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SINOPSIS
En el Brasil del siglo XVIII la colonia portuguesa existente comienza a sufrir una disminución importante en la producción de oro. La minoría portuguesa es la que gobierna una sociedad que cada vez se vuelve más corrupta. Joaquim es un famoso soldado que se dedica a capturar a los contrabandistas pero mientras espera que algún día lo asciendan comienza una aventura en busca de nuevas minas de oro
INTÉRPRETES
JULIO MACHADO, NUNO LOPES, WELKET BUNGUÉ, DIOGO DÓRIA, RÓMULO BRAGA, ISABÉL ZUAA, PAULO ANDRÉ, EDUARDO MOREIRA, MIGUEL PINHEIRO, ANTÓNIO EDSON
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INFORMACIÓN EXCLUSIVA
NOTAS DEL DIRECTOR...
Esta película surgió después de que me propusieran dar vida al héroe brasileño popularmente conocido por el nombre de Tiradentes. Durante mis investigaciones sobre la vida de Joaquim José da Silva Xavier, nombre completo de nuestro héroe, me sentí fascinado por las historias sobre las costumbres del siglo XVIII. Di rienda suelta a mi imaginación pensando en las relaciones humanas que imperaban en el Brasil de aquella época. Profundicé en la vida cotidiana de aquellas personas, en cómo viajaban de un lugar a otro, cómo comían, dormían, se enamoraban y sentían. Además, me di cuenta que el Brasil colonial se caracterizaba por una profunda desigualdad social donde la élite dedicada al comercio se enriquecía a costa del trabajo realizado por una población compuesta mayoritariamente de esclavos africanos, indígenas y mestizos. Llegué a la conclusión de que el abismo social que subsiste en América Latina surgió durante ese período colonial cruel e inhumano. El pasado no sólo explica el presente, también forma parte de él.
Nuestra historia se desarrolla principalmente en Minas Gerais donde se descubrieron minas de oro. Este hallazgo atrajo hasta esta región a una legión de personas, un fenómeno comparable a la Fiebre del Oro en Estados Unidos. Gentes de todas las razas y orígenes se abrieron paso a través de bosques impenetrables espoleados por el sueño de una riqueza instantánea. Durante esa carrera desenfrenada, miles de buscadores de oro murieron de hambre y de enfermedades al tiempo que surgían los primeros pueblos y ciudades en esa región de Brasil. Los administradores portugueses implantaron fortísimos mecanismos de control sobre esta materia prima recaudando impuestos exorbitantes, controlando la circulación de las mercancías y persiguiendo implacablemente a los contrabandistas.
El héroe que yo imaginaba era un hombre inquieto, hiperactivo, que no elige ser un héroe, pero que acabó siéndolo por las circunstancias de la vida. Creo que sus ideas políticas revolucionarias surgieron como respuesta a sus propias experiencias. Imaginé al Alférez Joaquim Silva Xavier como un hombre común, con múltiples contradicciones, que vivía atrapado en la pérfida ética del siglo XVIII. Un mundo en el que el lema era "sálvese quien pueda”. Como soldado de la Corona, Joaquim no estaba seguro de si era el colonizador o el colono; el oprimido o el opresor.
Traté de encontrar un lenguaje cinematográfico apropiado para contar ese pasado que había imaginado: palpitante, precario y cruel. El resultado es una película que se asemeja a una crónica del siglo XVIII y a su poética cotidiana, rodada cámara en mano, libre, activa, que invade los espacios donde se desarrolla y sumerge en ellos al espectador, pegada a los personajes y dejando al descubierto la precariedad de este mundo. Joaquim es una historia no oficial y poética de un anti-héroe que se transforma en un héroe auténtico. Una película visceral y romántica, emotiva y brutal, que nos deja vislumbrar el nacimiento de una nación.
'Joaquim' es una historia no oficial y poética de un anti-héroe que se transforma en un héroe auténtico. Una película visceral y romántica, emotiva y brutal, que nos deja vislumbrar el nacimiento de una nación.
NOTAS DEL PRODUCTOR...
