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SINOPSIS
Llamados para mejorar la imagen pública de la NASA, las chispas vuelan en todas las direcciones cuando la prodigio del marketing Kelly Jones causa estragos en la ya difícil tarea del director del lanzamiento Cole Davis. Cuando la Casa Blanca considera que la misión es demasiado importante para fracasar, Jones recibe la orden de simular un alunizaje falso como respaldo, comenzando la verdadera cuenta atrás...
INTÉRPRETES
SCARLETT JOHANSSON, CHANNING TATUM, WOODY HARRELSON, JIM RASH, RAY ROMANO, COLIN WOODELL, ANNA GARCIA, NOAH ROBBINS, DONALD WATKINS, NICK DILLNEBURG, ART NEWKIRK, ASHLEY KINGS, JONATHAN OREA LOPEZ
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En esta nueva comedia ambientada en la antesala del mayor triunfo de la era espacial, la experta en marketing Madison Avenue, interpretada por Scarlett Johansson, choca de lleno con el director del lanzamiento del Apollo 11, al que interpreta Channing Tatum. Pero si Estados Unidos quiere llegar a la Luna, van a tener que entenderse de una forma u otra. “Toda esta gente trabajó muchísimo para intentar conseguir lo imposible. Cole es una persona optimista y le parece que es suficiente con esforzarse al máximo”, dice Scarlett Johansson, quien también produce la película junto a su productora These Pictures. “Kelly es más pesimista y sabe que la gente tiende a ser egoísta. El mundo es un lugar complicado. Las reticencias de Cole chocan con la determinación que ella tiene. Para Kelly el fin justifica los medios, aunque a Cole los medios le parece que importan. Ahí es donde está el conflicto”.
“A mi personaje, Cole, le parece que la NASA es capaz de conseguir lo imposible”, dice Channing Tatum. “A Cole le parece que la misión del Apolo 11 no es una misión más. No hay duda de que no es un anuncio de televisión cualquiera ni un producto que tenga que venderse. Probablemente sea el mayor logro de la humanidad”.
Greg Berlanti es uno de los escritores y productores de televisión más prolíficos, que en este proyecto coge la batuta de director. “En la película podemos ver esas dos facetas de Estados Unidos que hacen que sea un sitio tan estimulante para tantos: por un lado está el sueño de que podemos conseguir cualquier cosa, pero luego tenemos el descaro de querer venderlo”, comenta el director. “En aquella época el país entero pensaba que podíamos conseguir lo imposible. Para llegar a la Luna se necesitaron dos tipos de personas. Por un lado, las trabajadoras, personas que se esforzaron a diario en cuerpo y alma para desarrollar la tecnología necesaria, y luego los maestros de la publicidad como JFK, que vendieron el proyecto. Juntos hicieron posible lo imposible. Ese era el espíritu de Estados Unidos. Se necesita tanto al que te lo vende como a las personas que lo llevan a cabo. Los personajes de la película representan esto, ese yin y yang que nos define como país”.
En FLY ME TO THE MOON, la vendedora cínica es Kelly Jones, una experta en marketing y publicidad de Manhattan. “Es una genio del marketing creativo”, dice Johansson. Jones ha llegado donde está simplemente porque es la mejor en lo que hace. ¿Qué hay de malo si tiene que saltarse alguna norma, o incluso contar alguna mentira, para favorecer a sus clientes? La NASA se está preparando para llevar a cabo el sueño del difunto presidente Kennedy, llegar a la Luna, y la responsabilidad recae sobre Moe Burkus, un hombre sombrío que piensa que los ciudadanos necesitan una nueva visión del programa espacial. Y es entonces cuando consigue llevar a Kelly hasta Florida para venderles a todos la misión a la Luna.
En Cape Kennedy conoce a Cole Davis, un piloto de las fuerzas armadas retirado que trabaja ahora como director de lanzamientos en la NASA. La idea de que se tenga que “vender” la Luna le corroe hasta los huesos. El simple propósito de la misión debería ser suficiente, ese sería el mayor logro de la humanidad.
“Creo que Cole no entiende que Kelly pueda aportar nada al proyecto”, explica Johansson. “Es un tipo muy pragmático y la ve como un problema. Todo el proceso de financiación, el apoyo que pueda necesitar el proyecto y cómo les piden que pasen por el aro son cosas que no forman parte de su vocabulario. No entiende el propósito de todo ello. Ella es el arma secreta que no sabe que necesita para triunfar”.
“Mi personaje está mucho más preocupado con la parte física, la parte real, y siente que pierde el tiempo dedicándoselo a las relaciones públicas”, dice Tatum. “Ella es lo último con lo que pensaba que tendría que lidiar. Kelly aparece como un huracán y, a su parecer, destroza todo por donde pasa y crea más problemas que soluciones, cuando en realidad está sirviendo como engranaje para que todo funcione”.
