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SINOPSIS
Es el verano de 1957. Tras el espectáculo y el peligro de la Fórmula 1, el expiloto Enzo Ferrari está en crisis. La quiebra acecha a la empresa que él y su esposa, Laura, habían construido de la nada hace diez años. Su tormentoso matrimonio se debate entre el luto por un hijo y el reconocimiento de otro, fruto de su relación con Lina Lardi. En esta crucial etapa, Ferrari tomará decisiones arriesgadas, y acabará apostándolo todo en una única carrera que atraviesa 1.000 millas a lo largo de toda Italia, la icónica Mille Miglia...
INTÉRPRETES
ADAM DRIVER, SHAILENE WOODLEY, PENÉLOPE CRUZ, SARAH GADON, PATRICK DEMPSEY, JACK O'CONNELL, GABRIEL LEONE, LINO MUSELLA
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FERRARI...
Pasión, ambición y poder, son características de los coches de carreras de Enzo Ferrari, y un reflejo de la personalidad de su creador.
Nacido en Modena (Italia) y antiguo piloto de carreras, Enzo creó su propia compañía en 1947, y su primer coche -construído sin a penas financiación_ ganó en Grand Prix de Roma en su sexta carrera. De tal forma que diez años más tarde, los mejores pilotos del mundo competían por sentarse al volante de un coche de Ferrari.
Él y su mujer, Laura Garello Ferrari, re-invirtieron con fuerza en la división de carreras, y como resultado, en 1957 su factoría estuvo amenazada por la insolvencia. Esta circunstancia, junto con la trágica muerte de su único hijo, Dino, como consecuencia de una distrofia muscular, un año antes, hicieron tambalearse su matrimonio, ya que Dino había constituído la piedra angular sobre la que esta unión se cimentaba, y alrededor de la que giraba.
En adición a estos hechos, Piero Lardi, el hijo que tuvo Enzo en 1945, fruto de su relación con Lina Lardi, buscaba ahora el reconocimiento de su parde, con lo que Laura descubrió la existencia de la segunda familia de su marido. Y en medio de esta vorágine de crisis y revelaciones, Ferrari lo apuesta todo para ganar una carrera sumamente peligrosa, consistente en recorrer 1.000 millas (unos 1.600 kms) a través de carreteras abiertas, llamada Mille Miglia.
Ésta es historia detrás de una película, dirigida por el cuatro veces nominado al Oscar, dos veces nominado al BAFTA, y ganador de dos Emmy, Michael Mann (El Último Mohicano, Heat, El Dilema, Ali, Collateral, Corrupción en Miami, Enemigos Públicos o Tokyo Vice). FERRARI cuenta, además, con intensas actuaciones de Adam Driver (nominado a un Premio de la Academia por Historia de un Matrimonio y por Infiltrados en el KKKlan) como Enzo Ferrari; Penélope Cruz (ganadora de un Premio de la Academia por Vicky, Cristina, Barcelona; y nominada al Oscar por Volver, Nine y Madres Paralelas) como Laura Ferrari; y Shailene Woodley (nominada al Emmy por Big Little Lies; y nomina a Globo de Oro por Los Descendientes) como Lina Lardi.
Sin olvidar que el reparto del film, cuenta también con Patrick Dempsey, Sarah Gadon y Jack O’Connell. El guión es de Troy Kennedy Martin (The Italian Job, y la serie británica Reilly: As de Espías); Basada en el libro de Brock Yates “Enzo Ferrari: El Hombre y la Máquina”. Fotografía de Erik Messerschmidt y montaje de Pietro Scalia (ambos ganadores de premios de la Academia); Música de Daniel Pemberton, diseño de producción de María Djurkovic, Diseño de vestuario de Massimo Cantini Parrini (los tres nominados al Oscar); y casting de la ganadora de un Emmy Francine Maisler.
INTRODUCCIÓN...
Este largometraje nos muestra al inescrutable e icónico Enzo Ferrari, cuya imagen todos conocemos, pero también el drama que vivió en su vida personal. Precisamente, lo que fascinó al aclamado cineasta Michael Mann, y le mantuvo durante tantos años comprometido con este proyecto, fue la historia íntima, vista de cerca.
Inspirada en la obra literaria “Ferrari: El Hombre y la Máquina”, escrita por Brock Yates en 1991, y con un guion creado por Troy Kennedy, el largometraje FERRARI lleva el sello de Mann, y paradójicamente, no se parece a nada de lo que este director ha creado antes para la pantalla grande.