'Joaquim' es mi quinta película con Marcelo Gomes y consolida una colaboración que abarca casi dos décadas de actividad: una trayectoria cinematográfica que empezó con su primer largometraje "Cine, aspirinas y buitres" y que, tras 18 años de colaboración, da fe del hallazgo y de la búsqueda de nuevos métodos creativos en la producción de películas brasileñas contemporáneas.
“Existe en el corazón humano una generación perpetua de pasiones, de tal manera que la ruina de una coincide casi siempre con el advenimiento de otra”. Esta cita de La Rochefoucauld es la síntesis de Joaquim: una película sobre las pasiones capaces de conmover al hombre y hacerle actuar. Las pasiones son a menudo contradictorias y llevan al fracaso o al éxito. Pero siempre son transformadoras.
Más que una película de época, Joaquim cuenta la historia de una época de paradigmas y actitudes cambiantes, como la nuestra. Una época que ha alcanzado la universalidad y nos hace más sensibles a los acontecimientos mundiales. Esa concienciación nos permite manifestar nuestras preocupaciones actuales y también la necesidad de transformar el mundo, de actuar y resistir a la opresión, la injusticia, la pérdida de derechos, la desigualdad.
Producida en cooperación con Portugal y España, Joaquim reconcilia a Brasil con la Península Ibérica, pero de forma diferente. La problemática relación que existió en el pasado entre colonizadores y colonos se transforma hoy en un esfuerzo común para producir una película.
Joaquim se rodó en Minas Gerais y su ADN está impregnado con el gen de la mezcla de razas. El equipo y el reparto provienen de diferentes estados de Brasil, Portugal y Guinea Bissau, lo que confirma nuestra pasión por el cine y ratifica un ideario emocional y político que percibe el arte como una forma de resistencia. Después de todo, recordar siempre es resistir, para que podamos combatir con nobleza contra las hegemonías y luchar por la democracia. Por todas estas razones, la película alienta nuestra esperanza en un mundo mejor.
REFLEXIONES SOBRE EL DISEÑO ARTÍSTICO...
Aprovechando el género de crónica que tiene el guión, el proyecto para elaborar el diseño artístico de la película se basa y se estructura sobre tres pilares. El primero es el paisaje natural de los escenarios de la película. Aún más importante que la estructura de la arquitectura local, la carga dramática de los ricos ambientes geológicos y biológicos intensifica los aspectos de resistencia y de fuerza, al tiempo que sirve de marco extraordinario para los sueños y los dramas de nuestros personajes.
Al elegir lo mejor que esta áspera naturaleza puede ofrecer, la calidad visual de la narración fue el primer paso para reelaborar la búsqueda de nuestro protagonista, así como sus orígenes y su transformación. El segundo, igual de emocionante, consistió en crear ciertas particularidades que pudieran transmitir una apariencia auténtica y creíble de este universo dentro de la narrativa histórica, tan codificada y manoseada en las representaciones cinematográficas. Fue necesario buscar objetos diegéticos precisos, con un carácter auténtico y expresivo a la vez que históricamente creíbles y que encajaran con los personajes y la dramaturgia. Hemos investigado hasta el agotamiento en la recreación de utensilios, objetos y mobiliario.
El tercer pilar fue la caracterización de Joaquim y del resto de los personajes: su ropa, su belleza y su humanidad. La ropa nos traslada a un espacio de belleza y precisión en lo que respecta a los colores corporales -la piel, las texturas del pelo- y a los hábitos de higiene, las modas y las tendencias socio-culturales, evitando cualquier tipo de estereotipo superficial de los grupos étnicos involucrados.
ROMPIENDO PARADIGMAS...
Para la fotografía de Joaquim, nuestra idea era romper ciertos paradigmas que se dan en las películas de época. En la mayoría de los casos, el período histórico retratado se aborda de manera distante: la cámara inmóvil observa o, con movimientos estables, acompaña a la narrativa. Con la excusa del respeto o para dar mayor veracidad a la acción, la cámara tiene que ser invisible y no convertirse en el protagonista.
En el rodaje de Joaquim decidimos tomar la dirección contraria: la cámara tenía que estar viva, presente, sin miedo a invadir los espacios de los actores y pasar a formar parte de ellos. Queríamos retroceder en el tiempo y con ayuda de una cámara acompañar a Tiradentes, diez años antes de los acontecimientos que le hicieron famoso. Nuestro Joaquim es un brasileño inquieto que busca desesperadamente ascender en la escala social de un Brasil recién creado pero ya totalmente corrupto. Esta vehemencia también se traduce en los movimientos de la cámara, ya que le acompaña constantemente, al igual que sus propias obsesiones.
