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CRITICA
Por: PACO CASADO
El cine de catástrofes tuvo éxito en su día y se hicieron muchas producciones de ese género ya que el público estaba interesado en ellas, lo que hacía que resultaran muy comerciales debido a la espectacularidad y la emoción que ocasionaban.
Ahora vuelve con esta 'Geostorm' (2017) con el aliciente de lo que se ha progresado en el campo de los efectos especiales que hace creíble algo que, afortunadamente, por el momento no es real.
Jake Lawson es un testarudo, pero encantador diseñador de satélites, que está separado y tiene una hija que le adora.
Tras un fallo en cadena de la mayoría de los satélites meteorológicos de la Tierra, deberá formar un equipo con su hermano Max, con quien hace años que no se habla, para viajar al espacio y salvar el planeta de una tormenta geológica artificial sin precedentes de proporciones épicas.
Los líderes de todo el mundo habían unido sus fuerzas, después de una serie de desastres naturales sin precedentes, para crear una red de satélites que controlaran el clima terrestre y mantuvieran segura a toda la población, pero algo está fallando y amenaza con la destrucción de la Tierra, quemando o congelando poblaciones, lo que en todos los casos supone la muerte de los habitantes de esos lugares.
Todo ello está sucediendo mientras que en la superficie del planeta se está gestando otra tormenta, quizás más importante, esta vez de corte político, como es un complot para asesinar nada menos que al presidente de los Estados Unidos.
El neoyorquino Dean Devlin, guionista y productor de 'Independence Day' (1996), de Roland Emmerich, debuta en la dirección de un largometraje, como no podía ser menos, con cine de catástrofe con 'Geostorm' (2017), tras aprender de este director al que le produjo algunas de sus películas más espectaculares, como 'Stargate' (1994), 'Godzilla' (1998), 'El patriota' (2000).
El film promete un espectáculo de proporciones épicas con arreglo a la historia que se nos cuenta en sus imágenes.
La producción tuvo múltiples problemas para acabarla, con un guion con muchos tópicos que mezcla los géneros de manera superficial increíble, pasando por el cine de catástrofe, el thriller de acción, el de aventura espacial, el de intriga política, pero a pesar de ello entretiene, no aburre en ningún momento, no obstante ser previsible desde el inicio.
El cinéfilo, que por supuesto no debe tomárselo en serio, se puede divertir haciendo memoria en todo momento de títulos precedentes que le recuerda cada una de las situaciones que se producen en la entretenida trama.
Es irreprochable técnicamente, con un buen uso de los magníficos efectos especiales, con mucha imaginación a la hora de crear o utilizar los decorados ya existentes en los que se desarrolla la acción, pero no posee ni una idea que sea original o interesante, pero juega limpio, ya que no engaña a nadie y en todo momento el espectador sabe lo que va a ver dispuesto a que le distraigan.
A pesar de tener un amplio reparto de actores conocidos de varias nacionalidades, encabezado por Gerard Butler, una vez más empeñado en salvar el planeta, y al que deberían darle una medalla por ello, muy posiblemente buena parte de los 120 millones de dólares de su presupuesto se hayan ido en los efectos especiales y la creación de los escenarios donde se desarrolla gran parte de la trama. A pesar de ello el arranque en la taquilla americana ha sido más bien pobre.
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