Desde sus sagas de crimen urbano (Thief, Heat, Corrupción en Miami, Enemigos Públicos), hasta sus tensos dramas (El Dilema, Collateral, Tokyo Vice, Hunter, El Último Mohicano), pasando por el retrato del famoso Muhammed Ali (Ali), la pasión de Michael por externalizar las vida interior de sus fascinantes personajes, le han proporcionado cuatro nominaciones a los Premios de la Academia, y ahora, Mann ha puesto el foco en Enzo Ferrari, uno de los más famosos así como inescrutables y complejos protagonistas del siglo 20. Y para Michael, este era el gancho perfecto: “en su vida nada es equilibrado, y esa es la esencia de Enzo Ferrari”, confiesa Mann. “Eso me fascina, porque así es la vida real: es asimetría, es desorden, está gobernada por el caos. Y al mismo tiempo, Ferrari fue precisión y lógica. Fue un hombre racional en todo lo concerniente a su factoría y a su equipo de carreras. Pero en los restantes ámbitos de su vida, fue impulsivo, defensivo, caótico. Y es precisamente esta asimetría, y estas maravillosas contradicciones, lo que le hacen tan humano. No solamente a él sino también al resto de personajes de la película.
La historia de Enzo Ferrari, al principio llamó la atención de Mann, como una potencial colaboración con el cineasta Sydney Pollack (Memorias de África, Tootsie, Las Aventuras de Jeremiah Johnson ); y pensó en el escritor Troy Kennedy Martin para adaptar el libro de Yates, poco después de su publicación. Pero lo que escribió Kennedy Martin, no era la típica biografía, sino que describía cuatro conflictivos meses de la vida de Enzo Ferrari en 1957: cuando el drama de su vida, y la de Laura y Lina, se ponen de manifiesto. Fue precisamente este crisol, junto con la inmersión profunda en la cultura italiana de los años 50, así como en el mundo de la competición automovilística, lo que cautivaron a Mann, que es un cineasta conocido por su narrativa innovadora.
A pesar de que Michael Mann estaba intrigado por la historia de Ferrari, y los obstáculos a los que tuvo que hacer frente a mediados del siglo XX, cuando el automovilismo se estaba convirtiendo en un fenómeno glamuroso e internacional, el director dio prioridad a otros proyectos cinematográficos, pero no se olvidó de FERRARI.
“FERRARI es una de esas películas independientes, sumamente caras, y casi imposible de hacer, y el nivel de dificultad es extremadamente alto”, - reconoce el productor John Lesher.
“Encontramos grandes obstáculos, para poner en marcha el proyecto FERRARI, pero finalmente arrancó con fuerza”. _ Añade el productor P.J. van Sandwijk.
En muchos aspectos, FERRARI es una película de estudio, hecha con espíritu independiente; pero Mann, Driver, Cruz, Woodley, van Sandwijky y Lesher, (las personalidades que trabajaban en ella), obligaron en gran medida a realizar recortes salariales para poder sacarla a delante.
Adam Driver fue desde el principio, perfecto para el papel protagonista, y se sumergió de lleno en la compleja caracterización de Enzo Ferrari, eje principal de la película.
Como ya hemos mencionado, había dualidad en la vida del empresario italiano: estaba por un lado su esposa, Laura, una persona endurecida por la lucha, el dolor, el amor petrificado, y por el hecho de ser una mujer involucrada en un negocio dominado por hombres, ya que el 50% de la factoría Ferrari le pertenecía a ella, en virtud de un contrato firmado con su marido desde la puesta en marcha del negocio. Una asociación profesional que se complicó enormemente cuando la relación personal de la pareja se enfrió, y los inteligentes instintos comerciales de Laura salieron a la luz, siendo éstos uno de los pocos recursos de control a los que podía aferrarse. A pesar de sus desavenencias matrimoniales, Laura siempre estuvo comprometida con el éxito de Enzo y las victorias del equipo FERRARI, y Penélope Cruz asumió este feroz papel con gran naturalidad.
“Todos somos complicados” – reflexiona Cruz – “No se puede describir a nadie como bueno o malo; como loco o cuerdo. Puedes mirar a esta mujer, a Laura, y etiquetarla de muchas maneras, pero es un ser humano muy complejo, por la cantidad de problemas a los que tuvo que hacer frente”.