Otro paradigma que perseguíamos era traducir en imágenes la precariedad del Brasil de aquella época. Optamos por lentes anamórficas que tienen una visión más lateral y proporcionan imágenes con más horizonte. Queríamos rodar un "western tropical", así que este fue un factor decisivo. Las localizaciones de Diamantina, Minas Gerais, son grandiosas y quisimos integrar esa inmensidad en las vidas de nuestros personajes. Los entornos naturales son de por sí personajes de la película; rodean constantemente a los personajes, a veces les hacen la vida más difícil y otras veces les contagian con su belleza.
Por lo tanto, la idea principal de la iluminación es que parezca lo más natural posible. No se utilizaron ningún tipo de focos: todas las escenas nocturnas se rodaron con velas y fogatas. Nuestra idea era rodar Joaquim como si fuera un documental, sirviéndonos de la luz del escenario, un ejercicio de búsqueda de las circunstancias más propicias; la puesta en escena se realizaba in situ para que la cámara y los actores encontraran las posiciones más favorables con relación a las puertas y las ventanas cuando se rodaban tomas de día en interiores. Este concepto de iluminación corrobora la idea de retratar de forma auténtica la vida en Minas Gerais tal y como era en el siglo XVIII.
Para las tomas nocturnas, la oscuridad se convirtió en nuestra aliada. Sólo se iluminaron las partes más esenciales de la escena, por ejemplo con fuego. En el bosque no se ve nada; si no hay luna, se ve lo mismo con los ojos abiertos que con los ojos cerrados. Y esa era precisamente la sensación que buscábamos: cuando los personajes se internan en la selva y el bosque y la noche los devoran, de la misma forma que el sol cuando cae a plomo sobre ellos, siempre presente y abrasador. Este enfoque sensorial impregna todas las imágenes a lo largo de la película.
ENTREVISTA AL DIRECTOR...
Desde su primera película, "Cine, aspirinas y buitres" (2005) sus cintas han sido extremadamente cuidadosas a la hora de representar los detalles de la época. ¿Cómo imaginaste el Brasil del siglo XVIII?...
Soy muy aficionado a las películas de época, y esta vez tuve total libertad para reflexionar sobre el mito que rodea al Alférez Joaquim José da Silva Xavier, también conocido como Tiradentes. Leí varios libros sobre nuestro héroe nacional, como 'Conspiración Minera', de Márcio Jardim; 'Conflictos y Conspiraciones: Brasil y Portugal', de Kenneth Maxwell, el movimiento separatista de los Conspiradores de Minas Gerais; 'El Manto de Penélope', de João Pinto Furtado, con un retrato menos idealizado de Tiradentes; y 'El Enigma de Tiradentes', de Miguel Aparecido Teodoro, que gira en torno a las dudas y aspectos turbios de nuestro héroe. Todos dan su propia versión sobre la vida del alférez y todos varían en sus conclusiones. A veces lo presentan como un hombre puro y sin defectos; otras veces, como una figura clave del movimiento de la Inconfidencia (Conspiración) o incluso como alguien que juega un papel secundario en el proceso de la conspiración. Después de leer todas estas biografías, me di cuenta de que lo que realmente quería era abarcar el Brasil colonial en su conjunto, pero concibiéndolo más como una crónica de esa época que como una película biográfica. Otros libros importantes que leí fueron Desclassificados do Ouro, de la historiadora Laura de Mello e Souza, e Historia de la Vida Privada - Volumen 1, una antología de textos sobre los aspectos de la dura vida diaria de la época colonial, realizada por Laura, que luego se convirtió en la asesora histórica de la película. Estas publicaciones revelan aspectos del crisol cultural que era Brasil en aquel momento, a través de sus aspectos más oscuros y menos investigados. Vale la pena mencionar que los únicos documentos escritos que existen sobre Tiradentes son su partida de bautismo y los procedimientos judiciales penales contra los conspiradores que, por cierto conforman el tema de la hermosa película que realizó Joaquim Pedro de Andrade en 1972, titulada "Los conspiradores".
