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INFORMACIÓN
Titulo original: Krampus
Año Producción: 2015
Nacionalidad: EE.UU
Duración: 98 Minutos
Calificación: No recomendada para menores de 12 años
Género: Terror, Comedia, Fantástico
Director: Michael Dougherty
Guión: Todd Casey, Michael Dougherty, Zach Shields
Fotografía: Jules O'loughlin
Música: Douglas Pipes
FECHAS DE ESTRENO
España: 4 Diciembre 2015
DISTRIBUCIÓN EN ESPAÑA
Universal Pictures


SINOPSIS

Max pertenece a una desestructurada familia que decide un año más no celebrar la Navidad. La falta de espíritu de estos hará que Krampus, una fuerza demoníaca castigue a los no creyentes. Ahora los íconos navideños adoptarán una vida propia para asediar el hogar familiar...

INTÉRPRETES

ADAM SCOTT, TONI COLLETTE, ALLISON TOLMAN, STEFANIA OWEN, DAVID KOECHNER, CONCHATA FERRELL, EMJAY ANTHONY, LEITH TOWERS, MAVERICK FLACK, KRISTA STADLER, LOLO OWENS

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   Hace tiempo que el director, guionista y productor Michael Dougherty se siente atraído por las historias oscuras y subversivas. Desde 'Truco o trato', su primer largometraje como director, estrenado en 2007 con pocas copias y que no tardó en convertirse en una película de culto, hasta su inesperada investigación de la leyenda del solsticio de invierno, el realizador ha descubierto que el lado oscuro de la cultura popular y del folclore es, a menudo, más fascinante que las historias habituales.
  Michael Dougherty recuerda que han transcurrido unos 15 años desde que se introdujo en el lado más sombrío de la temporada navideña. "En Estados Unidos mandamos tarjetas de Navidad, pero en el norte de Europa también se mandan tarjetas de Krampus", explica. "Me mostraron unas tarjetas realmente bonitas de un ser llamado Krampus robando niños y personas encogidas por el miedo. Los dibujos tenían una vertiente divertida, traviesa, algo muy parecido a la celebración de Halloween. Un lado oscuro de la Navidad que desconocemos totalmente en Estados Unidos. Pero ahí estaba, agazapado entre las sombras, esperando a ser redescubierto".
  Al empezar a documentarse, el guionista y director comprendió que la historia del demonio de pezuña hendida era más complicada de lo que podía parecer a simple vista. "Una de las teorías es que Krampus se remonta a las raíces de la Navidad y está directamente unido a la historia pagana", añade. "Antes de que se celebrara la Navidad, estaba el solsticio de invierno. Se parecía más a Halloween, una fiesta de desenfreno donde se daba rienda suelta a las frustraciones. Cuando llegó el cristianismo, se dieron cuenta de lo mucho que disfrutaba el pueblo con las celebraciones del solsticio y las transformaron en Navidad". Hace una pausa. "Muchos dicen que se creó a Santa Claus como la antítesis de Krampus".
  El cineasta no conseguía dejar de pensar en el lado oscuro de las fiestas. "Siempre lo tenía en la cabeza, no había nada que hacer", dice. "En los últimos años se había mencionado a Krampus en las series 'La liga fantástica' y 'Padre Made in USA'. También apareció en 'The Colbert Report'. Por todas estas señales, creí que había llegado el momento. Me puse manos a la obra con un par de amigos, Todd Casey y Zach Shields, y empezamos a trabajar en el guión. Hicimos varias versiones hasta que nos pareció tener la buena, y ahora estoy seguro de que es el momento oportuno".
  Los productores Thomas Tull y Jon Jashni, de Legendary Pictures, se unieron al propio Dougherty y a Alex Garcia para producir la película. Legendary trabaja con el director y guionista desde 'Truco o trato' y cree profundamente en su gran imaginación. Thomas Tull, presidente ejecutivo de la compañía, dice: "Michael posee la capacidad de ver enfoques diferentes de una historia. Tal como ocurrió con el lado oscuro y cómico de Halloween, su imaginación se ha desbordado ahora con un aterrador personaje navideño. Es muy fácil trabajar con él, simplemente porque nunca deja de crear".
