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FUEGO FÁTUO
INFORMACIÓN
Titulo original: Fogo Fátuo
Año Producción: 2022
Nacionalidad: Portugal
Duración: 67 Minutos
Calificación: No recomendada para menores de 16 años
Género: Comedia, Romance, Musical
Director: João Pedro Rodrigues
Guión: Paulo Lopes Graça, João Rui Guerra da Mata, João Pedro Rodrigues
Fotografía: Rui Poças
Música: Paulo Bragança, Oceano Cruz
FECHA DE ESTRENO
España: 31 Marzo 2023
DISTRIBUCIÓN EN ESPAÑA
Vitrine Filmes


SINOPSIS

En su lecho de muerte, su alteza real Alfredo, rey sin corona, regresa a lejanos recuerdos de juventud y a la época en la que soñaba con ser bombero. El encuentro con el instructor Afonso, del cuerpo de bomberos, abre un nuevo capítulo en la vida de los dos jóvenes inmersos en el amor y el deseo, y suscita su voluntad de cambiar el status quo...

INTÉRPRETES

MAURO COSTA, ANDRÉ CABRAL, JOEL BRANCO, ANABELA MOREIRA, MARGARIDA VILA-NOVA, MIGUEL LOUREIRO, ANA BUSTORFF, RAQUEL ROCHA VIEIRA, JOAO VILLAS-BOAS, CLAUDIA JARDIM

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- Festival de cine europeo de Sevilla 2022: Gran Premio del Jurado
- Festival de Cannes 2022

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ENTREVISTA AL DIRECTOR...
¿Cómo interpretas el título de la película, "Fuego fatuo"?...
Es un título algo misterioso. Tiene una fuerte conexión con la fantasía, pero también transmite la sensación de algo efímero. No dice nada sobre la película y, al mismo tiempo, lo dice todo.
Me gusta la idea de que el Fuego fatuo es algo a la vez fantasmal y físicamente real, pues se trata de un fenómeno químico que de hecho existe, y que antiguamente asustaba a la gente porque no se sabía de qué se trataba. El título simboliza la fuerte conexión entre fantasía y realidad que impregna toda la película.

Fuego fatuo es una película de género híbrido, con una novedad: el toque de comedia...

Tenía muchas ganas de hacer una comedia. Ya me había acercado al género con To Die Like a Man. La comedia es el género más difícil de lograr hacer con éxito, y es un género que me atrae mucho. Fuego fatuo es una comedia y un musical, aunque el género que mejor se ajusta a mi película sería el fantástico, pues se parece mucho a una ensoñación. La película toca temas muy concretos y al mismo tiempo empieza como una película de ciencia ficción, al situarse en el año 2069. Esto es lo que hace que mi enfoque de la comedia sea un tanto atípico.

¿En qué sentido?...
Me permite plantear preguntas sobre cómo las personas se ven a sí mismas, y cómo creen que los demás las ven en la realidad. La idea de la fantasía me da la oportunidad de plantear cuestiones fundamentales sobre la búsqueda de la propia identidad, que es tan única y personal para cada uno de nosotros, con cierta altura de miras.

¿Puedes hablarnos de la elección de las canciones y de la creación de la coreografía de la película?...
La primera canción es una canción infantil de 1980 interpretada por un artista muy popular en Portugal, tanto por sus comedias televisivas como por su trabajo en una revista musical.
Elegí esta canción por su ingenuo mensaje ecologista, que habla a los niños sobre la naturaleza y los árboles. Me pareció interesante cantar sobre nuestra conexión con el mundo, lo que estamos haciendo de él ahora y en lo que se está convirtiendo.
Y de nuevo quería enfocar las cosas de una manera poco convencional. Además, es una canción que a uno se le queda en la cabeza y funciona muy bien con los niños.

¿Y qué hay de los demás momentos musicales que son más para adultos?...
La canción que lleva por título Black on White (Negro sobre blanco) era una elección obvia. La película habla de una historia de amor entre dos jóvenes a los que todo separa y que, por tanto, nunca deberían haberse cruzado, y también de un cierto ideal que nos permitiría imaginar un posible futuro en Portugal, con, por ejemplo, la elección de un presidente de piel oscura y musulmán. Black on White, en la película, representa a un joven blanco y a un joven negro que se aman. La canción me permitió mostrar el amor de una manera inesperada, con una pizca de humor. La coreografía ha sido creada con la coreógrafa profesional Madalena Xavier, pensando tanto en los musicales de Hollywood como en los vídeos musicales contemporáneos. Quería que la forma poco convencional de utilizar las canciones en la película permitiera a los espectadores vivir una experiencia alegre y deliciosa.

