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INFORMACIÓN
Titulo original: Geostorm
Año Producción: 2017
Nacionalidad: EE.UU.
Duración: 109 Minutos
Calificación: No recomendada para menores de 12 años
Género: Acción, Thriller, Ciencia ficción
Director: Dean Devlin
Guión: Dean Devlin, Paul Guyot
Fotografía: Roberto Schaeffer
Música: Lorne Balfe
FECHAS DE ESTRENO
España: 20 Octubre 2017
DISTRIBUCIÓN EN ESPAÑA
Warner Bros.


SINOPSIS

Mientras un hombre se marcha al espacio para evitar que dos satélites climáticos choquen, su hermano descubre un complot para asesinar al Presidente...

INTÉRPRETES

KATHERYN WINNICK, GERARD BUTLER, ABBIE CORNISH, JIM STURGESS, ROBERT SHEEHAN, ED HARRIS, ANDY GARCIA, STERLING JERINS, SUE-LYNN ANSARI, ALEXANDRA MARIA LARA, EUGENIO DERBEZ, AMR WAKED, CORRINA ROSHEA

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HAY COSAS QUE NO SE PUEDEN CONTROLAR...
   ¿Qué pasaría si las condiciones climatológicas extremas y las catástrofes naturales no fueran más que una cosa del pasado si los científicos lograran solucionar ese problema y los líderes mundiales unieran sus fuerzas para crear, de manera literal, la paz mundial? ¿Sería posible? Yendo al grano: ¿duraría para siempre? ¿Podrían los implicados resistirse a la tentación de intentar hacerse con el control?
  ¿Qué pasaría si lo que se ideó como solución a cualquier mal cae en las manos equivocadas y se convierte en el arma más mortífera jamás inventada, convirtiendo la Tierra en un infierno?
  Una emocionante película que mantendrá al público en vilo, pensada para aquellos a los que les gustan las historias de misterio contra reloj con toques conspiranoicos envueltas en una trayectoria soñadora de proporciones épicas, Geostorm tiene de todo: desde abrasadores infiernos a tormentas de hielo que congelarían cualquier desierto, y todo lo que hay entre medias.
  Dean Devlin, guionista, productor y director de la película, retrata un mundo en el que la cooperación política entre países y una extensa red de satélites de control climatológico han hecho que las catástrofes naturales sean un mero recuerdo. No obstante, un fallo producido por algo —o alguien— pone de manifiesto que no todo puede someterse al control humano.
  El Gobierno de los EE. UU. se ve obligado a recurrir al diseñador de una “red” de seguridad situada alrededor de la Tierra para resolver el problema antes de que el fallo del sistema, cada vez más grave, sea letal. El rebelde, que vive al margen de la sociedad, y al que se había prohibido anteriormente cualquier participación en el programa, vuelve para salvar el planeta y restituir su reputación, sin importarle lo más mínimo si se le considera o no un héroe... desconocedor de que, en realidad, va a ser un cabeza de turco.
  Devlin nos cuenta que ideó la historia cuando su hija, que por aquel entonces tenía seis años, le pidió que le explicase el cambio climático: “Me preguntó si no sería más sencillo inventar una máquina para solucionarlo. Así surgieron un montón de ideas de qué pasaría si se crease una máquina como esa. ¿Qué pasaría si algo saliese mal? Así se originaron los distintos escenarios posibles: ¿y si esperamos demasiado para reaccionar al cambio climático extremo? ¿Y si no lo hacemos? ¿Y si pudiéramos inventar una máquina que controlase el clima de todo el planeta? ¿Qué haríamos si alguien la usase de forma deshonesta?”.
  A medida que se desarrolla la historia, pasan dos años desde que se pusiera en marcha la compleja maraña de satélites interconectados, apodados Dutch Boy. Estos dos años han sido tranquilos, pero la paz reinante acaba de romperse. Fallos inexplicables en el sofisticado sistema están provocando, en lugar de evitar, letales patrones climáticos nunca vistos hasta entonces, como hielo y nieve en el desierto de Afganistán, fuego bajo las calles de Hong Kong o ciclones en India, por citar alguno.