  El productor Jon Jashni no puede estar más de acuerdo: "Legendary se basa en la creación de mundos, y pocos cineastas tienen la amplitud creativa de Michael. Soy el primero en reconocer que no había oído hablar de 'Krampus' hasta que Michael nos trajo la historia. Cuanto más aprendía, más me fascinaba ese oscuro reflejo de Papá Noel. Me encanta el nuevo enfoque de esta película. Con él al mando, el universo de Krampus ha cobrado vida. Es un cuento de hadas como nunca se ha visto antes".
  Alex Garcia, que empezó a colaborar con Michael Dougherty en 'X-Men 2' y 'Truco o trato', también se enamoró del mundo inventado por los tres guionistas: "Todd, Zach y Michael han creado una historia genuina y divertida para presentar a 'Krampus' al público actual. Todo transcurre en un mundo aparentemente cotidiano poblado por personajes reales y simpáticos. En cierto modo, la familia de Max representa todo lo que hacemos mal cuando celebramos la Navidad: el consumismo desaforado, la presión para que todo salga a la perfección, lo que acaba convirtiendo las fiestas en un momento estresante y frenético. Cuando su familia se pasa de la raya y casi destruye la fe de Max, se despierta la cólera de Krampus, y las consecuencias, aunque cómicas, son terribles".
  Con la ayuda de sus tres socios productores, Michael Dougherty buscó el equilibrio entre la comedia y los sustos. "Basta con conocer el mito de Krampus y la historia del personaje para dejarse atrapar", dice. "Por eso no he querido hacer una película demasiado intensa, extrema o con mucha sangre. En la historia hay momentos cómicos, otros de terror, monstruos, suspense y muchos sustos, pero también una fuerte dosis de cuento de hadas oscuro y de fantasía. Siempre he intentado aportar un toque travieso a las películas, algo que echo de menos desde el cine de los ochenta. Espero que lo hayamos logrado con 'Krampus, Maldita Navidad'.

  Durante la preproducción, el director de fotografía australiano Jules O'Loughlin y Michael Dougherty mantuvieron su primera conversación por Skype y sintonizaron inmediatamente. "A los dos nos gusta el mismo tipo de cine", dice Jules O'Loughlin, "En busca del arca perdida', 'E.T. El extraterrestre', 'Alien, el octavo pasajero'. Nos encanta la ciencia-ficción. Michael es un narrador soberbio. Sabe lo que quiere y es un colaborador maravilloso que ha realizado una película de terror posmodernista, una historia que sabe reírse de sí misma".  El director de fotografía reconoce que lo más difícil (y también lo más gratificante) fue trabajar en unas condiciones muy especiales con el fin de asegurarse de que la película fuera aterradora. "Cada día por la mañana entrábamos en una caja negra; creamos cada fotograma desde la nada", explica. "No había luz natural en el plató, ningún rayo de sol penetraba en la caja, y para complicarlo más, Michael se empeñó en que hubiera muchos matices de negros, grises, marrones, sombras".  Jules O'Loughlin no esconde su admiración por el diseñador de producción Jules Cook, que "construyó unos decorados asombrosos y creó un mundo increíble para que yo lo iluminara". Uno de los decorados favoritos del director de fotografía era el desván poblado por todo tipo de criaturas demoníacas, desde un osito de peluche con colmillos, pasando por querubines con cara de arpías, hasta robots psicóticos que atacan a la familia. El decorado era pequeño, caluroso y estaba muy lleno, lo que no facilitaba el trabajo para nadie. Y añade: "La escena del desván tiene una atmósfera oscura, melancólica, tensa, la luz se mueve mucho de un lado a otro".  En opinión del director de producción Jules Cook, 'Krampus, Maldita Navidad' es un homenaje al gran género de terror de los años ochenta. Hablando de lo que más le atrajo del proyecto, dice: "Hoy en día no se hacen muchas películas basadas en efectos reales. Requiere más por parte de la cámara, hay que inventar más trucos, todo es más complicado, pero también es un trabajo mucho más divertido".  La familia Engel y sus parientes están atrapados en la casa, por lo que esta juega un importante papel en la película. La historia transcurre en una pequeña ciudad nevada del Medio Oeste americano muy parecida a la de Michael Dougherty en Ohio.
