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SINOPSIS
Nos cuenta los inicios de las Siervas de María, institución religiosa que se originó en el Madrid de 1951 a través del sacerdote Miguel Martínez y que Soledad Torres expandió hasta su muerte en 1887. En el transcurso de los años asistiremos a diferentes revoluciones, epidemias y persecuciones religiosas....
INTÉRPRETES
LAURA CONTRERAS, LOLITA FLORES, ELENA FURIASE, CARLOS CAÑAS, RAÚL ESCUDERO, EVA HIGUERAS, JULIO LÁZARO, SUSANA SUCENA
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INFORMACIÓN EXCLUSIVA
María Soledad Torres Acosta, cuyo nombre de nacimiento era Bibiana Antonia Manuela (2 de diciembre de 1826 - 11 de octubre de 1887) fue una religiosa española, natural de Madrid. Sus padres, Antonia Acosta y Manuel Torres, regentaban una lechería en la calle Flor Baja (hoy Gran Vía). De pequeña siente la llamada de Dios lo que le lleva a ayudar a personas necesitadas y dar catequesis, mientras asiste a una escuela gratuita. A los veinticinco años se cumple su deseo de entrar en religión en las Siervas de María, gracias al sacerdote Miguel Martínez y Sanz.
El iniciador de la obra, D. Miguel Martínez, es un sacerdote ejemplar, inteligente y de grandes dotes humanas. En 1848 le encargan la atención pastoral de Chamberí, un barrio de labriegos dispersos por minúsculos altozanos. Pronto este barrio conseguirá la fama de ser el más castizo de Madrid. En junio de 1851, durante una charla entre algunos contertulios que frecuentan el lugar, uno de ellos se lamenta de tener una hija enferma y no contar con quien la cuide de noche.
D. Miguel, hombre sensible, un poco romántico y soñador, a quien nada se le pone por delante cuando se trata de la gloria de Dios, se embarca en la “aventura” de fundar un Beaterio con siete mujeres que se dediquen a cuidar a los enfermos de noche, sobre todo a los pobres, y les ayuden en necesidades extremas en sus casas sin cobrar nada, contentándose con las limosnas que les den y los donativos de personas piadosas.
Manuela, junto con otras seis compañeras, tomó el hábito de la nueva congregación el 15 de agosto de 1851, cambiando su nombre de pila por el de María Soledad. Nacían así las Siervas de María, Ministras de los Enfermos.
A Soledad la describen como de complexión débil, enfermiza, escasa de fuerzas, y al mismo tiempo con una gran energía de temperamento y de carácter. Desarrollaba una asombrosa vitalidad, siempre destacando en la humildad, fe y caridad. La comunidad llegó a tener, en 1853, veintidós miembros, pero pronto tiene problemas para subsistir. Además, la dureza de la tarea hace que algunas de las hermanas de la fundación inicial la abandonen.
En 1856 D. Miguel emprendió otra "empresa" en la isla de Fernando Poo, llevándose a varias siervas. Soledad se convierte entonces en la única fundadora que queda y superiora de las doce religiosas que, en tres casas (Madrid, Getafe y Ciudad Rodrigo), forman la congregación.
El 13 de noviembre de 1856, el nuevo director Francisco Morales cambió de superiora y se abrió una etapa de graves dificultades para el Instituto. El cardenal de Toledo (del que dependía Madrid) pensó incluso en suprimir la congregación. Sin embargo, en 1857, el nuevo director, Gabino Sánchez, capuchino, volvió a llamar a Soledad como superiora y entre los dos redactaron unos nuevos estatutos, que junto con el apoyo de la reina Isabel II de España, evitaron la supresión, iniciándose una etapa de expansión.
LA IMPRONTA DE SOLEDAD TORRES...
En una épica de enormes dificultades para los más necesitados, Soledad se nos presenta como la encarnación de “la civilización del amor” superando el mal a fuerza de hacer el bien a todos, “llevando la sonrisa en los labios y la humildad en el corazón”. En su perfil hay un algo del reflejo de Jesús manso y humilde de corazón, como si la misericordia y la amistad de Dios llenaran su vida y desbordaran en su trato. Una de sus frases preferidas del Evangelio fue: “Estuve enfermo y me visitasteis… lo que hicisteis a uno de estos mis hermanos a Mí me lo hicisteis” (Mt. 25,26).
Soledad, a través del Instituto de las Siervas de María, se convierte para la Iglesia en presencia continuadora del Cristo sufriente que quiere proyectarse en el amor a los otros cristos que sufren en la tierra. Fue canonizada por el beato Pablo VI el 25 de Enero de 1970, fijando la Iglesia su fiesta para el día 11 de octubre.
EL DIVINO ENFERMO...
Existe entre las Siervas de María, desde tiempos de Santa Soledad, una práctica piadosa, símbolo de toda su espiritualidad: El amor al Divino Enfermo.
Los primitivos Reglamentos dejaron constancia de ello: “En todas las enfermerías de la Congregación habrá una imagen de talla y muy devota de Ntro. Señor Jesucristo con el título de ‘El Divino Enfermo’, colocada sobre un lecho modesto, pero decente; ora para que las Hermanas le recuerden y le adoren con frecuencia en las asistencias, ora para que nuestras enfermas lleven sus padecimientos con mayor fortaleza y mérito. Recuerden las Hermanas que los enfermos son imágenes vivas del Señor y sírvanles como al mismo Señor”.
El Cristo de Santa Soledad es el Dios hecho hombre, humillado hasta la muerte de Cruz, pero además, es el Cristo vivo, viviente en su Iglesia, en los enfermos.
LAS SIERVAS DE MARÍA...
Las Siervas de María Ministras de los Enfermos (en latín: Servae Mariae Infirmis Ministrantes) es una Congregación religiosa católica femenina de derecho pontificio, fundada por Soledad Torres Acosta, por iniciativa del sacerdote español Miguel Martínez y Sanz, en Madrid, el 15 de agosto de 1851.
Las religiosas de este instituto son conocidas como Siervas de María y posponen a sus nombres las siglas: S. de M.
La congregación fue aprobada en 1876 por León XIII y se difundió por toda España y América: en 1875 abrieron casa en Cuba y, después en Santander, Almería, Zaragoza, Puerto Rico….
Fieles al carisma de su fundadora, las Siervas de María continúan ejerciendo su labor de asistencia a los enfermos, en hospitales y otros centros de salud, pero especialmente en sus propios domicilios.
Actualmente la congregación está extendida por los continentes de Europa, América, África y Asia: España, Portugal, Francia, Italia y Reino Unido, Estados Unidos, México, Ecuador, Colombia, Panamá, República Dominicana, Haití, Puerto Rico, Cuba, Argentina, Perú, Bolivia, Brasil y Uruguay, Camerún, Filipinas...
PRIMERAS TITULADAS ENFERMERAS DE ESPAÑA...
En 1915, por petición de las Siervas de María, el Ministerio de Instrucción Pública y Bellas Artes aprobó el primer plan de estudios para la obtención del título de enfermera. En junio de ese mismo año, 36 Siervas de María fueron las primeras enfermeras tituladas en España.