Obviamente, acaban entendiéndose. “Vemos como chocan al principio de la película, pero luego descubren que tienen más en común de lo que pensaban”, dice Johansson. Los métodos poco convencionales de Kelly hacen que se suba por las paredes. Cuando él les prohíbe a los ingenieros que hagan publicidad, ella contrata a actores para que les interprete. Cuando le dan a ella un cuarto de las escobas (literalmente) como despacho, consigue que varios ingenieros lo transformen en un espacio alegre y luminoso. Poco a poco Cole se da cuenta de que los dos avanzan en la misma dirección, con la misma meta. “Son dos personas muy apasionadas. Triunfan en todo lo que se proponen. Es gracias a eso que acaban entendiéndose”.
“Al final Kelly le ayuda a Cole a ver las cosas de otra forma y a que se abra. Aunque también a la inversa”, dice Tatum. “Ella le enseña una forma diferente de vender cosas, con honestidad y entereza”.
Aunque al final parece que crece entre ellos algo más que respeto mutuo. “Ven a la otra persona como alguien misterioso, intrigante y apasionante. En esencia ven a una persona buena con valores similares a los suyos”, continúa Johansson. “Se dan cuenta de que pueden conseguir algo espectacular si trabajan juntos. Así que, aunque pueda haber alguna salida de tono, se nota que tienen buena conexión, y es entonces cuando la chispa se hace evidente”.
Eso justo es lo que a Sarah Schechter, la compañera en producción de Berlanti, le parece que diferencia a FLY ME TO THE MOON de otras películas del género. “No hay ninguna razón para que estén juntos”, comenta Schechter. “Ven el mundo de forma completamente distinta. Es solo gracias a que se ven obligados a trabajar juntos que acaban descubriendo lo increíble de la otra persona y de ver qué es eso que les falta y que le puede aportar el otro”.
Berlanti ha creado una película que recuerda a las ingeniosas comedias de Katherine Hepburn y Spenser Tracy pero con un elemento dramático por la importancia que se le da a la verdad. Una historia épica con la enorme escala de las misiones Apolo pero también con la intimidad de dos personas que se van acercando poco a poco. “El quid siempre está en las interpretaciones, se necesitan actores que puedan hacer una broma y al instante ponerse serios”, explica Berlanti. “Siempre me he preguntado por el tono que requiere cada momento. Me gustan mezclar emociones, creo que en la vida siempre se mezclan. Eso hace que los momentos tristes sean más tristes, los serios más serios y los divertidos más divertidos. Ir cambiando añade un elemento de sorpresa, nunca sabes lo que va a ocurrir después. Se necesitan actores que sean capaces de hacer eso, actores como Scarlett, Channing, Ray Romano, Jim Rash o Woody Harrelson. Tienes que crear un entorno en el que se sientan cómodos para ser quienes quieran”.
“La misión más ambiciosa que puede emprender una persona, además de ir a la Luna, es el amor”, continúa Berlanti. “Ambos anhelos requieren un salto hacia lo desconocido. La Luna es mística y mágica. Ha sido la mayor fuente de luz que ha tenido la humanidad de noche durante miles de años, en esas horas donde se da rienda suelta a la pasión. Es algo que forma parte de nosotros. Lo que tienen en común las dos cosas es la ambición que hay que tener para entregarte a algo tan inconmensurable”.
“Tener la oportunidad de ambientar una comedia romántica en la era espacial es lo que hace el cine maravilloso”, comenta Keenan Flynn, quien junto a Jonathan Lia son los socios productores de Johansson en These Pictures. “La escala es enorme. Estamos usando como localización principal el sitio donde construyen cohetes del tamaño de la Estatua de la Libertad. Pero en esa inmensidad nos encontramos con una historia muy íntima que adquiere escala. Hemos usado decorados enormes para que los espectadores sientan la magnitud de lo que contamos en la historia, desde la sala donde lanzan los cohetes hasta la mismísima superficie de la Luna. O bueno, al menos una réplica de ella”.
Schechter comenta que “la premisa central de la película, que un gobierno se vea forzado a crear una retransmisión falsa de la llegada a la luna para un público escéptico, no es tan descabellada. Había una sensación de desconfianza en Estados Unidos en esa época”, añade. “Había optimismo con los jóvenes y con su poder de cambiar el mundo, pero la idea de que podían conseguir cualquier cosa se estaba desvaneciendo. Kelly está pensando todo el rato en ese sueño. A ella le parece bien que la gente no tenga la Luna en su punto de mira, simplemente tienen que recordárselo”.