  La casa es un edificio seudocolonial que el personaje de Sarah Engel ha decorado hasta el último detalle hasta convertirlo en el hogar perfecto. El diseñador de producción dice que algunas de las referencias que usó son de 'Solo en casa' y '¡Socorro! Ya es Navidad', y que se centró en reproducir una Navidad de los años ochenta. Y añade, riendo, que "la casa es Martha Stewart al cien por cien. Todo está perfectamente ordenado y abundan las decoraciones navideñas que reflejan el carácter de Sarah".  
  En la casa hay un desván, un espacio algo sombrío y polvoriento del que Beth se ha apropiado. "Desde el principio me entusiasmó la idea de decorar un desván", reconoce el diseñador. "Desde luego, no era fácil rodar ahí dentro, pero lo pasé realmente bien construyéndolo". Para facilitar el trabajo a los marionetistas, el decorado se construyó sobre un estrado. Asimismo, el techo estaba construido con paneles removibles para que los marionetistas pudieran manejar las cuerdas de los muñecos.  
  El plató K de los Stone Street Studios mide 96 por 32 metros. Jules Cook dice: "No fue fácil conseguir la impresión de grandes extensiones nevadas en un espacio tan reducido. Lo conseguimos con edificaciones más pequeñas, escondiendo algunas casas entre la niebla, usando árboles cada vez más pequeños en la lejanía e incluso colocando miniaturas en primer término". En otras palabras, debieron trucar la perspectiva y crear un ambiente con una iluminación tenue y mucha nieve. Se construyeron ocho decorados diferentes para pasar desde el primer paisaje nevado perfecto, pasando por otros enterrados bajo un metro de nieve, hasta llegar al último, el más fantástico de todos.  
  Para conseguirlo, el diseñador de producción se sirvió de estrados de diferentes alturas cubiertos con telas para imitar pequeñas (o grandes) acumulaciones de nieve. Una trinchera abierta entre los estrados hizo posible que los actores anduviesen con nieve hasta la cintura. "Desde luego, la colaboración con el equipo de efectos especiales fue muy grande", dice Jules Cook. "Nosotros construíamos, ellos lo cubrían de nieve. Fue genial, me recordó a mis días de estudiante en la escuela de cine. Nada de efectos digitales, lo hicimos todo".  En una escena del extraño cuento de Navidad que nos ocupa, el joven Max debe mirar un viejo Calendario de Adviento. 
  El diseñador de producción dice: "Su abuela lo trajo de Alemania. Es muy posible que Omi ya lo tuviera de niña". Jules Cook se documentó a fondo para que los dibujos de la copia del antiguo calendario recordaran las ilustraciones de los años 30 y 40 del siglo pasado.

  "El guión me pareció genial, lleno de risas y de sustos", dice el diseñador de vestuario Bob Buck, que se ha dado a conocer por el complicado vestuario de la trilogía El Hobbit, de Peter Jackson. Describe 'Krampus Maldita Navidad' como una película que está "con un pie en un mundo de fantasía y otro en el mundo real", pero su departamento no puede ser más realista.
