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SINOPSIS
Un volcán islandés, el Eyjafjallajökull, acaba de hacer erupción y para nuestra pareja protagonista es una catástrofe, ya que necesitan llegar a tiempo a un recóndito lugar de Grecia, para asistir a la boda de su hija. La pareja está divorciada y para más inri se odian hasta límites exagerados. Ahora no les queda más remedio que viajar juntos...
INTÉRPRETES
DANY BOON, VALÉRIE BONNETON, DENIS MÉNOCHET, ALBERT DELPY, BÉRANGÉRE McNEESE, MALIK BENTALHA
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ENTREVISTA AL DIRECTOR ALEXANDRE COFFRE...
Tras 'Une pure affaire', 'Eyjafjallajökull' es su segunda película, ¿cómo nació este proyecto?... .- Para mí, la pareja es una verdadera fuente de inspiración. Con 'Une pure affaire' quise poner a prueba a una pareja banal y un poco desgastada frente a un acontecimiento que iba a trastocar completamente su día a día. Al final, salían reforzados. Tenía muchas ganas de seguir por esta línea. A menudo, los cuentos de hadas terminan con la idea de «fueron felices y comieron perdices», pero pienso que en ese momento es cuando realmente empieza la historia de amor y eso es lo que me interesa. Además, desde hace años sueño con hacer una road-movie. Por lo tanto, tenía las ideas, pero no una historia precisa. Entonces, en el momento en que Yoann Gromb me expuso su idea de hacer una road-movie con la temática de una pareja de divorciados cuarentones, con el trasfondo de la erupción del volcán islandés Eyjafjallajökull, me sedujo al momento. Hablar de una pareja a través de su divorcio suponía un ángulo original. Una vez acabado el romance, verdaderamente nos encontramos con lo concreto, lo cotidiano. Hay muchas películas sobre la pareja o el divorcio, pero en el fondo muy pocas de ellas tratan sobre una pareja de divorciados. Sin embargo, es un hecho real de nuestra sociedad contemporánea, ya no resulta una excepción. Es una realidad social realmente interesante para desarrollar en la ficción.
¿Cómo construyó esta comedia tan particular?... .- No se trata de una película de amor ni de una comedia romántica. Incluso diría que es una comedia anti-romántica… teñida de aventura. Muy pronto, mis co-guionistas y yo pensamos en algunas películas de los años 80 que nos podrían servir de inspiración. Y, sobre todo, en la pareja formada por Michael Douglas y Kathleen Turner, que interpretaron a la perfección a unos personajes que se aman y se odian mientras viven locas aventuras. Por lo tanto, escribimos pensando en 'La guerra de los rose', 'Tras el corazón verde' o incluso 'Little miss sunshine'. Lo más complicado fue mantener un equilibrio entre ella y él. No queríamos que hubiera “un personaje bueno” y “un personaje malo”. Cada uno de ellos, por turnos o al mismo tiempo, hace todo lo posible por perjudicar al otro. Queríamos que, según el momento de la película, el espectador se formara su propia opinión sobre la relación. A continuación, había que trabajar la noción de road-movie. Mientras escribíamos, esta verdadera carrera contrarreloj nos ayudó a construir el relato. Nuestra pareja debía avanzar sin pausa para llegar a la boda de su hija. Los paisajes y los encuentros estructuran la historia, le confieren un sentido narrativo y evolucionan al mismo tiempo que ambos personajes. Cuanto más avanzas, más te lanzas a la aventura.
Mientras escribía, ¿ya percibía la envergadura del proyecto?... .- La envergadura del proyecto se impuso etapa por etapa. Era necesario que los protagonistas realizaran un verdadero periplo, que les llevara muy lejos, a bordo de toda una serie de medios de transporte. Quería lanzarles a un viaje a través de Europa, que fuera tanto plausible como relajante para el espectador. Al buscar localizaciones, fui consciente de todo lo que había que hacer… las distancias que recorrer, las dificultades logísticas, las escenas de riesgo… Viéndolo con perspectiva, no fue sencillo, pero sobre todo fue muy emocionante.
Después de François Damiens y Pascale Arbillot en 'Une pure affaire', ha reunido a Dany Boon y Valérie Bonneton. ¿Cómo los eligió?... .- ¡No hay nada más fuerte que una antigua pareja para interpretar a una antigua pareja! De hecho, Dany y Valérie se conocen desde hace veinte años. Empezaron juntos en el teatro, en su debut televisivo rodaron varios videos. Ambos son del Norte, tienen muchas vivencias en común y, sin duda, esa complicidad recuperada sirvió al juego. Y se hizo patente desde la primera de lectura: ¡tenía a mi pareja!
La pareja que representan también escapa a los clichés… .- La relación hombre/mujer ha evolucionado durante estos últimos años y mis co-guionistas y yo no queríamos partir de una pareja como las de hace veinte años. Ella es la que ha dado prioridad a su carrera y ha tenido más éxito social, mientras que él se ha centrado más en la familia; es más frágil. Me encantan los personajes de mujeres fuertes. Hay algo interesante y sorprendente en ver a una mujer hacer o decir algo normalmente masculino. Al venir de una mujer, es necesariamente diferente. Y como es inesperado, a menudo resulta más divertido o más fuerte en el plano emocional. Al principio, el personaje de Dany parece más apocado, ¡pero no hay que fiarse de las apariencias! Una de las mejores cosas de esta historia fue jugar con la imagen que nos hacemos de cada uno y dejar que nos sorprendieran.