Después de tus investigaciones, ¿cómo planteaste el guión?...
Me imaginaba algo que no iba a ser la típica película de época, ni un relato oficial. Debía ser algo más parecido a una crónica, el aspecto poético de la vida cotidiana, un corto periodo en la vida de un alférez, sus afectos, deseos, contradicciones, sus valores cambiantes y sus defectos. La deconstrucción de un mito. Me interesaba dar un giro al género de las películas históricas, hacerlas menos pomposas y desprovistas de todo tipo de matices novelescos donde pudiera proponer versiones ficticias de los personajes. Di rienda suelta a mi imaginación y me hice algunas preguntas: ¿Cómo se transforma un alférez de la Guardia Real en un rebelde que actúa contra esa misma Corona que está obligado a proteger? ¿Cómo surge un proceso de ilustración política en el siglo XVIII, cuando los valores éticos eran sumamente flexibles? No hay archivos históricos que hablen de esas cosas. Por lo tanto, podía usar mi imaginación para inventar un pasado de suciedad y precariedad, en el que las relaciones de afecto y poder se mezclaban, donde la moral en sí era un concepto flexible. Fue un momento de gran confusión social, con la imposición cultural de los que venían de Portugal, junto con el tratamiento inhumano que recibían los habitantes nativos y los africanos traídos como esclavos.
Aunque tu película presta mucha atención a su entorno y a una narrativa más amplia, la película sigue muy centrada en el personaje protagonista. Toda la acción irradia de él. Con esos mimbres, ¿cómo concebiste la imagen de Joaquim?...
En las películas que hago, en una forma u otra, los personajes mandan en la narración y contaminan los espacios circundantes. Así es como hice mis cinco películas anteriores, incluso las que he codirigido. Me encanta crear personajes y después dejarme contaminar por ellos. Tengo por costumbre trabajar con los actores en los ensayos y durante la investigación, componiendo los personajes de manera naturalista. No es la primera vez que trabajo al mismo tiempo con actores no profesionales y profesionales. Esa porosidad forma parte de un universo naturalista y realista que está en la base de todas mis películas. En Joaquim, la narrativa no es muy predecible ni muy clásica.
Nace de mis lecturas. De querer hablar de las ciudades del oro, de un siglo que era duro, árido, precario a la vez que próspero, y cómo esa prosperidad que trajo el oro provocó una enorme fricción social. Al final, la riqueza sólo benefició a unos pocos. Mi protagonista era un hombre de acción, ansioso, curioso, alguien que se mezclaba con los marginados sociales, con las clases desfavorecidas. Mi objetivo era lograr una proximidad que me permitiera humanizar a los personajes. Adoptar una cámara activa era mi manera de construir el entorno que necesitaba. La poética de los acontecimientos diarios aparecería en la forma en que comían -con las manos, como los animales-, la forma en que se bañaban y se quitaban los piojos. Y también en la representación de los rituales, las fiestas populares y la musicalidad de los negros y los nativos. Los esclavos africanos fueron los que plantaron las semillas de la rebelión en la colonia brasileña cuando crearon los quilombos. Por lo tanto, reflejar ese pasado tan colorido, real y humano, y viajar a través de él, sólo se podía hacer con una cámara capaz de pegarse a los personajes hasta el punto de fundirse con ellos. Y también para poner de relieve la forma en que esos personajes se mueven por la impresionante, casi opresiva naturaleza que les rodeaba.
¿Por qué empiezas a contar la historia de Joaquim ya decapitado y descuartizado, revelando su destino?...
Tiradentes era un ciudadano común, que participó en una conspiración rebelde que salió mal.
La escena inicial cumple un propósito: plantear la cuestión de cómo un hombre común puede transformarse en un mito. De esa forma la película puede percibirse como un gran flashback, pero al mismo tiempo, el principio tiene una relación directa con la secuencia final, en la que se pone de manifiesto cómo van terminar Joaquim y sus ideales de libertad. Mi película no es la historia oficial, es una ficción absoluta. Pero también es una historia imaginada por alguien que ha vivido los últimos y turbulentos años en Brasil. A la vista de la complejidad de nuestra situación actual, quería poner de manifiesto cómo se han tratado los asuntos políticos desde la época colonial para ayudar a entender mejor los acontecimientos presentes desde una perspectiva histórica.
