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SINOPSIS
Violette tiene cuarenta años y es una adicta al trabajo, la cual se enamora de un Jean-René mientras se encuentra junto a su mejor amiga en un balneario...
INTÉRPRETES
JULIE DELPY, DANY BOON, VINCENT LACOSTE, KARIN VIARD, ANTOINE LOUNGUINE, CHRISTOPHE VANDEVELDE, ELISE LARNICOL, CHRISTOPHE CANARD, RUDY MILSTEIN SUCO
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INFORMACIÓN EXCLUSIVA
ENTREVISTA A LA DIRECTORA...
¿Cómo nació la película?...
.- Un día estaba bromeando con la coguionista Eugénie Grandval sobre qué relación tendría con mi hijo de seis años, "mi pequeño emperador", dentro de quince años. La idea nos divirtió, y también la de construir una pareja poco habitual; el hombre sería ingenuo, provinciano, mientras que ella trabajaría en la moda y la relación entre ambos se tensaría por la presencia del hijo. Una historia sencilla con personajes, situaciones y diálogos divertidos.
La película 'Tanguy, ¿qué hacemos con el niño?' ya habla de un caso similar, pero LOLO es realmente especial...
.- Sin desvelar demasiado de la película, diré que es tremendamente manipulador. Siempre he disfrutado con los personajes neuróticos y me encanta filmar a los psicóticos. Conozco a bastante gente así. En la vida real no son nada cómicos, pero en el cine tienen algo que me hace mucha gracia.
Violette, la madre, a la que interpreta usted, es una mujer de 45 años con mucho éxito profesional, pero cuya vida sentimental no ha conseguido despegar...
.- Era importante que se sintieran sus debilidades y sus vertientes más frágiles. Al principio de la película, el personaje de Karin Viard, su mejor amiga, le dice: "Eres superfuerte en el trabajo, pero una auténtica tonta en tu vida sentimental". Es algo que he visto a menudo a mi alrededor. Saber manejarse profesionalmente y tener un buen piso no significa que todo vaya sobre ruedas emocionalmente. Violette se ha dedicado a trabajar y a ocuparse de su hijo. No tardamos en entender que ese hijo le hace la vida imposible, pero ella no intenta cambiar la situación. Sigue siendo la madre amantísima que le prepara el desayuno y le sirve huevos pasados por agua. Por cierto, una pequeña referencia freudiana: los dos huevos que le sirve en una huevera doble evocan dos senos.
Hasta ahora, sus películas siempre han dado un papel central a la familia. Pero en LOLO, Violette vive sola con su hijo...
.- Efectivamente, al contrario de mis películas precedentes, los padres de Violette no existen. Quería que pareciera un poco desarraigada, sin un ancla familiar. Solo tiene a su hijo y a su amiga. Quizá porque ahora estoy al otro lado, porque soy madre.
Y hablando de las relaciones entre padres e hijos, el personaje de Karin Viard está en el lado opuesto al suyo, no soporta a su hija...
.- La odia. No soporta la relación tiránica que existe entre las dos. Quería que Karin, que no aparece constantemente en la película, tuviera un papel fuerte. Generalmente hablando, me gusta que todos los personajes existan de verdad. Era una característica del cine francés que se fue perdiendo poco a poco y disfruto resucitándola.
En la película, los personajes de Karin Viard y el suyo hablan de sexo muy abiertamente, algo refrescante que ocurre en contadísimas ocasiones en el cine francés...
.- Se lo debo a mis padres (Albert Delpy y Marie Pillet). Me crié con "Charlie Hebdo" y "Hara Kiri". A los seis años leía "Le Gros Dégueulasse", el cómic de Jean-Marc Reiser. Llegaba al límite, pero era inteligente, muy divertido y nunca caía en la vulgaridad. A mí también me gusta llegar al límite, es mi forma de escribir. Vivimos una época en que los códigos del idioma y lo políticamente correcto nos encorsetan cada vez más. No sirve para mejorar a la gente, al contrario, todos tienen miedo y el fascismo cobra fuerza.
Al igual que en muchas películas suyas, la pareja que forma con Dany Boom se construye y se solidifica a base de malentendidos...
.- Es la idea de que todo lo que nos destruye, nos hace más fuertes, y reconozco que es una idea un poco obsesiva por mi parte. Mucha gente me ha destruido, y he conseguido reconstruirme cada vez y salir más fuerte. En el fondo, todo lo que vive es así, las células se destruyen y reproducen constantemente... hasta que el cáncer gana.
Háblenos de Dany Boon...
.- Siempre le imaginé en el papel de Jean-René. A pesar de su enorme éxito, tiene un lado infantil, una auténtica ingenuidad que me gusta mucho. Aceptó el papel a los tres días de leerse el guion. Me pasa a menudo cuando dirijo. Pienso en alguien que en principio parece inaccesible, pero acaba interpretando el papel.
En LOLO aparece Karl Lagerfeld interpretándose a sí mismo, y Frédéric Beigbeder da clases de cocina vasca en televisión. Tiene un don para convencer a las personas de que salgan en sus películas...
.- Frédéric Beigbeder, que no sabe cortar un pimiento o freír un huevo, estaba encantado con el papel. Unos amigos que trabajan en Chanel me ayudaron a convencer a Karl Lagerfeld. Era importante que saliera en la película, es el diseñador por excelencia, todo un icono.
¿Por qué actúa en sus propias películas?...
.- No encontraría financiación si no fuera así. Además, aporto energía. Lo comprendí durante los rodajes de 2 días en París y Dos días en Nueva York, un poco como si fuese el caballo que tira del carro. Pero también me gusta ser realizadora sin más, es un placer intenso.
¿Qué tipo de realizadora es? ¿Cree estar muy influenciada por los métodos estadounidenses?...
.- A veces, los rodajes son muy rígidos en Estados Unidos. Intento buscar un equilibrio. Soy muy cuadrada, no soporto avanzar a ciegas y preparo minuciosamente cada plano. Pero cuando estoy en el plató y veo, o alguien me hace ver, que hay una solución mejor, no dudo un momento en cambiarlo todo. El cine es un trabajo en equipo de principio a fin.
Me gustan las personas que trabajan mucho sin hacerse notar, que son serias y divertidas a la vez. Intento ser así, trabajar lo mejor posible dejando una puerta abierta para que entren ideas. No tengo método. Cada actor, cada día, cada escena son diferentes, solo me queda adaptarme.
Se la compara a menudo con Woody Allen...
.- ¡Me encanta Woody Allen! Compartimos unas cuantas neurosis, la obsesión por la muerte, el sexo y una especie de bulimia creativa. Por desgracia, al ser mujer, mis proyectos se quedan bloqueados a menudo por falta de financiación. En Estados Unidos se sigue pagando un precio por haber nacido mujer. Nos autorizan a rodar películas románticas, pero nada de comedias bélicas. ¡Yo también escribí un Bananas! La única que puede permitirse escribir películas sobre Iraq es Kathryn Bigelow, pero luchó durante cuarenta años para conseguirlo. Francia está mucho más evolucionada.
Al igual que Woody Allen, usted tiende más a rodar comedias...
.- Es mi género preferido, pero también me gustan los dramas. 'The Countess' era un drama, a pesar de que me hiciera cierta gracia. Mi siguiente película será un drama muy intimista. Luego tengo prevista una superproducción acerca de la epopeya del cine americano. Mientras tanto, estoy desarrollando una serie en torno a mujeres cuarentañeras, una comedia.