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SINOPSIS
Desde el museo del Louvre al Palacio de Buckingham, pasando por las alcantarillas de París al asedio de La Rochelle... En un reino dividido por guerras religiosas y bajo la amenaza constante de la invasión británica, un grupo de hombres y mujeres empuñarán sus espadas y unirán su destino al de Francia...
INTÉRPRETES
VINCENT CASSEL, EVA GREEN, LYNA KHOUDRI, VICKY KRIEPS, LOUIS GARREL, ROMAIN DURIS, JACOB FORTUNE-LLOYD, FRANÇOIS CIVIL, PIO MARMAÏ, ALEXIS MICHALIK, PATRICK MILLE, MARC BARBÉ, THIBAULT VINÇON, ERIC RUF, RALPH AMOUSSOU, NICOLAS VAIDE, JULIEN FRISON
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ENTREVISTA AL DIRECTOR...
TIENE QUE SER MUY EMOCIONANTE ENFRENTARSE A UNA OBRA TAN EMBLEMÁTICA COMO “LOS TRES MOSQUETEROS”. ¿QUÉ SIGNIFICA LA NOVELA PARA TI?...
Es emocionante por partida doble, porque la disfruto como espectador y también como director. Lo primero que hice fue preguntarme cómo debía ser una película de capa y espada en el año 2022.
Para ello eché la vista atrás a las grandes producciones de aventuras, esas que retratan tanto a personajes individuales como la Historia con mayúsculas. Todos recordamos la trama de “Los tres mosqueteros”, su sentido del honor y la fraternidad y la magnitud de las batallas.
Cuando pienso en cómo me hacía sentir la novela de niño, siento la magnitud de la historia.
¿HASTA QUÉ PUNTO CREES QUE ESTA HISTORIA SIGUE CONECTANDO CON NUESTRA ÉPOCA?...
Las clásicas películas de capa y espada nos remiten a los filmes de los años sesenta y setenta que tanto nos hicieron soñar. Pero no es un género que se haya renovado con frecuencia, así que sentíamos cierta responsabilidad de hacerlo.
Algunos de los temas de “Los tres mosqueteros”, como la camaradería y la traición, son absolutamente atemporales. Pero también concibo esta película como una superproducción de aventuras.
MATTHIEU DELAPORTE Y ALEXANDRE DE LA PATELLIÈRE ESTÁN DETRÁS DEL GUION. ¿HAS PARTICIPADO EN EL PROCESO DE ESCRITURA?...
En primer lugar hubo un impulso muy fuerte por parte de los productores Dimitri Rassam y el grupo Pathé, dirigido por Jérôme Seydoux y Ardavan Safaee, por recuperar nuestro patrimonio literario, como ya hicieran Claude Berri y otros grandes productores. Estamos viviendo una época en la que el consumo audiovisual está cambiando muy deprisa con la aparición de las plataformas de streaming, y todos compartíamos ese deseo de crear grandes películas que se estrenaran en salas de cine.
Después, Matthieu y Alexandre empezaron a trabajar en una versión condensada de la novela para llevarla a la pantalla. Enseguida se nos ocurrió la idea de dividir la historia en dos partes, una protagonizada por D’Artagnan y otra por Milady, y de vincular las dos tramas en una misma línea temporal.
Hemos trabajado muy bien juntos porque nos conocemos desde hace tiempo y nos entendemos a la perfección. Pudimos contrastar nuestros puntos de vista para que su guion se ajustara a la película que yo tenía en mente.
EL RITMO ES TREPIDANTE, LA ADVERSIDAD SIEMPRE ESTÁ AL ACECHO Y LAS EMOCIONES SON UNA CONSTANTE....
Esto se debe a la propia obra de Dumas y a la estructura serializada de la misma. El conflicto, ya sea emocional o político, y los obstáculos son motores dramáticos formidables.
Al escribir el guion, Matthieu y Alexandre han conservado lo mejor de la novela y han aportado elementos con mucha cabeza. El resultado final es una película que pisa a fondo en todo momento, sin detenerse nunca, que es lo que todos queríamos.
EN LA PELÍCULA ENCONTRAMOS ESPECTACULARES PLANOS SECUENCIA, COMO LA PRIMERA GRAN BATALLA EN EL BOSQUE, QUE ESTÁ MUY COREOGRAFIADA Y
DA LA SENSACIÓN DE PASAR DE UN PERSONAJE A OTRO CON MUCHA FLUIDEZ...
Quería que estuviéramos siempre en contacto con los personajes, que pudiéramos vivir las escenas de acción desde su punto de vista, metiéndonos de lleno en la acción.
Y también me interesaba que el público se guiara por las emociones y las reacciones de los personajes más que por la acción en sí misma. Ha sido todo un reto desde el punto de vista técnico, pero creo que aporta mucho realismo y autenticidad a las escenas.
EN DOS SECUENCIAS -CUANDO LA REINA ESTÁ PRESA Y ATHOS ENCARCELADOEL COMBATE OCURRE FUERA DE LA PANTALLA. ESA DECISIÓN ARTÍSTICA CREA UN CONTRAPUNTO MUY INTERESANTE CON RESPECTO A LAS SECUENCIAS DE BATALLAS CARACTERÍSTICAS DEL GÉNERO DE CAPA Y ESPADA...
En esas dos secuencias me pareció más importante e interesante transmitir la soledad de la Reina o el miedo y la confusión de Athos que rodar la acción en sí. En ese punto de la historia hay mucho en juego y puede cambiar el destino de ambos personajes. Permanecer
a su lado, compartir su punto de vista en tiempo real, me parecía más «correcto» en cuanto a la puesta en escena. Sobre todo porque ellos están recluidos en el interior y no pueden ver lo que está pasando en el exterior.
Por otra parte, me ha parecido siempre muy interesante cómo se trata la acción que transcurre fuera de escena. Lo que no se muestra a menudo es más potente y misterioso que lo que se ve y aporta intensidad a las secuencias. Asimismo, quería trabajar esa puesta en escena para poder aportar un aspecto formal más contemporáneo a esta nueva adaptación de Los tres mosqueteros.
¿LA ELECCIÓN DEL REPARTO HA SIDO COSA TUYA?...
Los castings son siempre un poco mágicos.
He tenido muchísima suerte. Para los mosqueteros contamos con François Civil, Vincent Cassel, Pio Marmaï y Romain Duris, que tienen un talento inmenso que se transmite a través de la pantalla. Ha sido maravilloso trabajar también con Eva Green, Vicky Krieps y Lyna Khoudri, tres actrices magníficas con orígenes muy diversos. Reunirlas en el filme ha sido increíble porque cada una aporta fuerza a la historia. Y luego está Louis Garrel, que ha dado vida al rey con mucho acierto.
El resto de los personajes me resultan igualmente fascinantes. La película cuenta con un gran elenco, con actores de la talla de Eric Ruf, Marc Barbé y Patrick Mille.
Necesitábamos retratar el siglo XVII y para conseguir una historia creíble, cada uno de los intérpretes debía tener una gran presencia, una personalidad.
D’ARTAGNAN ES APASIONADO, ATHOS ES MELANCÓLICO, PORTHOS ES UN SIBARITA Y ¡HAS CONVERTIDO A ARAMIS EN UNA ESPECIE DE ESTRELLA DEL ROCK!...
Romain Duris es un actor camaleónico capaz de meterse en la piel de cualquier personaje.
¡Es un crack! Me parecía perfecto para darle un toque felino y sexy a Aramis. Tiene esa coquetería tan particular. Colaboramos para crear su estilo y su look. Pio es el Porthos ideal: es un sibarita al que le encantan los excesos, ¡tiene hambre hasta al levantarse de la mesa!
La personalidad alegre y generosa de Pio se transmite a través de su personaje. En las conversaciones con Vincent Cassel surgió enseguida esa idea de la imagen del lobo gris para representar a Athos. En la película hay un diálogo muy bonito entre Matthieu y Alexandre que me gusta mucho: «Athos intenta ahogar sus demonios en el alcohol, pero con el tiempo han aprendido a nadar». Vincent ha sabido crear ese personaje solitario y melancólico.
También me pareció interesante enfrentar a una nueva generación de actores, encabezada por François Civil y Pio Marmaï, con la de Romain Duris y Vincent Cassel, que llevan más tiempo en el mundo del cine.
En cuanto a François, no podríamos haber hecho la película sin él. Nadie más hubiera podido interpretar a nuestro D’Artagnan. No solo aporta precisión y emoción a su papel, sino que tiene un físico imponente. Ha creado un D’Artagnan formidable, que es a la vez encantador, despreocupado e insolente.
EN TU FILME ENCONTRAMOS PERSONAJES FEMENINOS MUY POTENTES. SON ELLAS LAS QUE IMPULSAN LA ACCIÓN...
Me gustan mucho estos tres personajes femeninos y las actrices que los interpretan. Las mujeres desempeñan un papel fundamental en esta historia. El destino de Francia está estrechamente ligado al de la Reina.
Milady de Winter es una espía extraordinaria, independiente y escurridiza. Me alegré mucho de que Eva Green estuviera disponible porque transmite algo misterioso y es muy fotogénica. Ha entendido el papel como si fuera una especie de superhéroe, lo cual me ha parecido muy interesante para interpretar a esta mujer tan especial.