  Dutch Boy está fuera de control, sembrando el caos por todo el planeta.
“Dean atesora el bagaje de haber trabajado en películas de la magnitud de Independence Day, así que cuando decidió centrarse en el tema del cambio climático, se las ingenió para jugar con las convenciones del género, situándolo como telón de fondo de un thriller político y salpimentándolo con catástrofes poco naturales”, apunta David Ellison, uno de los productores. “Dicho de otro modo: en la historia la ciencia no es el problema, sino la gente que la controla”.
  Según la productora Dana Goldberg: “En Skydance nos encanta hacer películas de ciencia-ficción, aventura con toques de acción, y fantasía. Ese es nuestro quehacer diario: crear películas con un universo propio. Geostorm es la historia de un probable fin del mundo, repleta de emoción, acción intensa y efectos especiales gigantescos, así que encajaba al 100% con nosotros”.
  Uno de los guionistas, Paul Guyot, asumió la idea inicial con los brazos abiertos, y la desarrolló con Devlin. “La idea de manipular el clima en favor de la humanidad es fantástica, salvo que alguien decida aprovechar ese sistema para hacer el mal, ¿no?”, sugiere Guyot. “En principio parece una idea fantástica porque todo el mundo se pone a trabajar al unísono. Los EE. UU. comandaron el proyecto, la NASA lo construye y la Estación Espacial Internacional lo dirige. Durante un tiempo, la paz reinó en toda la Tierra. Luego, según parece, alguien acaba convirtiendo Dutch Boy en un arma”.
  Gerard Butler interpreta a Jake Lawson, el anatemizado ingeniero que creó Dutch Boy e intentó sin éxito mover los hilos políticos necesarios para seguir al mando una vez el sistema estuvo plenamente operativo. “Lo que me atrajo de la historia fue la poderosa mezcla que atesora”, rememora. “Me encantaron sus componentes centrales de gran película de acción y thriller de suspense y humor, pero también me gustó que mostrase la tirante relación entre mi personaje y su hermano. Parecía tener de todo y que el público podía pasárselo muy bien con esta película”.
  Jim Sturgess interpreta a Max Lawson, el hermano pequeño y jefe de Jake, situación de lo más irónica. Tal como le ocurre a Butler, a Sturgess le atrajo la dicotomía entre hermanos presente en el guion. “Es evidente que hay dos personalidades muy fuertes enfrentadas en medio de una aventura espacial mezclada con una trama de elementos políticos. Dos identidades visuales contrapuestas y dos hombres muy diferentes que tienen que trabajar juntos para solucionar un problema, o arriesgarse a perderlo todo si no lo consiguen. Sin duda, esta combinación fue una de las cosas que más me atrajo”.
  “La historia trata de la relación que hay entre dos hermanos. Yo soy hijo único, pero Paul entiende perfectamente esa relación”, afirma Devlin.
  “Yo conozco cómo es la rivalidad entre hermanos, especialmente cuando ambos son chicos; y Dean se dedicó al medioambiente y el futuro de la Tierra”, brinda Guyot. “Además, es un gran friki de la tecnología, le apasiona, y la historia refleja el proceso científico: cómo influir, en lugar de manipular, el clima con la tecnología vía satélite presente y futura”.
  “Para mí, el entretenimiento debe ser justo eso, entretener, no algo que intente taladrarte un mensaje en la cabeza”, opina Devlin. “No obstante, también pienso que la ciencia ficción funciona mejor y tiene un impacto mayor cuando tiene algo que aportar. Espero que el público sienta como si se embarcase en un apasionante viaje por todo el planeta rumbo al espacio, y se vaya con la sensación de haber vivido una experiencia fantástica que les haga sentir mayor curiosidad por el mundo que les rodea”.

JAKE...