“El tema central de la película es la importancia que tiene la verdad, aunque irónicamente lo hacemos basándonos en una de las teorías de la conspiración más famosas”, comenta Berlanti entre risas. “A la hora de plantearnos cómo hubiesen sido capaz de hacer algo así, ha habido gente que opina que estamos tomando partido, que pensamos que la teoría no es real. En realidad la película trata sobre por qué fue tan importante ir a la Luna. Era un momento en el que era importante creer en cosas así. Cuando haces una película en la que falseas uno de los momentos más famosos de la historia, es imperativo que los momentos de verdad parezcan muy muy reales”.
EL ORIGEN DEL PROYECTO...
Johansson lidera FLY ME TO THE MOON tanto delante como detrás de las cámaras, ya que esta película también la produce junto a These Pictures, productora fundada junto a su socio Jonathan Lia.
La idea original de la película se le ocurrió al jefe de cine en These Pictures, Keenan Flynn. ¿Qué ocurriría si eso que vieron millones de personas el 20 de julio de 1969 fuese el audio real de la gente que llegó a la Luna, pero con unas imágenes falseadas al estilo de Hollywood? A Johansson le gusto la idea y empezaron a desarrollarla. Flynn y Bill Kirstein empezaron a trabajar en la historia antes de pasársela a la guionista Rose Gilroy. En ese momento Johansson solo pretendía producir la película, pero todo cambió cuando Gilroy entregó una primera versión del guion. “Nunca me imaginé interpretando a Kelly”, dice Johansson, “pero me enamoré del primer guion, era fantástico. Fue una lectura increíble, con un diálogo contundente. Éramos dos mujeres, una productora y una guionista, y juntas podríamos crear una protagonista potente, así que parecía que todas las piezas encajaron”. Debía interpretar el personaje.
Johansson escogió, persiguió y finalmente convenció a Berlanti para que dirigiese la cinta. Berlanti es uno de los escritores y productores televisivos más prolíficos, pero rara vez dirige un proyecto, especialmente un largometraje (aunque su película de 2018 Con Amor, Simon fue un gran éxito de crítica). Cuando contactaron con Berlanti descubrieron que estaba increíblemente ocupado. Habían pasado seis años desde su largometraje anterior y aunque encontrase tiempo en su agenda no estaban convencidos de que quisiese dirigir un largometraje.
“Es raro que Greg acepte un proyecto”, dice Lia, “pero comprendió el guion desde el primer momento y estaba convencido de saber cómo contar esta historia. Estaba en lo cierto. La visión que tenía para la película ha complementado el trabajo que hicimos nosotros, desde la escritura del guion, pasando por el diseño de decorados y el trabajo con los actores. El espacio exterior le apasiona igual que ha nosotros”.
Esa acabó siendo la pieza clave: a Berlanti le encantaba la idea de hacer una película sobre el Apolo 11. “De pequeño estaba obsesionado con el espacio”, confiesa. “Cuando nació mi hijo hace ocho años, lo primero que compramos para su habitación fue una foto a tamaño real del traje de Neil Armstrong”.
Aunque a Berlanti también le atraían el resto de temas de la película. “Hoy en día todo el mundo habla de lo dividido que está Estados Unidos, pero como escritor y creativo estoy convencido de que hay muchas más cosas que nos unen de las que nos separan. Me gusta ser capaz de contar historias que celebren lo que tenemos en común. En este caso hablamos del amor y la maravilla a la que aspiran, aunque lo dramático de todo es que tienen que trabajar juntos. Son un grupo de personas que deben entenderse entre ellos si quieren alcanzar su meta compartida. Ha sido muy divertido”.
“Greg siempre aporta un toque de humanidad y humor a todo lo que hace, ya sea como director, escritor o productor”, dice Schechter. “Es un maestro mezclando emociones, como lo demuestra en Con Amor, Simon o en cualquier otro proyecto televisivo que haya hecho. Greg ha querido mantener todas esas cosas maravillosas del guion, su originalidad y las grandes escenas, y mezclarlas para el disfrute del espectador”.
SOBRE LOS PERSONAJES...
Junto a Johansson y Tatum podemos encontrar a un gran elenco de actores que, entre otras cosas, les ha permitido brillar. “Creo que la parte más complicada, y la más divertida, es coger a cada actor, con su forma de trabajar particular, y meterlos a todos en la misma olla”, dice Berlanti. “He querido darles la oportunidad de soltarse a su aire”.
En el papel del empleado administrativo de Nixon Moe Burkus encontramos a Woody Harrelson, al que previamente ya habíamos visto en un rol parecido en Los Fontaneros de la Casa Blanca. Moe Burkus es al que se le ocurre contratar a Kelly para publicitar a los astronautas del Apolo 11 como héroes, y ella acaba haciendo que vendan de todo, desde relojes a cereales de desayuno. “Moe es un personaje oscuro y misterioso que está siempre en las sombras, pero que tiene mucho poder”, dice el actor nominado al Óscar. “Tiene sobre los hombros el poder ejecutivo, las personas a las que tiene que rendir cuentas. Trabaja al mismo tiempo en algo relacionado con Vietnam, probablemente también haciendo ver que íbamos ganando. Siempre está en la sombra, haciendo que ocurran cosas. Me lo imagino imponiendo dictadores de poca monta en Centro y Sudamérica”.
