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CRITICA
Por: PACO CASADO
Tras pasar por La quincena de realizadores del Festival de cine de Cannes, donde causó una gran revuelo, esta historia de bomberos con un miembro de la realeza, llegó a la sección oficial a concurso del Festival de cine europeo de Sevilla Fogo-fátuo (2022), dirigida por el lisboeta Joao Pedro Rodrigues en representación de Portugal, director del que se pasa también una retrospectiva de su filmografía y ahora lo hace a las carteleras comerciales españolas.
La acción se sitúa en principio en 2011 y posteriormente en un Portugal futuro, concretamente en el año 2069, en el que se ha vuelto a instaurar la monarquía que no tiene reconocimiento oficial desde 1910 y el rey echa la vista atrás en el lecho de muerte y recuerda su pasado.
Poco a poco va avanzando la narración hasta esa futura actualidad completamente imaginaria, en la que llegado a ese punto Alfredo, príncipe heredero a los 20 años, renuncia a la tradición familiar y dice que lo que quiere ser en realidad en la vida, tras los fuegos que se han provocado en su patria, es bombero, sin nada de privilegios ni jefaturas, comenzando desde abajo.
La madre cree que es una broma pero no, es cierto.
Una vez en la estación de bomberos descubre otro interés, ya que se enamora de Afonso un atractivo compañero de color.
Aunque sea una fantasía futurista, sin embargo habla de cuestiones muy actuales, como el cambio climático, la situación política, la homosexualidad o la crisis global tras la pandemia, pero tomadas a broma, con ironía, para hacer reír al espectador con esta increíble historia de amor entre dos hombres con abundancia de elementos fálicos.
En ello se desarrolla la segunda mitad de esta corta película de poco más de una hora, con los entrenamientos que llevan a cabo estos hombres encargados de apagar los fuegos.
De esa forma el film se convierte en una fantasía erótica con escenas explícitas de sexo, en la que se incluyen varias canciones y algunos números de baile, con una coreografía muy imaginativa, interpretada por el cuerpo de bomberos, que igualmente representan escenas en las que componen algunas obras clásicas de la Historia del arte con cuadros de pintores famosos referentes al cuerpo desnudo masculino con cierta comicidad que es lo mejor de esta cinta.
El cine portugués suele ser bastante denso, pesado en cuanto a la larga duración de sus películas y sin embargo esta vez nos tropezamos con una que con un poco menos se queda en un simple mediometraje.
Encontramos que para ser escrito el guion por tres personas Joao Rui Guerra de Mata, Paulo Lopes Graça y el propio director Joao Pedro Rodrigues, el cineasta queer europeo más independiente, nos resulta bastante desequilibrado, centrando en la segunda mitad la parte más erótica de la historia, creemos que sin venir a cuento, con el enamoramiento del heredero Alfredo con el bombero Afonso en escenas explícitas de sexo.
La interpretación no tiene nada de extraordinaria con una cierta gracia la intervención de la irónica y oronda Cláudia Jardim como la jefa de bomberos, en esta historia de amor queer y sexo con algo de crítica política, ecologismo, música y folclore.
Ganador del Premio de la Semana de los directores del Festival de Bruselas. Premio especial del jurado en el Festival de Sevilla ex-aequo con Close.
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