INFORMACIÓN EXCLUSIVA
NOTAS DEL DIRECTOR...
Cuando nació mi hijo Jan y me enteré de que tenía síndrome de Down, sentí el impulso de escribir un blog y contar lo que nos estaba pasando.
Para mí una de las cosas más difíciles de aceptar al principio fue el tema social: cómo te mira la gente por la calle, cómo reaccionan tu familia y tus amigos cuando se enteran...
De alguna manera, al hacer pública nuestra historia, vencía mis miedos y compartía mi dolor e incertidumbre. Así surgió La Historia de Jan.
Poco a poco empecé a darme cuenta de que compartir mi experiencia ayudaba a otra gente. Los comentarios que recibía en el blog eran maravillosos y fui siendo consciente de la importancia de difundir nuestra historia y poder acercar a la gente al síndrome de Down. Hay mucho miedo a lo desconocido y eso perjudica a nuestros hijos con discapacidad y a sus familias.
Las emociones y el instinto hicieron que mi parte creativa fluyera y comencé a grabar todo lo que sucedía. Al dedicarme a la dirección y montaje, sentía la necesidad de plasmar cada instante. El azar había hecho que mi hijo tuviera un cromosoma de más, pero también había hecho que Jan naciera en una familia de cineastas, y de alguna manera sentía un compromiso con el público, siendo consciente del potencial que tiene la difusión, y lo útil y necesaria que puede llegar a ser.
Las dificultades a las que te enfrentas con un hijo con síndrome de Down hacen que el tiempo se pare, cambia tu escala de valores y pasas a dar mucha más importancia al tiempo y al esfuerzo. Lo que cualquier niño consigue como si nada, se convierte en una enorme dificultad y eso hace que uno valore más cada pequeño progreso. Por ejemplo el simple hecho de coger una cuchara es un desafío.
Cosas básicas para la autonomía como desplazarse, gatear, caminar tardan muchísimo en llegar y necesitan de una enorme dedicación y constancia.
Todo se convierte en un reto, además nuestra sociedad valora primordialmente la inteligencia. A mí, sentir a mi hijo me llenaba, y me ayudó a ser consciente de lo importante que es la parte emocional, el amor, el cariño...
Así que me puse a montar vídeos para el blog y noté lo mucho que emocionaban y servían a la gente.
Ya por aquel entonces empecé a pensar en lo interesante que sería hacer una
película documental. Día a día continuaba escribiendo en el blog, sin faltar nunca a la cita y a su vez iba grabando las cosas que nos sucedían.
La inmediatez que nos ofrece el mercado audiovisual digital ha hecho que todo fuera a mi favor. Comencé a grabar con una cámara HD que compré y luego usé distintas cámaras que me facilitaron la grabación en cualquier circunstancia: GoPro, móvil, cámaras de fotos, etc.
En primavera del 2015 decidí embarcarme en este soñado proyecto y me puse en marcha para hacer realidad la película “La Historia de Jan”.
Lo primero fue armar el guión, creando un hilo conductor para darle forma a esas más de cien horas de grabaciones.
Acompañado de un equipo maravilloso grabamos imágenes en la actualidad con una fotografía muy cuidada, para así envolver y dar estructura a todo lo que ya había grabado.
Luego me enfrenté a la tarea más difícil y movilizadora, sumergirme por esas cientos de horas de imágenes y hacer el montaje de la película.
Hemos trabajado mucho el acabado final. Hemos mimado el sonido, el color, incluso hemos hecho efectos digitales que el espectador no notará, pero que hacen que todo esté en armonía y consonancia.
La historia de Jan es una historia de aceptación, de esfuerzo, de superación. Una historia que puede ayudar a mucha gente, no solo a familias con hijos con discapacidad. Creo que en esta vida frenética que llevamos es muy importante parar un poco, es muy importante aprender a sentir, escuchar a nuestros hijos, amar por encima de todo y dejar de valorar a la gente de nuestro alrededor únicamente por su capacidad intelectual.
Todo esto me lo ha enseñado Jan, todo esto me lo dicen sus ojos azules cada vez que me pierdo en ellos, todo esto es La Historia de Jan.