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ENTREVISTA A PIERRE SCHOELLER...EL EJERCICIO DEL PODER
Porque quiso contar la vida de un gabinete ministerial, hora por hora?...
.- La génesis del proyecto empezó hace 8 años, antes de Versalles. De entrada, quería poner a un lado la conquista del poder y las cuestiones de política partisana, de los egos, las luchas intestinas y de las pequeñas frases… para concentrarme en la práctica del poder, el Estado, a través de los que lo encarnan y se consagran en ello. Este poder del gabinete representa primero el poder del trabajo. La investigación me confirmó que trabajan como atletas, bajo mucha presión. Todo tiene que ver con la velocidad. Por ningún motivo, se puede frenar al ministro, más bien animarlo y alentarlo. Alimentarlo de positividad. Los colaboradores mas cercanos hacen un trabajo estupendo de training positivo, sobre todo cuando el jefe tiene un bajón: « Usted estuvo espectacular », « Es lo que había que decir ».

Escribió el guion pensando en unos actores específicos ?...
.- Primero escribo y luego voy a por los actores. Hemos buscado durante mucho tiempo a los actores. Un casting se hace de encuentros. Michel Blanc por ejemplo…. Un director de gabinete es un papel que él quería hacer desde mucho tiempo. Lo que le interesaba del personaje, era su serenidad y estabilidad. Gilles encarna la permanencia, la autoridad pero también las raíces. Las paredes y las fundaciones. Lo que queda del Estado y lo que quedará. Es por un lado mentor, consejero, y eminencia. El director de gabinete forma una pareja con el ministro. Son dos personajes complementarios. Son dos cabezas de un pensamiento único.

Como escogió a Olivier Gourmet para el papel central del ministro...
.- En el guión, su papel es inmenso, así que necesitaba un actor excepcional tanto por su compromiso, su amplia gama de emoción y por su calidad humana. Y que todo eso se transmita primero por la encarnación, el cuerpo. Filmar la política, pero desde los estados de ánimo. Quería ver al Ministro implicado visceralmente. Ver sus náuseas, sus borracheras, sus enfados, asi como su ternura. Es siempre el cuerpo al que vamos siguiendo. Por ahí va el comienzo con un sueño erótico que se traduce por un sexo erguido. Saint Jean se empalma, sangra, se corre, se emborracha, se ríe…como en la vida. Y para acturar todo esto, Olivier Gourmet es el actor perfecto. Olivier hace humano a un hombre bajo presión, que debe sobrevivir, frente a la prensa, ser firme y cruel porque es una guerra, los duelos, los arañazos, la humillación,
Y además tenía que combinar el casting. Hemos hecho una apuesta con Olivier y Michel, que nunca habían trabajado juntos, que venimos de diferentes estilos cinematográficos. No hice pruebas. Cada personaje eran ellos.

La película no está desprovista de espectacularidad. Es poco común ver una escena de riesgo como esta. Podría contarnos un poco como fue, a pesar de que prefiere guardarlo como sorpresa...
.- Como lo dice Saint-Jean, hay que “asombrar y crear un efecto de explosión”. La escena que usted evoca usted tiene como valor: el castigo. Tiene que resonar con una de las replicas « La población es recelosa y la población tiene derecho al recelo porque no retiene el poder”.

Porque ha optado por el ministro de transportes?...
.- Una de las primeras insinuaciones de la película, era un hombre durmiendo al que despertamos brutalmente para anunciarle un accidente de autobús con muertos y niños… Pasa de la tranquilidad a ser una escena de caos. Encarnar la voz publica, llevar las primeras respuestas a esta tragedia, encontrar las palabras justas…Desde los primeros minutos, el espectador esta proyectado en algo visceral. Creo que fue Jospin que contó que había organizado la evacuación de 200.000 personas para que se levante un campo de minas, y que esperó una noche entera el desenlace. El Estado nunca duerme. Por otro lado, me interesaba que el personaje del ministro no sea una figura apegada a la soberanía. Evitamos los grandes temas de la Justicia o de Interior. Podemos inventar todo con un ministro de transportes.