Es Moe el que tiene la idea de rodar un alunizaje ficticio para asegurarse una retransmisión de los hechos y confirmando así la supremacía de Estados Unidos en la carrera espacial, aún faltando a la verdad. “Lo bueno de Woody es que es capaz de crear un personaje al que amas, luego odias y luego amas otra vez”, comenta Berlanti. “Cuando pienso en los grandes actores con los que crecí, actores como Jack Warden o Karl Malden, me doy cuenta de que cuando aparecían en una película sabía que iba a ser buena. Es lo mismo que me pasa con Woody. Le ha dado peso a la película y ha sido un placer trabajar con él”.
Harrelson y Johansson aparecen juntos en muchas escenas de la película. “Woody aporta su gracia y buen humor característico a un personaje bastante enigmático, creando así un rol complejo y bien formado. Es algo muy gracioso de ver”, dice Johansson. “Nuestros dos personajes se entienden bien, tienen el mismo origen. Se respetan mucho el uno al otro, aunque él pueda resultar a veces amenazante. Tienen una relación muy particular que no detecté cuando leí el guion por primera vez, pero que luego se hizo evidente cuando Woody le interpretó. Es un personaje mucho más querible de lo que pensaba”.
Moe Burkus es para Kelly lo que Henry Smalls es para Cole. La NASA está llena de veinte y treintañeros, pero Henry es un ingeniero que está llegando al final de su carrera profesional y que se ha dejado la piel en el sueño de llegar hasta la Luna.
En el rol encontramos a Ray Romano. El actor es muy selectivo con los papeles que escoge y en este caso Berlanti hasta tuvo que escribirle una carta para convencerle. “Siempre he querido trabajar con Ray”, confiesa el director. “Soy un tipo italiano de Nueva York y él se parece mucho a la gente con la que crecí. Le quería en el rol porque la NASA se construyó con tipos aparentemente normales pero que hicieron cosas inimaginables. Aquí le vemos brillar haciendo de figura paterna de Channing. Se esfuerza para que todo el mundo dé todo lo que tiene. Él mismo ha sacrificado parte de su vida por este sueño, aunque también le tiene mucho cariño a Cole y quiere que se enamore y sea feliz”.
Otro personaje clave es Lance Vespertine, el voluble pero mordaz y probablemente brillante director comercial que Kelly contrata para simular el alunizaje. Berlanti era consciente de la importancia del papel, por lo que fue el primero que aseguraron en el proceso corriente de casting, aún cuando los cineastas seguían trabajando en el guion y moldeando los personajes.
Es un rol al que Berlanti tiene mucho cariño, ya que la historia del primer alunizaje es también la historia de la más importante retransmisión en televisión hasta la fecha. “Llevo 25 años trabajando en televisión”, dice. “He conocido a muchos personajes como Lance. He trabajado con varios de ellos. Hay gente que incluso diría que yo soy un Lance. Así que hay mucha de su personalidad que me resulta familiar”.
El papel recayó en Jim Rash, actor conocido por su trabajo en Community, así como por ser el escritor, director y actor secundario de la comedia El Camino de Vuelta y el oscarizado guionista de Los Descendientes. “Es muy muy gracioso”, dice Berlanti. “Le pedimos que volviese tres o cuatro veces en el proceso de casting para ver su química con Scarlett, lo que nos ayudó a darle forma al personaje que todavía seguíamos escribiendo”
“Creo que he nacido para interpretar un papel así”, confiesa Rash. “Las palabras que usaron para definir al Lance fueron ‘Dios sexy y muy atractivo’. Así que entendí inmediatamente por qué me querían a mí para el papel”, dice en tono serio. “‘Alguien extremadamente inteligente al que queremos ver en traje de baño’”.
¿En serio? “Lance Vespertine es un tipo voluble, un director con el que es muy difícil trabajar. Está algo disgustado de haber trabajado principalmente en anuncios. Siente que no recibe el respeto que merece”, dice Rash. “Aspira a algo mucho más importante que a hacer anuncios. Se enfada con facilidad y tiene mucha energía, pero al mismo tiempo es un director excelente, lo que le convierte en una persona complicada con la que trabajar”.
Rash partió de ahí y se metió varias semanas a ensayar hasta que encontró al personaje. “Lo más difícil de trabajar con Jim es que tiene demasiados momentos buenos”, dice Berlanti. “Tenemos 45 minutos de metraje de él que no hemos podido meter en la película”.
