Etiquetas: Alemania • Drama • 2019 • Tom Schilling • Paula Beer • Sebastian Koch • Florian Henckel von Donnersmarck
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SINOPSIS
Kurt es un joven estudiante de arte en la Alemania del Este. Está enamorado de su compañera de clase, Ellie. El padre de ella, el Professor Seeband, un famoso médico, no aprueba la relación de su hija y está decidido a destruirla. Lo que ninguno de ellos sabe es que sus vidas están conectadas por un terrible crimen cometido hace décadas...
INTÉRPRETES
TOM SCHILLING, SEBASTIAN KOCH, PAULA BEER, SASKIA ROSENDAHL, OLIVER MASUCCI, CAI COHRS, INA WEISSE, EVGENIY SIDIKHIN, MARK ZAK, ULRIKE C. TSCHARRE, BASTIAN TROST, HANS-UWE BAUER, HANNO KOFFLER, DAVID SCHÜTTER
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'La sombra del pasado' es una montaña rusa de emociones que abarca tres épocas de la historia alemana y que arroja luz sobre la locura y las tragedias del siglo XX a través del ejemplo del destino de tres personas. Tom Schilling (Oh Boy), Sebastian Koch (La vida de los otros) y Paula Beer
(Frantz) son los protagonistas de este fascinante drama, el cual es una mezcla de una trágica historia familiar, un apasionante thriller y un homenaje al poder liberador del arte: el tipo de material cinematográfico que inspira y conmueve.
LA PRODUCCIÓN...
Con su tercer largometraje, Florian Henckel von Donnersmarck, ganador del Oscar® a la mejor película en lengua extranjera, con tres Premios del Cine Europeo (incluyendo mejor película y mejor guion), y con siete Premios del Cine Alemán (mejor película, mejor Dirección y mejor Guion) por su ópera prima La vida de los otros (2006), regresa a Alemania después de un intermezzo aclamado internacionalmente en Hollywood. En este explora un tema tan inusual como ambicioso, que abarca tres décadas de la historia de la posguerra alemana en un drama repleto de suspense. También aprovecha este arrollador contexto histórico para contar una historia muy personal y emotiva a través de la representación de tres destinos distintos.
Un drama apasionante y una conmovedora historia familiar basada en hechos reales, en lo respectivo a crear arte y a la búsqueda de una voz artística propia.
Para Florian Henckel von Donnersmarck, el arte y el proceso creativo que conlleva son temas importantes en su vida. Él no había cumplido todavía los diez años cuando su madre lo llevó a él y a su hermano mayor a la innovadora exposición «Zeitgeist» en el Martin Gropius Bau de Berlín – la exposición tendría una duradera influencia en él, en cierto modo también sentaría las bases para La sombra del pasado, ya que despertó su interés por el arte. Sin embargo, la idea de la película surgiría mucho más tarde, debido al creciente interés de Henckel von Donnersmarck por el arte en general y, más concretamente, a su inspirador descubrimiento de la obra del pintor alemán Gerhard Richter, cuya vida y obra son una de las muchas fuentes de inspiración de la película. «En estos últimos años me he cruzado continuamente con la obra de Gerhard Richter en momentos importantes y con amigos míos importantes - en las casas de Ulrich Mühe, en la de mi agente Beth Swofford en Los Ángeles, y en la de un amigo mío en Nueva York, Noam Gottesman. No podía sacarme las pinturas de Gerhard Richter de la cabeza incluso semanas y meses después de haberlas visto. Eran como melodías memorables que seguían bailando en mi cabeza. Como los gusanos de oído. Pero en este caso, las lombrices. Con la diferencia de que no eran molestos, sino una fuente continua de enriquecimiento ».
En 2014 el autor y director se aventuró a dar el paso decisivo que condujo a La sombra del pasado ya que la idea de hacer una gran película sobre el arte alemán en el periodo posterior a la Segunda Guerra Mundial no desaparecía de su mente.
