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HISTORIAS DE MIEDO PARA CONTAR EN LA OSCURIDAD
INFORM MACIÓN
Titulo original: Scary Stories To Tell In The Dark
Año Producción: 2019
Nacionalidad: EE.UU.
Duración: 107 Minutos
Calificación: No recomendada para menores de 16 años
Género: Terror
Director: André Øvredal
Guión: Dan Hageman, Kevin Hageman, John August, Guillermo del Toro, Marcus Dunstan, Patrick Melton, Alvin Schwartz
Fotografía: Roman Osin
Música: Marco Beltrami, Anna Drubich
FECHA DE ESTRENO
España: 9 Agosto 2019
DISTRIBUCIÓN EN ESPAÑA
Entertainment One


SINOPSIS

Alejado de la gran ciudad se encuentra el pequeño pueblo de Mill Valley, donde durante generaciones, la sombra de la familia Bellows ha crecido enormemente. Sarah es una joven que oculta terribles secretos, convirtiendo su torturada vida en una serie de historias que fueron escritas en un libro que trascendió por los tiempos de los tiempo. Ahora, un grupo de adolescentes descubren el aterrador secreto de Sarah...

INTÉRPRETES

ZOE MARGARET COLLETTI, MICHAEL GARZA, AUSTIN ZAJUR, GABRIEL RUSH, DEAN NORRIS, GIL BELLOWS, LORRAINE TOUSSAINT, NATALIE GANZHORN, AUSTIN ABRAMS, KATHLEEN POLLARD, JAVIER BOTET, MARK STEGER, STEPHANIE BELDING

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LA PRODUCCIÓN...
   Desde tiempo inmemorial, han existido historias tan impactantes que pueden provocar estremecimientos, dejar sin aliento, oscurecer la noche, poner la carne de gallina y hacer que los niños (por no hablar de los adultos) busquen cobijo bajo la manta. Estos oscuros relatos, arraigados desde hace tiempo en el folklore estadounidense, se han contado una y otra vez en fuegos de campamento, en fiestas de pijama, en patios de colegio, entre amigos y familiares, por pura y escalofriante diversión. Pero, ¿y si...? ¿Y si las leyendas más sorprendentes de terror sobrenatural, venganza y macabros fantasmas se hicieran de pronto realidad?
  Eso es lo que sucede en HISTORIAS DE MIEDO PARA CONTAR EN LA OSCURIDAD, un relato de terror extraído de la emblemática pero sumamente escalofriante serie de libros de Alvin Schwartz. La película cobra vida gracias a la colaboración del visionario equipo compuesto por el productor Guillermo del Toro (La forma del agua, Pacific Rim, El laberinto del fauno) y el director André Øvredal (Trollhunter), pero no se trata ni mucho menos de una antología de distintas historias. En vez de eso, es un único relato de un grupo de jóvenes inadaptados que deberán afrontar todos los miedos que se interponen entre ellos y el futuro.
  Todo empieza en 1968. En una época de agitación, las cosas se mantienen relativamente tranquilas en Mill Valley. Hasta que los adolescentes marginados Stella, Ramón, Chuck y Auggie se atreven a explorar la casa encantada con fama de escalofriante de su pueblo —el antiguo hogar, ahora cubierto de telarañas, de la supuesta asesina Sarah Bellows— y descubren en su interior un libro que resulta tener colosales poderes sobrenaturales. Casi de inmediato, el libro cambia sus destinos. Uno a uno, se encuentran viviendo las historias que Sarah elige contar... Harold, The Big Toe (El dedo gordo del pie), The Red Spot (El punto rojo) y otras... mientras cada uno de ellos se ve inexorablemente convocado para enfrentarse a sus propios miedos más terribles.
  “Queríamos recrear algunas de las historias de miedo más entretenidas, divertidas, aterradoras y apreciadas de todas las recogidas en los libros de Alvin Schwartz. Pero lo hacemos de manera que todo encaje perfectamente dentro de una única historia sobre un grupo de amigos de los años 60”, explica del Toro, que ha explorado el poder del terror para conmover, estremecer e iluminar a lo largo de toda su carrera como cineasta ganador del Óscar.
  Apodado a menudo el “rey de los monstruos”, del Toro se ha dedicado desde hace tiempo a explorar las más altas cotas de imaginación y emoción que inspiran los relatos más oscuros. Le encantaban hasta tal punto los libros de Historias de miedo que compró hace décadas varios bocetos de Gammell. Ahora, se sintió entusiasmado ante la oportunidad de crear algo nuevo con ellos. “Lo bonito de estas historias es que poseen el eterno atractivo de los relatos de los fuegos de campamento, que invitan a la gente a estremecerse juntos a la expectativa, incluso aunque los oigas una y otra vez”, explica del Toro. “En nuestra película, añadimos a la diversión que supone todo eso temas de amistad, creencia, compasión y la idea de que las historias pueden hacer daño, o pueden curar”.
  El cineasta mexicano prosigue: “Hay dos tipos de películas de terror. Primero están las que pueden, por decirlo así, dejarte marcado. Y luego están las películas de terror que son como una montaña rusa de emociones. Son divertidas, amenas y emocionantes, pero en última instancia tienen un espíritu humanista. Y ese es el tipo de película que ha hecho André, una en la que te lo pasas bien pasando miedo”.
  Para Øvredal, HISTORIAS DE MIEDO suponía no solo la oportunidad de hacerse cargo de su proyecto más importante hasta la fecha, sino que también le brindaba la deseada ocasión de rendir homenaje a esas maravillosas películas de niños de aventura que formaron parte de su propia educación cinematográfica. Le atraía hacer una película de terror para mayores de 13 años que pudiera llegar a fans de los escalofríos de casi todas las edades.
  “Abordé HISTORIAS DE MIEDO PARA CONTAR EN LA OSCURIDAD como una mezcla de película de miedo y oda a las aventuras de Amblin que me encantaban de niño”, explica Øvredal. “Así que tienes esos personajes muy divertidos, reales y naturales, enfrentados a fuerzas del mal, salidas de los mundos de las fábulas y los monstruos. Quería intentar mantener un equilibrio entre la energía y la adrenalina suscitadas por el miedo y la energía positiva que desprendían las aventuras de Hollywood que me hicieron enamorarme del cine de pequeño”.
  Aunque la película está abarrotada de aterradoras criaturas y pesadillas que cobran vida (pero nada de casquería), Øvredal señala que trata igualmente sobre las preocupaciones reales que conlleva crecer en un mundo difícil. Un elemento humano mueve la acción desde el principio. Ese factor se pone de relieve cuando Stella y sus amigos descubren que la tristemente famosa Sarah Bellows podría no haber sido el monstruo psicópata que pintan los mitos del pueblo. Ahora, reparar las injusticias cometidas contra esta marginada que no se diferencia gran cosa de ellos se convierte en su única esperanza para sobrevivir a las historias que está urdiendo como venganza.
  “Nos divertimos mucho creando los monstruos que aparecen en la pantalla, pero los peores monstruos de esta película son las mentiras, los engaños y las historias falsas”, resume Øvredal. “Eso es lo que pone en marcha el ciclo de miedo de la historia”.

