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La historia de KANDOR Graphics y la de Justin, además de discurrir paralelas durante mucho tiempo, guardan bastantes paralelismos. Ambas tienen un punto de partida muy parecido: el proponerse una meta bastante improbable e intentar alcanzarla a base de constancia y cierta inconsciencia. En el caso de Justin, tenemos un joven delgaducho de buena familia, que arrastrado por su idealismo se empeña en ser caballero en contra de los deseos de su padre, y en un mundo donde ya no queda lugar para héroes.
   Nosotros también nos empeñamos en algo bastante difícil, y como ocurre con Justin, el camino fue bastante duro y necesitó de un gran esfuerzo.
Hace casi 20 años, los tres socios fundadores, decidimos que “queríamos hacer películas de animación que se vieran en el mundo entero”. Si volviésemos a ese momento y tuviésemos que apostar si lo íbamos a lograr, con lo que sabemos ahora, creo que la respuesta sería...NO. Pero por suerte no sabíamos tanto y teníamos la testarudez de Justin... de alguien tendría que heredarlo.
   Si se trataba de una meta ya de por sí complicada, lo era mucho más en una ciudad alejada de los centros de producción audiovisuales de España; y no digamos de los pocos lugares donde se producía animación en esa época, ciudades como Londres o Los Ángeles. Pero aún así, llevados por la ilusión, idealismo o inconsciencia, nos pusimos a ello.
   Por delante teníamos un montón de cosas que aprender: lo narrativo, lo artístico, lo técnico, lo empresarial... crear nuestros métodos, una red de contactos. Empezamos haciendo “cualquier cosa” que tuviera que ver con esto de la animación para ir aprendiendo, y por suerte los trabajos fueron apareciendo y se fueron realizando con éxito.
   Y aquí tuvimos nuestro primer golpe de suerte, una suerte que aún acompaña a KANDOR Graphics. En nuestro entorno cercano había un grupo de gente de un gran talento que se unieron a nosotros y que para nuestro orgullo, a día de hoy aún nos acompañan. Sin ellos y sin otros que se unirían después, KANDOR Graphics no hubiese completado la aventura. Así poco a poco intentamos transformar el KANDOR Graphics empresa de servicios, en una empresa que quería y que podía hacer sus propias producciones.
   Y ya desde muy pronto apareció por allí nuestro Goleor, que por motivos de internacionalización acabó convirtiéndose en nuestro Justin. Se trataba de un proyecto muy ambicioso, muy por encima de nuestras posibilidades en ese momento, así que quedó guardado en un cajón esperando a que algún día la empresa tuviese la capacidad de producirlo.
   Mientras tanto, conseguimos muchos trabajos y clientes muy interesantes como la NASA , FBI y John Malkovich. Cabe destacar las simulaciones que hicimos de procesos científicos, médicos y artísticos, escenografías virtuales, videos corporativos, documentales y efectos digitales para cine (algún día nos pondremos con esto en serio), pero no olvidábamos que lo que realmente queríamos era hacer películas de animación.
   Contactamos con Raúl García, ahora nuestro socio y amigo, quien fue el primer español que había trabajado en Disney, con lo que pensamos.... “este hombre tiene que saber cómo funciona esto...” y vaya si lo sabía. Con él KANDOR Graphics estaba mucho más cerca de conseguir lo que se propuso en su día. Además en ese momento, nos surgió la oportunidad de presentar un proyecto para una serie de animación; este proyecto acabó siendo nuestro primer largometraje “El lince perdido”.
   Nuestro segundo golpe de suerte llegó cuando Raúl enseñó a Antonio Banderas lo que estábamos haciendo, y de forma casi inmediata Antonio decidió que quería formar parte de ello. "El lince perdido" era una película pequeña pero con la que aprendimos, más o menos, cómo era eso de hacer un largometraje de animación. Fue una magnífica escuela y campo de pruebas, pero a pesar de todo habíaJUSTIN Y LA ESPADA DEL VALOR cierto sentimiento de frustración, ya que las limitaciones del pequeño presupuesto no permitían ir más allá. Sin pelo, sin ropas, sin el tiempo necesario para hacer una animación más rica.... Así que nos comprometimos con el equipo en que haríamos todo lo posible para que llegase el momento y el proyecto para hacerlo mucho mejor.
   Ahora mirando hacia atrás, con la perspectiva que da el tiempo y a pesar de todas esas limitaciones, estamos muy orgullosos de los resultados.
 Con "El lince perdido" ganamos varios premios y festivales importantes, incluido el Goya a la mejor película de animación (2009). Pero sabíamos que se podía hacer mejor... así que mantuvimos el equipo y decidimos hacer un cortometraje para superar esas limitaciones y elevar el nivel técnico y artístico del estudio. Queríamos prepararnos para hacer mejores películas.
   Para ello decidimos contar con nuestro equipo, algo que está en el ADN de KANDOR Graphics, y les propusimos que presentasen ideas para un cortometraje. Recibieron las propuesta con mucha ilusión y más tarde nos daríamos cuenta de lo acertada que fue esta decisión. Fueron unos días realmente divertidos, asistiendo a las diferentes presentaciones. Hubo de todo, algunas muy interesantes, otras muy cómicas, otras muy extrañas, pero cuando vimos la propuesta de Javier Recio, todos tuvimos claro que ése era el proyecto. Nos enseñó un storyreel y el corto ya estaba allí, funcionaba de principio a fin. Y a pesar de que Javier llevaba poco tiempo y comenzó como becario en la empresa, le propusimos dirigirlo y pusimos en sus manos un gran presupuesto.
   A partir de ahí empezamos a trabajar y pudimos cumplir nuestro compromiso con el equipo, ahora sí podrían trabajar sin las limitaciones anteriores. Por delante una nueva fase de aprendizaje: mejorar todos los procesos técnicos, de producción, de render, hacer una animación de mayor nivel incluyendo telas y pelo, crear un pipeline para hacer estereoscopía, etc.
   El resultado fue un éxito, no sólo técnica y artísticamente, sino también y lo más importante narrativamente; gracias al trabajo de Javier y de los distintos departamentos. Y así nuestra segunda pista de pruebas se transformó en algo mucho más importante: una nominación al Oscar ® (2010)
  Y todo desde Granada, desde una empresa que empezó de cero.
El corto nos trajo otras muchas alegrías: un segundo Goya (2010), más premios importantes y nos había preparado para aplicar todo lo aprendido y desarrollado en un nuevo largometraje. Parece que se acercaba el momento de sacar a Justin del cajón donde lo guardamos, así es como empezó "Justin y la espada del valor" .
   Hablar de Justin es hablar de KANDOR Graphics, la aventura que se cuenta es la de querer ser tú mismo, de hacer lo que de verdad deseas, esa es nuestra historia.

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