Mientras tanto, Enzo volvió a encontrarse con Lina Lardi, (a quien había conocido en una fábrica de su Módena natal, durante la Segunda Guerra Mundial). Tuvieron un hijo juntos, Piero, en 1945, al que Lina crió en Castelvetro, donde fue una madre soltera, en la Italia de la posguerra, empeñada en conseguir lo mejor para su hijo, a pesar de que éste hubiera nacido fuera del matrimonio, y en un momento histórico y un país, que no aceptaba el divorcio. Interpretando este papel, Shailiene Woodley se comporta como una mujer cálida, pero con los pies en la tierra: decidida, contundente, y de fortaleza inquebrantable.
“A Lina nunca le preocupó el dinero” -comenta Woodley _ “No lo hizo para que Piero fuera el heredero de Ferrari. No le movía ningún interés materialista. Todo ese afán en lograr el reconocimiento de Enzo, era únicamente para proporcionarle a su hijo un lugar seguro en un mundo (el de la Italia Católica de los años 50), en el que no había sitio para un chico sin padre”.
La dificultad de tener dos familias y dos hogares (uno de ellos colmado de dolor, por la pérdida de un hijo de tan solo 24 años), y el otro centrado en que un niño de 12 años, no sufra penurias y calamidades, choca con el sueño de Enzo Ferrarri, de alcanzar la perfección en la ingeniería. Él se da cuenta del riesgo real de perder todo lo que ha construido: ya sea a manos de empresas como Fiat o Ford, que quieren comprar la suya, o por culpa de problemas personales, que amenazan con destruir el trabajo de su vida.
En 1957 Ferrari estaba en bancarrota: las ventas de coches de pasajeros de su factoría habían caído mucho, lo que dificultaba el encontrar financiación. Y todo ello alimentó aún más la naturaleza competitiva de Enzo. De modo que Ferrari se lo jugó todo participando en la peligrosa Mille Miglia: una famosa carrera, creada en 1927, consistente en recorrer 1.000 millas (unos 1.600 kms) a través de carreteras abiertas. El objetivo del ambicioso empresario al participar en esta competición, era poner en marcha a un equipo de pilotos llamativo y multigeneracional, que atrajera financiación, para mantener a flote el negocio de la factoría Ferrari, y también para seguir controlándola. Pero el precio que tendría que pagar por ello, sería muy alto.
Para añadir más dramatismo a una historia ya de por sí intensa, Kennedy Martin falleció en 2009, pero Mann retomó su guion y sus temas, y creó con ellos un drama biográfico excepcional.
UN RETRATO COMPLEJO EN PROFUNDIDAD...
Adam Driver es una singular figura del cine estadounidense, capaz de utilizar, en igual medida, la ferocidad, la ironía y la seriedad. Así lo ha demostrado, tanto en dramas que reflejan el dolor de experiencias vividas (Historia de un Matrimonio, Paterson, The Meyerowitz,), como en largometrajes de época, que combinan la comedia con el caos (Ruido de Fondo, Infiltrados en el KKKlan, La Casa Gucci, The Report), en sátiras del comportamiento moderno (Mientras Seamos Jóvenes, Frances Ha, TV’s Girls), o en películas de género, que enlazan lo épico con lo íntimo (la última trilogía de Star Wars, 65, Midnight Special).
Y para el rodaje de FERRARI, este actor, dos veces nominado al Oscar, investigó la vida del hombre al que tendría que interpretar, estudiando sus decisiones, su historia, así como la manera en que se movía, respiraba, caminaba y hablaba. Para poder realizar una actuación sutil, marcada por la constante lucha interior.
Esto encajaba a la perfección con Mann, al que le apasiona trabajar con los actores en la pre-producción, y convertir la preparación del trasfondo de la historia, en un proceso visceral. Este director, le proporciona a sus actores muchos elementos en los que profundizar a nivel artístico, y Drive reconoce que se sumergió por completo en este proceso.
“Michael te infunde mucha confianza” – declara Driver _ “Te deja espacio para experimentar, pero es muy claro sobre la película que está haciendo, y esta claridad yo la agradezco, porque incluso de un modo abstracto, te ayuda a tener mejores ideas”.
“Leí el libro de Yates, pero estaba muy claro que cada uno tenía una visión diferente de quién era Ferrari” -añade Driver – “Podría comportarse como un villano, o como un seductor. Era carismático. A ojos de muchos, podía parecer malvado, o imponente y manipulador, y me parecía casi imposible llegar a estar, como actor, a la altura de esas expectativas. Así que volví al guión y a la versión que estábamos interpretando, que es la de alguien que, por suerte, puede encapsular todos esos matices: que es impulsivo, pero a la vez, tiene un motor racional en constante funcionamiento. Y que es capaz de dejar a un lado los sentimientos.