UN LIBRO ATERRADOR...
  El folklore urbano, las historias de campamento y los relatos de lo escalofriantemente inexplicable perturbando bruscamente la vida corriente han permitido asustar de buena gana a niños y adolescentes desde hace siglos. Han servido desde hace tiempo como ritos de iniciación mientras los niños desarrollan la confianza, e incluso la necesidad, de hacer frente a sus miedos, de separar el bien del mal y descubrir cómo afrontar situaciones intensas. Pero fue a principios de los 80 cuando el escritor y periodista Alvin Schwartz recopiló algunas de esas leyendas de pesadilla de viejas antologías, revistas y folcloristas en una serie de libros que se convertirían en un gran fenómeno.
  Sus Historias de miedo para contar en la oscuridad cosecharon semejante éxito que poco después se publicarían Más historias de miedo para contar en la oscuridad y luego Historias de miedo para contar en la oscuridad 3. Ilustradas originalmente por Stephen Gammell, un artista ganador de la medalla Caldecott, las historias cobran vida no solo gracias a las palabras, sino a las ilustraciones a tinta extravagantemente surrealistas y horrorosas sin complejos que parecían saltar de las páginas para instalarse directamente en tu imaginación.
  Pese a que Schwartz falleciera en 1992, Historias de miedo para contar en la oscuridad se convertiría en una de las series de libros más queridas de los 90, que vendió millones de ejemplares, para convertirse en una de las piedras angulares culturales de toda una generación. La pasión por los libros desató incluso un controvertido movimiento para prohibirlos de las bibliotecas de los colegios. Aun así, parecía que cuanto más costara encontrar los libros, más se disparaba su popularidad. Como apunta del Toro: “los libros prohibidos se convirtieron en algo irresistible para los jóvenes más audaces”.
  Tal vez lo que más gustara a los niños sobre estas historias es que no se contenían. Estaban verdaderamente pensadas para provocarte y sacar a la luz tus peores miedos. La primera vez que las leías era una experiencia escalofriantemente divertida. Pero podías volver a leerlas una y otra vez y los sustos no perdían su frescura.
  Para Guillermo del Toro —que siempre ha visto los monstruos como metáforas de aquello que los humanos hacen lo posible por ocultar y que cree que las historias de miedo son vitales para la formación de la psiquis de los niños— los libros de Historias de miedo eran irónicamente una fuente de pura diversión. Cuando supo que CBS Films se había hecho con los derechos, quiso inmediatamente apuntarse a la adaptación.
  “Era una oportunidad de rendir homenaje al libro contando una historia más grande que diera mucho miedo, pero que también estuviera llena del espíritu travieso de la juventud”, comenta del Toro. “También era una oportunidad de examinar el peso y la responsabilidad que conlleva contar historias, tan relevante en nuestro mundo actual de las redes sociales”.
  El productor J. Miles Dale, que ya colaboró con del Toro en su alabada La forma del agua, ya había tenido su propia experiencia personal con la fuerza de las historias. “Mi hijo las leía”, recuerda Dale. “Mi mujer las compró y recuerdo mirarlas y pensar: ‘esto no es una lectura apropiada para irse a dormir’. Pero resulta que para mucha gente estas historias fueron una experiencia formativa de su infancia, así que eran un terreno fértil para Guillermo”.
  Guillermo del Toro partió de la idea del libro sobrenatural que se escribe solo y que, al hacerlo, cambia la realidad. “El libro básicamente personaliza una historia ante tus ojos para adaptarse a los miedos de la persona que la lee”, explica del Toro. “Eso te proporciona la deliciosa emoción de ver una historia que va a por cada uno de los personajes que has tenido ocasión de conocer y prepararte para ello”.
  También sabía que quería que la historia tuviera un aire retro. Pero en vez de volver al entorno de los 80 de tantas aventuras de adolescentes, siguió retrocediendo hasta llegar a 1968, mientras soldados estadounidenses luchaban en Vietnam y la gente se manifestaba en las calles norteamericanas. En un año de elecciones presidenciales en el que hubo asesinatos, disturbios y una gran agitación cultural, una creciente sensación de cambio y de profunda división nacional estaba empezando a llegar incluso a pueblos remotos como Mill Valley.
  Para del Toro, 1968 permitía ambientar la historia en un mundo sin rastro de teléfonos móviles ni de Internet, en el que la vida era realmente local, y desde luego no podías publicar tus experiencias extrañas en Instagram. Pero, además, ese periodo histórico daba la sensación de ser catalizador. “Todo el ideal del sueño americano y la inocencia americana estaba cambiando, a la vez que el mundo se volvía mucho más complejo y aterrador en nuevos y diferentes sentidos”, describe del Toro. “La propia guerra de Vietnam es una especie de espectro que se cierne sobre el pueblo. Es una época muy inestable para que estos chicos tengan que pasar por este rito de iniciación tan extremo”.
  Para llenar esa historia que él había esbozado en rasgos generales con personajes sumamente atractivos, del Toro recurrió a la pareja de guionistas compuesta por Dan y Kevin Hageman. Conocidos por su trabajo en la desbordantemente imaginativa cinta de animación La LEGO película, acababan además de colaborar con del Toro en la serie de Netflix “Trollhunters”. Le gustó la idea de que su estilo alegre y lleno de energía sirviera de contrapunto al oscuro atractivo de las terroríficas leyendas de Schwartz. Los Hageman, por su parte, estaban deseando abordar su primera película de miedo.
  “No habíamos leído nunca los libros, porque creo que estaban prohibidos en nuestro colegio”, postula Dan Hageman. “Pero entonces Guillermo nos planteó esta historia y no dejamos pasar la oportunidad. Siempre habíamos querido escribir una verdadera aventura iniciática y esto nos brindaba al fin la oportunidad de hacerlo, a la vez que incorporábamos esos sustos verdaderamente aterradores con los que disfruta gente de todas las edades”.
  Kevin Hageman agrega: “Desde el principio, Guillermo dejó claro que, aunque quería que el aspecto visual siguiera el estilo de Gammell, quería que el corazón de la película fueran los personajes, amigos reales tridimensionales, que te importen y con los que te identifiques, lo que hace que la experiencia resulte mucho más terrorífica. Eso es lo que verdaderamente nos entusiasmaba, porque esa es la clase de películas que siempre nos han gustado más: aquellas en las que experimentas más de un sentimiento, en las que te sientes entusiasmado y asustado, pero tal vez también divertido, enamorado y conmovido”.
  Su primera tarea era a la vez excitante y dura: elegir unas pocas historias de los libros para incorporar al guion. “Guillermo nos dijo que buscáramos los libros y los leyéramos todos”, recuerda Kevin. “Luego nos juntamos para cenar y compartimos qué historias nos habían llamado más la atención a cada uno. Resultó que a los tres nos gustaban buena parte de las mismas historias que a los fans. Por supuesto, había muchas historias que nos gustaban a todos pero que no podíamos incluir en esta película, aunque también añadimos muchos guiños ocultos que los fans de los libros sabrán reconocer”.
  Cada una de las historias principales se adaptó para que conectara con los cuatro amigos principales del filme y sus propias angustias y trayectorias personales. “Aunque las historias son claramente reconocibles de los libros, también les dimos ciertos giros a cada una de ellas para mantener en vilo a los espectadores”, explica Dan. “Así que, incluso si has leído los libros, no sabrás exactamente qué va a pasar. Muchas de las historias acaban además de forma muy abrupta, lo que puede resultar espeluznante sobre el papel, pero teníamos que encontrar maneras de entrelazar sus finales con las vidas de nuestros personajes sin trastocar la acción”.
  A medida que se sumían en el proceso de escritura, los Hageman no podían evitar preguntarse qué es lo que hace que a los adolescentes les apasionen las historias de miedo. “Hablamos mucho de cómo recordamos todos esas historias que más miedo nos daban el resto de nuestras vidas”, comenta Dan. “Te dejan huella, pero creo que en el buen sentido, porque te das cuenta de que no importa sentirte a veces asustado y abrumado por tus emociones. Esa es la esencia de hacerse adulto: descubrir todas las cosas que tiene que superar la gente para funcionar en el mundo real. Pero, con las historias, tienes ocasión de hacer frente a tus miedos primero en un entorno seguro, como es el caso de un libro o una película”.
  Los Hageman también estudiaron minuciosamente todas sus películas de miedo favoritas, desde Poltergeist a The Ring (El círculo), como preparación. Pero evitaron toda la sangre y tripas, siguiendo las indicaciones de del Toro de adoptar un enfoque más puramente psicológico. “La casquería no es necesaria para crear algo absolutamente aterrador”, opina Kevin. “Pero todavía queríamos que siguiera dando tanto miedo como fuera posible para una película para mayores de 13 años”.
  En lo referente a los personajes, los Hageman decidieron convertir a la curiosa y solitaria Stella en la protagonista principal. “Creo que lo que nos gustaba del hecho de que Stella fuera la protagonista principal era que es, en muchos aspectos, un reflejo de nuestra villana, Sarah. Ambas son marginadas, y Stella siente compasión por Sarah. Nos encantó tener algo de sentimiento en medio de una historia de terror”, explica Kevin. Dan agrega: “Con cada uno de los personajes, queríamos que los apoyaras y entendieras lo que significan unos para otros, de modo que hubiera mucho en juego”.
  La leyenda de Sarah Bellows se inspiró en una sola frase que pronunció del Toro, que se convirtió en el eje de toda la película: las historias pueden hacer daño, y las historias pueden curar. “Esa idea nos inspiró para escribir a Sarah como una mujer que ha sufrido daño por culpa de historias maliciosas, historias que son mentira, historias que la llevan a convertirse en el monstruo que la gente dice que es”, aporta Kevin.
  La dirección de los personajes, en especial la de los chicos, complació a del Toro. “Estos personajes son chicos reales cuyas vidas, como la mayoría de las nuestras, son complicadas. Tratan con problemas en el colegio, problemas en casa y miedo al futuro a medida que se convierten en adultos”, explica del Toro. “Sentir miedo es natural; superarlo es extraordinario. Y estos chicos tienen que ser extraordinarios para sobrevivir a las pruebas que deben afrontar”.