Para el papel de Constance, ha sido una suerte contar con Lyna Khoudri, quien ya había llamado mi atención en otras películas. Teníamos que engancharnos a su historia con D’Artagnan, que también nos funciona como vínculo con la segunda parte.
Vicky Krieps es una actriz fantástica, que descubrí gracias a El hilo invisible. Su interpretación me ha fascinado. Por ejemplo, consigue transmitirnos que está enamorada del duque de Buckingham y siente un terrible dilema sentimental con un sencillo gesto cuando toca una carta.
LOUIS GARREL ESTÁ INMENSO COMO LUIS XIII...
Le ha aportado al papel un matiz que es a la vez dulce, ambiguo y extraño, y que hemos trabajado juntos en plató. Tenía su complicación porque nos movíamos en una línea muy fina. También queríamos asegurarnos de que no perdía demasiada autoridad. Louis Garrel ha conseguido crear un rey impenetrable, he hecho un trabajo impresionante. Es un actor increíble.
EL FILME TOCA DIFERENTES PALOS Y FUSIONA DIFERENTES GÉNEROS...
Sí, y la dificultad residía en maridar todos estos aspectos de una manera fluida. La lucha realista y ardua en el bosque tenía que coexistir con la historia de amor de Constance y D’Artagnan y también con algunos elementos más ligeros. De esa gran heterogeneidad surge una especie de coherencia que creo que buscábamos todos.
¿CÓMO HAS TRABAJADO CON EL ELENCO EL LENGUAJE DEL SIGLO XVII?...
Ese ha sido uno de los grandes retos de la película. Queríamos ser fieles a ese lenguaje, que es precioso, pero al mismo tiempo queríamos darle un toque moderno. No me gusta ensayar demasiado y me gusta habitar en esa zona de inseguridad, a riesgo de desconcertar a algunos intérpretes. Me gusta que surja la magia en el rodaje.
En plató, con los escenarios y el vestuario, buscábamos juntos el tono adecuado para que los diálogos fluyeran. Tuvimos que ingeniárnoslas para hacernos con el lenguaje sin que sonara forzado.
ES LA SEGUNDA VEZ QUE COLABORAS CON THIERRY DELETTRE, DISEÑADOR DE VESTUARIO...
Sus diseños son impresionantes. Ha sabido interpretar el siglo XVII desde una nueva perspectiva. Quería alejarme de la idea preconcebida del uniforme de los mosqueteros.
Buscaba suciedad y autenticidad. Le dimos bastantes vueltas al tema del sombrero de plumas. Al principio me inquietaba, pero al final ha quedado tan bien que lo quería meter por todas partes.
Creo que hemos dado con el equilibrio exacto al situarnos a medio camino entre los mosqueteros y los cowboys.
Para la escena del baile de máscaras, la idea era que el público pudiera sentirla como una fiesta a la que se podría asistir hoy en día. El equipo de vestuario ha creado unas máscaras extraordinarias.
HABÉIS RODADO EN LOCALIZACIONES REALES...
En Francia tenemos un patrimonio excepcional y no concebíamos rodar en ningún otro sitio. Rodamos la primera parte en la Ile de France, Bretaña, Alta Francia y Normandía, y nos trasladamos al Gran Este y a la región Auvernia-Ródano-Alpes para la segunda.
A todo el equipo, incluidos los productores, nos pareció que rodar en localizaciones tan impresionantes como Los Inválidos, en el patio del Louvre, la catedral de Meaux, el castillo de Chantilly, Fontainebleau y Compiègne, por difícil que fuera, le aportaba realismo al filme.
¿CÓMO HA SIDO EL TRABAJO DE SONIDO Y MÚSICA?...
El sonido es fundamental a la hora de sumergir al público en la historia. Por ejemplo, el sonido de los disparos de pólvora fue complicado porque tenían que sonar barrocos pero a la vez tenían que remitir a los espectadores a algo que les resultara cercano. Para la música contamos con Guillaume Roussel, que no tardó en dar con el tono perfecto para el filme. Ha sido una gran suerte contar con él.
Y LA ILUMINACIÓN ES OBRA DE NICOLAS BOLDUC, ¿VERDAD?...
Durante las primeras conversaciones con Nicolas, fuimos delimitando la «pátina» que queríamos darle a la película. Esa palabra tan cinematográfica ha tenido mucho peso en la fase de preparación.
Hoy en día estamos muy acostumbrados a trabajar con imágenes muy definidas en alta resolución, pero para este proyecto buscábamos una imagen más imperfecta.
Por lo tanto, intentamos «ensuciar» la imagen con polvo, humo y otros elementos para que diera la sensación de que la hubiéramos rodado en otra época.
Pero trabajar la imagen significa también cuidar la elección del decorado, el vestuario, el maquillaje... Todo ha de funcionar como una maquinaria bien engrasada, de ahí que me haya esforzado por estar en contacto permanente con los responsables de cada departamento y por asegurarme de que la comunicación fluía entre ellos.
ENTREVISTA A LOS GUIONISTAS...
¿QUÉ SIGNIFICA ALEJANDRO DUMAS PARA VOSOTROS COMO GUIONISTAS?, ¿POR QUÉ ES UN AUTOR TAN FASCINANTE?...
ALEXANDRE DE LA PATELLIÈRE: Dumas representa un fantasma, una especie de tótem para
Matthieu y para mí desde hace mucho tiempo. Crecimos con sus libros. “Los tres mosqueteros”, “El conde de Montecristo”, “La reina Margot” son una constante en nuestras conversaciones. Dumas inventó el folletín, la dramatización, lo novelesco. Era todo un personaje. Un seductor, un hedonista, un aventurero de lo cotidiano. Una persona muy especial. Creó teatros, fundó un periódico. Por otra parte, era mestizo y tuvo que enfrentarse a la mirada de la estirada sociedad blanca del siglo XIX. Consiguió escribir una obra que caló entre todo el pueblo, con personajes legendarios creados a su imagen y semejanza. Fue el Spielberg literario de la época. Un auténtico showrunner que tenía demasiadas ideas para desarrollarlas todas y, por tanto, dejó trabajo a los demás. Sin duda le hubiera apasionado el cine.
MATTHIEU DELAPORTE: Lo divertido es que hace unos años releímos “Los tres mosqueteros” para ver si podíamos hacer algo con ella. Se nos ocurrió hacer una obra de teatro, pero desistimos. Ni siquiera se nos pasó por la cabeza adaptarla al cine por el enorme despliegue que supondría un proyecto de esa envergadura. En esa relectura nos fascinó la cercanía y también los aspectos de thriller y de tragedia. El destino quiso que Dimitri Rassam nos propusiera esta adaptación tiempo después y nos quedamos tan sorprendidos como entusiasmados.
¿PARTISTEIS DIRECTAMENTE DE LA IDEA DE ESCRIBIR EL GUION EN DOS PARTES?...
MATTHIEU DELAPORTE: Después de recibir la propuesta de Dimitri, volvimos a leer la novela y vimos muy claro dividir la adaptación en dos partes. También teníamos muy claro que rodaríamos en francés para mantener el espíritu caballeresco del Cyrano de Bergerac, que transcurre durante la misma época. Lo fascinante de estos mosqueteros, y de Cyrano, es que desafían a la muerte, se baten en duelos y nunca tienen miedo a morir. Son verdaderos héroes. Queríamos que eso se sintiera en nuestra adaptación, queríamos que incorporase esa dimensión romántica con un aire de oscuridad, con personajes que defienden grandes ideales desde el sentido del honor y la camaradería. A Dimitri le pareció estupendo y entonces llegó la pandemia. Nos encontramos encerrados en casa, con la gran ventaja de estar inmersos en el siglo XVII.
¿CÓMO OS HABÉIS DOCUMENTADO?...
MATTHIEU DELAPORTE: Leímos la correspondencia de Richelieu con el rey para empaparnos del espíritu de la época. Investigamos a fondo al propio Dumas y sus métodos de escritura. Intentamos entender por qué funcionó tan bien la novela en la época y el contexto en el que Dumas la concibió. ¿Por qué eligió a los mosqueteros? Porque fueron los últimos caballeros.
La armadura cambió después. Son los únicos hombres armados cercanos al rey. Dumas creó también toda una mitología sobre los códigos del honor. Nos propusimos trasladar ese aire épico de la novela al filme.
ALEXANDRE DE LA PATELLIÈRE: Matthieu ha sido el que ha estudiado historia, yo andaba un poco perdido así que tuve que profundizar en la historia del siglo XVII para comprender las motivaciones de los personajes y trasladarlo al público actual. Trabajamos con Martin Bourboulon para crear un universo que resultara verosímil. El mundo en el que se movían los mosqueteros era sangriento, violento y sucio. Queríamos que se sintiera el barro, el peligro de París. Volvimos a situar la historia en el contexto de un país en guerra.
¿HABÉIS VUELTO A VER ALGUNAS DE LAS MUCHAS ADAPTACIONES PREVIAS?...
ALEXANDRE DE LA PATELLIÈRE: Sí, hemos visto muchas y hemos descubierto que la mayoría son comedias. Es sorprendente, la verdad, porque la historia es muy oscura y violenta, pero muchas adaptaciones han pasado por alto ese aspecto.
