|
SINOPSIS
Andalucía 1832. Fernando VII somete a su pueblo a vivir bajo constantes injusticias sociales. Mientras, el ejército de los Cien Mil Hijos de San Luis, ante el impago de sus servicios por parte del Rey, proceden al expolio descontrolado de toda clase de obras de arte. Juan Caballero, un bandolero que mantiene vivas las esperanzas de las clases más pobres, junto al Padre Gabriel y la joven novicia Candela, emprenderán una huida desesperada por proteger a su Virgen. En la actualidad, Víctor, un teniente de la Guardia Civil y Carmen, una estudiante de Historia del Arte, investigan el asesinato de la única persona conocedora del verdadero paradero de la Virgen. Una Leyenda que comienza en el pasado y culmina en el presente, ocultando su verdad tras la dedicatoria de un libro: “Los marqueses esconden la verdad. 1833”...
INTÉRPRETES
TONY DELLA CASA, ANA JIMÉNEZ, OLGA NAVALÓN, JOSÉ MARÍA ONRUBIA, JOSÉ GONZÁLEZ, PEPE GARRIDO, SERGIO MARTÍN, IGNACIO DE LA PUERTA, JUAN CARLOS QUINTANA, ANTONIO GARCÍA BARBEITO
MÁS INFORMACIÓN DE INTERÉS
VIDEO PROMOCIONAL DE LOS MORANCOS
CÓMO SE HIZO
CÓMO SE HIZO LA CERVEZA EXCLUSIVA DE LA PELÍCULA
ENTREVISTA RADIOFÓNICA AL DIRECTOR
AUDIOS
INFORMACIÓN EXCLUSIVA
NOTAS DEL DIRECTOR ÁLEX LÓPEZ...
Junio de 2018, tres amigos toman una cerveza en un bar del pueblo de Gilena, en esa conversación nace la intención de hacer una película de temática bandolera con un toque actual. No había muchos medios, pero si mucha ilusión. Un año después comienza el rodaje de “Los Hijos de San Luis”.
Con grandes dificultades, como cualquier rodaje, conseguimos día tras día acabar con el trabajo previsto. Podría contar muchas anécdotas, pero prefiero centrarme en la que considero más importante: La noche que rodamos la secuencia de la hoguera. En mitad de la noche, al calor de una fogata, Juan Caballero, Padre Gabriel y Candela cuentan su plan al Tempranillo en busca de su ayuda.
El acceso a la localización fue el más difícil de todos. Los coches no llegaban al set y por tanto todo el equipo debía ser transportado a pie. Tras varias horas de preparación, y a punto de empezar, el grupo electrógeno dejó de funcionar. Desesperadamente intentamos arreglar el grupo, y por otro lado conseguir uno nuevo. Los esfuerzos fueron en vano. Habíamos perdido tiempo en esta tarea, en unas horas salía el sol, y únicamente teníamos algunas baterías de repuesto para la iluminación.
Tuve que tomar la decisión de simplificar mucho la secuencia. A marchas forzadas conseguimos rodarla entera, pero admito que llegué a casa con un sabor agridulce.
A unos días del estreno, puedo decir que es quizás la mejor secuencia de la película. Rodar todo el diálogo seguido hizo que los actores se metiesen más en el papel, coreografiar los movimientos para que la acción sucediese en el mismo plano consiguió darle una gran veracidad a la secuencia.
Al final en esto consiste el cine: En intentar transmitir todo de la manera más viva y orgánica posible. En conseguir que los personajes y la cámara estén en completa armonía. En contar una buena historia sin necesidad de tener un presupuesto millonario.
Vivimos en una época frenética, nos están habituando a productos audiovisuales frenéticos. Al cine por encargo. A películas de consumo rápido que pasan al olvido antes de que los créditos aparezcan en la pantalla. A historias que se han rodado en su totalidad tras un fondo verde, donde la gran parte del equipo técnico se dedica a crear imágenes por ordenador. A revivir sagas que hace años murieron. A secuencias dialogadas donde la empatía entre los personajes no importa, pero hay siete tiros diferentes de cámara para que nadie se aburra. Porque ya no se busca que el espectador sienta, sino que consuma.
Con “Los Hijos de San Luis” hemos intentado contar una historia de verdad. Que la gente vea una película de aventuras de las que ya no se hacen. Queremos que cuando el público salga de la sala de cine, siga inmerso en la trama durante un largo periodo de tiempo.
