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ENTREVISTA A LA DIRECTORA...
¿Cuál es el origen de esta historia?...
Cada 19 de enero, coincidiendo con el día de la Epifanía, la gran mayoría de los ortodoxos del Este de Europa, incluyendo Macedonia, celebran la ceremonia de la cruz. En el año 2014, una mujer cogió la cruz en un pueblo llamado Stip, en Macedonia. Este acto fue considerado ultraje tanto por la población local como por las autoridades religiosas. A las mujeres no se les permite participar en este acontecimiento por lo que intentaron arrebatarle la cruz. Pero ella no estaba dispuesta a entregarla. Al día siguiente, esta mujer concedió una entrevista a la emisora de radio local animando a todas las mujeres a participar los años siguientes para hacerse con la cruz. A partir de ese momento la etiquetaron de “loca”, “perturbada” y “problemática”.
Para mí y para mi productora Labina Milevska, todas estas reacciones exponían una reflexión natural de conformismo social, a la vez que revelaban la misoginia instalada en nuestra sociedad por el patriarcado. Era frustrante y exasperante. La historia de Petrunya nació como una reacción a esta frustración.
¿Crees haber hecho una película feminista?...
Todas las sociedades patriarcales están construidas para apoyar la dominación masculina. En ellas el status de la mujer y su espacio social es decidido por los hombres. Cada vez que se cuenta una historia de mujeres, o del llamado “sexo débil”, es inevitablemente una película feminista. Cada película con un personaje femenino, protagonista o no, que no se conforma con los roles tradicionales expuestos, es una película feminista. Para mí, es difícil de imaginar ser mujer y no ser feminista. El feminismo no es una enfermedad o algo de lo que debamos tener miedo. Lo que está al frente de esta ideología es la igualdad, la justicia y la equidad para todos.
¿Crees que la película podría verse como un enfrentamiento entre la tradición y la modernidad?...
Imagina que la tradición fuera una bolsa de sal (considerando la sal como algo esencial para la vida humana) que tuviera que ser transportada a través de una profunda y fuerte corriente de agua que representaría la modernidad ¿qué ocurriría? La sal se derretiría y la persona que la transporta se ahogaría ¿y entonces que pasaría? Si esta historia ocurriera en una oficina y tratara sobre romper el techo de cristal, todo sería mucho más evidente. Pero al situarla en un entorno tradicional, en un pequeño pueblo de Macedonia, todo se vuelve más complejo. Petrunya, como símbolo de la modernidad, se mantiene firme no solo ante la Iglesia sino también ante el Estado. Está indefensa enfrentándose a las dos, pero la esperanza es su salvadora. No tengo la respuesta sobre la mejor manera de equilibrar tradición y modernidad. Tampoco sé qué lugar le corresponde a la tradición en el futuro. Lo que me interesa es cómo la tradición puede ser modificada para, por ejemplo, involucrar al “sexo débil” a un nivel más igualitario.
Petrunya puede parecer débil e indefensa al principio, pero según avanza la película y el pueblo se vuelve en su contra, se muestra cada vez más fuerte ¿Dónde encuentra esta energía?...
Siempre he creído en la verdad universal, el ideal por el que todos los seres humanos, consciente o inconscientemente, se esfuerzan. Las circunstancias de lugar y entorno social y cultural en las que nacemos y crecemos, nos dan información, pero no nos definen. Creo firmemente que la mujer es inherentemente más sensible a la injusticia ya que hemos nacido en un mundo injusto y desigual. Desde que somos pequeñas nos vemos obligadas a justificar nuestra existencia, nuestras intenciones y nuestros roles. Las mujeres están en un constante modo de modificación y la modificación conduce a una trascendencia indefinida., a la necesidad de ser mejor y comportarse mejor. No soy ni la primera ni la última en decir
esto. Simone de Beauvoir ya lo dijo. No quiero decir que Petrunya sea consciente de todo esto, pero como miembro de la más grande y más perseguida mayoría de la historia de la humanidad, sí que lo es aunque de manera inconsciente. Trasciende a través de la historia, a través de los obstáculos que se encuentra en el camino, en su búsqueda de la justicia.