  Para Devlin, una de las primeras cuestiones que surgieron al formar el reparto se centró en que el cambio climático es un problema global. Devlin recuerda que querían hacer una película con sentido para todo el mundo, con un reparto internacional que reflejase esa circunstancia”.
  El reparto aglutina a actores de todos los rincones del planeta, incluyendo al propio Gerard Butler, natural de Escocia; Jim Sturgess, de Reino Unido; la australiana Abbie Cornish; Eugenio Derbez, de México; Alexandra Maria Lara, de Rumanía; Zazie Beetz, de Alemania; Adepero Oduye, nigeriano; el egipcio Amr Waked; Robert Sheehan, irlandés; el cubano Andy García; o Ed Harris, Talitha Bateman y Daniel Wu, todos nacidos en los EE.UU., siendo Wu estadounidense de primera generación de origen chino.
  El interés de Butler en el papel llamó la atención de los productores muy al principio. “Me llamaron para decirme que Gerry estaba interesado, y tenía muchas ganas de reunirme con él”, recuerda Devlin. “Pasar el rato con Gerry es una experiencia revitalizante, ya que emana muchísima energía: es una persona muy viva, divertida, entusiasta y encantadora. Fue muy emocionante contar con él”.
  “Dean y yo compartíamos el mismo punto de vista: pese a que ya es adulto, esta es una historia de maduración personal para Jake Lawson”, apunta Butler. “Es una mezcla inusual: niño prodigio, atípico, fanático y un alma perdida. Es tan brillante como infantil. Interpretar a este personaje ha sido un reto muy bonito, especialmente en medio de una acción tan grande”.
  Para interpretar a Jake, Butler se inspiró en parte en Mike Massimino, astronauta estadounidense real, veterano de los paseos espaciales y que, a su vez, es seguidor confeso del trabajo del actor. “Vi Hubble, el documental IMAX, y me dejó anonadado”. Butler también se enteró de que su actuación en 300 sirvió de inspiración para Massimino cada vez que tenía que hacer un nuevo paseo espacial. “Me enteré la misma semana en la que me llegó el guion de Geostorm. ¡Qué coincidencia!”.
  Al tratarse de la persona que, en calidad de Coordinador Jefe del proyecto para el clima de la Estación Espacial Internacional, supervisó el montaje principal y su posterior instalación, Jake es la única persona que conoce Dutch Boy al detalle. Pese a que su distante hermano Max le cuesta algo de tiempo convencerle, Jake finalmente acepta unirse a la misión, dado que está convencido de que puede dar con el problema y resolverlo. Pero eso no es todo, cosa de la que será consciente una vez suba a la EEI. Y lo peor de todo es que encima ha de responder ante su hermano pequeño.
  “Max es la clase de persona que prefiere enfrentarse a los problemas de manera racional, mientras que Jake adopta un enfoque más directo”, explica Guyot con respecto a los volátiles hermanos que han optado por no saber nada el uno del otro, pero a los que las circunstancias les obligan a unirse a la fuerza.
  Jim Sturgess interpreta al empleado de la Casa Blanca al que le endilgan la tarea de lidiar con su testarudo hermano mayor. “Me encantaron las escenas con Jim. Hace que cada momento sea interesante y aporta mucho. La historia de los hermanos es mi parte favorita de la película; ya desde el principio se observa cómo cada uno de ellos pone de los nervios al otro, incluso a pesar de que llevan años sin hablarse. Pero son hermanos, ante todo, así que cada uno de los dos daría la vida por el otro”, dice Butler.
  Quizás tengan que hacerlo.
“Max Lawson no es más que un recién llegado a las altas esferas del país, la Casa Blanca, nada más ni nada menos”, afirma Jim Sturgess de su personaje, el Subsecretario de Estado. “Es talentoso para todo lo que tenga que ver con la tecnología, se le dan bien los ordenadores y navegar entre las aguas políticas en las que está inmerso, pero controlar a su hermano es harina de otro costal”.