Por cierto, tenía un modelo de político escribiendo el guion?...
.- Pensé mas bien a unos anti modelos. Quería evitar al cínico, no hacer de Saint-Jean un puro manipulador – por cierto ellos no duran mucho tiempo en el cargo. Además, evitar el tipo justo que sigue un ideal, y el tipo que esta preparado a huir de las responsabilidades. Quería auscultar un animal político de verdad y creo que Saint- Jean es uno de ellos. No esta ahí por casualidad, tiene talento para la profesión, a pesar de que aún tiene mucho que aprender. Pero la gran dificultad, pasando del guión al rodaje, mi obsesión constante, fue poder crear caracteres, personalidades políticas que se basten a si mismos. Saint-Jean, Gilles, Peralta, El presidente… Espero que nos hagan olvidar al político de turno. El Ejercicio del Poder no es una película con referencias.

Si entiendo bien, es la misma lógica de no incorporar a Saint-Jean en un partido político claramente definido...
.- Exacto. Olvidamos durante 1 hora y media, los temas de derecha y de izquierda. Miramos exclusivamente el poder, sus rituales, sus humores, el sudor, la sangre, la libido. Y la permanencia del Estado. También, hablamos de nuestra relación con la democracia, este divorcio creciente entre ella y nosotros. Durante del rodaje, me vino un pensamiento recurrente, obsesivo, que guardaba para mi : Que esos gabinetes ministeriales tienen una parte de nuestra vida entre sus propios manos. Vale la pena interesarse a lo que pasa en aquella estructura !

De donde viene la idea de superponer SMS y notificaciones en la pantalla?...
.- Me gustaba la idea de que la pantalla sea fagocitada por una avalancha de palabras. Como la mayoría de la gente, esos servidores del Estado sufren de la misma emergencia, de la misma dependencia a la tecnología. El Smartphone aceleró aún más la circulación de las informaciones. Esos SMS que surgen en medio de los diálogos, es otra imagen del poder omnipresente del verbo. El verbo es la sangre del Estado, un flujo permanente. Por otro lado, un ministro no se puede resumir a un solo hombre. El gabinete crea palabras, acciones y posiciones que Bertrand Saint-Jean suele tomar en cuenta. Está la figura del ministro y el hombre que lo encarna. El ministro, como una mascara griega, es una figura que queremos habitar. El gabinete siempre va proveyendo de argumentos. La línea política del ministro Saint- Jean es una elaboración común entre Bertrand Saint-Jean y su fiel colega Gilles. Nos hace reflexionar sobre el tema de la responsabilidad individual. El poder, que nos apetece reducir a la figura de un único jefe, ¿no se vuelve mas complejo, aún más huidizo, cuando pensamos a todo el colectivo que está detrás de ello y lo genera?.

Y que representa el sueño del comienzo?...
.- Este sueño vino muy pronto. Lo admitamos o no, la política es un entorno de hombres. El relato iba a reflejar esta omnipresencia viril. Las figuras femeninas existen, pero gravitan alrededor del relato, ya sea la mujer del ministro, las colaboradores, o la mujer de Kuypers…
El sueño es como un anuncio de esta dominación masculina, por una anti-frase: esta mujer desnuda, esta Eva, nos introduce en el cerebro de un hombre. Quien es ella?. Puede ser Marianne, el símbolo de la República. Puede ser Saint-Jean engullido por la carga. O de forma más general, la figura de Eros, antes la irrupción de Tanatos, la muerte, anticipación del accidente de autobús. La alarma inconsciente… En fin este prólogo era una manera de enseñar lo que es importante para mi: la practica del poder es primero una excitación, una tensión muy física, un demonio, un diablo en el cuerpo, antes de ser un asunto de lenguaje. Saint-Jean, el cuerpo que habla, antes de saber si estamos en el discurso, la mentira o la verdad.

Presenta 'El Ejercicio Del Poder' como la segunda parte, después de 'Versailles', de una trilogía. En que consiste?...
.- 'Versailles' es un película que trata el tema de los privilegios, desde punto de vista de los excluidos. Al contrario, 'El Ejercicio Del Poder' es un película sobre la figura del poder, y sobre una cierta impotencia del político francés. Vemos el desamor del pueblo por sus dirigentes. La embriaguez de la función, y a veces el agobio del personal político. Es una cosa que tratamos poco, pero el malestar de los miembros del gabinete que se plantean a menudo, que si no serían más útiles en el sector privado, es profundo. En mi opinión, la impotencia de los políticos se funda no tanto en sus competencias, sino más bien en su incapacidad a tomar decisiones sobre la complejidad de un mundo cada vez más rápido. Así son las dos primeras partes de mi trilogía. En cuanto a la tercera, voy a tratar de la Revolución Francesa. El terror de 1793, pero no puedo deciros mucho más, porque todavía no hay nada escrito.

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