Si el plan de Moe Burkus para engañar al público estadounidense falla, necesitará un equipo de jóvenes idealistas convencidos de que su país puede conseguir lo imposible. Ese es un detalle fiel a la realidad, que los que nos llevaron a la Luna fueron la joven generación baby boomer. “Son la próxima generación”, dice Berlanti, quien consideró imperativo que actores de la generación Z interpretasen personajes de dos generaciones anteriores. “Hay muchas similitudes entre los jóvenes de finales de los años 60 que querían cambiar el mundo y la generación Z de hoy en día, que quieren volver a cambiarla una vez más. Cuando eran jóvenes también eran soñadores”.
Anna García interpreta a Ruby, la asistente de Kelly. “Es un personaje que aporta equilibrio, la compañera perfecta”, dice Berlanti. “Es un papel complicado. Una compañera es un acceso emocional hacia el protagonista, quien a veces debe ser impenetrable: no siempre puede decirte lo que está pensando o lo que está haciendo. Anna es efervescente. Es capaz de ser graciosa en una escena en la que hay mucho en juego, pero al mismo tiempo funcionar como brújula moral de Kelly. Su personaje también se enamora, y aunque solo se ve en unas pocas escenas, el espectador acaba muy involucrado, lo que refleja el gran trabajo que hace en su interpretación”.
En el papel de los ingenieros Stu y Don encontramos a Elise Watkins y Noah Robbins. “Siempre les he querido ver juntos en pantalla”, dice Berlanti. “Es impresionante lo que conectas con ellos cuando les ves juntos”.
Y un último miembro del reparto: el gato Travieso. “El gato le da un toque mágico y realista muy a tono con las comedias románticas clásicas”, dice Johansson. “Fue una idea muy divertida”.
Hay tres gatos que interpretan a Travieso, Hickory, Eclipse y Wilbur, pero Tatum tuvo un favorito. “Hickory es un crack”, dice Tatum. “Probablemente sea el mejor de la película”. Tatum ya había trabajado con gatos, por lo que pensaba que al final tendrían que sustituirlos por uno creado a ordenador. “A un gato no le importa lo que le pidas que haga. No le importa un bledo la película. ‘No sé, creo que voy a correr hasta la otra esquina de la habitación y me voy a lamer todo el cuerpo’. Pero Hickory trabajaba todo el rato”.
Tatum no era el único que dudaba del trabajo con gatos. Mucha gente le advirtió a Berlanti que debería sustituir los reales por unos generados por ordenador, pero él insistió, aún siendo alérgico a los gatos. La razón es que ha intentado crear la película más realista posible y gracias a eso pueden estar orgullosos de decir que todos los gatos que se ven son reales, algo que muchos consideran un milagro.
Berlanti sabía que la clave era no tentar a la suerte. “Seleccionamos gatos que destacaban en cualidades particulares. Unos eran mejores saltando, otros corriendo, y rodamos unas escenas en las que sabíamos que no necesitaríamos muchas tomas. Una de las sorpresas de la película ha sido lo fácil que ha sido el trabajo con los gatos”.
TRABAJANDO CON LA NASA...
FLY ME TO THE MOON ha tenido el privilegio de recibir el apoyo de la NASA, quien les ha puesto en contacto con varios técnicos que estuvieron en activo durante los lanzamientos de los Apolo.
Sería normal pensar lo difícil que sería obtener la cooperación de la NASA en una película que muestra a un personaje oscuro del gobierno de Estados Unidos cuyas órdenes son rodar un alunizaje ficticio. Hay gente que todavía cree en esa teoría de la conspiración, aun teniendo una sobrecogedora cantidad de pruebas que demuestran que el ser humano sí llegó a la Luna. ¿Realmente apoyaría la agencia espacial una película que tratase el tema, aún de forma desenfadada? “Mucha gente pensaba que perdíamos el tiempo pidiéndoles permiso para rodar en el Centro Espacial Kennedy”, dice Lia. “Pero hay que darles crédito, ya que miraron nuestro guion de forma objetiva y vieron lo mismo que nosotros: la oportunidad de celebrar este espectacular logro en el que trabajaron más de 400.000 personas”.
Son las historias de esas 400.000 personas las que asientan la base de la película. Seamos claros: no, nunca hubo un plan secreto para retransmitir un alunizaje ficticio. Pero la forma en la que FLY ME TO THE MOON refleja la dedicación de los personajes por alcanzar la Luna sí es real. “Creo que la NASA entendió que por encima de todo queríamos hacer un tributo de la llegada a la Luna”, dice Berlanti. “La NASA es consciente de todas estas teorías que surgieron, pero aprecian que nuestro objetivo fuese celebrar el logro”.
De todo lo que la colaboración con la NASA enriqueció la película, probablemente la más importante para alguien enamorado del espacio como Berlanti fue el acceso a grabaciones nunca vistas de esos años. “Hay mucho metraje en la película que nunca se ha visto en la historia, no ha aparecido en ninguna otra película”, dice. “Obtuvimos estas imágenes muy al principio, lo que nos ayudó a decidir cómo íbamos a rodar la película”.