¿Por qué elegir el año 2069 como futuro?...
2069 es, por supuesto, una alusión a 1969, ¡el año erótico! Pensé que sería divertido para cualquiera que conozca la canción de Serge Gainsbourg. Cuando ves 2069 en la pantalla, ya se crea cierto estado de ánimo. Comienza la comedia.
Cuando la fecha desaparece y aparece la sombra y el sonido de una nave espacial volando, seguimos con un tono que no es especialmente serio.

La película también plantea la cuestión de la memoria íntima...
Es la idea universal de alguien que se acerca a la muerte y que cuenta la historia de su vida. Mi película es un "me-acuerdode...".
Me acuerdo de cuando era feliz, de cuando quizás estaba viviendo la gran historia de amor de mi vida, de cuando era joven, aunque viviera en un mundo ya plagado de grandes amenazas -porque el joven príncipe es muy consciente de lo que ocurre en nuestro mundo actual, igual que es consciente de que también quiere cantar y bailar. Una vez más, Fuego fatuo es una comedia musical que habla de asuntos serios con alegría y ligereza.

¿Por qué uno de los protagonistas es un príncipe?...
Esto viene de los cuentos de hadas, llenos de príncipes y princesas, y de las historias de amor entre las princesas y los príncipes que las salvan. El mundo de mi película es el de un príncipe enamorado y su romance con un joven negro.
El hecho de que éste sea de piel oscura me permite mostrar al principio de la película que, si bien los parientes del príncipe son bastante estrechos de miras, el propio príncipe es un joven de nuestro tiempo. Anhela el amor y lo encuentra en un lugar inesperado para él: el parque de bomberos donde pretende convertirse en bombero. Es amor a primera vista, desde el primer apretón de manos. Algo pasa entre ellos, algo físico. Para mí es muy importante hablar del amor en su dimensión etérea y romántica, pero también física.

Las localizaciones de Fuego fatuo son muy específicas. Dejan su huella en los personajes. ¿Puedes explicarlo un poco?...
En primer lugar, está el castillo de la familia del príncipe. Necesitábamos poder rodar en una gran sala que pareciera el interior de un palacio, pero que también tuviera puertas correderas. Manejando esas puertas, abriéndolas y cerrándolas, las escenas se abren y cierran como lo harían en un escenario de teatro. Éste es otro tema del que habla la película: cómo nos mostramos, cómo nos ponemos en escena y nos comportamos en un país con un pasado real, aunque Portugal no haya tenido un rey desde 1910. En el parque de bomberos tenemos el mismo enfoque teatral, ritualizado; sin embargo, aunque existe la corrección formal de la disciplina de los bomberos, todo es más relajado. Todo se construye en torno a eso, a la seriedad de este tipo de profesión antes de que las cosas se inclinen hacia la libertad y la alegría. Esto es también lo que atrae al príncipe, que descubre otra forma de vivir, otros rituales. Descubrimos, por ejemplo, un aspecto ceremonial a través de los uniformes de los bomberos, en la medida en la que se corresponden con un lugar y son una forma de entrar en el personaje, lo que nos lleva a la cuestión de cómo nos mostramos, cómo nos ponemos en escena ante los demás. ¿Cómo nos vemos a nosotros mismos? ¿Qué piensan los demás de nosotros cuando nos ven?

¿Ésa es la razón por la que los personajes miran a veces directamente a la cámara?...
Miran a la cámara porque es muy importante para ellos ser conscientes de que les están observando. Hay otro lugar importante, que encontramos en varias de tus películas: el bosque.

¿Cómo es este bosque en Fuego fatuo?...
Es un bosque de pinos real. Es nuestro bosque de pinos más antiguo. Fue plantado en el siglo XIII por orden del rey Dom Afonso III, y a continuación por el rey Dom Dinis I, y desde entonces siempre se ha auto-regenerado. Pero estuvo a punto de arder en 2017. El lugar que vemos en la película es la única parte que quedó intacta. Este bosque está cerca del mar, en el norte de Portugal; se plantó para sujetar las dunas y proporcionó la madera necesaria a nuestros grandes navegantesexploradores.
Por eso, al principio, el príncipe habla de estos pinos como si fueran seres de la realeza, y en cierto modo es cierto que estos pinos marítimos son árboles reales. Son árboles muy hermosos que se yerguen altos y orgullosos.