  “Se le ha asignado el papel de averiguar qué está pasando en el espacio”, prosigue, “y eso obliga a que se produzca una especie de reunión familiar que ninguno de los dos miembros desea que ocurra. Los problemas entre los hermanos vienen de lejos: celos, hostilidad y rivalidad. Todo esto representa un problema para Max, que aún demuestra su valía profesional en el trabajo, por lo que necesita que Jake le ayude para quedar bien ante sus superiores, siendo uno de ellos el presidente de los EE. UU.”.
  Devlin opina que los hermanos “comparten las mismas cualidades, pero son incapaces de verlo. Max se ve a sí mismo como una persona más cerebral, mientras que Jake tiene una actitud más proletaria. No obstante, cada uno posee rasgos del otro, hecho que constituye una extraña dinámica ya que, probablemente, cada uno ve en el otro lo que no le gusta de sí mismo”.
  A Max le encanta Sarah Wilson, la agente del servicio secreto, e inician una relación estrictamente prohibida, por lo que podrían ser despedidos de sus respectivos puestos si alguien lo descubriese.
  Abbie Cornish, la actriz que interpreta este papel afirma que “Sarah es un personaje muy divertido, ya que es fuerte, deportista, inteligente y femenina. Es una mujer de armas tomar encargada de la seguridad del presidente de los EE. UU., aunque también tiene un lado delicado, divertido y sensible, aspecto que se puede observar en su relación con Max. Esta relación, a su vez, trae consigo algunos problemas en el entorno de trabajo de la Casa Blanca. Es un personaje muy atractivo al que dar vida, ya que atesora muchísima energía”.
  “Sarah tiene un sentido muy fuerte del bien y del mal, que va más allá de las órdenes que recibe”, añade Devlin. “A medida que se desvela el misterio, se da cuenta de que tiene un papel esencial que desempeñar, y que choca con el trabajo que juró realizar. Tiene que tomar una decisión, y de dicha decisión emergerá una persona de gran fortaleza”.
  Cornish pasó tiempo con un antiguo agente y pulió su habilidad para el tiro al blanco para preparar el papel. “Aunque ya tenía experiencia en el uso de armas en otras películas, acudí a una galería de tiro de Los Ángeles con un antiguo agente del FBI y agentes de la policía de Los Ángeles para familiarizarme con el arma de mi personaje, una SIG 226 de 9mm”.
  Otro de los personajes de férreas convicciones que juega un papel importante y cuyo impacto se ejerce a miles kilómetros de la Tierra, en la Estación Espacial Internacional, es Ute Fassbinder, la comandante del transbordador encarnada por Alexandra Maria Lara.
  “Ute es la responsable de todo cuanto ocurre en la estación. Es una mujer inteligente y con mucho temple”, afirma Lara. “No pierde los nervios, cosa indispensable para mantener a su tripulación bajo control, especialmente cuando Jake Lawson se une a ella”.
  “Existen ciertas discrepancias acerca de quién ostenta el mando de la nave”, admite Devlin. “Ambos son muy profesionales y son conscientes de la importancia que tendría dejar que cosas irrelevantes interfirieran en su cometido. Han de aprender a confiar el uno en el otro y entender que tienen una misión que cumplir”.
  Lara se dio cuenta de que lo que le rodeaba determinaba el grado de autoridad que tenía que conferirle al personaje. “Conecto con mis personajes a través del maquillaje, el peinado, el vestuario y los propios escenarios, que eran todo un mundo nuevo para mí. Todos estos elementos me han ayudado a salir de mi propia realidad y meterme en la piel de otra persona, y han sido importantes.
  Otro ejemplo de dirigente con carácter es Andrew Palma, presidente de los EE. UU., e interpretado por Andy García. El propio García ayudó a ponerle nombre a su personaje. “El primer nombre que se le daba en el guion no acababa de funcionar, de modo que Dean me preguntó si había algún otro nombre que encajase mejor”, recuerda García. “Quise homenajear a mi madre patria así que se me ocurrió lo de Palma. Me inspiré en el primer presidente de Cuba, Tomás Estrada-Palma”.