MATTHIEU DELAPORTE: En nuestra opinión no hay ninguna que destaque como referente absoluto, y eso es bueno, porque en el imaginario colectivo las adaptaciones son difusas.
Algunas son interesantes, por supuesto, como la de Richard Lester.
¿CÓMO HABÉIS HECHO PARA ESTRUCTURAR EL GUION A PARTIR DE UNA NOVELA TAN DENSA? ¿CUÁLES HAN SIDO LA PRINCIPALES DECISIONES A LA HORA DE SENTAROS A ESCRIBIR?...
ALEXANDRE DE LA PATELLIÈRE: Eso fue bastante complicado. De primeras, nos perdimos en el laberinto de la historia, el laberinto de un estilo de escritura muy particular, de un libro concebido a cuatro manos por Alexandre Dumasy Auguste Maquet. No tenían claro hacia dónde iban, era una novela por entregas centrada en varios ejes principales, pero que se desviaba constantemente de la historia principal. ¿Cómo podíamos sacarle jugo a ese material? En primer lugar, contábamos con una galería de personajes extraordinarios. Por otra parte, queríamos que la película reflejara la sensación que producía la lectura del libro, esa intensidad y fluidez. Como sabíamos que Dumas se había alejado bastante de los hechos históricos reales, sabíamos que nosotros podíamos alejarnos bastante de Dumas. Él mezclo fechas, se inventó algunos personajes y tiró de otros que sí existieron de verdad.
MATTHIEU DELAPORTE: Nos sentimos bastante libres a la hora de encarar la adaptación.
Sobre todo porque Dumas autorizó varias secuelas de sus novelas, libros sobre sus personajes, adaptaciones teatrales. Él quería que su universo siguiera vivo.
HABÉIS ELIMINADO ALGUNOS ELEMENTOS Y OS HABÉIS PERMITIDO AÑADIR OTROS...
MATTHIEU DELAPORTE: La novela se sostiene sobre dos ejes principales: el collar de la reina y el asedio a La Rochelle. A partir de ahí hemos compuesto nuestro guion. Después nos pusimos con los personajes y sus trayectorias. Curiosamente, la novela es muy larga, pero hay pocas escenas en las que salgan todos los mosqueteros juntos. Milady aparece bastante tarde en la trama. Decidimos rehacer la narración para darle más presencia y justificar la llegada del duque de Buckingham a París.
ALEXANDRE DE LA PATELLIÈRE: Dumas prácticamente inventó las secuencias en tiempo real con un estilo que se adapta muy bien a la narración cinematográfica. Se detiene poco en las descripciones y pasa directamente a la acción. No le gusta escribir los duelos, y va rellenando las situaciones para llevarlas hasta ahí, encuentra un giro y pasa a otra cosa. Nos dimos cuenta de que algunas secuencias se repiten, debido a ese proceso de escritura tan largo.
El posible estallido de una nueva guerra religiosa subyace en la historia. Sin embargo, ninguno de los personajes hace mención porque nos movemos siempre en el bando católico.
Los protestantes tenían que existir para que no fuera una amenaza fantasma. Por eso le hemos dado más presencia a algunos personajes que solo se mencionan de refilón en el libro.
Hemos sido muy fieles a la historia, permitiéndonos al mismo tiempo una libertad creativa importante.
¿CÓMO HABÉIS TRABAJADO LOS DIFERENTES TONOS Y MATICES?...
ALEXANDRE DE LA PATELLIÈRE: En Los tres mosqueteros coexisten diferentes universos y géneros y queríamos recrearlos en el filme. De hecho, se combinan elementos oscuros y divertidos. Para crear la historia, tuvimos que convertir los géneros literarios en géneros cinematográficos sin que un género destacara por encima de los demás. Dentro del género del cine de aventuras hay elementos de comedia romántica, comedia y tragedia, todos ellos representativos de la obra de Dumas. Por otra parte, tanto a nosotros como a Martin Bourboulon, nos importaba darle más intimidad a la aventura.
¿CÓMO HABÉIS ESCRITO LOS DIÁLOGOS?...
MATTHIEU DELAPORTE: En la novela hay página tras página de diálogo. Cuando leímos los diálogos de Dumas en voz alta, nos dimos cuenta de que era un registro formal y que, como ocurre en Cyrano, se transforma en un arma. Está cargada de información: la lengua nos habla de dónde es la gente, nos dicen quiénes son, cuál es su origen social. Pero no queríamos actualizarla para que sonara contemporánea. Queríamos que tuviera personalidad, sin ser exactamente la de Dumas, que es demasiado rígida. De hecho, él mismo la simplificó cuando escribía para teatro. Así que hubo que reescribir. Nos inspiramos en Rostand y fuimos imaginando cómo sería la forma de hablar del rey, de Richelieu. Aramis tiene una sofisticación que no tiene Porthos, por ejemplo.
NO HABÉIS ABUSADO DEL FAMOSO «TODOS PARA UNO, UNO PARA TODOS», QUE LA MAYORÍA DE LA GENTE DICE AL REVÉS...
MATTHIEU DELAPORTE: Hablamos mucho de esto con Martin. Lo que nos interesaba era trabajar sobre la memoria colectiva. A todo el mundo le suena la novela de Dumas, pero poca gente tiene un conocimiento muy detallado de ella. Hemos querido basarnos en las emociones y elementos que han dejado huella en el ideario popular y, por supuesto, esa frase es una de ellas. No podíamos omitirla, pero tampoco queríamos que se convirtiera en un eslogan. Tenía que surgir de forma natural. Martin quería que se pronunciara en un momento en que tuviera sentido, como en la primera batalla en el bosque.
¿CÓMO HABÉIS TRABAJADO LOS DIFERENTES PUNTOS DE VISTA?...
MATTHIEU DELAPORTE: Nos pareció interesante incluir otros puntos de vista además de los de los mosqueteros. D’Artagnan vivió una época en la que coexistían varios mundos y quisimos recrear esa complejidad, sin dejarnos arrollar por una oposición radical entre católicos y protestantes, entre franceses e ingleses. Para dar vida a esa complejidad, recurrimos a la perspectiva de diferentes personajes.
ALEXANDRE DE LA PATELLIÈRE: De ahí que ambos filmes sean películas corales. Entramos en la historia a través de D’Artagnan, ese joven de Gascuña que está un poco verde. Lleva toda la vida soñando con las cosas que van a empezar a ocurrirle. Guía a los lectores y al público por ese mundo que no conocen. Eso es una gran baza para nosotros como guionistas. Su llegada a París provoca un efecto dominó que nos permite ir abriendo puertas y metiendo gradualmente otros puntos de vista. Le da amplitud a la trama. Así, la historia de este joven se fusiona con la historia de Francia. Es como tinta que se disuelve en agua.
MATTHIEU DELAPORTE: La ventaja de partir de este personaje ingenuo, que no conoce París ni las intrigas de la alta diplomacia, nos permite ir descubriendo la complejidad de los complots y las alianzas. D’Artagnan se va convirtiendo poco a poco en otro personaje.
EN EL LIBRO NO APARECE LA ESCENA DE D’ARTAGNAN INGENIÁNDOSELAS PARA ESCAPAR CUANDO LE HAN ENTERRADO VIVO. ¿CÓMO SE OS OCURRIÓ?...
MATTHIEU DELAPORTE: Nos pareció una pena que el libro no se detuviera en la trampa que le tienden a Buckingham. Pensamos que sería interesante mostrar a D’Artagnan involucrándose en ese gran plan antes de hacerlo descarrilar.
ALEXANDRE DE LA PATELLIÈRE: Cuando nos pusimos a escribir, teníamos dos referencias: Cyrano de Bergerac e Indiana Jones. Lo que nos interesaba de esa idea de la resurrección era el concepto de la inocencia perdida en sentido figurado. D’Artagnan empieza siendo un personaje ingenuo, que se deja llevar por su valentía y se ve envuelto en un complot importante en un contexto bélico.
LOS PERSONAJES ESTÁN MUY BIEN LOGRADOS Y SE ALEJAN EN OCASIONES DE LA NOVELA...
ALEXANDRE DE LA PATELLIÈRE: Los personajes de Dumas están entre los más bellos de la literatura. Athos es extraordinario. Es un fantasma de sí mismo y le gustaría que pusieran fin a su vida. Al principio no tiene nada que ver con D’Artagnan, pero al final se parece a él.
Athos de joven era como D’Artagnan. Era un romántico y cuando se sintió traicionado reaccionó como un hombre apasionado. Hemos mantenido el lado rebelde y puro de D’Artagnan, por supuesto. Queríamos que se sintiera su ambición y su hambre de acción. Aramis duda entre las órdenes y las armas. Es un intelectual.
MATTHIEU DELAPORTE: Nos documentamos a fondo sobre los personajes que inspiraron a Dumas. Hicimos algunos cambios, entre los más importantes convertimos a Athos en protestante y a Porthos en un personaje libre de toda convención. Cambiamos por completo la historia de Milady. Hay lagunas bastante grandes en la novela de Dumas y tuvimos que darles más complejidad a los personajes y dejar claro que Milady no es mala por naturaleza, sino que su comportamiento surge por algo. Dumas hace entender que esta espía violenta ha sufrido abusos durante toda su vida y se ha convertido en un ángel de la muerte.