¿Cómo eligió a los actores que los rodean?... .- Bérangère McNeese interpreta a Cécile, la hija de la pareja. Aunque no la veamos hasta el final, se habla de ella durante toda la película. Siempre resulta difícil interpretar a un personaje que no aparece hasta muy tarde, ya que hay que conseguir darle profundidad. Teníamos que encontrar a una joven capaz de existir muy rápido. Bérangère posee esa capacidad, con gran personalidad. Incluso físicamente, tiene algo de Valérie. No lo dudamos ni un segundo. Albert Delpy interpreta a un tío, como el que todos conocemos. Es el tipo de personaje que ya no tiene nada que demostrar y con el que hemos vivido montones de cosas. Gracias a él, desde el principio, comprendemos hasta qué punto la relación de Dany y Valérie ha resultado un infierno para sus familias. Denis Ménochet ocupa un lugar especial en la película, ya que su personaje cambia la historia. En la primera mitad, el motor de la aventura se basa en el odio que Alain y Valérie se profesan. Después, llega el personaje de Denis y, por primera vez, afrontan algo juntos. Dado que esta pareja está loca, ¿qué pasaría si se topara con alguien aún más loco que ellos? Se trata de un personaje inesperado y que fácilmente podía resultar angustioso o caricaturesco. Había que encontrar un equilibrio, sin perder demasiado realismo. Rodamos todas las escenas con Denis en tres o cuatro días, con una especie de euforia; nos hizo reír y enseguida funcionó con Dany y Valérie. ¡Fue un momento realmente loco en la película!
La película alterna secuencias de acción y riesgo con momentos de comedia casi intimista. ¿Cómo gestionó esta variedad sin perder el ritmo?... .- Para mí, una comedia es algo muy serio, ya que los personajes son el centro de la historia. Resultan imprescindibles y nunca deben pasar a un segundo plano. Puedes tener una buena historia, pero si los personajes no son buenos, nadie se interesara por el guión. Bajo mi punto de vista, sea cual sea el tipo de escena, prevalecen el aspecto humano y la precisión en la interpretación. A partir de ahí, ya sean escenas de riesgo o íntimas, siempre reflexiono sobre los personajes y su modo de vivir la situación. Me motiva tanto contar una pequeña escena de diálogos murmurados que conlleva emoción como dirigir un aprendizaje forzoso. En cada caso hay que procurarse los medio para valorar lo que les ocurre a los personajes. Y, ya que se trata de una comedia, tampoco debíamos ponernos nunca demasiado en serio. La idea era no provocar ansiedad, incluso cuando en la pantalla se muestren daños o verdaderos peligros. Mi objetivo era que los espectadores realizaran el viaje con la pareja, que tuvieran la sensación de estar sentados en el asiento trasero del coche, embarcados con ellos en la aventura.
¿Cómo se desarrolló el rodaje?... .- Doce semanas de rodaje a través de cinco países… Durante la búsqueda de localizaciones nos hicimos 10.000 kilómetros y 5.000 durante el rodaje. En la película no hay una localización que yo no hubiera buscado antes. Empezamos el rodaje en Munich, después atravesamos Alemania y Austria hasta Croacia. Todos los días cambiábamos de localización. Veinticuatro localizaciones en veinticinco días… Fue tan agotador como emocionante y eso hizo que el equipo estuviera unido. Partimos a la aventura lejos de nuestras casas, pasábamos juntos todas las noches, teníamos verdadero espíritu de troupe. Fue una gran película con una gran carga de trabajo y con medios pero, al mismo tiempo, era como hacer una película pequeña con una nueva localización diaria: una estación de servicio, un restaurante de carretera, y, por motivos de permisos, era imposible permanecer allí más de un día. Rodamos en la terminal de un aeropuerto, en las pistas, en zonas con gran seguridad… Son localizaciones difíciles de obtener y gestionar en términos de seguridad y disponibilidad. Cada vez, disponíamos de un tiempo muy limitado para rodar las tomas. Por lo tanto, todos los días teníamos que trabajar con mucha energía, a veces con escenas de acción. ¡No nos convenía equivocarnos! Primero rodamos los veinte primeros minutos de película y, a continuación, los veinte últimos. La secuencia de la boda fue muy rápida. De este modo, teníamos las causas y las consecuencias, conocíamos a los personajes del principio y del final. A continuación, rodamos lo que faltaba entre ambos. De hecho, rodamos en Croacia todo lo que sucede en Albania, Eslovenia y Grecia. Es un país maravilloso que ofrece multitud de paisajes diferentes. A menudo se dice que Croacia es un condensado de Europa. En cuanto al resto, rodamos las escenas de riesgo y de estudio en Bélgica y terminamos con el aterrizaje forzoso, filmado en Francia.