  Devlin, que ya conocía al actor desde hace tiempo sin haber tenido la oportunidad de trabajar con él hasta ahora, confiesa que “fue en realidad David Ellison quien tuvo la idea de escoger a Andy para el papel de presidente, cosa que me pareció todo un acierto. Sabíamos que Andy estaba capacitado para hacer justo lo que queríamos de este papel”.
  Tal y como le ocurrió a Lara, García fue capaz de profundizar en el papel gracias a la ayuda de Susan Matheson, la diseñadora de vestuario. Al margen de la vestimenta que diseñó para él, García participó en la selección del calzado, un aspecto del vestuario que, en su opinión, proporciona mayor verosimilitud a sus personajes.
  “Los actores cuentan con muy pocas herramientas a las que asirse para hacer suyo un personaje”, afirma. “El calzado es importante para mí, ya que afecta a tu forma de andar y al modo en que te mueves. No es lo mismo llevar zapatillas de deporte, zapatos de vestir o botas; tu porte cambia en cada caso”.
  El asesor más cercano a Palma es Leonard Dekkom, Secretario de Estado. Ed Harris da vida a un hombre que, en el pasado, había logrado que las naciones del mundo cooperasen para construir Dutch Boy y que ahora debe dar con la solución para que ese mismo sistema no borre del mapa a esos países.
  “El clima se ha convertido en un arma en esta película”, argumenta Harris, “pero es el hombre quien lo controla, y es ahí donde se complican las cosas. Una red de satélites interconectados que cubre el planeta para protegerlo mediante la creación de condiciones climatológicas; pero si es capaz de crear un sistema meteorológico óptimo, también puede crear uno con fines destructivos. Dekkom está al mando del equipo que tiene que averiguar qué es lo que no está yendo como debe, y no tienen mucho tiempo para lograrlo”.
  A pesar de la exagerada presión a la que está sometido su personaje, Harris disfrutó el tiempo que estuvo rodando, trabajando principalmente con Cornish, García y Sturgess, con quien ya había compartido pantalla con anterioridad. “Me encantó enterarme de que Jimmy participaba en la película, porque es un tío genial”, declara Harris. “Me encanta trabajar con él, y gran parte de las escenas en las que participio fueron con él”.
  “También me lo pasé muy bien con Andy”, continúa Harris. “Estuvo muy involucrado y además posee un gran sentido del humor. Nunca había trabajado con Abbie, pero fue todo un placer”.
  Ayudando a Dekkom y Max sobre el terreno se encuentra Cheng Long, experto en Dutch Boy residente en Hong Kong e interpretado por Daniel Wu. Cheng es el primero en desvelar que los problemas de la red pueden deberse a algo más a que un fallo accidental, y pone todo su empeño en comunicárselo a Max.
  Dana, una osada experta en tecnología cuyas habilidades están por encima de las requeridas para el puesto de analista de datos gubernamental e interpretada por Zazie Beetz, ayuda a Max a decodificar la información proporcionada por Cheng. “Dana tiene un sentido del humor muy agudo, pero al mismo tiempo es tranquila y nada le agobia, lo cual es muy útil para Max dadas las circunstancias en las que se encuentran”, argumenta Beetz. “Tienen una relación casi de hermanos, aunque ella tenga un puesto inferior al de él. Max sabe que a Dana se le dan los ordenadores tan bien como a él, si no mejor incluso”.
  Mientras tanto, en el espacio, Jake y Ute se unen a Hernández, el ingeniero de robótica que interpreta Eugenio Derbez encargado de lanzar y recuperar los satélites y que con su humor alivia la tensión a la que está sometido el equipo de la EEI; Adepero Oduye interpreta a Adisa, ingeniero jefe de estructuras; Robert Sheehan interpreta a Duncan, un talentoso programador; mientras que Amr Waked encarna a Ray Dussette, exmilitar y tipo duro encargado de velar por la seguridad de la EEI.