UN DIRECTOR EXUBERANTE ESCALOFRIANTE...
  Desde el primer momento, del Toro se puso a buscar un director que estuviera dispuesto a jugar libremente en el entorno tan creativo que HISTORIAS DE MIEDO PARA CONTAR EN LA OSCURIDAD estaba destinada a ofrecer. Encontró exactamente lo que buscaba en el cineasta noruego André Øvredal. Øvredal se dio a conocer con su oscuro y desternillante falso documental de “metraje encontrado” Trollhunter, en el que tres estudiantes de cine descubren a un hombre que afirma tener el peligroso trabajo de matador de troles para el gobierno. La originalidad del filme y su humor socarrón sorprendió a crítica y público. Øvredal ofrecería a continuación un thriller sobrenatural mucho más aterrador La autopsia de Jane Doe, sobre un padre y un hijo forenses que destapan un horripilante misterio.
  El atractivo de Øvredal para del Toro era sencillo: “André tiene un gran instinto para los personajes, un gran sentido del humor, un gran sentido del ritmo y hace películas que dan mucho miedo”.
  Para Øvredal, recibir el guion fue el principio de su propia aventura fantástica. “No conocía de antes los libros de Historias de miedo”, admite, “así que descubrirlos me permitió emprender la experiencia sumamente gratificante de familiarizarme con el increíble mundo de Alvin Schwartz y Stephen Gammell”.
  La oportunidad de trabajar con del Toro en este mundo de monstruos que despierta en ambos semejante pasión también fue algo que Øvredal no olvidará fácilmente. “Guillermo es un maestro contando historias del que he aprendido muchísimo”, afirma. “Tan solo sus conocimientos de cómo contar una historia en la pantalla, por no hablar de su genialidad para crear criaturas sorprendentes, fueron cruciales para hacer esta película. Tiene un sentido muy agudo de cómo realzar todo lo que toca”.
  Entre del Toro y Øvredal se estableció una magnífica relación, comenta el productor J. Miles Dale. “Cuando Guillermo produce, ofrece todo su apoyo y aporta muchas ideas, pero también le interesa mucho que el director pueda dejar su propia huella en la película. Por suerte, André también es un tipo muy visual, así que Guillermo y él hablaban ese idioma entre ellos. Estaban constantemente hablando de cosas como la paleta y el estilo de cámara de forma muy detallada”.
  Por mucho que le entusiasmaran las monstruosidades del filme, lo que más interesaba a Øvredal era dar vida al círculo de amigos tan unidos que tendría que vérselas con ellas.
  “Me gustaba la idea de crear un grupo de amigos que cada uno procediera de un entorno completamente distinto y bien diferenciado”, explica Øvredal. “Está Stella, que siempre se ha sentido como una marginada en el pueblo y tiene dificultades en su relación con su padre. Está Ramón, un mexicano-americano que está de paso por el pueblo y que tiene sus propios secretos. Y luego está Auggie, que lleva una vida más de clase alta, pero tiene problemas con su controladora madre. Por último, están los hermanos Chuck y Ruth, de los que Ruth es la chica guay de la historia y Chuck es un personaje divertido y lleno de energía, con un sentido del humor muy ganso”.
  Y luego está Sarah Bellows, que sigue buscando ajustar cuentas. Øvredal la encontró cautivadora. “Sarah Bellows era una chica que se crió como la oveja negra de una familia muy rica. Debería haberlo tenido todo, solo que su familia la encontraba diferente y la trataba como consecuencia de una manera horrible”, aporta Øvredal. “Se vio básicamente confinada a una pequeña habitación y por eso empezó a inventar historias. Al final, se convertiría en un chivo expiatorio, lo que la animó a buscar venganza a través del miedo”.
  Al hacerse cargo de HISTORIAS DE MIEDO PARA CONTAR EN LA OSCURIDAD, Øvredal sabía que afrontaba la considerable responsabilidad de ofrecer escalofríos propios de los libros. Describe su enfoque para asustar a los espectadores como “terror basado en el suspense”.
  “Me gusta ir aumentando poco a poco el temor”, explica. “Me gusta que los espectadores sepan que se acerca algo, aumentar así la tensión y luego mantenerlos sometidos a esa tensión tantos minutos como me sea posible”, comenta con una risita. “En última instancia, intervienen muchos elementos para crear esa tensión: las interpretaciones, la fotografía, el diseño, el montaje, la música y, por supuesto, también el sonido. Pero todo eso tiene que servir para producir temor”.