Driver visualizó a Ferrari como un hombre instintivo: alguien que no para de moverse, quizá para protegerse de la dolorosa pérdida de su hijo Dino, de la que nunca se recobró. Pero como vivía y trabajaba en el peligroso mundo de las carreras automovilísticas, tuvo que construirse una coraza defensiva acorde con ese entorno.
Adam se nutrió de todos estos factores, para decidir cómo meterse en el papel de Enzo Ferrari. Y adicionalmente, Mann y él tuvieron una larga reunión con Piero Ferrari, el hijo de que tuvo Enzo con Lina Lardi, y actual vicepresidente de la compañía automovilística Ferrari.
Piero empezó a trabajar con su padre a finales de los años 60, colaborando con los equipos de Fórmula Uno de la empresa, además de en los procesos de concepción y producción. Y cuando Enzo Ferrari murió en 1988, él heredó su posición, de manera que ejerció como presidente de Ferrari hasta 2015.
“`Por lo que tengo entendido, Enzo fue una persona seria y ritual, extremadamente terca ”- comenta Driver _ “Y con respecto a su vida privada, se comportaba de manera muy distinta con Lina que con Laura. Con su esposa compartía familiaridad, dolor, historia y lealtad. Pero al mismo tiempo, a su lado ya no había sitio para el amor.
Driver invertía todos los días más de dos horas en peinarse y maquillarse para interpretar a Ferrari, que tenía 59 años en 1957. Sobre esto, el actor opina lo siguiente: “las prótesis cinematográficas son hoy en día tan exageradas, que casi te olvidas del intérprete, de la persona que está debajo. Por lo que la conexión emocional muchas veces se pierde también; y Michael no quería eso. Así que hicimos un trabajo exhaustivo, para encontrar el momento emocional en el que se encontraba Enzo: en ese momento de su vida, no se sentía fuerte, pero tampoco débil, creo que era pesadez lo que sentía.
En adición a lo anterior, se había criado en una fábrica, así que imaginé que se encorvaría cuando se subía a un coche; que era alguien que utilizada su masa, y su tamaño, y que no tenía que moverse mucho para relacionarse con otras personas”.
ENCONTRANDO A LAURA...
Penélope Cruz se convirtió en una estrella, en su España natal, en los años 90, con apariciones en las películas Jamón Jamón, Belle Epoque, y Abre tus Ojos; para posteriormente, aportar precisión y pasión a una rica y variada galería de mujeres fuertes, en películas internacionales, entre las que destacas colaboraciones con el director Pedro Almodóvar (Todo sobre mi madre, Volver, Los Abrazos Rotos, Dolor y Gloria, o Madres Paralelas); además de trabajos en dramas (Elegy, El Consejero, Loving Pablo), e incluso en un musical (Nine), sin olvidar sus papeles en films de aventuras (Piratas del Caribe: En Mareas Misteriosas, Asesinato en el Orient Express, Agentes 355), o en la comedia costumbrista Vicky, Cristina, Barcelona, con la que ganó un Premio de la Academia a la Mejor Actriz Secundaria. Así que Mann, tenía claro que la quería para el papel de Laura.
“Michael conversó un par de veces con ella por Zoom, y cuando visitó la ciudad, para los Oscar, se reunió con ella” – Explica van Sandwijk. _ “Me llamó inmediatamente para decirme: ella es increíble, eso es todo”.
A Cruz le llamó especialmente la atención el enfoque microscópico y la ética de trabajo de Mann, un proceso que compara con algo más terrenal y orgánico: "Es más artesanal" -dice.
Sobre su trabajo de investigación, Cruz destaca visitas a personas con información privilegiada, entre éstas, el médico de Enzo y Laura, que les reveló a Mann y a ella cosas sobre la relación de la pareja, que resultaron cruciales para comprender su dinámica. Por ejemplo, que el poder que Laura ejercía sobre la compañía Ferrari, enfurecía a Enzo. Pero cuando su personal de ingeniería amenazó con renunciar, si Laura continuaba haciendo visitas a Producción, Enzo los despidió a todos, de inmediato. Y eran los mejores ingenieros automovilísticos del mundo, pero lo hizo por solidaridad con Laura.