Su compañero Jan Mojto, con quien cofundó la productora Pergamon Film, estaba tan entusiasmado con la propuesta que dejó otros proyectos de lado inmediatamente. «Ya habíamos estado planeando dos proyectos específicos durante mucho tiempo: uno en el que he estado investigando durante muchos años, y finalmente conseguimos los permisos para otro después de una década de espera. Estaba sentado con él en su oficina y discutiendo on él planes muy concretos para otro guion y otros rodajes cuando me dije a mí mismo: “Nos prometimos como socios que siempre seríamos sinceros el uno con el otro sobre todo lo relacionado con la empresa. Por lo menos tengo que contarle algo de esta película sobre pintura en la que no puedo parar de pensar”. Así que le dije: “Jan, no quiero estropear todo en lo que estamos trabajando, pero tengo una idea para una película en la que he estado pensando durante mucho tiempo. Quiero contártelo al menos, y me gustaría llevarla a cabo con nuestra empresa cuando se pueda». A Mojto le entusiasmó la idea y animó a Henckel von Donnersmarck a empezar a escribir el guion cuanto antes.
Jan Mojto comenta: «El guion se terminó en otoño de 2015, en el plazo previsto. Cuando empecé a leerlo, no podía parar. Lo mismo ocurrió hace diez años con La vida de los otros. Así que para mí fue fácil darle luz verde a la mañana siguiente.
¿Por qué? Porque Florian consiguió relacionar entre sí temas abstractos como “el sufrimiento de los perpetradores” y preguntas como: ¿cuál es la cualidad que define a los alemanes? y ¿de dónde viene el arte? Me hace muy feliz el hecho de que esta promesa no solo se haya cumplido, sino que se haya superado con creces. La sombra del pasado es una gran película sobre Alemania, hecha desde dentro de Alemania y para el mundo».
Los antiguos compañeros de Florian Henckel von Donnersmarck, Quirin Berg y Max Wiedemann (Wiedemann & Berg Film), que también habían producido La vida de los otros, también se unieron al nuevo proyecto. «Estudiamos juntos en la Universidad de Televisión y Cine de Múnich y, por supuesto, compartimos una experiencia intensa y emocionante durante la producción de La vida de los otros», explica Quirin Berg. «Desde entonces hemos compartido muchos proyectos, y a lo largo de todos estos años, hemos seguido hablando entre nosotros, incluso sobre proyectos nuevos.
Siempre tuvimos claro que Florian trabajaría en Estados Unidos, pero también sabíamos que regresaría a Europa». Max Wiedemann describe al cineasta y todo lo que le hace ser único: «Mide 2,32 metros de alto. Nació en una de las familias más antiguas de Alemania. Estudió en Oxford y habla cinco idiomas. Ganó un Oscar® con su primera película». Todo esto impresiona mucho, dice, pero no revela cómo es realmente este cineasta.
Wiedemann continúa: «Consigue mover una energía increíble para realizar sus ideas; es un luchador, una fuerza de la naturaleza. Pero al mismo tiempo, es sensible y un intelectual curioso, es una persona creativa brillante y un artista.
Los proyectos ambiciosos requieren tanto una idea ingeniosa como una gran fuerza para llevarlos a cabo correctamente. Esto se pudo ver en La vida de los otros, pero por supuesto todos hemos seguido evolucionando a lo largo de todos estos años, y hemos acumulado mucha más experiencia ».
Quirin Berg confirma estas excepcionales cualidades del autor y del director y señala que «con Florian no hay “conceptos” ni “versiones provisionales” ». «Se centra en un tema a fondo, indagando hasta lo más profundo. Se toma el tiempo que necesite para este proceso de búsqueda y desarrollo.
Y cuando empieza a escribir el guion, la primera versión ya es increíblemente precisa. Leímos esta versión y todos coincidimos en que era extraordinaria». Max Wiedemann explica que: «La sombra del pasado explora la cuestión de cómo se crea el arte verdaderamente grande y genuino. El arte es uno de los mayores misterios de la creatividad humana. No existe una receta que pueda determinar por qué una obra de arte nos conmueve, nos emociona o nos cautiva. ¿No sería fascinante ahondar en esta cuestión?».