  El diseñador y el realizador desarrollaron juntos el look de cada personaje. A menudo mediante un intercambio de correos electrónicos, tomaron decisiones acerca de colores, de estilos y del "momento" para cada papel. Bob Buck había decidido desde un principio que el look del largometraje no debía ser contemporáneo, sino atemporal. Algunos de los personajes habían vivido durante muchas décadas y su ropa refleja el momento en que se quedaron atrapados. "Mi intención era subrayar esa faceta de los personajes", dice el diseñador.
  Recurrió a fuentes muy diversas para conseguir el vestuario. La ropa más antigua se encontró en tiendas de segunda mano y se copió. El hecho de que el rodaje tuviera lugar en pleno verano en Nueva Zelanda, pero que la historia transcurriera en pleno invierno en Estados Unidos, no le facilitó la tarea, sobre todo para encontrar el típico suéter navideño de Linda. En palabras de Bob Buck, "Linda se esfuerza en traer luz y alegría a la Navidad" y lo demuestra llevando ropa muy típica durante toda la película. Después de buscar en muchos lugares, la encargada de vestuario le trajo una docena de suéteres realmente horrorosos. Escogieron dos, uno con un pingüino y otro con el célebre reno Rudolph.
  También decidieron que Linda fuese la típica ama de casa que lleva "vaqueros de maruja", zapatillas de deporte cómodas, chaquetas y amplias camisas vaqueras. No tiene la menor idea de que su forma de vestir, que se remonta a los noventa, ya no se lleva. La actriz Allison Tolman dice, riendo: "En vez de dar un matiz trágico al personaje, prefirieron que fuera ingenua y un poco paleta". Y añade: "El reno Rudolph casi acabó por tener vida propia en la tercera parte de la película".
  Bob Buck disfrutó mucho vistiendo a la tía Dorothy. "Está atrapada en un momento del pasado, cuando vivió a tope", explica. Describe la ropa de tía Dorothy como "de estilo informal, un poco provinciano, con un toque de glamour pasado de moda". Se inspiró en la ropa de los setenta y se fijó en el vestuario de la comedia "Maude", en la que Conchata Ferrell tuvo un papel.
  Para Sarah, el personaje de Toni Collette, se inspiró en Martha Stewart, la gran sacerdotisa del estilo americano por excelencia. "Sarah es un poco estirada, se inclina por la sencillez y tiene cierta gracia", dice el diseñador. De hecho, su ropa encaja a la perfección con los colores pasteles que reinan en toda la casa.
  En cuanto al joven Max, Bob Buck no dudó "en lanzarse al mundo geek". A Max le chiflan los robots y el Meccano, le encanta dibujar. Encontraron unos pijamas "robóticos" que reflejan la ingenuidad del niño. Max es cariñoso y no le importa ponerse chalecos de punto hechos por Omi... o llevar una pajarita para Navidad si su madre se lo pide. "Su estilo no encaja del todo", dice el diseñador, "pero eso es mucho mejor que ser como los demás".
  Para la ropa de su hermana Beth, el diseñador se centró sobre todo en la silueta. En cuanto a unas escenas de cierto dramatismo de Beth en la nieve, Bob Buck dice: "No debemos olvidar que todos nos convertimos en siluetas en medio de la nieve". Su estilo es deportivo, joven, con una silueta muy al estilo cómic.
 Davina Lamont, la diseñadora de maquillaje, trabajó con Bob Buck, del que dice que "tiene la habilidad de desarrollar un personaje a través de la ropa". No era la primera vez que trabajaban juntos y coincidieron en casi todo, sobre todo en lo que respecta a la tía Dorothy. Parece ser que Conchata Ferrell tenía otra idea de su personaje y la maquilladora empezó a convencerla de lo opuesto desde el primer momento.
  Después de varias pruebas de maquillaje, todos estaban de acuerdo en que Dorothy debía seguir exactamente con el estilo que lucía en los sesenta, un moño muy cardado, pestañas falsas y mucho carmín, un recuerdo de sus lejanos días de glamour, pero que ahora solo demuestran que se ha quedado anclada en el pasado. Davina Lamont no esconde su orgulloso cuando dice que a la actriz "acabó por encantarle el estilo".