La NASA también les puso en contacto con varios técnicos que estuvieron ahí cuando llegamos a la Luna hace más de medio siglo. “Tener el testimonio de gente que estuvo ahí cuando pasó ha sido clave”, dice Flynn. “Tienen historias que nunca nos hubiésemos podido imaginar. Haber sido capaces de insuflar hechos tan concretos en la película la ha anclado aún más a la realidad. Lo que sienten y experimentan los personajes se acerca mucho a lo que realmente sitió mucha gente que estaba ahí”.
Gerry Griffin fue director de vuelo en el centro de control durante las misiones tripuladas del Apolo. De los seis alunizajes, dirigió al equipo que logró tres de ellos. Se convirtió entonces en subdirector del Centro Espacial Kennedy y más tarde en director de Centro Espacial Johnson en Houston, pero el mejor trabajo que tuvo nunca fue “como director de vuelo en el centro de control”, confiesa. “Esos años cosechamos muchos éxitos. Demostramos lo que nuestro país podía conseguir si nos lo proponíamos”.
“Somos exploradores, lo tenemos en nuestro ADN”, dice Griffin. “Nos intriga lo que podemos encontrar, los sitios que podemos descubrir, aprender qué cosas podemos hacer mejor… son cosas que forman parte de nosotros. Creo que el espacio es un caso especial, ya que siempre nos ha resultado un misterio”.
“Un director de vuelo en la sala de control es como un director de orquesta”, explica Griffin. Aunque haya pasado más de medio siglo desde el Apolo 11, todavía hay varias personas vivas –como Griffin– que nos pueden transmitir sus recuerdos y experiencia, y eso es gracias a que la NASA apostó por gente muy joven. “Éramos unos críos”, dice Griffin. “Éramos seis personas en el equipo del Apolo. Me convertí en director de vuelo con 33 años, y de los seis que éramos no era el más joven. El mayor tenía 36 años y el más joven 32. Éramos una panda de críos pasándonoslo pipa con una misión muy importante que acabó saliendo bien”.
En la película, Cole está atormentado por una gran catástrofe: el 21 de febrero de 1967 un incendio en el Apolo 1 se llevó las vidas de los astronautas Gus Grissom, Ed White y Roger Chaffee. Para Brian Odom, el historiador jefe de la NASA, son detalles que se ajustan a la realidad. Cuando empieza FLY ME TO THE MOON no han pasado ni dos años desde el fatídico accidente. “Ese día, con el incendio del Apolo 1, la NASA cesó su actividad. Se preguntaron qué estaban haciendo mal, si estaban forzando demasiado las cosas. Habían sido algo laxos con los controles de calidad para ajustarse a los tiempos en el diseño de la nave”, dice Odom. “Una vez subsanaron todas esas faltas, se volvió a activar el programa del Apolo. Se volvieron a centrar en lo importante y es gracias a eso que el Apolo 11 fue un éxito y consiguieron llegar a la Luna”.
“Lo que ocurrió en el Apolo 1 nos sirve de recordatorio”, continúa Odom. “Es una tragedia de la que aprendemos en el presente. No hay que olvidar ninguna lección que nos enseñó esta tragedia. Por eso se crearon las conmemoraciones, tanto para el Apolo 1 como para el Challenger y el Columbia. Cada año la NASA celebra un día de conmemoración por estas tres misiones, para aprender de la tragedia que supusieron y no olvidarlas nunca”.
Frank Hughes acabó convirtiéndose en el jefe de entrenamiento de toda la NASA, pero cuando entró en la agencia en 1966 lo hizo como instructor de simulador, donde trabajó con Neil Armstrong, Buzz Aldrin y Michael Collins (así como con otros astronautas de Apolo y Gemini. En FLY ME TO THE MOON trabajó con los actores Nick Dillenburg, Colin Woodell y Christian Zuber, quienes interpretan a Armstrong, Aldrin y Collins respectivamente, para ayudarles con la tarea. “Puede parecer que para llegar a la Luna, la NASA iba improvisando a medida que ocurrían cosas, y en parte hay algo de razón en ello. Pero solo en parte”, dice Hughes. “Nadie había hecho el trabajo que estábamos haciendo. Éramos los primeros que abordábamos problemas de ese tipo. Era como el Lejano Oeste, más o menos sabían lo que hacían, cómo ir a caballo de lado a lado. Nosotros primero tuvimos que averiguar cómo manejar el caballo que habíamos creado y llevarlo al espacio exterior lo más lejos posible”.
SOBRE LA PRODUCCIÓN...
Para el trabajo detrás de las cámaras, Berlanti ha contado con el director de fotografía Dariusz Wolski, el diseñador de producción Shane Valentino, su montador de siempre Harry Jierjian, la legendaria diseñadora de vestuario Mary Zophres, el compositor Daniel Pemberton y la supervisora musical Season Kent.