LOS ADOLESCENTES CURIOSOS...
STELLA:

  Las historias de HISTORIAS DE MIEDO PARA CONTAR EN LA OSCURIDAD irrumpen en el mundo de cinco adolescentes de pueblo, para dar vida a sus miedos más profundos. La chica solitaria e inadaptada que sin querer toma posesión del peligroso libro de Sarah Bellows es Stella Nichols, que es inteligente y peleona, y una apasionada de las historias por derecho propio, pero que intenta encontrar su lugar y su fuerza tras haberse criado en un hogar con problemas.
  J. Miles Dale observa: “Hay paralelismos entre Stella y Sarah Bellows de los que te vas dando cuenta a medida que avanza la historia. Ambas personifican el tema de la película de que las historias pueden hacer daño y también pueden curar... y en el caso de Stella intenta encontrar una manera de hacer que las historias que hacen daño se conviertan en historias que curan”.
  Interpreta el papel Zoe Margaret Colletti, que se dio a conocer en 2014 con la adaptación cinematográfica de Annie, apareció en 2018 en Incendios, con Jake Gyllenhaal y Carey Mulligan, y ha intervenido recientemente en la serie de Showtime “City on a Hill”. En la actualidad, acaba de estrenar en las salas estadounidenses el drama de A24 Skin, protagonizado por Jamie Bell y Danielle Macdonald.
  Colletti no había leído una sola historia de los libros de Alvin Schwartz cuando oyó hablar por primera vez del proyecto, pero despertaron su curiosidad. “Mucha gente se puso como loca cuando mencioné que me presentaba a una audición para HISTORIAS DE MIEDO PARA CONTAR EN LA OSCURIDAD, así que supe que tenía que empezar a leérmelas”, explica. “Y, vaya, eran alucinantes, daban mucho miedo y tenían un tono muy particular”.
  Cuando leyó el guion, se quedó aún más entusiasmada al ver cómo las historias se entrelazaban con una odisea adolescente que mostraba lo maravillosa que era la amistad tanto como el horror de las horripilantes criaturas que surgen de la nada. “Me encantó la dinámica entre esos cuatro amigos y lo extraordinario que es cada personaje”, comenta Colletti. “Creo que cuando ves a gente que resulta tan agradable y cercana, eso hace que los monstruos resulten más descabelladamente reales”.
  En cuanto a Stella, Colletti se sintió inmediatamente unida a ella. “Es un personaje adolescente poco común, porque es una persona introvertida que se encuentra en un lugar muy oscuro. Su madre no está realmente presente en su vida y le cuesta conectar con su padre. Lo que más me gusta de ella es que es alguien que se siente sola, en vez de ser una adolescente popular con 30 millones de amigos que se lo está pasando en grande. Es una alusión a la realidad de que el instituto puede ser muy duro para mucha gente”.
  Cuando Stella conoce a un forastero que se encuentra de paso por el pueblo, el amable y atractivo Ramón, todo cambia. “Stella y Ramón descubren esa mutua conexión que ambos llevaban mucho tiempo esperando”, asegura Colletti.
  También encuentran el libro de Sarah Bellows, sin darse cuenta de lo que tiene reservado para ambos, por no hablar de los amigos de Stella. “¡Ese libro causa muchos problemas!”, admite riendo Colletti. “Acaba conectando las historias que escribía Sarah Bellows hace un siglo directamente con las vidas de nuestros personajes en 1968”.
  Mientras Stella observa cómo el libro desbarata las vidas de cuantos la rodean, se encuentra teniendo que afrontar su mayor miedo: hacer daño a aquellos a los que quiere. “Tener el libro le da a Stella cierto poder, pero es un poder aterrador, sobre todo para alguien que se ha sentido impotente toda su vida”, observa Colletti. “Acaba por temer lo que está provocando en las vidas de la gente que le importa”.

