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CRITICA
Por: PACO CASADO
Para hacer una película no hay más que tener una historia que contar, ya sea verdadera o falta, extraída de la realidad o inventada, de una novela, de una obra de teatro. etc. etc.
En este caso se nos cuenta una que gira en torno a los lanzamientos espaciales de la NASA y más en concreto en torno al Apolo XI a la luna en el que tres astronautas pusieron el primer pie en nuestro satélite con aquella famosa frase "Un pequeño paso para el hombre y un gran salto para la humanidad".
Era una dura carrera la que se había establecido entre Rusia y Estados Unidos para ver quien llegaba antes y conquistaba la luna.
Alrededor de la misma se construye un relato de ficción en el que Kelly Jones, una embustera publicista y experta en marketing, es contratada para mejorar la imagen de la NASA y para que lleve la oficina de prensa.
Y está también Cole Davis, que es el director de lanzamiento, un hombre serio y formal, que tiene una animadversión acerca de los gatos negros, porque traen mala suerte y cree que pueden poner en peligro el proyecto del próximo lanzamiento, y los persigue a muerte.
Por medio está igualmente Moe Barkus un agente estatal que, cuando la Casa Blanca cree que hay la posibilidad de que el proyecto fracase, como ya ocurrió con el Apolo 1 y el fallecimiento de los tres astronautas, que es el punto negro de Cole Davis, Berkus le encarga a Kelly que contrate a un buen director de cine para filmar un alunizaje ficticio, por si acaso fallara el real, para no hacer el ridículo ante la opinión pública y sobre todo ante sus contendientes los soviéticos.
El romance entre el jefe de lanzamiento y la publicista se ve venir desde el primer momento, aunque choquen al principio, por la honradez de él y las mentiras y forma de actuar de ella.
El guion, que mezcla la comedia romántica con el drama histórico, nos da la impresión que alarga innecesariamente el metraje que es llevado a un paso demasiado cansino, falto de ritmo, por el cineasta neoyorquino Greg Berlanti, que proviene del campo de la producción, sobre todo de productos televisivos, y algunos guiones para series, que al comienzo de este siglo se pasó a la dirección con 'El club de los corazones rotos' (2000), siendo 'Fly me to the moon' (2024) el cuarto largometraje que realiza para la gran pantalla.
En cuanto a la interpretación Scarlett Johanson se encarga de poner la simpatía y la comicidad, mientras que Chaning Tatum propone la seriedad y responsabilidad de cara al importante trabajo que se trae entre manos, para lo que el actor no tiene que hacer mucho esfuerzo, ya que de por si resulta bastante poco expresivo.
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