Wiedemann añade: «durante mucho tiempo, el enfoque cinematográfico de la historia alemana estuvo muy centrado en la Segunda Guerra Mundial y, naturalmente, en el pasado de la RDA.
Una de las cosas que más nos entusiasmó de La sombra del pasado fue que la película cubre varios períodos de la historia alemana y conecta los sucesos de cada uno de ellos». La película arroja luz sobre estos períodos desde la perspectiva de tres destinos: el del artista Kurt Barnert, el amor
de su vida Elisabeth, y el de su padre, el profesor Seeband. Los tres están ligados de manera imperceptible por un oscuro secreto familiar del que al principio Kurt y Elisabeth no son para nada conscientes.
La prolongación del período de tiempo que abarca la película supuso dificultades especiales para su realización. Quirin Berg señala que: «la película nos lleva a través de tres décadas de la historia alemana: la guerra, la destrucción, la reconstrucción, el socialismo y la joven RDA. Pero se centra sobre todo en el arte de esta época, en la obra de nuestro protagonista Kurt, y en el camino para encontrar su sello personal como artista».
Esto requirió una dimensión de investigación y producción de obras de arte sin precedentes para una película, incluso hasta el punto de una elaborada recreación de la histórica exposición Entartete Kunst («arte degenerado») con sus obras clave, para lo cual nuestros pintores de escena colaboraron con el personal de los archivos de los artistas.
Por ejemplo, el cuadro Kriegskrüppel («Lisiados de guerra») de Otto Dix. Reconstruyeron el cuadro que, como muchos otros, fue destruido después de la exposición, y del que solo existía una pequeña imagen en blanco y negro. El archivo nos ayudó a determinar los materiales y los colores exactos que Dix había utilizado. Además, la producción incluye localizaciones en Dresde, Großs chönau, Rusia, Italia, Berlín y Düsseldorf. Y lugares de rodaje en Berlín, Dresde, Görlitz, Polonia, Praga y Düsseldorf. Con jefes de departamentos de Alemania, Italia, Inglaterra y EE. UU. «Todo esto significaba que había una aspiración a la perfección absoluta en cada detalle», dice Quirin Berg. «Por lo tanto, La sombra del pasado es una obra monumental y compleja en todos los sentidos. Un enorme reto en todos los ámbitos, que sobrepasa los límites de lo posible. Pero esto ya nos resultaba familiar al haber trabajado con Florian en La vida de los otros».
Al preguntar sobre los modelos de los artistas en su película, Florian Henckel von Donnersmarck responde: «Primero, por supuesto, Richter, Beuys, Polke, Uecker, Mack y los otros grandes artistas de Düsseldorf de la época. Y luego también Warhol e Yves Klein, Lucio Fontana. También incorporé experiencias de los años de estudiante de Thomas Demand en Düsseldorf, y también de Andreas Schön. Y, por supuesto, de mi tiempo libre en la Universidad de Cine de Múnich. Además, vinieron varios artistas a visitarnos al plató y también contribuyeron con sus ideas, el gran Andreas Gursky estuvo allí unos días. Albert Oehlen nos visitó en el plató con su encantadora hija. Obviamente, les acribillé a preguntas para que todo fuera un poco más auténtico».
Pero, se debe destacar lo que para él es de fundamental importancia, «no es una novela en clave donde solo habría cambiado los nombres por cortesía. Al representar a los personajes, me tomé las libertades que necesitaba para contar mi historia. La película no pretende ser un documental».
El epicentro de La sombra del pasado es un artista llamado Kurt Barnert, interpretado por el brillante Tom Schilling, conocido por películas como la ganadora de los premios alemanes del cine Oh Boy, y la película de éxito internacional Who Am I: Ningún sistema es seguro (también producida por Wiedemann & Berg). Durante su infancia, que tuvo lugar en la Segunda Guerra Mundial, su tía despierta su interés por el arte; después de la guerra estudia primero en Dresde y más tarde en Düsseldorf en la legendaria Kunstakademie, donde en ese momento algunos de los artistas más importantes de Alemania Occidental están revolucionando su campo por completo. Su amor por Elisabeth Seeband le lleva a un inevitable enfrentamiento con su padre, el famoso ginecólogo Carl Seeband, un firme racionalista y perfeccionista que desprecia todo lo que Kurt representa.
