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“El fenómeno de inseguridad en los países hispanoamericanos se volvió muy crítico; actualmente todos los ciudadanos nos sentimos afectados por la violencia. Es cotidiano escuchar trágicos hechos de homicidios, secuestros, asaltos, corrupción y tristemente nos estamos acostumbrando a sobrevivir entre la fatalidad.
La ambición de adaptar una película como Big Bad Wolves, nace del contexto de la región donde vivo, y me posibilita a desarrollar una catarsis sobre la injusticia, como ciudadano, padre y cineasta. Mi intención es exponer la temática a través de un thriller ágil, crudo y original, participando al público sobre decisiones éticas y las responsabilidades y consecuencia que sufrirán los protagonistas por sus acciones.
La ambigüedad moral se masca en una atmósfera asfixiante y cruda, donde un bosque frío, una casa aislada y un sótano sirven de escenarios para descubrir la verdadera condición humana. Una construcción tensa y poderosa, crecerá suavemente entre la desesperación de los personajes, donde nada es lo que parece, ni el lobo ni el cordero.” Explica Gustavo Hernández.
Con la historia ambientada en algún punto recóndito de Andalucía, el rodaje se desarrolló íntegramente en la provincia de Cádiz, recorriendo buena parte de la misma gracias a las facilidades recibidas desde los diferentes municipios, como el Ayuntamiento de Cádiz a través de su Film Office y especialmente el apoyo de la Diputación de Cádiz que desde el primer momento entendió el proyecto, que llegaba a la provincia de la mano del coproductor gaditano Álvaro Ariza en su empeño por contribuir a generar un tejido industrial cada vez más sólido que coloque a Cádiz como un plató natural de referencia para las producciones audiovisuales.