RAMÓN:
  Para Ramón Morales, se supone que Mill Valley no es más que otra parada en el camino, hasta que conoce a Stella y se encuentra sumido en una épica batalla contra macabras fuerzas del oscuro pasado. Se encarga de este papel clave el joven texano de 19 años Michael Garza, a quien se ha podido ver en Los juegos del hambre: Sinsajo - Parte 1.
  Para Garza, que ya era fan de las ilustraciones de Stephen Gammell, ese elemento era una parte importante de lo que le atraía del proyecto. “Gammell sabe cómo aterrorizarte sobre el papel, así que la oportunidad de intentar entre todos nosotros dar vida a todo eso en la pantalla me pareció alucinante”, opina. “También me gusta mucho cómo el guion mezcla los elementos fantásticos con las cosas por las que pasan todos los adolescentes”.
  Como un clásico forastero que se ve sumido en el misterio de un pueblo, Ramón intrigaba a Garza. “No está más que de paso y no busca quedarse mucho tiempo en Mill Valley, hasta que conoce a Stella”, explica Garza. “Creo que Stella y él vienen a ser almas gemelas. Ambos se sienten solos y un poco perdidos, y encuentran consuelo el uno en el otro”.
  Ramón está acostumbrado a no encajar, pero, con Stella, puede ser completamente él mismo. “Como mexicano-americano, Ramón está habituado a que lo miren por encima del hombro o lo vean como peligroso”, aporta Garza, “pero Stella lo ve tal como es. Por eso decide quedarse en Mill Valley. Tiene sus propias grandes preocupaciones por el futuro, con la guerra de Vietnam en marcha, pero no sospecha que se vaya a ver metido en una situación tan terrorífica en este pueblecito”.
  Sarah Bellows accede al mayor temor de Ramón: el miedo a no hacer lo correcto. “Ramón teme luchar por algo en lo que en última instancia no cree, que es algo que se vuelve muy importante en esta historia”, explica Garza.
  Garza, sin embargo, tiene una fobia muy distinta a la de Ramón. “Para mí, son las arañas”, dice. “Todo lo que tenga que ver con arañas me pone los pelos de punta, así que desde luego le tenía pavor a filmar la historia de The Red Spot (El punto rojo)”.

AUGGIE:
  El inteligente, empollón y encantador Auggie Hilderbrandt es el primero del estrecho círculo de amigos en convertirse en objetivo del libro de historias de Sarah Bellows, poco después de la desaparición del matón del pueblo, Tommy. Interpreta a Auggie la estrella emergente Gabriel Rush, que ya ha aparecido en dos filmes del director Wes Anderson: Moonrise Kingdom y El Gran Hotel Budapest.
  A Rush le encantó la forma en la que el guion entrelazaba las historias de miedo dentro del marco general de una aventura de cuatro amigos que luchan por salvarse mutuamente. “Estas leyendas urbanas se escribieron para contarse, así que es muy interesante lo que hizo el guion con el libro que se escribe solo y hace que cada historia empiece a suceder en la vida real”, comenta Rush. “Creo que a los fans les va a entusiasmar ver esas ilustraciones, que tanto los asustaron en los libros, cobrar vida de esta forma”.
   La ambientación en la década de 1960 también resultó interesante para Rush. “La verdadera gran diferencia que había entonces era la velocidad de comunicación”, observa. “Ahora, si te encontraras en alguna de las situaciones de la película, te limitarías a buscar en Google para averiguar a qué clase de locura te estás enfrentando. Pero, en 1968, tenías que descubrir las respuestas por ti mismo, y tal vez tuvieras que coger un autobús para ir a un antiguo manicomio en busca de sus archivos. La época lo hace más divertido”.
  Al igual que sus amigos, Auggie no acaba de encajar, al ser un ávido lector que vive absorto en sus pensamientos y tiene problemas en casa que oculta. “Auggie es hijo único y sus padres están divorciados, así que su amistad con Chuck y Stella es realmente la única fuente de estabilidad en su vida”, aporta Rush.
  Rush disfrutó especialmente con la camaradería entre Auggie y Chuck, interpretado por Austin Zajur. “Tienen una relación divertida y desternillante que a la vez da la sensación de ser muy realista”, sostiene Rush. “Siempre están pinchándose el uno al otro, pero eso es también lo que los une. Además, me encantó trabajar con Austin, y espero que eso se perciba en la pantalla”.
  El productor Dale agrega: “Auggie y Chuck son un poco como Laurel y Hardy, o Dean y Jerry, esa clase de pareja cómica en la que uno es un empollón gracioso y el otro es más intelectual y recto, y es muy divertido verlos juntos”.
  Típico de la personalidad de Auggie es su elección de disfraz de Halloween: no se trata de un payaso genérico, sino de Pierrot, el clásico personaje triste de la comedia del arte, con su rostro blanco y melancólico y su gorguera. “El disfraz de Pierrot es una metáfora excelente de quién es Auggie. O sea, se toma a sí mismo muy en serio, pero para los demás resulta un poco payaso”, reflexiona Rush.
  El mayor miedo de Auggie es no saber, lo que se pone de relieve cuando se encuentra metido en la historia The Big Toe (El dedo gordo del pie). “Auggie es un miedica tremendo”, prosigue Rush. “Se ve metido en el miedo de saber que hay algo ahí, pero sin saber exactamente dónde está. Es un miedo muy universal, que creo que queda reflejado muy bien cuando el libro va a por él. Rodar esa secuencia fue todo un reto para mí, porque nunca había hecho trabajo de especialistas de ese tipo, luchando con demonios debajo de la cama”.