  Esperando a Jake se encuentra su hija Hannah, que vive con su madre, pero cuyos intereses se alinean con los de su padre en lo relativo a cuestiones científicas. El personaje, interpretado por Talitha Bateman, lleva el nombre de hija de Devlin, una niña con una curiosidad incontenible.
  El reparto lo cierran los veteranos actores Richard Schiff y Mare Winningham, quienes interpretan al senador Cros y a la Dra. Cassandra Jennings, respectivamente.
  “En la película, todo el planeta se ha unido para garantizar su supervivencia, de modo que lo lógico era contar con un reparto internacional, reuniendo a un fenomenal grupo de actores”, asegura Goldberg. “Ha sido sensacional poder contar con gente de todo el mundo para encarnar a todos estos personajes, de todos los rincones del planeta”.
  Ellison asiente: “Nuestra directora de casting, Ronna Kress, es fantástica. Ha congregado a un reparto increíble para la película. Es imposible haberlo hecho mejor, y tanto Dana, como Dean y yo estamos encantados con la aportación que todo el mundo ha hecho al proyecto”.
  “Siempre es raro, maravilloso y hasta algo aterrador pisar un set de rodaje por primera vez. Se trata de un momento de gran intensidad”, afirma Devlin. “Fue una experiencia extraordinaria pasear por los pasillos de la estación espacial que había creado Kirk Petruccelli, nuestro diseñador de producción. Estaban construidos al completo y con gran detalle, de modo que casi podías perderte en el laberinto que formaban; fue algo casi sobrenatural. Era más grande que un avión de mercancías, y podía sentirse cómo sería que hasta 5000 personas pasaran meses aisladas en él, en el espacio. Tuvo un impacto tremendo en mí, y creo que también en los actores”.
  Butler coincide, mencionando que “esperaba que la mayoría de escenarios se creasen por ordenador, pero los espacios físicos que construyeron eran fabulosos. Al entrar en la estación espacial y ver lo elaborada y detallada que era la plataforma de atraque del transbordador y su centro de mando, me quedé impactado”.
  Petruccelli, que ya había trabajado con Devlin en numerosas ocasiones, tenía muchas ganas de diseñar una Estación Espacial Internacional verosímil, ya que en ella se desarrollaría gran parte de la historia. “Se utilizaron nueve decorados gigantescos de la EEI, con un total de 72 secciones principales”, cuenta Petruccelli. “La diseñamos como una especie de fábrica de soporte, creación y mantenimiento de los miles de satélites que controlan el clima de la Tierra; un verdadero centro de mando que protege el planeta y quienes viven en él”.
  Como botón de muestra del nivel de detalle que usó el equipo de diseño, que contaba con la supervisión del director artístico Page Buckner, Petruccelli explica que “gracias a prototipos rápidos, fuimos capaces de generar 20 000 miniganchos solo para ajustar los paneles que instalamos. Y este solo es un ejemplo”.
  Obviamente, el decorado se creó con la verdadera Estación Espacial Internacional como fuente de inspiración, un centro que la NASA creó en el año 2000 tras doce años de construcción en órbita, utilizando partes construidas en la Tierra y transportadas a la estación, y que en la actualidad se mantiene a unos 400 kilómetros de altura, rodeando la Tierra unas 15 veces al día.
  El decorado, a efectos prácticos, exigía ciertos ajustes. Petruccelli afirma que “todo lo que hicimos para crear los elementos industriales, mecánicos y tecnológicos de la infraestructura de la nave obedecían a criterios lógicos de modo que, a pesar de no estar en el espacio, sí diese esa impresión. Nos planteamos cómo respirarían los personajes, qué ocurriría con las partículas en el aire y todo eso. Durante nuestra investigación con la NASA tuvimos la oportunidad de comprender cómo es la vida en el espacio, y fueron muy comprensivos con nuestros intereses y trabajo.
  “Al final”, prosigue, “intentamos honrar el trabajo que ha realizado la NASA y respetar los principios científicos elementales bajo los que operan, a la vez que narrábamos una historia tan dramática como esta, que da la casualidad de que tiene lugar en el espacio”.
