libertad mucho más deseada que una impuesta por una institución que él no ha elegido”. Pero cuando se acerca la fecha de liberación de Joe y ven su relación en la cuerda floja, William toma la justicia por su mano.
Khalil Gharbia, quien interpreta a Joe, comenta: “Me gusta hablar de El Paraíso como un poema sobre el confinamiento. Un poema sobre la insumisión y sobre el amor sometido”. Al igual que Graton, Gharbia pone el concepto de libertad como foco a la hora de entender la película: “El sentimiento de confinamiento me recordó a esa sensación que se tiene de adolescente de sentirse atrapado en un cuerpo en el que no te sientes cómodo. ¿Hasta qué punto creas tu libertad dentro de un marco establecido, en lugar de derribar esos muros y crear tu propia libertad?”.
“El Paraíso”, además del amor y la libertad, trata temas tan importantes como la masculinidad, el racismo o la comunidad LGBTIQ+. El director y guionista explica como él necesitaba tratar las relaciones queer desde otro punto de vista: “Mostramos que dos chicos pueden ser cariñosos entre ellos, que la vergüenza y la cohibición pueden ser cosa del pasado, y que no solo somos víctimas. [...] Intentamos romper la típica narrativa del cine queer, sobre todo en personajes jóvenes, que siempre gira en torno a superar la vergüenza”. Y así, con este planteamiento tan sencillo y vibrante, Graton resume la esencia de su ópera prima: “Es como decir: puedes amar a quien quieras y ser quien eres, y sí, va a ser difícil, porque el mundo de ahí fuera está hecho de muros, pero tú eres más fuerte que ellos”.