CHUCK:
  Austin Zajur aborda su primer papel cinematográfico importante como Chuck Steinberg, el bromista del círculo de Stella, que la ayuda a descubrir los secretos de Sarah Bellows. Zajur es uno de esos chicos en los que los libros originales de Historias de miedo obraron su escalofriante magia cuando era aún muy joven. “Oh, esas imágenes se me han quedado grabadas para el resto de mi vida”, admite. “Y lo que me encantó del guion era que tenía exactamente el mismo efecto en mí que las historias originales, lo que me pareció alucinante”.
  También le encantó disfrutar de la oportunidad de interpretar un papel con tantos matices. “Hay mucho humor con Chuck y Auggie, que fue genial, pero también tenemos arcos argumentales para cada uno de los personajes y, encima de eso, nos vemos metidos en algunas de las situaciones más aterradoras que se pueda uno imaginar”, proclama.
  Zajur describe a Chuck como “un inadaptado al que no le importa realmente lo que piensen los demás. Le importan fundamentalmente Stella y Auggie. Además, resulta que nos acabamos haciendo todos amigos y creo que las relaciones que se ven en la pantalla son muy similares a nuestras relaciones fuera de ella”.
  Aunque a Zajur le entusiasmaba retroceder en el tiempo hasta 1968, también señala que esa época le recuerda en muchos aspectos a 2019, con todas sus divisiones y ansiedades. “1968 fue una época en la que estaban cambiando muchas cosas y había mucha incertidumbre para la gente joven, lo que tiene mucho en común con la actualidad”, postula.
  Por supuesto, al igual que los demás, Zajur supo que llegaría el momento en que Chuck tendría que afrontar su mayor miedo, que, para él, llega en la forma de los deslumbrantes pasillos blancos de un viejo manicomio. “El mayor miedo de Chuck es verse atrapado y aislado en un lugar en el que siente que no hay salida”, explica Zajur. “Creo que también teme que nadie crea que está contando la verdad. Y todo eso sale a la luz en una secuencia alucinante y aterradora”.

RUTH:
  Ruth Steinberg, la hermana mayor de Chuck, puede que sea la única chica guay del grupo, pero Sarah Bellows tampoco la perdona. Primero, su amigo Tommy, interpretado por Austin Abrams (de la serie de HBO “Euphoria”), desaparece en los campos, mientras que su ropa aparece en un viejo y andrajoso espantapájaros. Luego, Ruth tiene su propio incidente espeluznante. Interpreta el papel Natalie Ganzhorn, la joven canadiense a la que se ha podido ver en televisión en las series “Make It Pop” y “The Stanley Dynamic”.
  Ganzhorn se lo pasó bomba con la vivaz Ruth. “Ruth es una chica superfemenina”, sostiene Ganzhorn. “Está obsesionada con ser perfecta, siempre va peinada y maquillada, y vestida con unos conjuntos adorables. Y por supuesto, resulta natural que lo que más teme es la idea de perder el control”.
  Eso le jugará posteriormente una mala pasada a Ruth cuando su personaje se encuentre una araña en la mansión Bellows, lo que acabará degenerando en una catástrofe de verdadera pesadilla. “Personalmente, me dan tanto miedo las arañas que sabía que no iba a necesitar actuar en mi gran escena”, comenta riendo Ganzhorn. “Me aterraba sinceramente lo que le estaba pasando a mi personaje. Ahora estoy deseando ver las reacciones de la gente. Dado que fue tan aterrador de filmar, solo me puedo imaginar lo aterrador que va a resultar verlo”.
  Ya solo los prostéticos faciales hacían que Ganzhorn se estremeciera. “Cada vez que pasaba por delante de un espejo, no podía evitar sobresaltarme por lo que veía”, confiesa.
  Ganzhorn también sintió escalofríos durante el rodaje por culpa de Harold el espantapájaros, que viene a por Tommy. “Me imagino que los fans de los libros se quedarán entusiasmados por cómo cobra vida Harold. Me pareció como si las ilustraciones de los libros salieran de las páginas”, sugiere.
  Al mismo tiempo, a Ganzhorn le encanta que la historia que constituye el eje central de HISTORIAS DE MIEDO PARA CONTAR EN LA OSCURIDAD ofrezca mucho más que abundantes sustos y sobresaltos. “Creo que hay algunos temas que molan mucho, sobre cómo tratamos a la gente que es diferente y que no encaja estereotípicamente, pero todo ello va sobre ese trasfondo que sabes que va a ser aterrador”.
  El joven reparto de HISTORIAS DE MIEDO PARA CONTAR EN LA OSCURIDAD está acompañado por un gran número de estrellas veteranas, entre las que figuran Lorraine Toussaint (Selma, “Orange is the New Black”) como Lou Lou, la última persona viva que conoce los secretos de la familia Bellows, Dean Norris (“Breaking Bad”, “Scandal”) como el padre de Stella, del que está distanciado, Gil Bellows (“Patriota”, “Jett”) como el jefe de policía local y Kathleen Pollard (que fue la doble de Sally Hawkins en La forma del agua) como Sarah Bellows.