  Devlin añade: “Estaba como un flan cuando el equipo de la NASA vino, muy al principio, para echarle un vistazo al diseño de los decorados. Para mí era muy importante contar con su aprobación, y que conste que confío de manera incondicional en el trabajo de Kirk, pero me quedé pasmado cuando nos dijeron lo mucho que nos habíamos aproximado a la realidad”.
  Todos los decorados de la EEI de Geostorm se alojaron en cinco platós contiguos de los estudios Big Easy de Nueva Orleans, situados en un área de una planta de fabricación de la propia NASA, al este de la ciudad, una zona conocida como la Michoud Assembly Facility.
“Nos encanta rodar en Nueva Orleans”, afirma Goldberg. “La ciudad siempre te recibe con los brazos abiertos y los trabajadores son fantásticos. Era la localización perfecta para esta película”.
  Gracias a los efectos visuales, Nueva Orleans hizo las veces de Washington D.C., Tokio, Moscú, Dubái, Orlando, Florida, Río de Janeiro y Bombay, la parte terrestre de la película, en palabras de Jeffrey A. Okun, supervisor de efectos visuales. Tanto él como su equipo superpusieron la Casa Blanca y el Air Force One en tomas con croma que Devlin y el equipo de Roberto Schaefer, el director de fotografía, capturaron en localizaciones cercanas a los alrededores de Crescent City, incluido Canal Street, una de las principales carreteras del centro de la ciudad, que se convirtió en una eficaz réplica de la capital de país, así como de las calles de Río.
  Para las escenas desarrolladas en el Ala Oeste de la Casa Blanca, el equipo de producción acampó durante un día en la U.S. Custom House situada en las proximidades del famoso Barrio Francés, para aprovechar la majestuosa arquitectura del edificio.
  Las geotormentas de Geostorm, la plaga de catástrofes naturales, también son obra de Okun. “La idea era crear la clase de fenómenos que le gusta a los aficionados de esta clase de películas, pero a una escala nunca vista en la gran pantalla”, afirma. “Hay películas que muestran espectaculares tormentas, pero creo que nadie ha visto una escena de persecución como la que hemos hecho, en la que hay casi tantos relámpagos como gotas de lluvia. O satélites fuera de control provocando hasta 50 tornados en el mismo lugar. Nos hemos decantado por cuanto tienen de antinatural las catástrofes naturales, todas de una intensidad inaudita para los espectadores”.
  Okun afirma que, para preparar los efectos visuales: “Tuvimos que hacer un gran trabajo de investigación. El departamento artístico, liderado por Kirk, se metió de lleno en su cometido y nos presentó una gran cantidad de imágenes, mostrándonos también el estado actual de la tecnología que nos ocupa, y con ello nos dimos cuenta de que prácticamente casi cualquiera de las cosas escritas por Dean y Paul como ciencia-ficción puede realizarse con un satélite; hay incluso otras cosas que también son factibles, aunque no las incluyeran en el guion. Fue fascinante descubrir que la investigación científica demuestra que todo lo que se describe en la película es viable en la actualidad”.
  Okun abordó el proyecto descomponiéndolo en tres partes. “Tenemos la parte terrestre de la película, la parte espacial y la parte de las catástrofes. En la terrestre hay una mayor presencia de efectos especiales invisibles, una clase de efectos que me gusta hacer porque nadie percibe su presencia” afirma, esgrimiendo una sonrisa. “A continuación viene la parte espacial, rodada en decorados y platós, bastante contenidos, y en los que el croma juega un papel importante, así como una tecnología de nuevo cuño que permite la captura de actuaciones fotorrealistas aplicadas a los trajes espaciales, para cuando los actores no eran capaces de hacer lo que le queríamos- y que sobrevivieran en el intento”.