Siempre se ha visto asfixiada por el poder de los hombres y eso la ha llevado a buscar formas de defenderse.
ENTREVISTA A FRANÇOIS CIVIL...
¿QUÉ LUGAR OCUPAN “LOS TRES MOSQUETEROS” Y DUMAS EN TUS RECUERDOS?...
Esa fue más o menos la primera pregunta que me hizo el productor Dimitri Rassam cuando nos reunimos en su oficina a principios de 2020. Debo admitir que me tiré un farol cuando dije que la novela de Dumas era mi libro de cabecera de niño… Acudí a la cita con el bigote bien recortado, el pelo en una coleta baja… Es decir, jugué bien mis cartas para conseguir este papel. Digamos que fui tan osado como D’Artagnan viéndose con Tréville para convertirse en mosquetero...
En mi opinión, la fuerza narrativa de la novela, la temática, los personajes emblemáticos y esas trayectorias que se intercalan directamente con la historia de Francia, hacen de este libro la novela de aventuras más importantes de la literatura francesa.
¿QUÉ TE PARECIÓ EL GUION DE ALEXANDRE DE LA PATELLIÈRE Y MATTHIEU DELAPORTE CUANDO LO LEÍSTE?...
Pasaron varios meses entre aquella reunión y mi primera lectura del guion. Durante esos meses, me releí la novela y vi varias adaptaciones, tanto películas como series. Sin ánimo de hacerlas de menos, debo decir que ninguna le ha hecho justicia tanto como este guion.
En todas ellas se sentía una distancia que se transmitía en la acción y los personajes, además tampoco encontré la oscuridad, el peligro y la época que impregna la novela.
Disfruté muchísimo el guion de Alexandre de la Patellière y Matthieu Delaporte. Para mí fue como una montaña rusa que por un lado era fiel a la obra original, pero se había tomado libertades creativas para modernizar la historia. Fluía muy bien, era denso pero nunca se hacía pesado. Divertido pero todo estaba bien justificado, lleno de suspense y de frases que estaba deseando interpretar. El guion se leía como una buena novela, como se lee a Dumas.
¿QUÉ ES LO QUE MÁS TE ATRAJO DEL PROYECTO?...
El reto de intentar hacer una película de aventuras que llegara al gran público. Repensar la mitología de los mosqueteros y alejarnos de esa imagen de las estampas de Épinal del siglo XIX que estaban tan presentes en el imaginario colectivo.
Por otra parte, me motivaba mucho interpretar un papel icónico y aportar mi granito de arena. Estar a la altura del increíble equipo que íbamos a trabajar en todas las fases de este filme. Había muchas ganas de hacer las cosas bien. ¿Cómo no iba a estar motivado?
¿QUIÉN ES D’ARTAGNAN? ¿CÓMO ES CUANDO LE CONOCEMOS Y CÓMO EVOLUCIONA? ¿EN QUÉ SE DIFERENCIA DE SUS COMPAÑEROS? ¿EN QUÉ SE PARECE?...
Dumas pone un poco de sí mismo en todos sus personajes, ya sea el hedonismo de Porthos, la energía de D'Artagnan o la pasión de Aramis. Se complementan también porque son fruto de la imaginación del mismo autor.
D’Artagnan destaca sobre todo por su juventud. Es un joven gascón de familia noble, pero sin dinero. Su nombre y su temperamento son sus bienes más preciados.
Me gustan su lealtad, honradez, insolencia, temeridad, energía e ingenuidad. Todo es nuevo para él. París, los mosqueteros con los que tanto ha fantaseado, el enamoramiento repentino, los enigmas y los engranajes del poder... Su frescura fue mi punto de partida.
Es el protagonista de un relato iniciático absolutamente singular. En menos de veinticuatro horas roza la muerte, viaja, se enamora, casi muere por segunda vez, mata a un hombre, conoce a un rey y conoce a personas que se convierten en sus amigos para siempre… ¡Un día intensito!
Por otra parte, me gustó que el personaje fuera madurando al ir cuestionando la admiración que siente por sus compañeros mosqueteros. Convertirse en adulto también supone cuestionar nuestros referentes y reafirmarnos. Creo que hemos explorado sutilmente los diferentes puntos de vista sobre el amor entre D'Artagnan y Athos. Este último desconfía de las mujeres porque le han hecho daño en el pasado, pero queríamos que D'Artagnan fuera más moderno.
Todas esas cuestiones e hitos que van surgiendo en la vida de D'Artagnan en la primera parte van tornándose más oscuros e intensos en el segundo filme… Interpretar todas esas facetas y esa evolución ha sido increíble.
¿CÓMO HAS PREPARADO EL PAPEL? ¿CÓMO FUE EL PROCESO DE DOCUMENTACIÓN? ¿Y LA PREPARACIÓN FÍSICA?...
En primer lugar tuve que olvidarme de las interpretaciones anteriores, que habíamos conocido de la mano de actores tan reconocidos como Noiret, Belmondo, Fairbanks, Gene Kelly, Jean Marais, Gabriel Byrne... ¡Es muy fuerte!
Lo primero que hice fue simplemente imaginar cómo se sentiría un joven en aquella época. Matthieu Delaporte y Alexandre de la Patellière me ayudaron mucho y me aportaron sus conocimientos sobre aquel periodo, sobre la vida en el siglo XVII y el estado de ánimo de la gente.
Por otra parte, los cuatro nos reunimos con Martin para diseccionar estos dos guiones tan densos, porque íbamos a rodar las dos partes de forma simultánea. Era fundamental que tuviéramos una visión clara de la historia y de las diferentes tramas antes de empezar a rodar para que no se nos escapara nada durante los ocho meses de rodaje.
En cuanto a la preparación física, tenía que estar en forma para poder mantener el ritmo durante todos esos meses, pero por encima de todo, tenía que aprender esgrima, hacerme con las coreografías de las batallas y dominar el arte de montar a caballo. Todo me pillaba de nuevas. Poco más de seis meses antes de empezar a rodar me puse a dar clase dos o tres veces por semana. Esgrima deportiva con Yannick Borel (campeón olímpico) y «volteo» a caballo con Marco Luraschi, que además fue mi doble en las películas. La idea era que aprendiera a montar para poder realizar algunas de las acrobacias yo mismo, ¡y lo conseguí!
Una vez asentadas las bases llegó el momento de trabajar las coreografías de los planos secuencia con Dominique Fouassier y su equipo de dobles.
Trabajar con un equipo tan profesional me hizo exigirme aún más a mí mismo.
¿CÓMO TE HA AYUDADO EL VESTUARIO A LA HORA DE CONSTRUIR TU PERSONAJE? ¿CÓMO HA SIDO RODAR EN ESCENARIOS REALES PARA METERTE DE LLENO EN EL PAPEL?...
Toda la preparación que hice fue teórica, hasta que me puse el traje por primera vez. Thierry Delettre, el diseñador de vestuario, es un artista impresionante y cuenta con un equipo excepcional. A instancias de Martin, Thierry se ha alejado de la imagen manida de la época y de los propios mosqueteros. El trabajo que ha hecho con los diferentes materiales es espectacular. El vestuario no solo es sublime, además es «práctico». Es decir, el equipo de vestuario diseñó unos uniformes a prueba de polvo, lluvia, peleas, carreras, caídas… Unos uniformes dignos de mosqueteros reales.
El trabajo de nuestro director de arte Stéphane Taillasson tampoco se queda atrás. Todos los días llegaba a plató y me quedaba alucinado. La película ya me había parecido un espectáculo al leer el guion… pero los escenarios superaron por completo mis expectativas.
¿CÓMO DISTE CON LA FORMA DE MOVERSE Y DE ANDAR DE TU PERSONAJE?...
Para ser sincero, D'Artagnan no es muy distinto a mí. Al margen de, por supuesto, su gran valentía, comparto su alegría de vivir, su compañerismo, optimismo, lealtad, ingenuidad y terquedad.
Cuanto más lo pienso, más creo que Martin ha elegido a intérpretes en los que encontró algunos de los rasgos de los personajes. Pio es un sibarita como Porthos, Romain es tan encantador como Aramis y Vincent tiene el carisma de Athos. El reto era creer en ello y verlo todo a través de la mirada de nuestros personajes, tanto las situaciones que viven como sus vínculos.
¿Y CON LA VOZ?...
Le he ahorrado al público un acento del Bearne... ¡Es mi voz! (se ríe)
¿HA SIDO DIFÍCIL TRANSMITIR CON FLUIDEZ LOS DIÁLOGOS Y EL LENGUAJE DEL FILME?...
Me gustaron mucho los diálogos de Alexandre y Matthieu porque están muy bien anclados en la época. Quería respetarlos, pero a la vez quería darles un toque algo más moderno. Por encima de todo, no quería pasarme creando una interpretación «de época». Lo trabajamos todo a fondo.
Recuerdo la primera escena de diálogo con Romain (cuando Aramis y D'Artagnan se encuentran en la calle, delante del hotel de los mosqueteros), los dos andábamos un poco perdidos. Pero poco a poco fuimos encontrando nuestro lugar, sintiéndonos cómodos y enseguida estábamos sincronizados. Era cuestión de confianza.
Tanto que al final a veces nos alejábamos del texto si se nos ocurría algo que nos parecía más pertinente.