Efectivamente Petrunya al principio es débil, aunque yo prefiero definirla como tranquila. Mi coguionista Elma Tataragic y yo discutimos mucho sobre esto ¿debería ser Petrunya un personaje fuerte como Slavica, la periodista o debería transformarse a lo largo de la historia?
Elegimos la segunda opción porque consideramos el cambio como algo positivo. Lo que es cierto es que su situación es la que le permite buscar la verdad y gracias a esta necesidad de justicia, encuentra la fuerza para transformarse.
Slavica, la periodista, es otro personaje fuerte en la película ¿Cómo la relacionas con Petrunyya?...
Fui periodista en una vida anterior y tengo la sospecha que Labina (mi productora y que además interpreta el papel de Slavica en la película) se inspiró en mi cuando creaba este personaje. No hace falta decir que he sido insultada, llamada “puta arrogante de mierda” la mayor parte de mi vida. Incluso hoy en día sigue siendo difícil ser una mujer fuerte en el entorno balcánico. Si lo eres, inmediatamente eres tachada de agresiva. Creando el personaje de Slavica ,mi primera idea fue la sororidad, la hermandad entre Petrunya y ella.
Hay tantas maneras de abordar el tema del cambio, como variedad de personajes. Pero solamente hay una manera de conseguir ese cambio y es manteniéndose unidas. Y aquí viene el dilema de siempre entre el feminismo individual y el social. Sé que hay mucha gente que tiene problemas con el movimiento #MeToo, principalmente por la falta de ideología tras él, pero lo que definitivamente hemos aprendido de él es que cuando una idea forma parte de un frente común, el cambio es posible y la SOLIDARIDAD se convierte en la clave.
Háblanos de esa relación tan violenta entre madre e hija…
La manera en que la modernidad se relaciona con la tradición se ver perfectamente en ellas.
Las dos mujeres son los dos extremos del asunto así que el choque entre ambas es inevitable. Pero también necesario para que el progreso tenga lugar. La leyenda dice “quien coja la cruz tendrá felicidad para todo el año” y por ese motivo Petrunya participa en el acto, para garantizarse un año entero de felicidad. Su madre no puede entender esto, es incapaz de concebir el término “felicidad” fuera de los códigos tradicionales. La violencia entre ambas está enraizada en algo mucho más profundo y siniestro: la injusticia vestida de tradición. Si la madre aceptara el comportamiento de Petrunya estaría negando todo lo que es y lo que siempre ha sido, convirtiéndose en nada ante la sociedad a la que pertenece.
¿Dónde encontraste a la actriz que interpreta el papel protagonista?...
Es su primer papel en el cine. Zorica ha trabajado siempre como actriz cómica. Actualmente está en el Teatro Cómico de Skopje. Con los actores cómicos es maravilloso trabajar por la impecable comprensión que tienen del ritmo y de los tiempos. Normalmente tardo mucho en elegir a los actores y ensayar con ellos. Es un largo proceso de meses ya que para mí los ensayos son extremadamente útiles y forman parte del proceso de casting. Estaba buscando a alguien que transmitiera una fortaleza tranquila y persistente y lo encontré en Zorica. Nada más verla supe que ella sería mi Petrunya.
¿Cuáles son las posibilidades para Petrunya - tras estos hechos – de encontrar su lugar en la sociedad en la que vive?...
He oído que la auténtica chica que cogió la cruz ahora vive en Londres. Para serte sincera, su vida habría sido muy difícil si se hubiera quedado en Stip. Me alegra saber que tuvo la oportunidad de marcharse. Este año, en Serbia, otra mujer cogió la cruz. Hubo celebración por ello. Afortunadamente el mundo está cambiando.