  Para Okun, la tercera pieza del puzle la compone la película de catástrofes naturales, y en este caso, una de proporciones épicas. “Soy un gran aficionado a todo lo que tenga que ver con el espacio y me chifla la física”, confiesa, “así que es complicado para mí quebrantar las leyes de la física cuando creo efectos especiales. Sin embargo, Dean estaba convencido de que sería divertido saltárselas, de modo que, si había algo que hiciera que la toma fuera más divertida para el público, prefería que no fuéramos fieles a las leyes de la física, ya que no era un documental lo que teníamos entre manos”.
  De hecho, lo preceptivo era representar a la Madre Naturaleza de forma fiel y veraz, pero a niveles antinaturales. “Tuvimos que lidiar con toda clase de condiciones meteorológicas y el impacto que podrían tener sobre las infraestructuras del mundo, elevándolo todo a la máxima potencia para el disfrute de los aficionados al género y trampeando la realidad para crear unas imágenes fantásticas”, comparte Okun. “Al crear los tornados, por ejemplo, se respetaron las leyes de la física por mí, pero se usó un número excesivo para la toma, por Dean”, dice Okun entre risas.

UTE...
  Al margen del vestuario de corte urbano creado expresamente para la película por Susan Matheson, la diseñadora de vestuario, los realizadores colaboraron con Global Effects en Los Ángeles para lograr reproducciones de trajes espaciales de la NASA, necesarios para un par de escenas clave. La empresa lleva muchos años colaborando con la NASA y con la industria del cine, y ha creado trajes para las misiones Apolo, Gemini y Mercury, entre otras.
  Pese a que los trajes están diseñados para condiciones de gravedad cero, el plató no las tenía, por lo que se utilizaron cables para imitar la sensación de flotabilidad. Por desgracia, esta solución no ayudó a aliviar el peso de los trajes, que era de casi un cuarto del peso corporal de los actores.
  “El traje pesaba unos 30 kilos”, recuerda Butler. “Por si no fuera poco, estábamos suspendidos en el aire, sujetados por arneses y toda clase de aparejos, y a pesar de todo ello, tenía que parecer que estábamos completamente relajados, ya que se suponía que estábamos en condiciones de ingravidez. Fue algo tremendamente incómodo, ¡pero el resultado final es increíble!”.
  Devlin admira el esfuerzo que puso todo el mundo en visualizar lo que imaginó cuando se sentó a escribir la historia, afirmando lo siguiente: “En términos generales, estoy encantado con el trabajo que han realizado tanto el equipo de diseño de efectos especiales como el de producción; han creado lo que espero que sea un excitante e intenso telón de fondo para un misterio mortal que los personajes han de resolver a contra reloj, tanto en la Tierra como en el espacio”.
  Goldberg añade: “Hay películas hechas para ser vistas en la pantalla más grande posible, con el sonido retumbando por todas partes, como solo puede ocurrir en el cine. Las películas de catástrofes naturales pertenecen a esa categoría, y creo que esta película se ajusta perfectamente a esto, ya que sus escenas de acción y efectos especiales son espectaculares”.
  “Creo que esta película es lo nunca visto, tanto en términos de efectos como de escala y magnitud”, apostilla Ellison. “Si a todo esto se le añade el magnífico reparto internacional que puebla la historia, que te envuelve a medida que se expande por todo el globo y más allá, lo que te queda es una apasionante película de suspense que espero que los seguidores del género deseen ver una y otra vez”.
  Además de las impactantes imágenes que ofrece Geostorm, Devlin espera que los espectadores se dejen llevar por el “divertido y salvaje trayecto que brinda esta situación hipotética. ¿Qué pasaría si se llega a dar esta situación? ¿Qué harías si estuvieses en esas circunstancias? Como he dicho anteriormente, me gusta que la ciencia-ficción sea divertida, y esta película se ha hecho con esa idea muy presente: ser puro entretenimiento. No obstante, aunque no se ofrezcan soluciones reales o se adopte una postura política, la película se aventura en las tecnologías de vanguardia o en las que están por venir, hablando de este modo sobre un tema concreto e invitando a reflexionar sobre ello, de modo que esta puede ser una película para todos los gustos”.

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