En tu opinión, ¿Tiradentes es un héroe?...
Hay un hecho muy importante que no podemos negar. Y es que el alférez Joaquim fue el único rebelde condenado a muerte. Y recibió una condena con un toque refinado de crueldad, como fue la dispersión de los restos de su cuerpo a lo largo de las carreteras de Minas, la destrucción de la casa donde había vivido y el hecho de que se echó sal en su interior. Estos hechos lo elevaron al nivel de protagonista de la Conspiración de Minas Gerais. Además hay otro hecho aún más relevante: durante el juicio, mientras que el resto de los conspiradores negaron con vehemencia su participación en la conspiración, Joaquim asumió toda la responsabilidad de la revuelta. Hizo gala de una enorme integridad, de valor y dignidad frente a la muerte, lo sin duda es algo heroico.
¿Qué relación estableces entre Joaquín y el Brasil actual?...
Estamos en 2017 y nuestro país no ha alcanzado la prosperidad económica ni la igualdad social. Hay una terrible concentración de la riqueza y un abismo económico entre las diferentes clases sociales de Brasil, una herencia de la época colonial. Esta trágica herencia se manifiesta bajo formas muy sutiles. La mayoría de los edificios construidos en Brasil, en los años 50, 60 y 70, mucho después del fin de la esclavitud, siguen conservando una característica extremadamente colonial: hay ascensores diferentes para el servicio. Y en la mayoría de los pisos, también hay una segunda entrada para el servicio. El modelo de la casa señorial y de los barrios de los esclavos pervive hasta hoy. Otro ejemplo sería el acceso a la información. En el Brasil colonial, estaba prohibido imprimir libros, con lo que, como se revela en la película, había que importarlos y, en función de los títulos, hacerlo de contrabando. De esta forma, sólo la élite económica accedía al conocimiento. Por el contrario, en Perú y México, las bibliotecas y las universidades existían desde 1650, mientras que en Brasil el primer libro se publicó en 1808, después de la llegada de la familia real portuguesa que estableció su residencia permanente en Río de Janeiro durante un breve período de tiempo. Esta aberración sigue patente hoy en día en las tasas de analfabetismo y en la dificultad de las clases más bajas para acceder a la universidad, una situación que sólo ha mejorado sustancialmente en la última década.
¿Para comprender el Brasil actual es fundamental conocer su pasado?...
Creo que sólo superaremos la superficialidad de los debates políticos del Brasil contemporáneo si reflexionamos más sobre nuestro pasado. Conocer el pasado es fundamental para reflexionar sobre el presente y para encarar el futuro. Hay una tendencia natural a pensar que el pasado no tiene nada que ver con nuestra existencia cotidiana ni con la forma en que pensamos y asumimos nuestros deseos y afectos, como si se tratara de algo muy lejano, confinado a los libros de historia. El presente, a su vez, parece no tener ninguna conexión con el pasado. Pero es exactamente lo contrario: el pasado explica el presente y también es parte de él.
ENTREVISTA A JULIO MACHADO...
¿Cómo fue el proceso de convertirte en Joaquim?...
La película se desarrolla en un momento en que la idea de sociedad va tomando forma en el país. El aspecto de crónica que tiene la película nos dio libertad para investigar cómo era la vida cotidiana de esas personas. Así que me familiaricé con mi personaje recorriendo los mismos caminos y utilizando las mismas herramientas que él tenía como ciudadano. El tema se apodera de ti de inmediato: la génesis de un país, de una nación de la que todos formamos parte. Para entender mejor los problemas a los que se enfrentaban aquellos hombres en el Brasil del siglo XVIII, pensé en mi propia posición en el Brasil actual y elaboré un repertorio de mis sentimientos como ciudadano. ¿Cómo reaccionas, cómo te indignas y te rebelas contra el gran abismo social, contra la corrupción política institucionalizada que existe en el país? Confié en mis sentimientos y en mi forma de posicionarme con relación a esos asuntos: ¿Cuál era el estado de ánimo de un hombre que se enfrenta a la naturaleza mientras vive en condiciones tan precarias?