NOTAS DEL GUIONISTA...
Es o no, un reto, enfrentarse a un proyecto cinematográfico sin tener un nombre de un director conocido. Es o no, un reto aún mayor, intentar hacer que la gente vaya a un cine a ver una película de un actor que vende helados en un centro comercial de Sevilla. Finalmente, es o no es un reto, que un productor enamorado del séptimo arte, decida no depender de subvenciones públicas y emprender una financiación de un proyecto que se sustenta de ilusión y jóvenes promesas, por “El Deseo” de hacer cine.
En Estados Unidos, los grandes proyectos de los genios desconocidos se germinan en un garaje. Pero esto es España, y ya se sabe, “quien no tiene padrino no se bautiza”. Así que esta historia, nace como nacen las cosas en nuestra tierra, en la terraza de un bar y bajo la inspiración de unas cervezas frías.
Cuatro auténticos extraños, cuatro locos, cuatro ignorantes atrevidos, sueñan con hacer un largometraje. ¿Quién les iba a decir a estos cuatro “bajitos”, que dieciocho meses después, su película se estrenaría en más de 50 salas de cine por toda España?
Como un auténtico movimiento socio-cultural en pro del cine de autor, el proyecto fue creciendo de forma exponencial y a los padres del propósito, se fueron uniendo técnicos de sonido y fotografía, amigos que conocían a actores y actrices que buscaban su oportunidad. Después, llegaron las “partidas de bandoleros”, formadas por un ejército entusiasta de extras, que querían ayudar y proteger la causa por el simple hecho de participar en una película. Y hasta un compositor francés de treinta años, cuando se enteró de la revolución, quiso componer la banda sonora de la película y contribuir así a la “Libertad, Igualdad y Fraternidad”, para hacer cine con apenas la ayuda institucional de cuatro ayuntamientos y una diputación, que se comprometieron en pagar algunas noches de hotel y las comidas del elenco. Ese era el primer reto de todos, ser capaces de demostrar el talento de ese equipo humano.
La buena energía y la magia impregnaban el proyecto. Las localizaciones más escondidas y prohibidas a los focos y las cámaras, abrieron sus puertas a una película que tenía como segundo reto, vender el patrimonio turístico de Andalucía. Y es que, por innovar, los cuatro guionistas invirtieron el proceso y antes de escribir, quisieron conocer íntimamente los lugares ocultos a los ojos del viajero, para así poder escribir una historia en base a esos rincones repletos de historia, para al mismo tiempo, con el compromiso de no retocar digitalmente aquellos secretos, seducir al espectador y añadir en el cuaderno de viajes, una nueva ruta para los amantes del turismo de pantalla.
Osuna, Estepa, Alameda, Grazalema, Antequera, Gilena, Corcoya, Casariche y Herrera, algún día agradecerán la intención de los creadores de “Los Hijos de San Luis” por poner sobre el mapa del turista, sus iglesias, sus cortijos, sus hoteles, sus parajes naturales y su patrimonio histórico y monumental.
El tercer reto del camino, pasaba por contar una historia atractiva. Todos tenían claro la temática bandolera, hacía 34 años que un “Pasos Largos” no asaltaba la gran pantalla. Pero el cine de autor está peleado con los caballos, los trajes de época, los ejércitos “himenópteros” y, en definitiva, con todo lo que suponga un gasto innecesario.
Fue el ingenio quien tuvo que acudir a salvar los presupuestos y gracias a ello, la película está contada en dos épocas históricas distintas: 1832 y 2019.
Como auténticos bandoleros, los guionistas solo necesitaban robar una buena leyenda a los ricos del pueblo, y así fue, como uno de los autores, natural de Estepa, urdió el plan de contar la leyenda que dice “que la Virgen de los Bandoleros está cambiada por la Virgen del Rocío” y como diría Benedetti, “y también viceversa”.
Para no herir sensibilidades, los cuatro padres levantaron un garrote largo y el trapo de una vieja camisa blanca, para enarbolar la bandera del respeto y la paz entre “hermanos mayores”. “Los Hijos de San Luis”, solo buscaban un gancho para su película, un pretexto que hiciera que la gente quisiera ir al cine para saber más sobre el supuesto cambio, que no confirman ni desmienten, simplemente integran en una entretenida película que combina intriga, aventura, drama y amor en cada una de sus secuencias.