«La vida de Kurt Barnert deja claro que nosotros, como seres humanos, tenemos una capacidad prácticamente alquimista para crear algo bueno de las cosas difíciles que nos suceden a todos en la vida», señala Florian Henckel von Donnersmarck. «A Gerhard Richter le preguntaron sobre el poder del arte. La clave de su respuesta fue que creía que esa no era la palabra adecuada.
Para él el arte no tenía ningún poder, sino que es algo que existe para dar consuelo. Reflexioné durante mucho tiempo sobre lo que quiso decir, ya que yo opinaba lo mismo. Y aunque suene dramático, creo que significa que toda gran obra de arte es una prueba concreta de que un trauma puede transformarse en algo positivo».
Tom Schilling conoce al director desde el año 2000, cuando se conocieron en un festival de cine, Henckel von Donnersmarck participó con su cortometraje Dobermann, con el actor de Crazy, de Hans-Christian Schmid. «Yo estaba en la escuela de cine en ese momento, y él todavía estaba en secundaria», recuerda el cineasta. «Más tarde lo vi en la tierna y melancólica comedia de Jan-Ole Gerster Oh Boy y también en la extraordinaria miniserie Hijos del Tercer Reich de Philipp Kadelbach». Henckel von Donnersmarck estaba muy entusiasmado con la idea de contar con su actor principal: «no podría imaginarme un actor más preciso e ingenioso. O alguien que encajase mejor en el papel. Tom Schilling lo entiende todo, siempre está perfectamente preparado y tiene un sentido infalible de cómo defender, contra todo, la dignidad del personaje que interpreta. Durante el rodaje es capaz de crear de forma consistente y fiable momentos muy íntimos a pesar del gran número de personas y de toda la tecnología que hay. Hacerlo requiere un poder de concentración que solo tienen los actores que son buenos de verdad. Para mí, Tom Schilling es uno de ellos».
Tom Schilling todavía recuerda sus primeros pensamientos después de leer el guion: «no suele pasar que yo diga: “este papel me viene perfecto, tengo que interpretarlo”. En este caso, algo hizo clic inmediatamente. Pero también había un componente personal que era importante: en realidad no quería ser actor, mi sueño era llegar a ser pintor. De esta manera, pude cumplir un sueño que anhelaba desde pequeño».
La antítesis completa de Kurt Barnert es su suegro, el profesor Carl Seeband, interpretado por Sebastian Koch, que ya había protagonizado el papel principal en la ganadora del Oscar® de Henckel von Donnersmarck, La vida de los otros, cuya aparición lo lanzó al estrellato internacional. El director comenta que «el personaje de Seeband es un nazi de pura cepa que fue testigo del completo fracaso de esta ideología y de cómo provocó el colapso del país. Sin embargo, luego encontró refugio en los siguientes regímenes y, con su disciplina, salud, inteligencia y experiencia científica, sigue siendo inexpugnable. Fueron estas cualidades las que también le permitieron ocultar su culpa e irse de rositas. Esto le da un sentimiento de superioridad y una gran sensación de seguridad. Por eso le parece tan inconcebible que su única hija se junte con un artista sin ninguna autoridad, a quien también considera frágil y con una inteligencia poco sólida. Se opone a la relación con todas sus fuerzas».
Sebastian Koch fue el primer actor en enterarse del proyecto a manos de Florian Henckel von Donnersmarck: «partiendo de mi principio como autor de crear a los personajes como personas reales y no para un actor específico, el papel del profesor Seeband está hecho a medida para Koch. Simplemente no podía imaginarme a ningún otro actor interpretándolo. La primera semana incluso trabajé en el guion en su casa en un lago de Brandemburgo, hasta que me empecé a sentirme muy solo allí y volé a Los Ángeles. Para mí, Sebastian Koch es un verdadero socio creativo. Se lo cuento prácticamente todo».