“Esto no aparece en la película, pero Laura solía dormir cerca de los neumáticos en las carreras, para asegurarse de que nadie robara nada” – informa Penélope. Y continúa: “Ella era muy importante en la compañía, y lo sabía, y siento que Michael está haciendo realmente un bonito homenaje a todas esas mujeres que han desempeñado un papel similar, que no se ha valorado. Y hoy en día, en muchos lugares del mundo, todavía hay muchas mujeres que trabajan desde las sombras, pero no se reconoce su esfuerzo”
Como parte de la preparación para el rodaje, Mann llevó a Cruz al apartamento de Enzo y Laura, y más concretamente, al dormitorio de la pareja, (en el que el Director no había estado con anterioridad); y a ambos les sobrecogió un material de seda, estampada, que cubría toda la habitación: tanto las paredes como las cortinas.
Se trataba de una estancia -recreada para FERRARI por el departamento de diseño de producción, supervisado por Maria Djurkovic_ de la que Laura no salió durante un año y medio, que reflejaba tanto su estado de ánimo como su personalidad.
“Esa habitación desprendía una energía muy pesada, y me dio la impresión de que esa decoración es la que elegiría alguien que sufriera dolor mental” – subraya Cruz.
“Nunca supe por qué ella eligió esa tela, o quizás lo hizo Enzo, pero era muy intensa la energía que desprendía. Y ambos nos preguntamos: ¿Qué tiene ese papel pintado?. Fue algo muy poderoso, y nos proporcionó muchas respuestas que no se pueden describir con palabras.”
Cruz, al igual que Driver, adoptó la apariencia física del personaje que interpretaba: Laura, una mujer afligida por la adversidad. Como parte de su caracterización, Mann le sugirió que se pusiera zapatos ortopédicos, que le aportarían cierto contoneo al caminar; algo que Penélope describe como “la sensación de tener una piedra en los zapatos”
“Había algo en Laura que no funcionaba, y que estaba siempre presente” – continúa Cruz _ “Es como si tuviera un dolor crónico; un dolor emocional. Pero para nosotros era importante verlo reflejado en la caracterización del personaje. Sobre todo, físicamente”.
“Curiosamente, Michael y yo pensamos en eso el mismo día. Es algo que nos pasó mucho durante el rodaje de la película: de repente, llegábamos al set, y uno le decía al otro: he tenido un sueño sobre no sé qué. E inmediatamente, el otro respondía: ¡pues yo he soñado lo mismo!. Me encanta”.
OTRA MUJER, OTRA VIDA...
Ya hemos visto que la vida de Enzo Ferrari discurría entre el caos y el control; y su relación con Lina Lardi fue la causa de lo primero, al tiempo que encarnó el deseo de lo segundo. Ambos empezaron a intimar mientras Lardi trabajaba en una fábrica de carrocerías en Módena, durante la Segunda Guerra Mundial, (un momento histórico en el que las políticas fascistas del Primer Ministro Benito Mussolini devastaban Italia). En este contexto, fueron intimando cada vez más, pero después de la guerra, la vida en Italia resultaba cada vez más complicada, y en este ambiente convulso, Lina crió al hijo de ambos, Piero. Ferrari mantuvo económicamente tanto a la madre como al niño, y la pareja siguió unida hasta la muerte del empresario, en 1988.
“En mi opinión, en los tiempos de guerra, siempre se produce una reacción progresista, de centro-izquierda, tanto cultural como política.” – reflexiona Mann _”Hay una especie de deseo por una nueva forma de vida. Y para Ferrari, supongo que Lina, en muchos aspectos, significó eso”.
Para el papel de Lina, Mann le hizo el casting a Shailene Woodley, cuya carrera, desde que era una adolescente, siempre ha destacado por su madurez, su inteligencia y su equilibrio. Como se demuestra en las películas: Los Descendientes, Aquí y Ahora, Bajo la Misma Estrella, Divergente, A la Deriva, The Mauritanian, Golpe a Wall Street; y en para la pequeña pantalla, Big Little Lies, con la obtuvo una nominación al Emmy.
Y desde el principio, Woodley se sintió motivada por el “modus operandi” del director, y sus consideraciones sobre la vida cotidiana de Lina. Con respecto a esto, declara lo siguiente: “Michael me hizo preguntas, que ningún otro director me había hecho antes, como ¿Cuál crees que era la temperatura del suelo, cuando Lina se levantaba de la cama? ¿Crees que por el hecho de vivir en una vieja granja en Italia, sin calefacción, ponía las zapatillas junto a la cama?, ¿Piensas que dejaba un par de calcetines cerca de la cama, para no tener que tocar el suelo frío?. Él realmente plantó en mí la semilla del mundo sensorial de esta mujer, el cual me he llevado conmigo.” _ y continúa: “todas esas cosas me ayudaron a formar, rápidamente, una idea de las experiencias diarias de Lina”.
