|
SINOPSIS
Un experto investigador de las Naciones Unidas es forzado a tratar de parar lo que podría ser el fin del mundo en una carrera contra el tiempo y el destino. La destrucción a la que se ve sometida la raza humana le hace recorrer el mundo entero buscando respuestas sobre cómo parar la horrible pandemia intentando salvar las vidas de millones de desconocidos así como la de su propia familia...
INTÉRPRETES
BRAD PITT, MIREILLE ENOS, DANIELLA KERTESZ, JAMES BADGE DALE, LUDI BOEKEN, MATTHEW FOX, DANA MOKOENA, DAVID MORSE, ELYES GABEL, PETER CAPALDI, PIERFRANCESCO FAVINO, RUTH NEGGA, MORITZ BLEIBTREU, STERLING JERINS
MÁS INFORMACIÓN DE INTERÉS
VIDEO ENTREVISTAS
AUDIOS
PREMIERE
INFORMACIÓN EXCLUSIVA
“Guerra Mundial Z” comenzó siendo una novela de terror post-apocalíptico de Max Brooks llamada ‘World War Z: An Oral History of the Zombie War’, una serie de relatos individuales y en primera persona de aquellos que lo vivieron. Los productores Brad Pitt, Dede Gardner y Jeremy Kleiner leyeron el libro en formato de galeradas. Ellos, y todos los demás miembros de su productora, Plan B Entertainment, quedaron cautivados.
“Hace cinco años, no sabía nada de los zombis. Ahora, me considero un experto”, recuerda Pitt. “El libro de Max aborda el género de zombis como si fuera una epidemia mundial, propagándose de manera muy parecida a como hemos visto hacerlo a otros virus como el SARS. ¿Qué pasa cuando fallan los cortafuegos... qué pasa cuando todas nuestras preocupaciones cotidianas se vuelven inútiles? ¿Qué ocurre cuando desparecen las estructuras de poder y las normas sociales? ¿Cómo podríamos sobrevivir?.
Sin embargo, el enfoque multipersonal y testimonial de la novela no se prestaba necesariamente a convertirse en un guión. Al final, los realizadores optaron por narrar la historia a través de un solo protagonista en lugar de muchos, pero también trataron de mantener la esencia de los temas y los nudos de la trama que les habían llamado la atención.
Para seguir la búsqueda intercontinental de Gerry Lane en pos de la cura para la pandemia mundial, “Guerra Mundial Z” se rodó en localizaciones remotas, en tierra y a menudo en el mar.
“En primer lugar se llama 'Guerra Mundial Z', así que era fundamental que representásemos el mundo entero. Creo que cada vez más gente es consciente del planeta, pues puedes pulsar un botón y ver lo que sucede en prácticamente cualquier lugar. Así que cada vez resulta más difícil fingir eso. Los espectadores son listos, saben qué aspecto tienen las distintas ciudades del mundo, y llega un punto en que no se les puede engatusar con trucos, ni yo creo que se deba hacerlo. Creo que las películas se benefician de las diferentes localizaciones y culturas, ambientes y costumbres, y creo que eso se nota en la pantalla”, dice Gardner.
“Guerra Mundial Z” empieza en Filadelfia al desatarse un casos de zombis a escala global. Glasgow hizo de doble de Filadelfia, y aunque las dos ciudades son muy diferentes, ambas comparten una arquitectura similar, parte de la cual fue aumentada durante la post-producción. Para transformar aún más la ciudad escocesa, la producción tuvo que sustituir las señales de tráfico y los vehículos locales por sus equivalentes norteamericanos. Además, Glasgow ofrecía un diseño ideal para mostrar un caos supremo.
“La ciudad está diseñada en torno a una plaza, lo que nos daba una mayor oportunidad para ver el tumulto y el pánico cuando los zombis se apoderan de la ciudad”, dice Michael Harm, encargado de las localizaciones.