Al describir ese período en el que Brasil aún se estaba construyendo, la película revela la línea tan fina que siempre ha separado los intereses públicos y privados. El mismo Joaquim perseguía su interés personal...
La parte en la película que retrata a Tiradentes como ciudadano, antes de convertirse en un héroe, nos permite analizar al personaje de forma más profunda y menos dualista. En lo que se refiere a los intereses personales, en aquel momento, estaba claro que Brasil era una tierra salvaje a la que podía venir cualquier aventurero y tratar de hacer fortuna por su cuenta. No existía la noción de interés colectivo, ni ninguna idea de nacionalidad. Los Conspiradores iniciaron la búsqueda de una identidad nacional y es innegable que también buscaban su interés personal, en defensa de las oportunidades del individuo. Estudiar ese periodo es un ejercicio de imaginación porque estamos muy lejos de todo aquello. Sin embargo, si comprendemos cómo se gestó su formación, los lemas y los eslóganes que aparecieron durante el proceso, la postura asumida por la clase media y el funcionamiento de las instituciones políticas podrían explicarse desde el punto de vista de los intereses personales.
¿Cuál es tu percepción sobre la evolución del protagonista?...
Joaquim es un producto de su época. Trabaja para la Corona portuguesa y por consiguiente su forma de imaginar un nuevo territorio es afín al punto de vista del colonizador. Trabaja para los colonizadores y quiere hacerse un nombre desde dentro del sistema. Todos sus actos van en esa dirección. Pero después entra en contacto con una serie de cosas que no puede aceptar. En primer lugar, se da cuenta que no está haciendo ningún progreso. El ejército no le asciende a pesar de ser un soldado entregado, serio y participativo, algo que le genera dudas y malestar. A continuación, se ve expuesto a insidiosas ideas de liberación. Se acaba de proclamar la independencia de los Estados Unidos con una Constitución que había creado nuevas leyes. Este hecho le hace descubrir nuevos puntos de vista, una perspectiva más permeable a la que ocurre a su alrededor. Empieza a creer que es un agente al que utilizan para mantener el statu quo, comienza a comprender mejor sus relaciones con los esclavos y, basándose en el afecto que siente por Preta, se pregunta por qué las cosas tienen que ser así. Empieza a producirse una transformación sutil, interna, de carácter ideológico. La película cuenta estos acontecimientos y nos permite llegar a nuestras propias conclusiones, conscientes de todas las ramificaciones históricas.
La transformación de Joaquim también ocurre a nivel físico a medida que comienza a llevar las marcas de todos los cambios que atraviesa. ¿Qué piensas de ese proceso físico?...
No quisimos centrarnos en su evolución psicológica. Nos basamos en la estructura que ya formaba parte del escenario en el que rodaríamos. También nos basamos en sus diferentes vivencias para comprender mejor como vivía físicamente esa persona. ¿Cómo se comporta un cuerpo que trabaja en una mina de oro? Joaquim trabajaba de dentista, por lo que tenía el aspecto físico de alguien que se ocupa de los dientes de los demás, en condiciones muy precarias, sin los instrumentos ni la higiene adecuada. Y el cuerpo se comporta de forma diferente cuando camina por una ciudad con cuestas empedradas. Por lo tanto, a mí me interesaba más comprender cómo –hipotéticamente- se habría comportado su cuerpo. Confío en las situaciones que cuenta el guión. Y como todo el guión es muy sutil, evitamos cualquier connotación heroica en el personaje que íbamos a retratar. La ausencia de momentos críticos, de grandes acontecimientos, aportó humanidad a los personajes y a los escenarios.
ENTREVISTA A ISABEL ZUÁA...
¿Cuáles son tus principales referencias a la hora de componer el personaje de Preta?...
Una de ellos es Nina Simone, una activista del movimiento feminista y del derecho a rebelarse. Declaró en una ocasión: "La libertad para mí es no tener miedo”. Y, aunque aparezca este miedo, la libertad consiste en no aceptar ser lo que los demás quieren que seas. Nina, Rosa Luxemburgo y Rosa Parks son referencias con las que me siento muy identificada. Otra gran inspiración fue la Reina Nzinga, una gran guerrera negra del siglo XVI en Angola que se convirtió en una de mis principales referencias en el cambio que experimenta Preta cuando se convierte en Zua, una poderosa líder.