Woodley visualizó a Lina como una mujer entre dos vidas, que se encontraba un poco indefensa en esa situación. Todo lo que Lina podía hacer era dar apoyo y cariño, tanto a su hijo como al hombre que amaba.
Siendo uno de los momentos más intensos de Lina, en el film, cuando se enfrenta directamente a Enzo, por sus dudas sobre reconocer o no a Piero, para que lleve su apellido, (Debido a las maniobras legales de Laura, y también a consideraciones culturales italianas, Piero no fue reconocido como miembro de la familia Ferrari hasta después de la muerte de Laura, en 1978). En esa escena, las emociones estaban a flor de piel, y para Lina, lo único importante era conseguir lo mejor para Piero, y que Enzo lo amaba como su hijo.
RECREANDO GRANDES PILOTOS Y LUGARES FAMOSOS...
Retomando las carreras automovilísticas, vamos a comenzar hablando de Alfonso de Portago: el principal piloto del equipo de Enzo Ferrari, que sufrió un horrible accidente en la recta final de la Mille Miglia, en el que perdieron la vida él, y nueve espectadores. Y que fue parte de la razón por la que en 1957 se puso fin a la carrera para siempre.
En FERRARI, el papel de Portago lo interpreta el actor brasileño Gabriel Leone, del que Mann dice lo siguiente: “Gabriel tenía algo que recordaba a Marlon Brando, y pensé que esa cualidad caracterizaba también a de Portago, quien incluso llegó a vestirse igual que Brando en la película “Salvaje”, de 1953”.
El veterano de la escudería Ferrari era Piero Taruffi, una presencia serena y segura entre sus jóvenes compañeros de equipo, y para este roll, Mann escogió a Patrick Dempsey, que estuvo nominado al Emmy por su papen en la serie “Anatomía de Grey”, y que tuvo buenas críticas por sus interpretaciones en los films Desencantada: Vuelve Giselle, o, Sweet Home Alabama. Pero Dempsey aportaba además, 20 años de experiencia real como piloto de carreras automovilísticas, ya que había competido, entre otras, en la Baja 1000 de México, en las 1000 Milllas de Sebring, en las 500 Millas de Saytona, y el las icónicas 24 Horas de Le Mans. También ha subido al podio como piloto, e incluso es propietario de un equipo.
“He estado pendiente de este proyecto cinematográfico durante unos 15 años” – declara Dempsey – “En esa época, en las carreras y en la cultura italiana, era como en la ópera: los altibajos la emoción, la muerte, la sexualidad… ¡fue increíble!”.
Dempsey acababa de leer el libro “The Techmique of Motor Racin” (La Técnica del Automovilismo), escrito por Taruffi en 1959, que resultó ser un recurso fundamental, tanto para comprender tanto la técnica del piloto, como su amistad con Enzo Ferrari, y la confianza que se tenían mutuamente.
“Taruffi sobrepasó su vida en las carreras” – explica Dempsey _ “supongo que es por eso que no era tan conocido como otros pilotos. Tenía 50 años cuando ganó la “Mille Miglia”, y se retiró después de esa carreta. Puede que no fuera el competidor más rápido, pero era el más consistente, y el más sabio, en el sentido de que sabía lo que tenía que hacer para cuidar el equipo, y ganar la carrera.
Jack O’Connell (71, Invencible, Money Monster, Godless, La Sangre Helada), fue seleccionado para el papel del conductor Peter Collins; y al igual que a Leone, le entusiasmó la idea de unirse a unas especia de “campamento de pilotos”, que pusieron en marcha Mann y el coordinador de los especialista, Robert Nagle, para aclimatar a los actores a las condiciones de ser un piloto de carreras.
“El objetivo de esa especie de campamento, era sobre todo que los actores comprendiéramos la mentalidad de un piloto de carreras” – declara O’Connell _ “de hecho, la cantidad de conducción que tuvimos que hacer delante de la cámara, era muy pequeña en comparación con la que hicimos sin que nos filmaran. Pero se trataba de ver lo motorizado que te sientes, y de lo mecánico que termina siendo tu cerebro. Y eso fue muy útil, porque evidentemente, cuando estás detrás del volante, no te concentras en nada más”.
El piloto Marino Franchitti, campeón de Fórmula Uno, da vida ,en la película, al desafortunado conductor Eugenio Castellotti, que murió mientras intentaba recuperar el récord de velocidad de Ferrari de Maserati. En el film, esto sucede en una escena temprana.