  A pesar de su gran experiencia en prótesis, la maquilladora se quedó atónita ante la cantidad de heridas requeridas durante el rodaje. Unas criaturas malévolas persiguen a los protagonistas, y Davina Lamont debía ocuparse de las consecuencias de dichas persecuciones. "El pobre Howard es el que peor lo pasó, todo y todos le atacaban. Pero David siempre estuvo a la altura y nunca se quejó de lo que le puse encima", recuerda. El departamento de maquillaje se aplicó en imitar mordeduras, arañazos y quemaduras por frío. Cuando se trataba de una herida demasiado aparatosa, la empresa Weta Workshop creaba prótesis especiales.
  Las jóvenes actrices Queenie Samuel y Lolo Owen, que dan vida a las imparables hijas gemelas de Howard y Linda, debían rasurarse la cabeza de acuerdo con el guión. Pero la maquilladora propuso que llevaran el pelo muy corto y nada de maquillaje. Al llegar, ambas niñas lucían una preciosa melena que decidieron donar a una ONG de lucha contra el cáncer.
  Uno de los personajes secundarios más difíciles de resolver es el mensajero que acaba congelado. Para que pareciera real, decidieron no usar ningún tipo de prótesis. Después de varias pruebas acabaron encontrando el aspecto que buscaban usando lentes de contacto opacas, una peluca de pelo congelado y un maquillaje horroroso.
  Davina Lamont reconoce que "la energía burbujeante" de Michael Dougherty era muy contagiosa durante el rodaje. Y añade: "Bastaba con mirar a Michael detrás del monitor, dando saltos como un crío". También le gustó que el realizador le diera total libertad: "Me permitió probar y desarrollar ideas. Estaba convencida de que estaría a la altura".

  Cualquier película con semejante cantidad de efectos reales y muñecos necesita a numerosos especialistas, y 'Krampus, Maldita Navidad' no fue una excepción. Michael Dougherty recuerda el caos organizado que llenaba el plató la mayoría de los días: "Era tremendo. Había especialistas luchando con muñecos, personas pequeñas corriendo de un lado a otro con trajes de elfos malos, contorsionistas vestidos de payasos... Era como un circo con tres pistas".
  El coordinador de especialistas Rodney Cook, que ha trabajado en películas del calibre de la trilogía El señor de los anillos y Avatar, solo tiene buenas palabras para el realizador: "Michael sabe lo que quiere, tiene visión y unas ideas dementes". Resume el complejo mundo que debe coordinar - plataformas, poleas, puntos de anclaje -, como sigue: "Solo es física y mates".
  Por ejemplo, en uno de los trucos más complicados, un especialista atado con cadenas debía salir disparado por una ventana seguido por otro igualmente asombrado unido a una criatura de cierta envergadura para aterrizar en un decorado oscuro, ventoso y lleno de nieve. En algunas escenas, numerosos especialistas moviéndose de un lado a otro llevaban prótesis, máscaras, trajes voluminosos, guantes, alguna que otra arma, y a esto hay que añadir los actores y el equipo de rodaje. "Era un caos, pero un caos de los buenos", recuerda Rodney Cook. "Lo pasamos muy bien. Eso sí, lo más importante era asegurarse de que nadie se haría daño y de que todos supieran exactamente lo que debían hacer y en qué momento. La seguridad de los actores y del equipo es lo primordial".
  Gran parte de la acción transcurre en las calles nevadas del barrio de los Engel, por lo que Rodney Cook debió enfrentarse a las dificultades de moverse en un metro de nieve falsa. Unas bestias misteriosas arrastran a toda la familia por la nieve en varias ocasiones. "Vimos inmediatamente que la nieve falsa actúa como las arenas movedizas", dice el coordinador. "Tiende a succionar y es un poco como moverse entre gachas". La primera vez que saltó a la trinchera para comprobar el efecto, perdió la suela de sus zapatos, y al estropear un segundo par comprendió que la succión era muy potente.