Los constantes viajes en el tiempo que el espectador experimenta en este largometraje, garantizan a los amantes del aburrimiento, que, si no quieren perderse la próxima pista de nuestros personajes, olviden sus inoportunos teléfonos móviles, para vivir, sentir y emocionarse con una trepidante trama.
Y, para terminar, añadir al anecdotario cinematográfico, que “Los Hijos de San Luis” es la primera película española que integra a los dos cuerpos policiales del Estado en una misma historia. Es decir, a la Policía Nacional en la parte histórica del pasado, a través de la Policía General del Reino que perseguía a los bandoleros, y en la parte actual, a la Guardia Civil que investiga un crimen.
Y como todo empezó con una musa por cerveza, también esta película ha sido la primera producción en tener su propio sabor, su propia cerveza artesana y su propio brindis. Hecha en Córdoba, una receta exclusiva presume de una edición limitada de coleccionista, que porta orgullosa una etiqueta con motivos del cartel y la sinopsis del filme. Entre tanto, los vidrios del elixir se levantan al grito de “por los hijos de San Luis”.
Así que, cuando el próximo día 21 de febrero de 2020, usted vaya a unos de esos 50 cines que han osado apostar por los “Los Hijos de San Luis”, sepa hipotético espectador, que además de ver una gran película, estará usted apoyando a la cantera del cine español. Viva el Cine y viva la Ilusión.
CARTA DEL PERIODISTA Y PROTAGONISTA ANTONIO GARCÍA BARBEITO...
Aman su tierra y creen en ella, en sus recursos, en sus posibilidades. Viven su tierra, la viven intensamente, no sólo tienen en ella su domicilio. Aman su luz porque la tratan, la comparten. El paisaje de su tierra no sólo es una postal hermosa en su conversación, de fondo; es su paisaje diario, el mismo que andan, conocen, cuidan, admiran. Saben de los pueblos no sólo porque hayan nacido en uno de ellos, sino porque aman sus valores esenciales, los de su gente, su historia, su arte, sus problemas. Son gente de fiar porque tienen una magnífica preparación y han demostrado que, sin salir de Andalucía, pueden desarrollar su talento artístico y, con poco presupuesto, aspirar a conseguir obras importantes.
Son todos jóvenes andaluces. Jóvenes; algunos, muy jóvenes, y los he ido disfrutando a medida que iba tratándolos. Respetuosos, serios y brillantes en su trabajo, educados, agradecidos, colocándose siempre dos escalones por debajo de su interlocutor. Los he conocido por una película que es el mejor regalo para estas fechas de celebración de nuestra región, “Los Hijos de San Luis”. Estepa, Herrera, Osuna, Gilena, Pedrera… Estos pueblos están escritos en el carné de identidad de los jóvenes que digo. Jóvenes que no miran el reloj durante el trabajo; que no van de divos, aunque sean muy brillantes en su especialidad; jóvenes sencillos, como tantos jóvenes buenos como hay aquí, que estudiaron y se prepararon para poder escribir un guion, saber cómo hay que iluminar una escena de interior o de exterior, cómo hay que conseguir el mejor sonido; cómo dirigir; qué planos deben entrar y qué planos deben evitarse… Y todos esos jóvenes se unen con otros jóvenes andaluces, intérpretes, para darle vida muy digna a una historia muy interesante que se mueve entre el siglo XIX y el siglo XXI, con bandoleros, policía, guardia real, guardia civil, una novicia, un cura, un bandolero famoso, una estudiante… Gente que lo mismo borda una escena que ayuda en la tarea de producción; gente que se entrega, andaluces muy válidos que todavía no tienen un nombre –todo llegará- en el cine, pero que al verlos trabajar me dejaron claro, como se lo dejarán al espectador que vaya a verlos al cine, que en esta tierra hay mucha gente joven que vale mucho, mucho. Aman su tierra, y aman las historias que de ella conocen. Y, sin acordarse del dinero y de la fama, se lanzan a pecho descubierto en busca de un sueño artista y andaluz. Por amor al arte, nunca mejor dicho. Celebro haber conocido a todos los que han intervenido en la película “Los Hijos de San Luis”. Son una gente de cine. Y de alucine. No se pierdan la película.
GALERÍA DE FOTOS
https://cineymax.es/estrenos/fichas/111-l/128132-los-hijos-de-san-luis-2020#sigProIdbf20fbf4de