“Cuando estábamos en las calles más pequeñas al principio de la secuencia, contábamos con más de 200 personas para hacer que las calles parecieran llenas. Cuando nos trasladamos a la plaza para la escena del tumulto, pasamos de golpe a 700 personas. Pero lo que fue un verdadero golpe de suerte fue que había un viejo edificio del Bank of Scotland que estaba totalmente destartalado. Eso nos brindaba más de 4.000 metros cuadrados en donde podían quedarse los artistas entre las tomas. Y utilizamos sus cuatro pisos para maquillaje, vestuario y cátering”, dice Harm.
El veterano director de segunda unidad Simon Crane orquestó gran parte del tumulto de “Guerra Mundial Z”.
“Cuando vemos por primera vez a los zombis, en Filadelfia, se pasa muy deprisa de la calma al cien por cien de pánico y acción, y Glasgow funcionó de maravilla. Marc sentía una gran pasión por mostrar la enorme escala de la devastación e intentamos hacerlo de manera práctica y ante la cámara lo más posible. Abordamos el ataque de los zombis como una jauría de perros rabiosos, que corren y derriban a la gente. Intentamos transmitir ese miedo y esa violencia”, dice Crane.
Para lograrlo necesitaban un trabajo de coreografía de especialistas, que comenzó con una previsualización de la acción en el ordenador y culminó, entre otras cosas, con el sacrificio de varios vehículos...
“Destrozamos más de 150 coches diferentes. Hicimos chocar al camión de la basura y empotramos el Volvo de Brad contra una ambulancia y varias cosas más. Era una escala grande de verdad. Al menos el ochenta por ciento de los vehículos quedó destrozado”, dice Crane. “Glasgow estuvo genial. Cerramos al tráfico manzanas enteras para hacer choques controlados de coches en el exterior de los principales edificios. Fue fantástico”.
“Hubo muchos, muchísimos miles de extras durante muchos días en el plató. Hicimos grandes escenas de multitudes en Malta, que pasaba por ser Jerusalén. Hubo grandes escenas de multitudes en Glasgow como si fuera Filadelfia. La secuencia del avión requirió apenas 150 extras para llenar el interior de la aeronave durante cuatro días de fotografía. Y esas escenas son aún más complicadas, porque había una gran presencia de zombis. Eso implicaba unas cantidades gigantescas de material de peluquería, maquillaje y vestuario para lograr la estética de lo que queríamos conseguir. Si cuentas con 500 extras que tienen que tener un aspecto determinado, eso implica que se necesita una enorme cantidad de gente para prepararles. Un día estábamos rodando con todos los extras al completo, y recuerdo haber entrado al plató y literalmente apenas podía moverme, debido a la cantidad de gente que había allí preparando a todo el mundo. Y luego, un par de horas después mandamos a todos los zombis fuera para que descansaran un poco, pues íbamos a hacer otra cosa solamente con Brad y unas pocas personas más, y fue como si el plató se quedara desierto. Fue de risa”, dice el productor Ian Bryce.
Por supuesto, la parte más fundamental de la película son los propios zombis. Forster y compañía querían respetar el género, pero sin verse sujetos al mismo, crear algo orgánico y original para esta historia en particular.
“Últimamente, con las películas de zombis, todo el mundo se remite a las de George Romero, porque son muy emblemáticas. Hace poco, ha salido '28 días después' y cosas parecidas. Así que, como realizador, uno intenta siempre hacer algo nuevo y diferente, aunque se esté trabajando en el marco de su historia. Y eso es lo que hemos intentado hacer con esta. Hay ciertos elementos clásicos de los zombis que hemos incluido, pero sus movimientos y sus motivaciones van a ser diferentes”, dice Forster.
Concretamente, los realizadores basaron su comportamiento en la “teoría del enjambre”, una pauta de movimientos que se ve en la naturaleza y en la que él hizo hincapié antes incluso de que esos seres bastante antinaturales aparecieran en pantalla.
“Es la forma en la que se mueven juntas las aves, las hormigas o los peces. Hay casi una 'inteligencia de enjambre' en ella. Me pareció que sería interesante ver a esos zombis, que no tienen inteligencia puesto que son muertos ambulantes, reaccionar con esa mentalidad de enjambre. No hay una verdadera dirección, puesto que los zombis son los no-muertos. Pero en conjunto, hay una consciencia inconsciente”.
