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NOTAS DEL DIRECTOR...
16 de septiembre 2011. Los telediarios, los periódicos, los blogs, Internet, la radio hablan sólo de una cosa: el supuesto secuestro del conocido escritor francés Michel Houellebecq, ganador del prestigioso Premio Goncourt en 2010. En algunos medios se llega a barajar la idea de que Al-Qaeda está implicada en los hechos. En los siguientes días la noticia se extiende a los círculos literarios, dando pábulo a todo tipo de rumores y especulaciones.
Michel Houellebecq. ¿Quién es en realidad? ¿Un buen escritor? ¿Un gran autor? ¿Más que eso? ¿El escritor francés vivo más leído del mundo? ¿El más odiado y el más respetado? ¿Merece formar parte de los enfants terribles más famosos de la prosa francesa, junto a figuras como Artaud, Céline, Genêt o Gracq?
Según el ensayo de Christian Metz, un documental es una ficción. Si nos atenemos a esta teoría, El secuestro de Michel Houellebecq es el retrato encubierto de una divertida investigación criminal. Un procedimiento de cajas chinas o estructura laberíntica que utiliza el relato y la noticia como punto de partida.
Su secuestro sirve de trampolín para empezar a explorar diversas tramas y posibilidades. Un laboratorio de experimentación donde el escritor real se mezcla con el escritor de ficción, y que va despegando –literalmente- las sucesivas capas y particularidades. Un intento de desnudarse, utilizando la mentira como una posible verdad.
Este enfoque -centrado en el prisma de esa comedia que es la vida humana- nos permite comparar y confrontar ideas y puntos de vista desde mundos diferentes que albergan creencias opuestas: el mundo de Michel, el mundo de sus secuestradores y anfitriones... Todo esto a la vez que abordamos asuntos mucho más amplios, como la creación artística, el miedo, Polonia, la Lotería, la reencarnación, la integración europea, Nietzsche, las armas, la Viagra, la arquitectura, las artes marciales... Más allá de la historia en sí, espero mostrar a un escritor divertido, sensible, dotado de un ingenio cáustico, acosado por la duda, ingenioso, desagradable también, ansioso, inteligente y enamorado. El tipo de hombre que no esperamos conocer. Y una sorpresa final: "El secuestro de Michel Houellebecq" también es el retrato de un hombre que nunca aspiró a ser escritor, sino a convertirse en piloto de carreras.