¿Cómo analizarías el arco dramático de tu personaje que, conforme avanza la historia cambia de nombre y, a continuación -lo que es aún más importante- de estatus?...
Preta no se conforma con lo que el destino le tiene preparado. En realidad, creo que lo que sucede en la pantalla tiene mucho que ver con nuestras propias personalidades. Yo soy muy inquieta, no me conformo con ser lo que la gente cree que debería ser, así que el arco dramático de Preta se centra en sus esfuerzos por cambiar lo que la gente piensa de ella. He aprendido mucho de ella. Yo siempre he tenido libertad, pero mi madre vivió momentos en los que no tenía elección, no se le permitía ir libremente de un lugar a otro. Preta lucha contra las situaciones que le imponen y consigue unir a su gente, protegerse a sí misma y recuperar sus raíces para encontrar la fuerza que necesita. Es una mujer valiente; prefiere morir antes que perder su libertad.
En su primera aparición, Preta está tarareando una canción. Y después se dirige a João, el esclavo de Joaquim, en una lengua que no entendemos. ¿Qué idioma hablan? ¿De dónde proceden las canciones?...
En esa escena se habla criollo de Guinea-Bissau. Las canciones las compusieron algunos familiares míos que son músicos allí. Las letras hablan del deseo de ser un pájaro cuando estamos lejos de casa, de poder volar para regresar a nuestro país de origen. Es una canción para consolar a los que no tienen un lugar propio. A todos les gustaría tener alas para volar a casa. La canción también es una metáfora sobre la tierra que tiene una boca que al final nos comerá a todos.
El retorno a tus orígenes se hace evidente en la secuencia en la que Preta, ahora como Zua, dirige un ritual en el quilombo. ¿Cuál es su papel en ese lugar?...
Cuando Zua habla en el ritual habla de empoderamiento, de representación, de fuerza, lo que la gente espera de un líder. En el quilombo hace sus tareas diarias, cosas sencillas como ir a por agua o por leña, cocinar... Pero también participa en misiones más complicadas como dar caza a sus enemigos o comprar armas.
¿Qué conexiones ves entre las situaciones que se relatan en Joaquim y el mundo actual?...
Muchas. Por desgracia, las diferencias están aún presentes en los países que fueron colonizados en comparación con los de los colonizadores. Los blancos siguen estando en lo más alto de la cadena alimentaria, en la cima, son los dueños de la verdad y del dinero. El resto está explotado y silenciado. Los nativos brasileños mueren de hambre y seguimos teniendo barcos de esclavos, con miles de personas que huyen de las guerras en África en busca de una vida mejor y de la libertad. Lo único que ha cambiado es la tecnología, que nos da un acceso más rápido a toda esa información. Pero las personas no se preocupan cuando ven morir a un negro o a un indio, a cualquiera que no sea un blanco. Las mujeres negras seguirán siendo fetiches sexuales y la gente seguirá repitiendo que es malo ser negro. Cuando rodamos en Minas Gerais hice algunas investigaciones por mi cuenta en antiguos quilombos. ¿Cuántas personas negras murieron allí?
Mientras Brasil se enriquezca con la desgracia de los demás, mientras la miseria produzca beneficios, la película seguirá siendo actual. Como lo es hoy, porque la gente no lucha por cuestiones colectivas, sino por autoestima, y no muestra ningún tipo de solidaridad con los movimientos sociales. No lo aceptarán, no se ponen en la piel de los opresores y son incapaces de comprender e identificarse con la realidad. Viven en una burbuja, alienados.
No sé el impacto que tendrá Joaquim en esas personas, pero sé que, en 2017, el lugar que ocupan las mujeres negras no ha cambiado mucho con respecto al que se ve en la película. De hecho, los desafíos a los que se enfrentan son aún mayores ya que están en la parte inferior de la cadena alimentaria y se las considera personas que tienen que servir, ser sumisas, algo que ni yo ni Preta aceptamos. La lucha del personaje para poner fin a esos estereotipos, para liberarse de esas cadenas, me ha conmovido muchísimo.