Dejando a un lado los pilotos – y en otro orden de cosas- Mann estaba empeñado en rodar en la italiana región de Módena y sus alrededores, durante el verano de 2022; lo que resultó todo un reto para la producción, debido a la necesidad de fabricar los coches que se usarían en las secuencias de carreras de FERRARI. Pues usar coches originales, valorados en sumas que podían alcanzar los 100 millones de dólares, estaba totalmente descartado.
“No se podía copiar el automóvil original, porque no teníamos el molde ni los patrones”- explica van Sandwijk_ “y ese fue uno de los grandes problemas que afrontamos. Pero por fortuna, Michael tenía contactos con la factoría Ferrari, de los tiempos de “Corrupción en Miami”, cuando conoció al empresario Gianluigi Longinotti-Buitoni, que es productor ejecutivo de esta película y fue fundamental para organizar todos los acuerdos con Ferrari y otros. Habíamos identificado dos o tres coches originales, de los cuales hicimos escaneo 3D. Cada uno de ellos era ligeramente diferentes del modelo, porque los construímos a mano. Recurrimos a una empresa que los fabricó en tiempo récord (creo que tardaron unas ocho o nueve semanas)”
Ese proceso lo supervisó Robert Nagle, uno de los mejore especialistas para escenas de conducción. La relación entre Nagle y Man se remonta a 2004, concretamente, al rodaje del aclamado film Collateral, donde Robert participó como especialista (o doble); para después trabajar en los equipos de transporte de Ali y de El dilema. Nagle tenía formación como ingeniero mecánico, para el diseño de coches de carreras, por lo que sabía lo que se necesitaba para construir un automóvil desde cero, incluso para elegir el chasis correcto, el cual lo obtuvo de una empresa del Reino Unido. Él y su equipo cogieron esos chasis y los cortaron para acomodar lo que se necesitaba para el ancho de la vía, y la distancia entre ejes. También agrandó las cabinas de los monoplazas para dejar espacio a los navegantes junto a los pilotos.
“Tuvimos que realizar muchos cambios, pero no fue necesario rediseñarlo todo, y eso ahorró mucho tiempo y dinero” – reconoce Nagle _ “Una vez que los chasis estuvieron acabados, sólo faltaba montar las carrocerías sobre ellos. El resultado final era un coche que, si le das la vuelta, es todo maquinaria moderna, pero por arriba parecían Ferraris o Maseratis de 1950.”
Lo siguiente que hicieron Mann y Nagle fue trazar la coreografía para las secuencias de carreras; y poco a poco, empezaron a ensamblar esos fragmentos en la película, teniendo en cuanta que la autenticidad era vital, para esas escenas. (Al igual que en el resto de la película FERRARI.
“Además de los coches que construímos, están todos los demás coches que son coches originales de Mille Miglia de cada año", explica Nagle. "Así, por ejemplo, los Mercedes Benz 300 SL que compiten en la película son todos originales de ese año. Algunos de los Ferrari originales están allí. Todos los Porsche son originales. Llegó un punto en el que se corrió la voz y los propietarios de algunos de esos autos originales comenzaron a llamar a la producción para decir: 'Tengo un auto de 1957 que corrió en la Mille Miglia, ¿quieres usarlo en la película?”
CONSTRUYENDO LOS DIFERENTES MUNDOS DE FERRARI...
Michael Mann elige al director de fotografía, siguiendo las mismas pautas con las que elige a los actores: sabiendo lo importante que es elegir al individuo adecuado para cada una de las necesidades de la película. En lo que a la cinematografía se refiere, para FERRARI quería una iluminación que evocara a las pinturas de Caravaggio: la luz proveniente de una fuente, pero que en las escenas no se iluminara de un modo teatral al actor.
“Quería que diera la impresión de que la luz caía sobre espacio y la gente que se movía por ese espacio” – explica Mann – “no quería una luz diseñada para capturarlo todo en ese marco; quería que pareciera real e independiente, y Erik Messerschmidt tiene una facilidad especial para la iluminación, así que él era perfecto”.
Messerschmidt ganó un Oscar por la película Mank, de David Fincher, y sabía que la historia y la atmósfera debían fusionarse en las imágenes, algo vital en las películas de Michael Mann.