Koch se dio cuenta inmediatamente de que el tema tenía mucha conexión con su amigo Florian y las cosas que le interesan y le importan. «Florian y yo tenemos una amistad muy cercana y de confianza. Charlamos con frecuencia y hablamos de las cosas que nos importan, de los temas que nos interesan, de los proyectos en los que estamos trabajando. Recuerdo cuando me habló por primera vez de su idea de La sombra del pasado. De inmediato me di cuenta de que era un tema excepcional».
A Koch le fascinó sobre todo por la relación entre Seeband y Kurt: «el epicentro era el choque de dos hombres que a primera vista no tienen nada en común, los dos con mentes brillantes, pero totalmente diferentes, y también con enfoques completamente opuestos de la vida y el mundo. (...) La fuerza del argumento proviene del choque de estos dos hombres, y el resultado es una maravillosa historia sobre la esencia de la inspiración y el poder del arte».
En cuanto a la caracterización de Seeband, añade: «Seeband es un monstruo. Es frío como el hielo y autoritario. Pero lo que de verdad le hace ser un monstruo es que él está convencido de que lo que hace es correcto. No hay sentimiento de maldad y tampoco sentimiento de culpa. Hace lo que hace porque para él no existe otra alternativa».
Florian Henckel von Donnersmarck continúa: «La forma de pensar de alguien como el profesor Seeband, era para mí muy, muy desconocida. Pero aun así quería retratarlo desde su interior. Quería entenderlo. Así que me dejé guiar por textos que podrían haberle influido, sobre todo Nietzsche y Wagner, y busqué libros que pudieran darme una visión positiva de su alma disciplinada como, por ejemplo, los escritos de Ernst Jünger».
También destaca la importancia del papel de Ellie Seeband, la hija del profesor, de quien Kurt Barnert se enamora sin saber quién es su padre y sin saber que están ligados por circunstancias trágicas en el pasado. La aclamada joven estrella Paula Beer asumió este importante papel. «Hice pruebas de pantalla con muchas de actrices para el papel de Ellie», cuenta el director. «Había muchas actrices buenas entre ellas. Pero Paula Beer tenía tanta seguridad en términos de estilo y gusto, y se adaptaba tan bien al papel de hija de Sebastian Koch, que rápidamente quedó claro que ella era la adecuada para el personaje. En su interpretación revela una madurez sorprendente y al mismo tiempo posee la belleza de una joven de veinte años. Con su encanto tradicional y femenino, a veces parece que pertenece a una época diferente, pero también tiene la fuerza y la naturalidad de una mujer moderna. Simplemente tiene todo. Es un regalo para cualquier director».
Paula Beer hace un resumen de su trabajo en plató con el director von Donnersmarck: «desde el principio te das cuenta de que sabe muchísimas cosas y todos esos conocimientos los traslada a su trabajo. Piensa desde el punto de vista de las escenas y así te da una perspectiva extra de las cosas. Es muy útil. Cuando actúas, a menudo no te fijas en la vista del bosque y los árboles porque estás demasiado inmerso en tu personaje. Pero como Florian también escribió el guion, puede explicarte hasta el más mínimo detalle. Conoce a los personajes al dedillo y puede guiarte por todas las escenas».
Florian Henckel von Donnersmarck también destaca el trabajo de Saskia Rosendahl y Oliver Masucci, que además son personajes clave en la vida de Kurt Barnert, en las partes más bonitas. Sobre Rosendahl, que interpreta el papel de Elisabeth, la tía de Kurt, dice: «las pruebas de pantalla con Saskia Rosendahl fueron una experiencia muy emotiva para mí». La directora de reparto Simone Bär había planeado dos días de pruebas de pantalla para el papel de la tía Elisabeth con muchas actrices diferentes, una actriz por hora. «Cuando Saskia Rosendahl comenzó a interpretar la escena en el piano, un escalofrío me recorrió la columna vertebral. La tía Elisabeth estaba delante de mí, tal como yo la había escrito», recuerda. «Ella era una mezcla de libertad, arte, belleza, sensibilidad extrema y locura”. Para asegurarse de su primera impresión, hizo que Saskia repitiera la escena una vez más, con la instrucción de «subir el volumen, aumentar un poco el nivel de locura». Henckel von Donnersmarck estaba encantado. «Era igual de poderosa, pero un poco más fuerte, un poco más loca». Le dio el papel a la actriz en el acto.