¿CÓMO HA SIDO TRABAJAR CON MARTIN BOURBOULON? ¿CÓMO ES COMO DIRECTOR?...
Me ha sorprendido mucho Martin. Su constancia, su exigencia en cada momento y su gran habilidad como director han dado alas al proyecto. Ha conseguido no dejarse llevar por la magnitud del proyecto y ha apostado por poner los personajes y la historia en el centro del proceso.
Hemos creado una relación muy bonita. Ha sido un placer trabajar a sus órdenes.
¿CÓMO HA SIDO TRABAJAR CON EL RESTO DEL ELENCO? ¿CÓMO OS HABÉIS LLEVADO?...
La verdad es que los tres mosqueteros nos conocimos casi como en la novela, porque nos presentaron en una clase de esgrima. Esa fue la primera vez que nos vimos y debo admitir que no gané ni un solo combate.
Nos llevamos muy bien desde el principio y eso contribuyó a crear la sensación de camaradería que se percibe en la historia.
Conocí a Eva más tarde, durante una lectura de guion. Me sorprendió su capacidad interpretativa. A diferencia de los otros tres, Eva no se parece nada a su personaje. Ha sido un regalo verla trabajar.
Durante los ensayos de las coreografías, que fueron muy intensos y exigentes, pude comprobar su dedicación y generosidad.
Con Lyna me llevé de maravilla desde el minuto uno. Ha sido genial conocernos y trabajar los matices de los personajes con una intérprete tan buena.
LA PELÍCULA FUSIONA DIFERENTES GÉNEROS (DRAMA, COMEDIA, AVENTURA, ROMANCE). ¿CÓMO HA INFLUIDO EN TU INTERPRETACIÓN?...
He intentado interpretarlo todo al pie de la letra, con la mayor sinceridad posible.
Martin nos fue guiando para ayudarnos a conseguir lo que buscaba. Tuvimos cuidado de ofrecerle diferentes tomas. Habiendo visto sus películas anteriores, sabíamos que ese método nos permitiría equilibrar los diferentes géneros y aportar riqueza y precisión a la interpretación.
ENTREVISTA A VINCENT CASSEL...
¿TIENES RECUERDOS DE LA NOVELA “LOS TRES MOSQUETEROS” DE ALEJANDRO DUMAS?...
Sí, porque cuando era pequeño acompañé a mi padre al rodaje de Los tres mosqueteros de Richard Lester, en la que interpretaba a Luis XIII. Recuerdo que los escenarios eran alucinantes y que andaban por allí Michael York, Oliver Reed y otras grandes figuras del cine de aquella época. La envergadura del proyecto me impresionó, sobre todo porque yo era solo un chaval.
JEAN-PIERRE CASSEL TAMBIÉN INTERPRETÓ A D’ARTAGNAN EN LA COMEDIA CYRANO Y D’ARTAGNAN DE ABEL GANCE. ¡SIN DUDA ESTÁIS CONECTADOS EN ESTE UNIVERSO!...
¡Eso es porque somos franceses! Me suena haber visto una adaptación bastante alocada cuando era joven. De hecho, esta nueva adaptación dirigida por Martin Bourboulon es la primera que se produce en Francia desde hace mucho tiempo porque las anteriores eran anglosajonas. Así que es un poco como una vuelta a las raíces.
¿QUÉ REPRESENTA PARA TI EL PERSONAJE DE ATHOS? ¿CÓMO LO PERCIBES?...
Me gusta mucho porque es el gran vínculo entre los distintos episodios de la saga de los mosqueteros de Dumas. Es un hombre atormentado, que lleva el peso de su pasado sobre los hombros, está carcomido por el remordimiento, la vergüenza y la culpa. Transmite muchas emociones.
A DIFERENCIA DE PORTHOS O D’ARTAGNAN, ATHOS SE ENCUENTRA ATRAPADO POR UNA DUALIDAD: POR UN LADO SU PROFESIÓN LE EXIGE AGILIDAD, POR OTRO, ESTÁ LASTRADO POR SU ANGUSTIA...
Athos dice que le gustaría poder sonreír como D’Artagnan, pero no consigue ser feliz. Cree que tiene bajo control todo lo que le sucede.
Resulta que yo soy mayor que Athos, así que tuve que encontrar la manera de encajar mi edad con el personaje. Eso me dio juego, me gusta asociar cada personaje a un animal. En este caso, equiparé a Athos con un viejo lobo. Planteé mis combates en ese sentido, teniendo en cuenta que su experiencia tiene mayor peso que su pericia.
Por otra parte, también era muy importante caracterizar de forma muy precisa a nuestros personajes para poder distinguirlos. Porthos es libre, Aramis tiene sus principios, pero eso no le impide ser huidizo, D’Artagnan es muy avispado y espabilado. Y Athos es la voz de la experiencia, es un referente para sus compañeros.
¿CÓMO HAS PREPARADO EL RODAJE? ESTÁS ACOSTUMBRADO A ESTE TIPO DE PAPELES TAN FÍSICOS...
La ventaja de llevar cuarenta años en este oficio es que has tocado ya muchos palos: ya había manejado armas y también sabía montar a caballo. Fue cuestión de reciclarme un poco porque tenía que perfeccionar los movimientos. Los primeros días son difíciles, pero luego vuelves a coger confianza. La forma de montar es distinta en función de si estás rodando un western o una película de capa y espada. Athos era un verdadero noble y su forma de montar tenía que transmitir su rango, por eso lleva la mano baja, cerca de la silla.
¿EL VESTUARIO TE HA AYUDADO A METERTE EN EL PAPEL DE ATHOS?...
Desde luego, ayuda muchísimo. Ya desde las primeras reuniones con Martin y el equipo decidimos que Athos vestiría colores oscuros y después fuimos desarrollando su estilo sobre la marcha. Queríamos jugar con los códigos del wéstern, pero sin caer en ellos.
Quería que Athos llevara el pelo largo porque eso me permitía jugar con su edad y sus estados de ánimo, como cuando le atrapan después de una noche de amor o cuando está a punto de que le corten la cabeza. Cuando le cortan el pelo para él es una desgracia porque se ve como los demás. Yo venía de un rodaje en el que llevaba el pelo muy corto e iba sin bigote, así que tenía mucho margen para inventarme el aspecto físico de Athos y me apliqué a fondo. Le dimos ese toque canoso a su pelo y bigote para conseguir ese aire de lobo gris, triste y fatigado.
Por mi experiencia, también quería que el uniforme fuera cómodo, es decir, que abrigara pero que fuera ligero, porque íbamos a rodar mucho en exteriores. También pedí llevar un fular porque me parecía genial que mi personaje vaya de sexy con pelo en el pecho, ¡pero no quería pelarme de frío rodando a 5 grados por la noche! Además, ese fular le daba un aire noble a mi personaje, así que encajaba perfectamente con él.
¿TE HA RESULTADO FÁCIL ENTENDER EL LENGUAJE DEL FILME?...
Sí, lo adaptamos con Martin en plató. Lo fuimos puliendo constantemente porque no queríamos que sonase demasiado moderno, pero tampoco queríamos pasarnos de sofisticados. El cine es tan natural que no es nada fácil trasladar un lenguaje muy escrito.
En ese sentido, Alexandre y Matthieu han hecho un trabajo impresionante con el guion.
¿CÓMO ES MARTIN BOURBOULON COMO DIRECTOR?...
Cuando le hacía demasiadas preguntas, me decía «Dilo sin rodeos». Martin confiaba mucho en su guion y no buscaba hacer nada extravagante con grandes florituras. Nos daba mucha libertad, pero siempre se aseguraba de conseguir todo lo que necesitaba para trabajarlo después en la sala de montaje.
¿CÓMO HA SIDO TRABAJAR CON EL RESTO DEL ELENCO?...
En una película como esta es fundamental que haya química entre los intérpretes. Tenía muchas ganas de conocer a Pio Marmaï y François Civil y me alegró mucho volver a coincidir con Romain Duris. Entre los cuatro surgió una verdadera camaradería. ¡Éramos como los mosqueteros! No nos separábamos. Todos sentíamos mucha admiración mutua. Pio es un crack y tiene una energía muy alocada. Me recuerda a Patrick Dewaere, pero sin depresión.
Romain siempre me ha parecido encantador, es el Aramis perfecto. ¿Y quién mejor que François Civil para interpretar a D’Artagnan? Fusiona esa rabia, malicia y candor que necesita este papel. Acababa de pasar tres meses y medio con Eva Green en otro rodaje y me encantó volver a trabajar con ella porque la admiro mucho y nos llevamos genial. Fue un placer volver a cruzarme con ella. Sabía que estaría magnífica como Milady.
Desde que interpretó a Godard, Louis Garrel ha dado rienda suelta a su imaginación y aquí presenta a Luis XIII como un rey que ha crecido demasiado deprisa, es torpe, un poco patético y da un poco de pena. Ha hecho un trabajo excepcional.
ENTREVISTA A ROMAIN DURIS...
¿CÓMO HA SIDO ESTA NUEVA COLABORACIÓN CON MARTIN BOURBOULON?...
Martin me habló del proyecto de Los tres mosqueteros y me hizo mucha ilusión volver a trabajar con él. Me parece muy interesante interpretar hoy en día a esos personajes y hacerlos conectar con el público contemporáneo. También me atraía la idea de aprender a manejar las armas y de montar a caballo.