  Trabajando con el equipo de efectos especiales, probaron varios espesores de nieve falsa hasta encontrar el correcto. La siguiente prueba fue saber qué ocurría si uno se tiraba de cabeza en la nieve falsa. "Descubrimos que nadie podía salir solo", recuerda Rodney Cook. "Era como estar en una avalancha". Para evitar la desagradable sensación, se les ocurrió que los especialistas llevaran un equipo de buceo para que pudieran respirar y fuera más fácil sacarles de la nieve. El equipo del coordinador construyó una "plataforma Iris", que no tiene nada que ver con una plataforma. Se trataba de una especie de gruta de espuma recubierta de nieve falsa donde los especialistas podían tirarse de cabeza sin faltarles el oxígeno.
  Rodney Cook se describe a sí mismo como "un niño grande", y disfrutó mucho trabajando con los niños. Solo tiene elogios para Emjay Anthony: "Max es un especialista nato con una energía inagotable". El coordinador cree que lo mejor es "hablar con los actores, ver lo que son capaces de hacer, hasta dónde se sienten cómodos, y desarrollar una estrategia a partir de ese punto". La empatía cuenta mucho, pero la diplomacia también hace milagros.
  El coordinador reconoce que hizo sufrir a David Koechner. En una escena, Howard, su personaje, quiere hacerse el héroe. "Le atamos con cuatro poleas diferentes para moverle en cuatro direcciones", dice Rodney Cook. "Pero estaba dispuesto a todo y se comportó maravillosamente bien".
  "Estaba realmente aterrorizada", dice la joven Lolo Owen, recordando la escena en la que algo la persigue en plena tormenta de nieve en el plató de los estudios en Wellington. "Chillaba, lloraba y corría como una loca. El decorado era muy realista, nevaba, era de noche y el viento soplaba muy fuerte. Empecé a llorar. Pasé miedo de verdad".

  Cuando se empezó a hablar de lo que aterraría a la familia, todo el equipo estuvo de acuerdo con el director. "Tratándose de criaturas, sobre todo de criaturas reales, siempre he pensado que menos es más", explica Michael Dougherty. "Un monstruo funciona si es misterioso, cuanto más permanezca en la sombra, mejor. Al ser marionetas, hay hilos, varas y marionetistas. Aunque solo se vean de cintura para arriba, nos obliga a rodar pedacito a pedacito".
  Richard Taylor, el supervisor creativo de Weta Workshop, habla del film con verdadero entusiasmo: "Es una película de monstruos como las que se rodaba en los ochenta. En Weta vivimos y nos levantamos cada mañana para eso". El lema cinematográfico de Michael Dougherty, "efectos reales en primer lugar, ya habrá tiempo para pasar a digital", sonó a gloria en los oídos del oscarizado creador de efectos especiales: "Michael tiene el suficiente carisma como para convencer a todo el mundo, y ama profundamente su profesión. Se alegra como un niño y se entusiasma cuando habla de efectos especiales. Trata de encontrar el humor y la comedia en todo lo que crea".
  Weta Workshop se encargó de fabricar las criaturas imaginadas por Michael Dougherty. Richard Taylor ha pasado la mayor parte de su vida profesional trabajando con elfos, troles, duendes y similares; no sorprendió a nadie que conociera el cuento de Krampus. "La idea de crear un Papá Noel demoníaco ofrecía oportunidades asombrosas", dice. "Y Michael estaba empeñado en dar una vuelta de tuerca malévola a los objetos y símbolos navideños, todo con un toque de humor, claro".
  Al contrario de lo que pasa con otros proyectos, el arte conceptual ya estaba creado cuando propusieron la película a Weta. "Michael nos trajo unos dibujos realmente preciosos", sigue diciendo Richard Taylor, "y aunque nos pesó no haber participado en el diseño, disfrutamos mucho trabajando con esos maravillosos dibujos. Es más, dudo mucho que hubiéramos podido mejorarlos".