“Wolski es un genio en el uso de la luz. Crea para los actores un entorno lo más natural posible”, dice Lia. “Le gusta iluminar todo desde dentro y el resto del entorno. Es muy liberador para los actores, ya que cuando entran en el decorado sienten que están en un sitio real. Podemos mover la cámara adonde queramos sin tener que pensar en cómo iluminar el nuevo plano, simplemente ya está iluminado”.
Wolski ha tenido dos grandes desafíos en esta película: uno que ya le es familiar y otro que le ha llevado fuera de su zona de confort.
El familiar ha sido, como en cualquier película, elegir la iluminación y las lentes idóneas para este proyecto en particular. Es una película con varias escalas y tramas. Tenemos la misión del Apolo 11 y la historia íntima de dos personas enamorándose, todo equilibrado con grabaciones originales de los años 60. “Tiene una estética propia. Lo ves en todas sus películas desde hace 20 o 30 años”, dice Berlanti. “Te puede iluminar una escena nocturna solo con tres luces y que se cree un momento mágico. No sé ni como consigue cosas así. Ha entendido el estilo y ritmo que quería para esta película. Ha conseguido capturar los momentos grandiosos y que parezcan algo íntimo y lo mismo a la inversa, es por eso que no parecen dos películas distintas. Es un mago del oficio”.
El otro desafío ha sido ponerse delante de la cámara, algo que nunca había hecho. En la película podemos verle como director de fotografía del alunizaje ficticio que ruedan. “Una de las mejores cosas ha sido poder dirigirle como actor”, dice Berlanti. “Hicimos audiciones para el papel, pero ninguno tenía aire de director de fotografía. Entonces le escuché hablar de cómo íbamos a crear un alunizaje ficticio con equipo de 1969 y le pregunté si quería el papel”.
Wolski dudó al principio, al fin y al cabo no es actor, pero Berlanti le aseguró que solo tendría que decir exactamente lo mismo que ya dice detrás de las cámaras.
Es por eso que la interpretación de Wolski finalmente acaba siendo tan natural. “Le dije que parecía que había asistido a la escuela de actuación de la madre de Scorsese”, dice Berlanti.
Probablemente el colaborador más cercano que tiene Berlanti es el montador Harry Jierjian, con el que ha trabajado en innumerables proyectos. “Somos almas gemelas”, dice Berlanti. “Empezamos siempre a montar tal cual empezamos a rodar, normalmente por las noches y los fines de semana. Hablamos sobre el estilo y el tono que queremos aportar. Es hábil y versátil, y, como todos los montadores, tiene algo de terapeuta. No iría a las trincheras con nadie más”.
Una de las cosas más complicadas ha sido incorporar las grabaciones originales de los años 60 a todo el metraje rodado para la película. Jierjian decidió que lo mejor sería usar muchas de las técnicas de montaje de aquella época, como las transiciones y pantallas partidas. “Obviamente, cuando quieres emular los años 60 usas ese estilo”, dice Berlanti, “pero lo verdaderamente mágico que hemos hecho ha sido mezclar grabaciones reales con escenas rodadas hasta el punto que no poder distinguir unas de otras”.
El mayor reto que ha tenido Valentino ha sido recrear la sala de control, el espacio donde los ingenieros de Cape Kennedy orquestaron el lanzamiento. “Muchas de estas películas tienen lugar en Houston, en el Centro de Control de Misiones. Pero el 90% de lo que ocurre antes de un lanzamientos ocurre en Cape Kennedy”, dice Berlanti. “Ha sido una gran suerte tener un espacio así en el que rodar. Pusimos imágenes en los monitores y simulamos el día del lanzamiento, así todo el mundo que estaba en la sala pudo experimentarlo. Había una persona ahí que estuvo el día del lanzamiento de verdad, en 1969, y nos contaba con lágrimas en los ojos que había sentido exactamente lo mismo hace 50 años”.
Zophres se ha esforzado por prestar atención al vestuario tanto de los personajes principales como de los figurantes. “Diseña el vestuario de cada uno de los personajes que se ven en pantalla”, dice Berlanti. “Esa es la única manera de que la película parezca real. Solo se consigue cuando prestas atención a los pequeños detalles que se ven de fondo”.
Zophres ha conseguido que los personajes principales destaquen aún más, Johansson con su increíble estilo años 60, Tatum con los suéteres mod y Rash con ropa que solo podría llevar Lance Vespertine. “Scarlett es un poco como la Señora Howell de La Isla de Gilligan”, bromea Berlanti. “Eso es lo divertido de estas películas. Para enamorarte de los personajes tienen que vestirse y hablar de esa forma”.