¿QUÉ SIGNIFICA PARA TI “LOS TRES MOSQUETEROS” DE DUMAS?...
No lo leí de niño, pero me metí de lleno en la novela para preparar el filme. Me ha gustado mucho la forma de escribir de Dumas. La historia es impresionante, llena de enigmas y aventuras. Disfruté muchísimo leyéndola.
¿QUÉ TE PARECIÓ EL GUION DE ALEXANDRE DE LA PATELLIÈRE ET MATTHIEU DELAPORTE CUANDO LO LEÍSTE?...
Creo que los guionistas han sabido condensar esta historia tan enrevesada de una forma muy inteligente. El guion tiene buen ritmo. El sentido de la aventura está muy presente.
Hay una enorme riqueza de tramas, escenarios, alternancias de día y noche y de estaciones.
Mientras lo iba leyendo sentía cómo me iba emocionando cada vez más por formar parte de este proyecto.
¿CÓMO HAS TRABAJADO LA AMBIVALENCIA DE ARAMIS?...
Lo interesante de Aramis es su versatilidad. Es un gran seductor, pero también es un hombre de fe. Pasa constantemente de una faceta a otra, lo que resulta casi cómico.
Aunque en la adaptación cinematográfica disponemos de menos tiempo para detenernos en ese aspecto que en la novela, fue algo que tuve muy en cuenta a la hora de preparar el papel. Trabajé con Martin imaginando a Aramis como un dandi muy coqueto, amante de las joyas. Para él, «toda cruz es una conquista», pero tampoco queríamos convertirlo en un cínico. Intentamos que resultara simpático y sincero. Imaginé que estaba enamorado. No de un ligue de una noche, sino enamorado en serio, dividido entre Dios y las mujeres. Cada vez que partía en una misión, me lo imaginaba saliendo de una historia de amor.
¿CÓMO HAS PERFECCIONADO LOS GESTOS DE MOSQUETERO?...
Martin nos comentó desde el primer minuto que quería alejarse de las ideas preconcebidas de los mosqueteros. Dimos clase y ensayábamos con los especialistas los combates de espada, las posturas de ataque y de defensa. Yo partía de cero, porque aparte de un poco de boxeo en mis años mozos, no había practicado ningún deporte de contacto. Trabajamos la esgrima con el campeón del mundo Yannick Borel. Después pasamos a la espada y a la combinación espada, fusil, cuchillo y pistola. Y también practicábamos equitación. Nos tomábamos ese entrenamiento muy en serio porque sabíamos lo importante que era que resultara creíble. Por otra parte, las peleas tenían que ser naturales y violentas, sin que nadie saliera herido. Martin no quería trabajar con dobles, así que tuvimos que entrenarnos bien, más aún porque rodábamos las secuencias con cámara en mano. Era como una coreografía pero con armas que pesan mucho y que pueden hacer mucho daño si das donde no debes. Lo que me gusta de este tipo de preparación física, que se desarrolla durante varios meses, es que te hace soñar ya con tu personaje. Ayuda mucho con la concentración.
¿CÓMO HAS TRABAJADO ESE ASPECTO DE ESTRELLA DEL ROCK DE ARAMIS?...
Aramis es muy coqueto, te lo imaginas eligiendo su ropa y mirándose al espejo para ver el resultado. Cuando ya concretamos su estilo de cowboy dandi con Martin y el director de vestuario Thierry Delettre, me dejé llevar para sentirme lo más libre, natural y moderno posible.
¿CÓMO TE HAS LLEVADO CON EL RESTO DEL ELENCO?...
Conectamos enseguida. Una de las ventajas de este casting es que nos hemos entendido a la perfección desde el principio. Conocía bien a Vincent Cassel, había coincidido con Pio Marmaï y me habían presentado a François Civil, con quien hice buenas migas. Nos divertimos mucho y hasta nos dio pena que la cámara no hubiera estado rodando entre bambalinas. Nos reíamos mucho los cuatro juntos. Espero que hayamos conseguido transmitir esa compenetración y que el público la sienta al ver la película, porque nuestra amistad era muy real. Ha sido una gran suerte.
ENTREVISTA A PIO MARMAÏ...
¿QUÉ LUGAR OCUPAN “LOS TRES MOSQUETEROS” Y ALEXANDRE DUMAS EN TUS RECUERDOS?...
Para mí, Dumas está asociado al mundo de la infancia. Tengo un recuerdo lejano de “Los tres mosqueteros”, que vi una vez adaptada al cine. Tenía una idea un poco anticuada de la historia y de las películas de capa y espada, que contrastan con la modernidad del proyecto de Martin Bourboulon.
¿QUÉ TE PARECIÓ EL GUION DE ALEXANDRE DE LA PATELLIÈRE Y MATTHIEU DELAPORTE? ¿QUÉ TE HIZO UNIRTE AL PROYECTO?...
Me llamó la atención el trabajo lingüístico que han hecho. Han conseguido crear una forma de hablar muy fiel al espíritu de Dumas, que a su vez encaja perfectamente con el proyecto.
Me apetecía mucho meterme en esta aventura titánica, trabajar con Martin y mis compañeros de reparto. Me sentí muy afortunado de poder interpretar a Porthos, una de las grandes figuras del cine y la literatura.
¿CÓMO ES TU PERSONAJE?...
Porthos es un sibarita total. Tiene un apetito insaciable, aunque también lo da todo por sus camaradas. Tiene un lado muy «corporativo», está al servicio de los demás. Me gusta mucho su ternura y también su modestia. Lo conocemos aún mejor en la segunda parte, Milady.
¿COMPARTÍS ESA MISMA ENERGÍA?...
Desde luego creo que Martin me ofreció el papel por la energía que desprendo y que puedo transmitir al personaje. En el imaginario colectivo, Porthos no espera a que las cosas sucedan. Va a por todas y eso me gusta. Quizá el público podría haberse esperado un Porthos de más edad, pero creo que la clave de este casting ha sido combinar diferentes generaciones de actores franceses. Entre nosotros ha surgido un vínculo fuerte y una sintonía muy positiva.
¿CÓMO HA SIDO LA RELACIÓN CON EL RESTO DEL ELENCO?...
Con François Civil tenía una larga relación personal y profesional, así que la idea de compartir rodaje con él me hizo muy feliz. Sabía que iba a contar con su apoyo y además es un intérprete buenísimo. Es muy generoso y siempre está disponible para ayudarte.
También conocía a Romain Duris y a Vincent Cassel, pero no habíamos trabajado juntos. Sospechaba que nos llevaríamos bien y así fue. Estuvimos casi un año juntos entre los ensayos y el rodaje, así que formamos una especie de familia. La energía empezó a fluir rápidamente entre nosotros.
¿CÓMO HA SIDO LA PREPARACIÓN DE ESTE PAPEL TAN FÍSICO?...
Ha sido una aventura nueva para mí. Tuvimos más de dos meses de clases de equitación con Mario Luraschi. Tuvimos que preparar y aprendernos las acrobacias seis meses antes del rodaje. Entrenamos en un gimnasio con decorados para hacernos una idea de cómo sería en realidad. Después ensayamos las escenas de combate durante dos meses, de forma individual y también colectiva. Teníamos que estar preparados para que al llegar a plató pudiéramos rodar los planos secuencia del tirón y que quedaran tan espectaculares como realistas. Las peleas son violentas, porque es lo que tocaba en esa época, así que requirieron mucha preparación física. Tuve que engordar diez kilos para el papel. ¡Me puse las botas para meterme en el papel de Porthos! Martin quería que fuera grande y estuviera fuerte. Pero cuando coges peso, bajas el ritmo. Mis gestos eran más densos, mis golpes más lentos. No obstante, todo tenía que ser rápido y ultrapreciso. Era como si estuviéramos interpretando un ballet y todo tenía que ser fluido para dar la impresión de veracidad. Tuvimos que repetir infinitamente los gestos para interiorizarlos.
¿CÓMO TE HAN AYUDADO EL VESTUARIO Y LOS ACCESORIOS A LA HORA DE CREAR A PORTHOS?...
Porthos tiene algo de instintivo y salvaje, no es académico, no se anda con medias tintas, se mete de lleno y lucha con todo lo que se le pone por el camino. Por tanto, el vestuario y los accesorios eran esenciales. Visualmente, tenía que ser fácil identificarlo en los combates, por eso llevaba siempre dos pistolas. Porthos es el que más dispara, pero también puede coger un trozo de madera o una piedra del suelo y usarla como arma.
¿CÓMO HAS DADO CON SU FORMA DE MOVERSE?...
Engordé diez kilos y además llevaba otros doce kilos de material, repartidos entre seis kilos de mosquetes, dos dagas y espadas, ¡así que digamos que no era fácil moverme! Mi forma de andar era más pesada, por la fuerza de las circunstancias.
¿CÓMO HAS HECHO TUYOS LOS DIÁLOGOS?...
Tuvimos que trabajarlos para darles naturalidad porque los diálogos eran muy escritos.
Queríamos evitar que sonaran a anécdota o que resultaran muy enfáticos, así que encontramos un punto medio. Al principio nos costó un poco, pero lo trabajamos con Martin y al final dimos con el tono que buscaba.
¿CÓMO ES MARTIN BOURBOULON COMO DIRECTOR?...