La proximidad entre los cuerpos es una parte importante, incluso vital, de la película. El príncipe aprende a comunicarse con personas que no son sus parientes, de forma natural y alegre...
En la película, hay dos mundos diferentes que muestro al principio como estereotipos que en sí mismos proporcionan un material interesante con el que jugar. El príncipe viene de un mundo formal y aristocrático y, de repente, se encuentra con bomberos que provienen de entornos sociales muy diferentes. Es un poco como cuando existía el servicio militar obligatorio y todas las clases sociales se mezclaban. Quería mostrar que el parque de bomberos es un lugar democrático.

¿Y la desnudez?...
De repente, el príncipe se encuentra con gente que no tiene miedo de mostrar su cuerpo. He jugado con la referencia al calendario de los bomberos, donde se les fotografía con poca ropa. Lo llevé aún más lejos pidiendo a los actores que posaran como para un calendario pero que, además, recrearan las posturas de personajes que podríamos encontrar en los cuadros clásicos. Me encanta el arte de la pintura, y éstos son como cuadros hechos con el espíritu de Rubens o Velázquez.
Quería que el espectador comprendiera, al entrar en el parque de bomberos, que se trata de un parque especial. Un parque de bomberos de cuento de hadas. Al mismo tiempo, los entrenamientos de los bomberos que vemos son auténticos. Los acompañé durante varias semanas, filmando a bomberos reales.
La idea sigue siendo entrar en un mundo de fantasía a través de la realidad, en el romanticismo a través de la fisicalidad.

Muestras cuerpos que son todos diferentes e iguales...
La película se hizo en muy poco tiempo, pero ensayamos mucho antes, nos preparamos a fondo y nos divertimos mucho. Y esta alegría se nota en los números coreografiados. Empezamos a ensayar con los actores principales, y luego añadimos a los demás bailarines. En este sentido, procuré tener bailarines con varios tipos físicos; no quería solamente cuerpos de belleza clásica, sino un conjunto de físicos diferentes entre sí.

¿Como el cuerpo de la jefa de bomberos?...
La jefa de bomberos es maravillosa. Gracias a ella, he podido jugar, una vez más, enfrentándome a los estereotipos. En primer lugar, la gente no piensa en una mujer como jefa de un parque de bomberos. Además, la actriz que interpreta el papel, Cláudia Jardim, es pelirroja.
Tiene un pelo rojo maravilloso. La representación del fuego forma parte de su ser. Además, Cláudia tiene un carácter apasionado, ardiente, y aporta toda su fuerza física al personaje. Inmediatamente pensé que sería la mejor jefa de bomberos del mundo. Quería que la gente viera bailar un cuerpo como el suyo; quería que la película fuera una mezcla de cuerpos atléticos y de otros cuerpos dotados de otro tipo de energía física. Quería un ballet democrático.
Todo está permitido en esta película, porque el mundo es muy diverso si se sabe mirar bien.

La desnudez en tu cine también significa filmar plenamente el amor carnal. ¿Cómo abordaste la filmación de las escenas de sexo en Fuego fatuo?...
Desde que empecé a hacer películas, para mí siempre ha sido importante no dudar en llevar las cosas tan lejos como fuera necesario. Siempre he pensado que el acto de hacer el amor se puede filmar. Un cuerpo consta de muchas partes. No hay jerarquía. Se puede mostrar todo. Elegí hacerlo, aunque de forma ceremoniosa, porque me gusta la realidad cuando se escenifica. Mi película no es un documental, es pura ficción, una ensoñación que paradójicamente está enraizada en la realidad concreta, que es la del cuerpo.
Cuando nos encontramos, siempre acabamos acercándonos, y es importante no dudar en llevar las cosas hasta el final, con una cierta irreverencia, no ser demasiado bien educado en la realización de la película, y no sólo en ese aspecto. Si hay escenas de sexo, también hay que ponerlas en escena con un espíritu irreverente, practicar un cine que apuesta por la invención. Lo que más me preocupa es repetirme. No me gusta la idea de hacer siempre la misma película. Me digo a mí mismo que hay que olvidar la película anterior para pasar a la siguiente, aunque evidentemente habrá puntos en común, conscientes o inconscientes, entre mis películas.

¿Cómo trabajasteis el sonido en este musical?...
Siempre empezamos con el sonido directo, para luego trabajar a fondo el sonido fuera de pantalla. Esta película es una fantasía, y por ello nos dimos rienda suelta para crear sensaciones sonoras fuera de la pantalla. La irreverencia también se expresa a través del sonido. La novedad para mí fue que Fuego fatuo es una película en la que hay muchos diálogos. Antes, había hecho películas en las que los personajes estaban solos, pero ¡aquí hay casi treinta papeles!. Fue un reto en términos de ingeniería de sonido, ¡y un auténtico placer!

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