EL TRABAJO DE LOS CREADORES DE MONSTRUOS...
  Cuando se publicaron originalmente los libros de Historias de miedo para contar en la oscuridad, lo que más sorprendió y entusiasmó a los lectores fueron las ilustraciones de Stephen Gammell. Cada una de ellas parecía que prácticamente trataba de salirse de la página. Había algo casi sobrenatural sobre sus detalles, como si Gammell hubiera realmente visto, o al menos soñado, tales viles criaturas en la vida real y hubiera enviado las ilustraciones de lo que se había encontrado antes de que se secara siquiera la tinta. Desde el principio, del Toro y Øvredal sentían el instinto de encontrar una forma de trasladar esa sensación intacta a la pantalla.
  “A Guillermo siempre le atrajo la crudeza y el dramatismo de las ilustraciones”, comenta el productor Dale. “De hecho, hace años compró unas cuantas ilustraciones originales de Gammell. El propio Gammell pensaba que no quedaba ninguna ilustración original suelta, pero Guillermo dijo: ‘Oh, yo compré 10 de ellas hace años en una tienda en el edificio de New Line’”.
  El cineasta mexicano comenta sobre la visión de Gammell: “Gammell tiene una forma de hacer unas líneas de grafito que parecen casi líquidas. No son solo monstruos, tienen personalidad, tienen intención, tienen inteligencia y tienen ternura”.
  Con la determinación de preservar el arte de los efectos prácticos hasta el extremo que fuera posible, lo que eso suponía para del Toro era que iba a tener que fichar a los mejores creadores de monstruos de Hollywood para el proyecto. “Sabía que, para lo que queríamos crear, íbamos a necesitar esculturas de la máxima calidad que se le puede exigir a un artista, de un nivel que pocos escultores son capaces de alcanzar”, explica del Toro. “Así que recurrimos a los mejores escultores que conozco del sector de los efectos de maquillaje. Contratamos a Spectral Motion, de Mike Elizalde, y contamos con Norman Cabrera y Mike Hill para que cada uno de ellos esculpiera dos de nuestros monstruos principales. Son lo mejor de lo mejor. No conozco a nadie que los supere”.
  Para Øvredal, fue una educación intensiva en el arte de crear monstruos. “Esta es la primera vez que trabajo con monstruos prácticos a este nivel”, admite. “Al principio, pensaba: ‘Vale, supongo que tendremos que hacer esto con criaturas digitales’, pero Guillermo me convenció muy pronto de lo contrario, teníamos que crearlos de verdad. Y eso me alegró mucho, porque vi que estaba decidido a hacer algo a un nivel creativo muy alto. Ver a estas criaturas cobrar verdaderamente vida fue maravilloso”.
  Norman Cabrera, un veterano con tres décadas de experiencia en los efectos de maquillaje y la elaboración de criaturas, colaboró por primera vez con del Toro en Hellboy. Para HISTORIAS DE MIEDO, del Toro lo invitó a crear a dos de las criaturas más emblemáticas de la colección: Harold el espantapájaros y el cadáver al que le falta el dedo gordo del pie.
  Por mucho que Cabrera apreciara las ilustraciones de Gammell, sabía que le esperaba un reto enorme. “En cuanto intentas convertir un dibujo a lápiz y tinta sobre el papel en algo tridimensional que existe en el mundo real, es algo completamente diferente”, asegura. “De pronto, tienes que poder verlo desde todos los ángulos. Nuestra meta era mantenernos fieles a las ilustraciones, a la vez que conseguíamos que funcionaran en un espacio real. Fue difícil por momentos, pero también tremendamente divertido”.
  Para Harold, Cabrera empezó haciendo un molde de la cabeza del actor Mark Steger (“Stranger Things”). “Ya había colaborado antes con Mark, que ha hecho de monstruo en otras películas, y sabía que era un intérprete asombroso”, aporta Cabrera. “Así que empezamos creando un molde de su cabeza y luego esculpimos los rasgos de Harold sobre su cara, girándola constantemente para verla desde todos los ángulos posibles. Cuando cobró vida con Mark, quedó alucinante. Harold tiene personalidad extra”.
  El resultado final provocó pesadillas incluso entre los miembros del equipo técnico. “Parece que algunos se pusieron bastante nerviosos”, bromea Cabrera. “El primer día que rodamos con él fue durante la tormenta. El viento azotaba a Harold y parecía que el maizal cobrara vida de algún modo con una energía sobrenatural. Resultó muy mágico y muy aterrador”.
  Asimismo, para The Big Toe (El dedo gordo del pie), Cabrera y su equipo trabajaron con Javier Botet, que interpreta al cadáver esquelético al que le falta el dedo gordo del pie. “Norman fue muy fiel a Gammell, y a Gammell le gusta usar texturas muy intensas y espacios negativos”, explica del Toro. “Eso nos llevó a usar a Javier, un intérprete español que es increíblemente delgado y nos ayudó a hacer que el cuerpo pareciera un cadáver viviente”.
  Además de Cabrera, también contaron con Mike Hill, que ya había colaborado con del Toro en la criatura acuática en torno a la cual gira La forma del agua. Para HISTORIAS DE MIEDO, diseñó a Pale Lady y a Jangly Man.
  Hill se tomó el encargo sumamente en serio. “La gente tiene recuerdos muy claros de cómo se asustaron con las ilustraciones de los libros, así que sentimos la responsabilidad de recuperar esa sensación. El objetivo era que a los nuevos espectadores les encantaran estos personajes y los que habían leído los libros de pequeños sintieran que se estaban reencontrando con un viejo amigo”, propone Hill.
  La Pale Lady, una inquietante visión de una mujer con el pelo largo y negro, un rostro pálido como la luna y un aspecto melancólico que crispa los nervios, era uno de los favoritos. Apareció en el libro de Schwartz Más historias de miedo para contar en la oscuridad, en un relato titulado The Dream (El sueño). “Me esforcé mucho por hacerla lo más parecida posible al libro”, asegura Hill. “Tenía algo que me atraía mucho. En cierto sentido, parece una señora mayor agradable, pero cuando esa señora agradable aparece de noche en tu habitación, ya no parece tan agradable y la atmósfera cambia por completo. Me siento muy orgulloso de lo mucho que el resultado final refleja las ilustraciones de Gammell”.
  Crear al truculento Jangly Man partiendo básicamente de cero fue la guinda del pastel para Hill. Aunque está extraído de la historia Me Tie Doughty Walker (¡Átame si puedes, intrépido caminante!), en la que una cabeza decapitada cae por una chimenea, Jangly Man tiene una forma humana completa, reconstruida a partir de distintas partes del cuerpo cortadas. “Va a ser toda una revelación para los espectadores, porque no han visto nada igual en los libros”, afirma Hill. “Es el único personaje con un aspecto enteramente original”.
  Hill colaboró estrechamente con Troy James (al que se ha podido ver recientemente como Baba Yaga en la versión de 2019 de Hellboy), que se encargó de dar vida al personaje. “Empezamos con una cabeza de espuma de látex y luego hicimos las distintas partes del cuerpo de silicona en distintas piezas: brazos, piernas, manos, pecho y torso. Cuando se juntan todas esas piezas y se pone de pie, Jangly es una criatura aterradora de algo más de dos metros de altura, y creo que va a ser un momento verdaderamente destacado de la película”.
  Para Hill, volver a trabajar con del Toro fue como revivir un sueño. “Trabajar con Guillermo es increíble, porque te deja ser un artista. Y recurre a artistas concretos porque ve en ellos la capacidad para dar vida a una criatura concreta. Al mismo tiempo, no puedes engañarlo. Es tu mejor amigo, pero es imposible embaucarlo, porque sabe tan bien como tú cómo se hacen exactamente estas cosas y lo que hace falta para conseguir que parezcan reales”.
  Guillermo del Toro trabajó con Spectral Motion hasta en el más mínimo detalle para cerciorarse de que las criaturas se mantuvieran fieles a las ilustraciones de tinta, empleando los efectos digitales únicamente en las últimas etapas. “Una cosa que hicimos fue mantener a todas las criaturas muy pálidas, en colores blanco, gris ostra y amarillo pergamino, para que no tengan prácticamente color”, explica. “En ciertos casos, creamos un efecto digital que hace que las cosas parezcan más líquidas y no del todo sólidas. Era importante tratar de reproducir esa sensación de las ilustraciones, porque son la razón por la que los libros han perdurado más allá de tratarse de simples historias de campamento”.

