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DECLARACIÓN DEL DIRECTOR...
Conocí el libro a través de Sidney Pollack, que había adquirido los derechos junto a Harvey Weinstein. Eso fue antes de “The Fighter”. Pese a que 'El lado bueno de las cosas' era una obra de ficción, estaba igualmente llena de personajes muy realistas e intensos, en un mundo local muy específico que el autor conocía bien: hogares cargados de emociones, gente sometida a gran presión, situaciones sorprendentemente dramáticas y otras involuntariamente cómicas. Me atraen mucho estos mundos, los encuentro fascinantes. Un cierto lugar, un cierto momento, ciertas comidas, ciertos rituales, completamente distintos a cualquier otra cosa, pero todas las emociones y anhelos de amor, respeto y sustento resultan sumamente universales. Al hablar con Bradley Cooper, me pareció que tenía gran parte de la perspicaz franqueza, ferocidad y vulnerabilidad que poseía el personaje de Pat Solatano; y estaba deseando interpretar a un personaje tan intenso e inesperado para él, lo que resulta de lo más oportuno para cualquier director. No conocía a Jennifer Lawrence, pero me dejó pasmado con su audición realizada a través de Skype, y el “Dios mío” de Harvey al verla dejaba bastante claro su total acuerdo conmigo. Me encanta el romance tanto como me encantan los mundillos verosímiles de barrio; la química entre Bradley y Jennifer era claramente combustible en la piel de esas dos personas tan especiales, un auténtico regalo. Otro gran regalo fue tener la suerte increíble de encontrar al Sr. De Niro, con su propio gran interés por interpretar un papel emotivo y realista, del tipo que habíamos comentado entre nosotros a lo largo de los años, que tenía un vínculo personal para ambos como padres. El resto de la familia del barrio fue cobrando vida gracias a la extraordinaria Jacki Weaver, Chris Tucker, Anupam Kher, John Ortiz, Julia Stiles, Shea Whigham, Paulie Herman y Dash Mihok. A fin de cuentas, me encanta observar las vidas de estas personas que tratan de superar los problemas que tienen que afrontar, a menudo completamente específicos de ellos mismos, de su propia casa concreta, de su propia manzana concreta, de maneras que resultan desgarradoras e insufribles, hasta que, de algún modo, logran salir adelante. Por el momento.