Martin tenía que gestionar un montón de cosas porque dirigía un equipo de doscientas personas cada día. De ahí la importancia de los ensayos, que nos permitían estar preparados y ser autónomos al llegar al plató. Aun así, Martin siempre estaba disponible.
Quería que claváramos las interpretaciones, pero también quería que nos divirtiéramos. Para darle humanidad a este cuarteto, teníamos que pasarlo bien siendo camaradas.
¿HA SIDO IMPORTANTE RODAR EN LOCALIZACIONES REALES?...
Rodar en espacios naturales le ha dado más fuerza a nuestra interpretación. Ha sido una suerte poder trabajar así. Nos daba la impresión de estar transmitiendo también la riqueza del patrimonio de nuestro país. Tuve la sensación de estar siguiendo los pasos de los verdaderos mosqueteros. Fue algo casi embriagador.
¿QUÉ TE LLEVAS DE ESTA EXPERIENCIA?...
Nunca me habría imaginado rodando una película tan física. Tuve la sensación de dominar completamente las espadas y los mosquetes y de convertirme en Porthos. Es un proyecto muy ambicioso y considero una suerte enorme haber participado en esta película. ¡Estoy muy orgulloso del resultado!
ENTREVISTA A EVA GREEN...
¿QUÉ CONOCÍAS DEL UNIVERSO DE ALEJANDRO DUMAS?...
Leí “Los tres mosqueteros” cuando estaba en el colegio, pero lo que más recordaba era la impresionante interpretación de Lana Turner como Milady en la adaptación cinematográfica de George Sidney. Su sentido de la aventura y del romance me entusiasmaron.
¿QUÉ ES LO QUE MÁS TE IMPRESIONÓ AL LEER EL GUION DE ALEXANDRE DE LA PATELLIÈRE Y MATTHIEU DELAPORTE?...
Con Milady han creado un personaje más redondo, separándose de la imagen tradicional que se tiene de ella. Por otra parte, también nos cuentan qué lleva a mi personaje a convertirse en Milady.
Además, le han dado sustancia a los mosqueteros, que a menudo son retratados como si fueran muy infantiles. Han utilizado un estilo moderno, cómico y fiel al espíritu de Dumas.
¿CÓMO VES EL PERSONAJE DE MILADY? ¿QUÉ SIGNIFICA PARA TI ESTA MUJER?...
En el imaginario colectivo, Milady es una figura malvada, misteriosa, intrépida, diabólica que está dispuesta a todo para conseguir sus objetivos. En la segunda parte entendemos por qué se convirtió en una mujer sin escrúpulos. Vamos a descubrir su talón de Aquiles y, por tanto, conoceremos a nueva Milady, que me resulta más humana. Este viaje interior que nos muestra la adaptación fue lo que me atrajo del proyecto. Milady también es una guerrera. Tiene un lado masculino y maneja las armas tan bien como los hombres. Es una heroína moderna, libre, independiente, que toma las riendas de su destino. Me gusta su lado transgresor y que se ría de las convenciones sociales.
LAS TRES FIGURAS FEMENINAS -MILADY, CONSTANCE Y LA REINA- DESEMPEÑAN UN PAPEL CLAVE EN LA HISTORIA...
Y eso me gusta mucho. Estas mujeres son menos sumisas que en la novela. Las tres tienen más peso en esta adaptación.
¿CÓMO HAS PREPARADO EL PAPEL?...
Entrené dos meses para preparar las escenas de combate con espada y daga. Di clases de equitación primero con Mario Luraschi y después con Margot Passefort, que me enseñó a tenerle menos miedo a los caballos. También hice aïkido. Todo esto me ayudó a encontrar la fuerza interior del personaje. Me lo pasé muy bien trabajando con los dobles. Fueron muy pacientes porque al principio era muy torpe.
Otra cosa que me ayudó mucho a meterme en el papel fue el maravilloso vestuario de Thierry Delettre. Trabajamos codo con codo y creamos un vínculo muy especial. Thierry quería que la elección de determinados tejidos y detalles como las joyas transmitieran que Milady había viajado. Tuvo la idea de que llevara pantalones debajo de los vestidos para darle un aspecto práctico, moderno, de estar siempre preparada para el combate. Milady es muy camaleónica y es muy divertido interpretarla. Disfruté mucho las escenas en las que se hace pasar por Isabelle de Valcour. Tiene un aire prerrafaelita, con sus aires etéreos y sufridos.
¡CON ESTE PERSONAJE NADA ES NUNCA LO QUE PARECE!...
Siempre hay un motivo oculto cuando se trata de Milady. Sobre todo espero que el público también la entienda y se ponga de su parte al comprender quién es. Resulta muy divertido interpretar a una villana y cuando comprendes sus motivos, se vuelve todavía más interesante.
¿POR QUÉ ES TAN DIVERTIDO INTERPRETAR A UN PERSONAJE MALVADO?...
Porque a menudo tienen algo de irreverente. Los villanos sobrepasan los límites que nos imponemos en nuestra sociedad. Un personaje tan transgresor es divertido porque se aleja de cómo soy en la vida real. Este tipo de personajes te permiten soltarte, ¡es muy liberador!
¿TRABAJASTE LA VOZ PARA EL FILME?...
Intenté mantenerme en un registro más grave y modular la voz cuando Milady se transforma. Cuando finge ser Isabelle de Valcour utilizo una voz más aguda, hablando desde el pecho. Suena más juvenil. Cuando habla en inglés con el duque de Buckingham, cambia el timbre para que no la reconozca. Fue muy divertido porque es curioso poder interpretar a varios personaje dentro de una misma película.
¿CÓMO HICISTE TUYOS LOS DIÁLOGOS?...
Martin no quería que declamásemos como en teatro, sino que interpretásemos los diálogos de forma directa y sencilla. Me gustó mucho cómo se ha trabajado el texto en la película porque el lenguaje es muy bonito. ¡Qué bien hablaban antes!
¿HASTA QUÉ PUNTO TE HAN INSPIRADO LAS LOCALIZACIONES REALES EN LAS QUE HABÉIS RODADO?...
Ha sido todo un lujo rodar en esos escenarios, esos castillos y esos bosques centenarios. No suele ser el caso y es una experiencia realmente mágica. Cuando llegas con el vestuario y miras alrededor, es como un sueño. Te tienes que pellizcar. Ha sido muy inspirador.
¿CÓMO HAS TRABAJADO CON MARTIN BOURBOULON ?...
Tuve algunas sesiones de trabajo con Martin en las que repasamos las secuencias. También hice lecturas con François Civil, que es con quien tenía más escenas. Milady tiene una relación problemática con D’Artagnan, al que intenta seducir. Parece que juega un poco menos con él que con los demás. Cuando empezamos a rodar, Martin tenía muy claro cómo quería que fuera su película y confiaba plenamente en nosotros. Fue fácil dejarnos llevar porque a nosotros también nos daba mucha seguridad.
¿CÓMO HA SIDO TRABAJAR CON EL RESTO DEL REPARTO?...
Había hecho esas lecturas con François, que me ayudaron un montón porque me permitieron captar su energía y me dieron más seguridad. François es un actor intenso y apasionado; es muy atento, instintivo y perfeccionista y eso se contagia. También es muy modesto y tiene una gran presencia. Es un intérprete magnífico.
Conocía ya a Vincent Cassel y fue una suerte porque una de las primeras escenas la tuve que rodar con él, así que nos vino bien para romper el hielo. Con Romain Duris también había trabajado en Arsène Lupin, pero no habíamos coincidido en el plató. Éric Ruf, que interpreta a Richelieu, tiene mucho carisma y me hizo sentir cómoda enseguida. Milady no se relaciona con los demás personajes, suele estar sola y no tiene amigos.
¿TE QUEDAS CON ALGUNAS ESCENA EN PARTICULAR?...
Disfruté mucho del baile con todos los extras, con esas máscaras tan vistosas y músicos de verdad en el castillo de Saint-Germain-en-Laye. Fue extraordinario. Me llevo un recuerdo mágico de ese momento.
ENTREVISTA A LOUIS GARREL...
¿QUÉ LUGAR OCUPAN “LOS TRES MOSQUETEROS” Y ALEXANDRE DUMAS EN TUS RECUERDOS?...
La novela está muy presente en la infancia. El disfraz de mosquetero es el disfraz por excelencia y representa para mí la idea de aventura que uno tiene cuando es pequeño. La historia del collar de la reina está muy anclada en el imaginario colectivo. Creo que “Los tres mosqueteros” también es la historia de la monarquía contada para niños.
¿QUÉ TE ATRAJO DE ESTE PROYECTO?...
Cuando me propusieron el papel del rey, lo primero que hice fue preguntar quién interpretaría a la reina. Al saber que sería Vicky Krieps, me quedé muy tranquilo porque sabía que podríamos trabajar codo con codo para crear una pareja épica. Después me centré en Luis XIII. Me leí la biografía escrita por Jean-Christian Petitfils, que empatiza mucho con el personaje y argumenta en contra de Alexandre Dumas, contra el carácter supuestamente dócil del rey y la influencia de Richelieu. El libro me pareció fascinante y he utilizado varios elementos para crear mi personaje.
¿POR EJEMPLO?...