Cuando se mueven a ese ritmo frenético es cuando los zombis son más peligrosos, sin embargo, no siempre son agresivos. En “Guerra Mundial Z”, las mejores pero aún así terroríficas imágenes que vemos de los zombis son cuando están inactivos.
“Gran parte del trabajo consistió en compaginar nuestra mitología zombi con la ciencia. Contratamos a diversos asesores que nos hablaron de todo, desde enfermedades infecciosas hasta el comportamiento de las colmenas, pasando por los mecanismos psicológicos de defensa. Cómo se protegen las personas y los animales contra un parásito, por ejemplo, y cómo sobreviven. Nos pareció mucho más interesante vincular nuestros zombis a la realidad lo más que pudiéramos, sabiendo perfectamente que no son reales. Y el segundo paso fue averiguar cómo expresar eso. Una vez que uno se ha metido en esa dinámica de pensamiento, se abren muchas otras puertas. Está el zombi que se acaba de convertir: ¿Cómo es en realidad la conversión?¿Cuánto tiempo dura? ¿Con cuánta rapidez se convierten en alguien distinto? ¿Hace falta provocarles para que lo hagan? ¿Cuáles son las condiciones que les provocan? ¿Qué aspecto tendría alguien que lleva una hora siendo un zombi comparado con alguien que lleva siéndolo un mes? Y luego está obviamente la cuestión de la velocidad. Históricamente, los zombis son lentos. Pero nosotros queríamos tanto zombis lentos como rápidos, porque las diferentes circunstanciales medioambientales de nuestra película lo permitían”, dice Gardner.
Para crear la legión de zombis, el equipo recurrió a una combinación de efectos y artistas: bailarines, especialistas, protésicos, maquilladores, efectos generados por ordenador y movimientos de cámara meticulosamente coreografiados. Y cada zombi no era el mismo de una escena a otra, cada uno tenía su propio baile, diseñados por la coreógrafa Alexandra Reynolds. El primer humano al que vemos sucumbir bajo la infección zombi está interpretado por el especialista en movimientos Ryen Perkins-Gangnes.
La diseñadora de vestuario Mayes Rubeo también contribuyó a ese “nuevo lenguaje” con la idiosincrática estética de cada zombi.
“Queríamos mostrar el proceso de transformación de humano a zombi a través del vestuario. Nadie tiene el mismo mordisco, ni nadie ha sido herido o traumatizado de la misma forma. Si te fijas en todos los zombis que tenemos, cada uno lleva un diseño específico, incluyendo el desgaste de su vestido, el estado de su ropa, la cantidad de sangre. Queríamos retratar a cada uno de ellos como individuos en distintos grados de la epidemia. Todo fue idea de nuestro director Marc Forster, que está al frente de esta operación zombi”, explica Rubeo.
Toda esa atención a los detalles se revela a menudo en horripilantes y gigantescos barridos de cámara, incluyendo una imagen terrorífica de los zombis subiéndose unos encima de otros para escalar una muralla “inexpugnable”. Forster recurrió a menudo a estos barridos y evitó los cortes rápidos y los planos temblorosos.
“Algunas películas se prestan a un estilo de cámara y de montaje más frenético. En esta, decidimos hacer unos movimientos de cámara más estables. La idea de tener a miles de zombis intentando escalar una muralla mientras los helicópteros les disparan, creo que esas secuencias han sido sumamente bien ejecutadas”, dice Ian Bryce.
De hecho, además de los movimientos tradicionales de grúa, helicópteros auténticos dispararon contra los zombis, aunque no con balas.
“Hicimos un montón de tomas en helicóptero en Malta”, dice Bryce. “A veces uno tiene que meterse en un helicóptero para captar la escala del plató”.
GALERÍA DE FOTOS
https://cineymax.es/estrenos/fichas/106-g/78852-guerra-mundial-z-201#sigProIde226b4cbcb