Del intérprete del profesor de Kurt en la Academia de Bellas Artes, Oliver Masucci, dice: «lo conocí durante las pruebas de pantalla, y ambos estábamos muy nerviosos. En parte, el motivo era que no podíamos imaginarnos a nadie más para el papel. Oliver Masucci y yo nos sentamos juntos en la mesa de la cocina de Simone Bär y nos tomamos un café. Hablamos de arte contemporáneo, de ser actor y del pintor barroco Agostino Masucci, antepasado suyo. Más tarde, le pregunté si podíamos leer las escenas juntos. Empezamos. No lo pude grabar porque mientras él leía el texto a mí se me saltaban lágrimas. Le ofrecí el papel inmediatamente. El cámara se fue a casa sin haber grabado ni un segundo».
Y con Cai Cohrs, Ben Becker, Lars Eidinger, Hanno Koffler, Ina Weisse, Jeanette Hain, Jörg Schüttauf, Ulrike C. Tscharre, Evgeniy Sidikhin, Hans-Uwe Bauer, Bastian Trost, Rainer Bock, Mark Zak, Bastian Trost, David Schütter, Franz Pätzold, Hinnerk Schönemannemann, Johanna Gastorf y Florian Bartholomäi, se creó un conjunto inigualable para unirse a los cinco actores anteriormente mencionados.
En general, los productores esperaban trabajar en la medida de lo posible con socios con los que ya habían colaborado en La vida de los otros. Max Wiedemann señala que «estamos muy contentos de que una vez más hayamos podido contratar a Disney/Buena Vista como nuestros distribuidores y a BR/Degeto, que es la colaboración que asegura el éxito». «Simone Bär, Silke Buhr, Gabriele Binder y Patricia Rommel también fueron unas integrantes muy importantes en nuestro equipo. Y con Sebastian Koch, y en papeles más pequeños, Hinnerk Schönemann y Hans Uwe Bauer una vez más en el elenco. Y además de ellos, también encontramos muchos nuevos compañeros maravillosos», afirma Quirin Berg. «Caleb Deschanel es uno de los mejores directores de fotografía del mundo. Lo mismo se puede decir de nuestro compositor Max Richter, de nuestro peluquero Aldo Signoretti y del maquillador Maurizio Silvi, cada uno en sus respectivos campos».
Al preguntarle por el director de fotografía, Henckel von Donnersmarck responde: «Caleb Deschanel es un genio. Un genio de la iluminación, de la composición de la imagen y del color. Su primera película como director de fotografía, El corcel negro, fue una de las primeras películas que vi cuando tenía seis años, en un cine al aire libre en Nueva York. Recuerdo muchas de las imágenes. Me impresionaron como si fuesen mis propias experiencias. Me hizo darme cuenta cuando era niño de que el trabajo de cámara al más alto nivel puede ser arte, de la misma manera que la pintura. Trabajar con él algún día era uno de mis sueños más preciados. Y con cada día de preparación, rodaje y reunión, mi admiración por él no hizo más que crecer».
Maurizio Silvi ya fue el maquillador de la anterior película de Florian Henckel von Donnersmarck, The tourist: «es una de las personas más cariñosas y con talento con las que he trabajado. Él hace que llegue mucha armonía y belleza al plató y quise asegurarme de que también lo hiciese en esta película. Afortunadamente también pude contar con Aldo Signoretti en la peluquería. Es un hombre que podría hacer que hasta el pelo de Homer Simpson fuese bonito. Maurizio y Aldo ya habían trabajado juntos en las películas de Baz Luhrman (Moulin Rouge y El gran Gatsby) y Paolo Sorrentino (La gran belleza y La juventud). La gran elegancia que se les acredita a mis compañeros de profesión se debe en gran parte al talento de Aldo y Maurizio».