“He trabajado con Mary varias veces y siempre he dicho lo mismo, que si alguna vez hacía una película me gustaría que ella fuese la que diseñase el vestuario”, dice Johansson. “¡Los zapatos que llevo durante toda la película son de su tía! Creo que diseñó todo mi vestuario en torno a esos zapatos”. Aunque para ser precisos, no son exactamente los mismos zapatos, son unas réplicas que han confeccionado con materiales modernos para que aguantasen la película entera.
Aunque Johansson confiesa que el vestuario que más le gusta en la película es el de Jim Rash en el papel de Lance Vespertine. “Es la prueba de vestuario más divertida que he tenido en mi vida”, dice Rash, cuya extravagante ropa y sofisticadas gafas hacían que hasta le cambiase la forma de la cara. “En el pasado me han hecho llevar ropa que sinceramente me quedaba mal, pero en este caso llenaron una pared con atuendos alucinantes y me dejaron decidir cómo de ajustadas y entalladas las quería”.
Lo normal cuando se empiezan a tener las primeras escenas montadas es usar canciones o temas musicales de otras películas para hacerse una idea del tipo de música que puede funcionar. Berlanti y Jierjian utilizaron una y otra vez música compuesta por Daniel Pemberton, por lo que se puede decir que creó la banda sonora incluso antes de estar contratado. “Y eso que nunca había trabajado con él”, dice Berlanti. “Cada vez que le pedimos colaborar en la película su equipo nos respondía que estaba muy ocupado. Cuando acabamos de rodar la película le pedimos que le echase un vistazo y le dijimos que en realidad casi toda la música que habíamos usado de forma temporal era la suya. A lo que respondió: ‘Ahora entiendo por qué habéis estado usando mi música y por qué debo aceptar este trabajo’”.
La razón por la que necesitaban a Pemberton es que es un maestro componiendo diferentes géneros musicales. Ha compuesto bandas sonoras de proyectos tan diversos como las películas de animación de Spider-Man, Ocean’s 8 o Steve Jobs. “La parte difícil de cualquier película con tonos tan distintos es mezclar la música. Tenemos jazz, música clásica de orquesta, música típica americana y todos esos sintetizadores cuando llegamos a la Luna. Es importante no restarle protagonismo al lanzamiento y además hay una historia de amor. Son todo cosas muy distintas, pero la película debe entenderse como una unidad”.
La supervisora musical Season Kent también lleva colaborando con Berlanti desde hace muchos años. Berlanti tenía claro qué canciones quería oír en la película. “Hay tantísimas canciones de los años 60 que hemos escuchado un millón de veces en cine que lo que le pedí es que me hiciese una selección de las que no hemos oído nunca en una película”.
Un buen ejemplo es la versión que Aretha Franklin hace de la mítica Moon River. “Es imposible no acordarse de Desayuno con Diamantes”, confiesa Berlanti, “pero estoy enamorado de su voz en esta canción. Hemos tenido la oportunidad de mostrarle a los espectadores algunas versiones que son una maravilla”.
Como supervisora del trabajo de dobles de acción encontramos a Heidi Moneymaker, quien lleva siendo la doble de Scarlett Johansson durante muchos años. Uno de los retos más difíciles que ha tenido ha sido recrear los primeros pasos que Armstrong y Aldrin dan sobre la Luna, aunque el objetivo esta vez ha sido que la recreación pareciese algo falsa. “Recrear los primeros pasos sobre la Luna ha sido una de las partes más divertidas y creativas de este proyecto”, dice Moneymaker. “Tuvimos que buscar una forma de esconder los cables para que no se viesen en los monitores, además de replicar con exactitud cada uno de los movimientos que hacen en el alunizaje real. La espectacular coreógrafa Katherine Roarty ha hecho un trabajo estupendo con nuestros astronautas. Estos han tenido que practicar durante horas para cuadrar cada movimiento a la perfección y ella les ha dado todo tipo de trucos para que resultase creíble”.
En la película, los falsos astronautas no consiguen hacerlo del todo bien, algo que les ha permitido a Moneymaker y su equipo margen para la creatividad. “Hemos hecho muchas cosas divertidas. Hicimos que los astronautas se chocasen, que tirasen una lámpara y prendiese fuego e hicimos que el doble de Neil volase en círculos. Ha sido una experiencia muy creativa y muy muy divertida”.
Hay otra escena de acción que tuvieron que coordinar, como cuando una explosión hace que el personaje de Tatum se estrelle contra una ventana, algo que ejecutó el propio actor. “Usamos una lente larga y colocamos almohadillas a lo largo del suelo. Luego le lanzamos con un sistema de presión de aire, impulsándolo por los aires con un cable. Se le daba tan bien que pudimos darle incluso más caña de la que pensábamos al principio y él encantado de probar una y otra vez. Cuando lo ves, es bastante increíble: hay una explosión detrás de él y vuela hacia adelante como si fuese a atravesar la ventana. Es bastante impresionante”.
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