LA CASA ENCANTADA DE MILL VALLEY...
  A medida que se ponía en marcha el proceso de producción, André Øvredal reunió a un equipo de primera para grabar e intensificar cada sobresalto y escalofrío, que incluye al director de fotografía Roman Osin, que filmó para Øvredal La autopsia de Jane Doe, el diseñador de producción Dave Brisbin (Ultimátum a la Tierra), la diseñadora de vestuario nominada al Óscar en dos ocasiones Ruth Myers (Emma, La familia Addams, L.A. Confidential), el montador Patrick Larsgaard (que colaboró con Øvredal en La autopsia de Jane Doe y Trollhunter) y los compositores Marco Beltrami (nominado al Óscar en dos ocasiones por En tierra hostil (The Hurt Locker) y El tren de las 3:10, y nominado al Globo de Oro por Un lugar tranquilo) y Anna Drubich (Anna Karenina).
  Øvredal disfrutó especialmente de poder reunirse con Osin. “Nuestros gustos son muy similares. A ambos nos encantan las lentes de gran angular y los ángulos bajos. Para esta película, utilizamos como referencia muchos colores de los años 60 y nos inspiramos bastante en William Eggleston”, explica Øvredal, refiriéndose al legendario fotógrafo conocido por su uso del color y sus visiones monumentales de habitaciones de motel, carreteras y escaparates corrientes del siglo XX. “Queríamos que todo resultara auténtico de la época, pero también que pareciera real e inmediato, no como un pastiche o nostalgia”.
  Mill Valley se creó para que fuera básicamente un pueblecito cualquiera de Estados Unidos, con un aire apacible y emblemático, pero con sus propias tensiones subyacentes si se rasca bajo la superficie... y un lugar que, como todos los pueblos estadounidenses de cualquier tamaño y estilo, tiene su ración de leyendas locales truculentas. En algunos pueblos, la fuente de esas leyendas podría encontrarse en un viejo hospital u hotel; en otros era una granja o una zona del bosque. Pero, en Mill Valley, el pasado oscuro reside en el interior de la deteriorada mansión Bellows.
  Uno de los primeros triunfos importantes de la producción fue descubrir un lugar que fuera perfecto para hacer las veces de la mansión, que encontraron en un antiguo pueblo petrolero victoriano de Ontario, Canadá. “Fue nuestro localizador de exteriores quien encontró esta casa tan increíble en un pueblecito llamado Petrolia, a las afueras de Toronto. Nos dejó pasmados”, recuerda Øvredal. “Cuando entramos, el interior era tan fantástico como el exterior. Casi parecía como si la casa se hubiera creado para utilizarse como casa encantada en una película”.
  De hecho, la casa se construyó como residencia en 1890 para la familia de un industrial rico. Encargaron la estructura para que recordara al estilo románico de Richardson, la versión grandiosa e imponente de la arquitectura gótica ideada por Henry Hobson Richardson. Con las torres redondas, tejados cónicos, gruesas paredes de mampostería y el aire de fortaleza propio de ese estilo, ha sido desde hace tiempo un ejemplo perfecto de casa encantada. Pero en esta casa concreta, ruinosa y abandonada desde hace tiempo, la atmósfera estaba especialmente viciada.
  La casa resultaba tan fascinante que el diseñador de producción Brisbin se puso a recrear los interiores como sets más flexibles que permitieran realizar los movimientos de cámara que a Øvredal le gusta utilizar. “La casa de Petrolia ya apestaba a malvado magnate industrial ricachón, lo que era perfecto. Pero luego seguimos ampliando ese concepto. Queríamos conectar una sensación de lo misterioso e irreal con algo que pareciera real y mundano”.
  Brisbin prosigue: “Así que tomamos la casa como base para crear nuestros propios interiores. Añadimos un largo vestíbulo desde la entrada a la escalera [que ya era en sí un homenaje a Gammell] para escenas clave, así como una biblioteca y un comedor. La casa tenía su propio sótano espeluznante, pero luego creamos las catacumbas, que hacen que resulte sumamente escalofriante cuando descubres dónde mantenía encerrada a Sarah su familia”.
  Además de la casa de Petrolia, Brisbin recurrió a la famosa mansión Cupples de San Luis, una mansión de estilo románico de Richardson, bien conservada, tipo castillo, encargada por el industrial Samuel Cupples a finales del siglo XIX. Los toques góticos interiores intensificaban la atmósfera, hasta el mismo papel pintado. “El papel pintado era muy importante en las casas de finales del siglo XIX”, explica Brisbin. “Encontramos un papel maravilloso de 1888 del diseñador francés C.F.A. Voysey que incluso tenía motivos de diablillos. Nos parecía que encajaba a la perfección con la mansión Bellows”.
  Los interiores también tuvieron que pasar por varias iteraciones. “Tuvimos que envejecer 70 años todo lo que había en la casa”, aporta Brisbin. “Lo que los adolescentes encuentran al principio es un lugar profanado, polvoriento y sin color. Pero, incluso al principio de la película, solo por un momento, Chuck abre un guardarropa y ve el mundo impoluto de 1898 en el que vivían los Bellows”.
  Brisbin esparció por todos sus decorados numerosos guiños ocultos como sorpresa para los fans de los libros. Para el reparto, los decorados eran exactamente lo que necesitaban para ponerles los nervios de punta. “Contar con el entorno adecuado es muy importante”, opina Michael Garza. “La casa tenía que servir de peldaño para toda la locura que viven nuestros personajes. Lo que creó el equipo fue sin duda escalofriante y evocador, pero también en cierto modo hermoso”.

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