  Una mezcla de técnicas tradicionales con la tecnología más puntera sirvió para plasmar y producir las criaturas. Las marionetistas mueven los muñecos - hechos sobre todo de arcilla, plastilina, goma y espuma de látex -, introduciendo las manos dentro, mediante animatrónica, cuerdas y varas. "Algunos especialistas iban subidos a unos zancos mecánicos y llevaban extensiones en los brazos", explica el supervisor. "Son técnicas que ya se usaban en los albores del cine, y cien años después seguimos recurriendo a ellas con unas cuantas modificaciones".
  Hablando de la película y del reparto, dice: "Krampus, Maldita Navidad' no se toma demasiado en serio. Al fin y al cabo, es una película cómica con un pronunciado toque retorcido y diabólico. Los actores son magníficos y no han tenido el menor reparo en sumergirse totalmente en una película tan divertida y maravillosa como esta".
  Para Michael Dougherty fue un honor trabajar con los grandes maestros de los efectos especiales, algo con lo que soñaba desde que visitó Weta Workshop en 2004. "Descubrí la existencia de Weta con El delirante mundo de los Feebles, de Peter Jackson. Es la versión absolutamente delirante, oscura y retorcida de las películas de Los Muppets. He presenciado el crecimiento de Weta hasta llegar a la cúspide con El señor de los anillos. Pero cuando vi a los artistas de Weta, acostumbrados a crear dragones, orcos y maravillosos personajes de fantasía, disfrutar con juguetes y ositos malévolos con garras y dientes, me di cuenta de que les gustaba tanto como a mí".
  Emersen Ziffle, que acababa de llegar a Nueva Zelanda desde Canadá, se encargó de la supervisión en el plató para Weta Workshop. "Hemos tenido la oportunidad de insuflar vida a un personaje sobrenatural y llevar a Krampus al público actual. En un mundo donde priman los efectos visuales, ver muñecos, marionetas, especialistas disfrazados, efectos reales con nieve y viento en un pantalla será un auténtico regalo para los espectadores".
  Según Emersen Ziffle, que también participó en la preproducción, Krampus fue el personaje más difícil de conseguir. ROB GILLIES, el supervisor de atrezo y de vestuario de Weta Workshop, lo corrobora y recuerda que Michael Dougherty llegó con una auténtica pila de fotos, dibujos e incluso un modelo de Krampus en 3D.
  El demonio navideño es bastante más alto que un ser humano normal, pero su traje debía ser cómodo, resistente y ligero para permitir una gran libertad de movimientos. Weta Workshop equipó el traje con un mecanismo para que pudiera moverlo una persona de altura media subida a unos zancos mecánicos y con extensiones en los brazos para las manos acabadas en garras. El traje llevaba una cámara en el interior para que el actor Luke Hawker, Krampus en carne y hueso, viera a su alrededor cuando estaba dentro.
  Para dar vida a las otras criaturas, pequeños demonios con nombres encantadores como el querubín Perchta, Teddy Klaue, Tik Tok, el elfo Ruprecht y las cabras navideñas, el proceso empezó con los storyboards. "Hay muñecos que deben llevar a cabo gags muy concretos", explica Rob Gillies. "Antes de mandarlos al plató, siempre rodábamos pequeñas secuencias para asegurarnos de que funcionaban". Unas 30 o 35 personas de Weta Workshop se dedicaron a vestir, esculpir, moldear y fabricar los diversos muñecos.
  El equipo de Emersen Ziffle en el plató incluía a varios acróbatas, marionetistas, operarios de animatrónica y sastras. El supervisor dice que "se trataba sobre todo de resolver problemas y saber improvisar porque siempre pasa algo inesperado". Es el primero en reconocer que las dificultades abundaban: "Una de las posibilidades era estar entre una esquina afilada, una persona y una caja llevando unas mallas ridículas y cubierto de barro, e incluso así sacar energía de donde no la había para dar el último toque al final de un día muy largo. Pero todos queríamos aportar lo máximo a la película sin que el espectador note cómo lo hemos conseguido. El personaje no debe perder la magia".
