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CRITICA
Por: PACO CASADO
El género del cine de terror, que tanto produce la cinematografía norteamericana en los últimos tiempos, no deja de buscar nuevas fórmulas, aunque no todas las producciones de este tipo lo logran y muchas de ellas repiten recetas muy gastadas a base de tanto usarla, pero a veces surge algún atisbo de originalidad y así ocurre con esta que comentamos de tan largo título 'Historias de miedo para contar en la oscuridad' (2019), que es más atractivo de cara a la comercialidad, que un reflejo de su contenido, por que no se trata de distintas historias por separado sino de una sola, de un relato único.
La historia original se desarrollaba en los años 80 pero Guillermo del Toro la ha trasladado al tiempo en que se escribieron los libros, en 1968, año en que se producía La noche de los muertos vivientes, de George A. Romero, que los protagonistas ven en un autocine, una época conflictiva con la guerra de Vietnam, y el acoso racista contra los emigrantes mexicanos, que tienen ciertas connotaciones con la actualidad norteamericana.
Mientras, en la tranquila población de Mill Valley (Pensilvania) se vive el día de Halloween en el que todo el mundo se echa a la calle con sus disfraces y Stella, Chuck y Auggie no van a ser menos, a los que más tarde se les une Ramón.
En esa noche de terror se les ocurre visitar una gran mansión abandonada, que tiene fama de ser una casa encantada, que en su día fue el hogar de una supuesta asesina, llamada Sarah Bellows, la hija de una familia de emigrantes que con su comercio pusieron a esa población en el mapa y sobre la que se cuentan las más atroces y macabras historias.
Una vez allí encuentran el libro de Sarah donde se cuentan algunos de sus crímenes, pero se dan cuenta que con éste en su poder, nuevas historias se van escribiendo solas y que les afecta a cada uno de los miembros de la pandilla.
Así el grupo de jóvenes debe resolver el misterio que rodea a aquellas tenebrosas muertes que se cuentan que ocurrieron en la pequeña ciudad donde residen y tratar de evitar las suyas.
El guion de este film está extraído de la serie de libros de terror escritos en la década de 1980 por el emblemático autor norteamericano Alvin Schwartz, ilustrados por Stephen Gammell, para la colección Scary stories to tell in the dark, de la que se vendieron más de siete millones de ejemplares, que se ha elegido como título de esta cinta.
Está producida por el conocido director mexicano Guillermo del Toro, quien también interviene de manera definitiva en el guion, al que se le deben algunos títulos de este género como El espinazo del diablo (2001) o El laberinto del fauno (2006).
Es casi una garantía que esté respaldado por el ganador del Oscar, aunque en este caso lo ha puesto en las manos del cineasta noruego André Ovredal, del que ya conocemos La autopsia de Jane Doe (2016), que se encarga de la dirección, en lo que es para él el proyecto más importante de los realizados hasta ahora.
Ovredal lo saca adelante con buen oficio de artesano experto en el tema, con la particularidad de que no acude a la hora de la puesta en escena, que hace con cierta elegancia, a los típicos trucos de siempre de esta clase de películas de la que suprime los momentos sangrientos llenos de casquería.
En definitiva, una de miedo interesante.
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