Su trabajo con el compositor Max Richter también jugó un papel crucial. «Su pieza orquestal November fue el hilo conductor de la película», apunta el director. «Me acompañó durante todo el rodaje y el montaje. Las semanas que pasé con él en los Cotswolds en Oxfordshire y en los Estudios AIR en Londres están entre mis recuerdos más bonitos de la realización de esta película. Es un hombre con un conocimiento profundo y una gran sabiduría. Su música tiene un verdadero poder curativo y es siempre increíblemente bella».
Con los años, ha ido aprendiendo de su montadora francesa Patricia Rommel más de lo que un director podría admitir, confiesa. En esta película estuvo acompañada por un coeditor norteamericano, Patrick Sánchez-Smith. «A la pregunta que me hizo Max Wiedemann una vez mientras rodábamos La vida de los otros, “Si tuvieses diez años más disponibles, ¿cambiarías algún corte?”, puedo seguir respondiendo que “no” gracias a Patricia Rommel y Patrick Sánchez-Smith».
El ganador del Oscar® estaba encantado de volver a trabajar con sus productores Max Wiedemann y Quirin Berg, que ya habían hecho posible La vida de los otros. También estaba en el equipo «Simone Bär, nuestra brillante directora de repar to, que ya era famosa antes de La vida de los otros, ya que se encargó del reparto de Good Bye, Lenin! Desde entonces ha trabajado con Quentin Tarantino en Malditos bastardos, con Stephen Daldry en El lector, y con Wes Anderson en El Gran Hotel Budapest. Todas esas películas se han convertido en leyenda y ella ha tenido mucho que ver en eso.
Desde La vida de los otros, la diseñadora de vestuario Gabriele Binder ha abierto una gran colección de trajes contemporáneos en la Ringbahn Strasse en el barrio de Tempelhof de Berlín, a la que bautizó con el nombre de COMME des COSTUMES en homenaje a Rei Kawakubo, fundador de la empresa de moda COMME des GARÇONS. Angelina Jolie, que entiende más de moda que la mayoría, se dio cuenta de que Gabriele Binder es alguien de quien incluso ella puede inspirarse en este sector, y la eligió diseñadora de vestuario para su primer proyecto como directora».
En relación a los momentos decisivos en el proceso de hacer que La sombra del pasado sea una película extraordinaria, Florian Henckel von Donnersmarck concluye diciendo que: «cuando Jan Mojto dio luz verde, cuando Max Wiedemann y Quirin Berg se unieron, cuando Simone Bär me encontró a estos actores absolutamente fabulosos, cuando los canales y los patrocinadores expresaron su entusiasmo por el guion y decidieron apoyar la película durante el tiempo que necesitaba, supe entonces que la película se iba a rodar. Y cuando los increíbles jefes de departamento se unieron al equipo, también supe que sería capaz de hacerlo exactamente de la forma en que siempre lo había imaginado».
Llevar La sombra del pasado a la gran pantalla ha sido una experiencia única también para los productores. A los que hemos preguntado sobre sus experiencias más destacadas en relación con la película. Sus respuestas han sido: «la primera lectura del guion. Reunir a tanta gente maravillosa y talentosa. Los primeros borradores. Un amanecer con cientos de personas y coches de camino a la localización. Los aludes de barro y el problema de los obstáculos de producción que se han resuelto con trabajo en equipo en cada ocasión. El primer corte. La grabación de la música en los legendarios AIR Studios de Londres. La primera proyección completa. Las reacciones increíbles del primer pase de prueba. La idea del emocionante viaje que ha supuesto la película que ya tenemos ante nosotros.
En los últimos dos años ha habido un gran número de momentos especiales y conmovedores que seguirán siéndolo para nosotros, como ahora lo es la propia película para el público». En definitiva, es una pieza realmente excepcional del cine alemán, algo que no se ve a menudo de esta manera. «Esta película es para todos aquellos que estén un poco aburridos de la trivialidad de todo lo que se ve hoy en día en las salas de cine», declara Wiedemann y Berg. «En la actualizad, pocas películas logran crear una sensación de verdadera grandeza y capturar la imaginación del público. Creo que esta película le dará a la gente algo en lo que reflexionarán mucho después de haber salido del cine. La sombra del pasado es el mejor argumento y el mejor motivo para ir al cine».
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