  Otro enamorado de las películas de los ochenta era Kevin Andrew Smith, de Weta Digital. "Me dijeron que 'Krampus, Maldita Navidad' era una fusión entre 'Gremlins' y '¡Socorro! Ya es Navidad', algo que encajaba perfectamente para mí", recuerda, riendo. Muy al principio de la preproducción, para hacerse una idea clara de lo que se necesitaba digitalmente, él y sus compañeros de Weta se reunieron con Michael Dougherty y revisaron el arte conceptual y los storyboards. "Michael lo tenía todo previsto, lo que siempre es una enorme ayuda", dice. Al igual que el resto del equipo, tuvo que rendirse ante el entusiasmo del realizador: "Era contagioso. Su pasión por la película nos arrastró a todos".
  Weta Digital estuvo presente en el plató con el fin de conseguir suficiente material para crear tomas en posproducción siempre que fuera necesario. "Usamos muchos marcadores y muchas cámaras testimoniales; en otras palabras, muchas referencias", explica Kevin Andrew Smith. "Rodamos información en 2D y 3D de cada decorado para que la iluminación y los modelos encajaran a la perfección en la posproducción".
  A Kevin Andrew Smith le impresionaron los efectos visuales de la película: "Para las pocas tomas digitales con Krampus, lo escaneamos y creamos un doble digital". No obstante, hay una criatura totalmente digital en la película. Aunque la galleta con patas y brazos que aparece en la pantalla empieza siendo una auténtica galleta, cuando se mueve se convierte en digital.
  El supervisor de efectos especiales Brendon Durey describe la película como "un largometraje muy dependiente de los efectos reales". Efectivamente, se utilizó toda la gama de efectos especiales, meteorológicos, mecánicos, de fuego y muchísima nieve falsa. Para Brendon Durey lo más duro fue "trabajar en espacios reducidos y la dificultad de movimientos". Pero sigue diciendo: "Siempre sienta bien hacer algo nuevo, interesante y complicado". Su decorado favorito era el desván, donde su equipo se ocupó del ataque de los juguetes.
  Ryan Hartnett recibió el mote de "Jefe de nieve", ya que se dedicó durante siete semanas a apilar nieve en los platós. De acuerdo con el guión, había diversas capas de nieve, desde unos cuantos centímetros, hasta llegar a una tormenta sobrenatural o, como dice Ryan Hartnett: "Pasamos de una capa de nieve normal a una nevada de proporciones bíblicas".
  Para conseguir decorados nevados, uno de los métodos es lanzar a mucha presión con una manguera un producto hecho de periódicos ingleses reciclados y blanqueados. A continuación se cubre con cera líquida a 80º centígrados. Para facilitar el paso de la cera, la manguera se calienta a 92º. El equipo de efectos calcula que usaron entre seis y siete toneladas de cera durante el rodaje.
  Se usó un polímero absorbente mezclado con nueve partes de agua en una hormigonera portátil para rellenar los caminos excavados (trincheras) por los que pasaban los actores. Un miembro del equipo se dedicó exclusivamente a la producción de nieve. Otro producto fue escarcha en polvo, un espray que imita los cristales de nieve.
  Y finalmente, se usó un cuarto tipo para imitar la nieve cayendo. Se colocaron dieciséis máquinas de cien litros cada una en el plafón del plató K para rociar el decorado con espuma de nieve. Una vez rociado, el producto tardaba unos diez minutos en derretirse. Durante los días de más ajetreo se usaron entre 80 y 100 litros de espuma. Pero si este tipo de nieve no quedaba bien en la filmación, se utilizaba almidón de patata.

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