En adición a lo anterior, Mann trabajó con Messrschmidt en la idea que que FERRARI tenía que existir en varios mundos: el de la vida doméstica e íntima de Enzo, en su hogar con Laura; el de la casa de campo, con Lina; y el mundo de las carreras. El primero tendría una estética más clásica, mientras que el segundo estaría lleno de energía; resultaría visceral, y dinámico, y para lograrlo, a menudo habría que sostener la cámara a mano.
Con esto en mente, ambos buscaron formas de capturar la realidad cinética de las carreras, de forma nueva y emocionante. Una idea consistió en colocar a un operador de cámara en el asiento del copiloto, junto al conductor, para algunas tomas; y trabajando sin trípode, con lentes anchos de gran formato, usando la cámara digital VENICE CineAlta de Sony por su facilidad de movimiento, así como las cámaras RED, RED KOMODO y RED MONSTRO.
“A Michael le interesa la espontaneidad; quiere capturar el momento” _ aclara Messerschmidt – “y yo no quería trabajar con un sistema de cámaras que lo restringiera. Así que montamos cámaras pequeñas en varias partes del automóvil. Eso no habríamos podido hacerlo con cámaras normales, debido a su tamaño”.
En cuanto a la paleta de color, los ocres, amarillos, naranjas, verdes claros y terracotas del norte de Italia, marcaron la pauta. La idea de Mann era que esa estética austera contrastara con el rojo brillante de los coches; un color que significa energía, y agresividad. Para la creación de esta dualidad, Mann se decantó por la diseñadora de producción nominada al Oscar María Djurkovi (The Imitation Game, Cegados por el Sol, Las Horas o Billy Elliot) Djurkovic y su departamento estudiaron fotografías de los años 50 de la Mille Miglia, y del Grand Prix de Francia, que también aparece en el film. Y examinaron referencias históricas: desde la señalización y la publicidad hasta la rampa de salida en la plaza principal de Brescia para el inicio de la Mille Miglia.
También invirtieron mucho tiempo en el entorno de Laura y de Lina en la película.
La casa de campo de Lina desprendía vitalidad, y aire fresco; algo muy distinto de mundo de Laura en Módena: allí todo era serio, opresivo y pesado. (Igual que el patrón que Mann y Cruz descubrieron, cuando visitaron la habitación de Laura). Y esos dos ambientes contrastaban, a su vez, con la factoría Ferrary: donde predominaban las líneas limpias y modernistas; un lugar donde la precisión y el control se reflejaban en el diseño de producción.
“Existe un archivo fotográfico muy extenso de la factoría, así que teníamos claro cuál era su aspecto” – comenta Djurkovic –“también teníamos los planos de la planta, y encontramos una fábrica que, a pesar de no ser de la misma época tenía un patio cubierto de adoquines, lo que resultó perfecto para simular la fábrica de Ferrari. A continuación construimos la oficina y la entrada".
En otro orden de cosas, el director del largometraje estaba, particularmente interesado, en encontrar la música adecuado par las secuencias de carreras, y le encomendó esta tarea al compositor nominado al Oscar Daniel Pemberton (El Juicio de los 7 de Chicago, Spider-Man: Cruzando el Multiverso; Steve Jobs.)
"Una de las primeras cosas de las que me di cuenta en FERRARI fue que el sonido formaba parte de la narración: el sonido de los vehículos es un elemento clave de las secuencias de carreras" – reflexiona Pemberton. "Necesitaba escribir algo que no se interpusiera en el camino de los motores (metafóricamente hablando), pero que no desentonara con ellos, en términos de frecuencias. Y que a su vez, aportara un elemento de dramatismo, de ritmo y de emoción".
Pemberton quería la sensación de una escala, pero que no resultara abrumador; algo expansivo pero no enorme, y para eso pretendía usar una orquesta completa de 70 músicos. “En FERRRI, la potencia de los motores es algo visceral, y me pareció que lo más adecuado era usar una orquesta, para crear un sonido orgánico y electrónico”.
En otra secuencia de la película, se escucha la voz de Lisa Gerrad cantando “Sacrifice” (de Gerrard y Pieter Bourke). La escuchamos mientras Enzo y Laura visitan, por separado, la tumba de Dino; y también cuando Enzo examina la carnicería del accidente de De Portago. Es una canción que sirve para transmitir el dolor y la pérdida, y Mann la usó también en El Dilema. – “Lo que escuchas lo ves en la escena, lo sientes” – comenta Mann sobre su decisión de volver a utilizar ese tema. _ “Probamos varias cosas y nada funcionó tan bien, así que estaba claro que era esa pieza la que había que usar”.
GALERÍA DE FOTOS
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