El hecho de que Luis XIII sea hijo de Enrique IV, que fue asesinado y tuvo otros hijos ilegítimos. Cuando murió, su madre María de Médeci fue nombrada regenta de Francia y a Luis XIII le enviaron fuera para estudiar con sus hermanos, entre ellos Gastón, el favorito de su madre. Fue pasando el tiempo y cuando Luis tenía quince años organizó un golpe de Estado contra el primer ministro de su madre, al que asesinaron. Envió a su madre y a Gastón al exilio. Tuvo que enfrentarse a problemas con los independentistas. Su madre organizó otro golpe de Estado con la ayuda de Gastón, que fracasó. Luis XIII los readmite en el seno del palacio y los perdona. La historia personal de este rey es como una obra de Shakespeare. Supongo que admiraba a su padre pero también se sentía acomplejado.
Quería ser un buen rey, pero a los quince años está claro que necesitaba contar con buenos apoyos y supongo que no fue tarea fácil con la que se le vino encima. Lo que me interesó fue su llegada al poder. En Los tres mosqueteros tiene que decidir si declara o no la guerra y descubrir si su mujer le engaña o le es fiel. La dualidad política y personal me cautivó.
EN LOS TRES MOSQUETEROS SE DAN LA MANO VARIOS GÉNEROS Y POR LA FORMA EN LA QUE INTERPRETAS A LUIS XIII, A VECES RECUERDA A UN PERSONAJE DE MOLIÈRE Y APORTA UN TOQUE CÓMICO AL FILME...
Siempre he pensado que Luis XIII se encuentra a caballo entre dos sentimientos. Por un lado le nombran rey de forma repentina, pero también es algo que deseaba. Es un rey legítimo, porque es de sangre real, pero a la vez es ilegítimo, porque su madre hubiera preferido ver a su hermano en su lugar. Como espectador me suelen resultar falsos los personajes que tienen mucho poder y disfrutan ejerciéndolo. Por eso he preferido interpretar a Luis XIII con un pequeño desfase, como si tuviera una ligera inestabilidad de carácter y fuera capaz de tomar decisiones de forma impulsiva. Cuando el humor surge de forma natural no me da miedo usarlo porque no distorsiona la profundidad de las cosas. De esa forma podía seguir teniendo presente la gravedad de la situación política en la que se movía Luis XIII. Además, el rey no olvida que su padre era protestante y fue asesinado por un católico, lo cual complica aún más las decisiones que debe tomar. Tuve muy presente ese pasado cuando interpretaba al personaje.
LUIS XIII SE UNE A LA LISTA DE PERSONAJES HISTÓRICOS QUE HAS INTERPRETADO...
Me encanta interpretar a grandes personajes. Lo curioso es que también he dado vida a Robespierre, así que he interpretado a un monarca y a un revolucionario. ¡Al interpretar a Luis XIII sentía que estaba traicionando a Robespierre!
¿CÓMO FUE HACERTE CON EL VESTUARIO Y TRABAJAR EN ESOS ESCENARIOS?...
Ha sido de grandísima ayuda. Los trajes tan pesados y rígidos que viste Luis XIII me ayudaron a meterme aún más en el papel. Cuanto más te cambian físicamente, más te olvidas de ti mismo y más puedes dejar volar la imaginación. Lo más complicado, sobre todo en Fontainebleau, fue llegar del camerino al escenario a través de un enorme patio adoquinado con esos zapatos de tacón. Cuando me plantaba delante de los técnicos y los figurantes, me veía diferente al rey porque no me sentía muy cómodo al principio con los tacones… Xavier Beauvois, que interpretaba a Luis XVI, ya me había dicho que cuando te ves vestido de rey, de primeras, tiendes a ser exaltado y que había que recordar mantener los pies en la tierra. Así que la mejor manera de hacerlo fue pasearme por el plató tambaleándome delante de todo el mundo. Fue muy impresionante rodar la escena de la iniciación de los mosqueteros en el patio cuadrado del Louvre. Nos sentimos como si estuviéramos viviendo realmente ese momento. Cuando tuve que hacer que los mosqueteros se arrodillaran ante mí, incluido Vincent Cassel, que es mayor que yo, tuve que mantener la humildad e intentar no ponerme altivo con nadie.
¿CÓMO HAS TRABAJADO LA FORMA DE HABLAR DEL PERSONAJE, DE QUIEN SE DICE QUE ERA TARTAMUDO?...
Le propuse a Martin Bourboulon que tuviera una forma de hablar muy personal, que diera muestra de la libertad y de la vida un poco extraña que había tenido Luis XIII. Me gusta pensar que eso le hacía destacar. No quería que tartamudease, pero sí quería que se percibiera que hablar le suponía un esfuerzo.
¿CÓMO HAS HECHO TUYO EL LENGUAJE DEL FILME?...
Me gusta mucha trabajar con este tipo de lenguaje, como en la secuencia en la que el rey se tropieza con la alfombra y dice «Un rey no tiene pies para andar boca abajo», una variación de una frase pronunciada por Richelieu [«Los reyes no tienen pies para caminar hacia atrás»] que hace suya en ese momento. Así pues, fui proponiendo pequeños cambios para interpretar a Luis XIII, a los que Martin se fue aficionando. Me dio bastante libertad y me divertí mucho creando este papel. Me pareció muy interesante enfrentar así el personaje para dar con un hombre que carga un peso muy importante sobre los hombros y es quien ha de tomar la decisión final.
¿CÓMO HA SIDO TRABAJAR CON EL RESTO DEL ELENCO?...
Ha ido como la seda. Ya conocía a Vicky Krieps y estábamos encantados de interpretar a la pareja real. Coincidimos en pensar que la reina y el rey se querían de verdad, que la reina era consciente de los problemas a los que se enfrentaba Luis XIII y que él quería complacerla. Me reencontré con Éric Ruf, que me había dado clase durante mi primer año en la escuela de arte dramático. Cuando me lo crucé por el pasillo, le dije: «¿Qué pasa, profe? ¿Sabes que soy tu rey?». Me ha encantado trabajar con él porque le admiro como actor y como director. Y encima en un contexto histórico como este, ha sido increíble. Éric es muy divertido. En la vida real tiene una voz muy suave pero cuando se mete en el papel se pone muy histriónico. Me hizo mucha ilusión cuando conseguí hacerle reír.
En cuanto a los mosqueteros, conocía ya a Vincent Cassel y a Romain Duris, e hice buenas migas con Pio Marmaï y François Civil.
¿DESTACARÍAS ALGUNAS ESCENA EN PARTICULAR?...
La del atentado al rey. Tardamos mucho en rodar la escena. Tenía miedo porque Vincent Cassel tenía que venir corriendo hacia mí y tirarme al suelo. Le pedí que fuera despacio y de repente veo que viene hacia mí como un mamut. El rey tenía miedo, ¡pero yo también!
ENTREVISTA A VICKY KRIEPS...
¿QUÉ REPRESENTA “LOS TRES MOSQUETEROS” PARA TI QUE TE HAS CRIADO EN LUXEMBURGO?...
Esa historia está ligada a mi infancia por la serie de dibujos animados en la que los personajes eran animales. Todavía recuerdo la música de la cabecera. Dumas no se leía en el plan de estudios en Luxemburgo, pero leí la obra cuando estaba en el instituto y empecé a interesarme por la literatura y el teatro.
¿QUÉ ES LO QUE MÁS TE LLAMÓ LA ATENCIÓN DEL GUION DE ALEXANDRE DE LA PATELLIÈRE Y MATTHIEU DELAPORTE?...
De primeras me hizo gracia que me pidieran que interpretase a Ana de Austria porque estaba a punto de interpretar a Isabel de Austria (Sissi) en Corsage, dos mujeres integrantes o vinculadas a la familia de Habsburgo, si bien pertenecientes a dos épocas y países distintos.
Leí el guion de Alexandre y Matthieu del tirón. Está muy bien escrito y mantiene la emoción y el suspense. Después llamé a Martin Bourboulon, que me cayó muy bien y me pareció cercano y amable. Luego hablé con mis hijos del proyecto porque me importa mucho que entiendan a qué dedico mi tiempo. Mi hija me animó a hacerlo. Suelo dejarme llevar por la intuición, sin un plan fijo, y me pareció que este proyecto tenía sentido. Mi lado infantil disfrutó mucho de poder llevar a mis hijos a un rodaje tan espectacular como el de esta película.
¿CÓMO ES PARA TI ANA DE AUSTRIA? SE PERCIBE EN ELLA UNA TENSIÓN INTERNA, PERO A LA VEZ SE PRESENTA COMO UNA MUJER CON LA SANGRE FRÍA QUE MANTIENE LA COMPOSTURA…
Para meterme en un papel necesito sentir una especie de epifanía. En el caso de Ana de Austria me vino leyendo libros sobre ella: llegué a la conclusión de que ella y Luis XIII eran como dos adolescentes que van de fiesta en fiesta, flotando por encima de la realidad. Más tarde, cuando empezamos con el rodaje, hablando con Louis Garrel, los dos pensábamos que nuestros personajes confiaban el uno en el otro. Nos pareció divertido pensar que eran más modernos que nosotros, que había algo entre ellos que recordaba al amor libre, a la idea del amor universal.
Ambos están limitados por el papel que deben desempeñar en la sociedad, pero ideológicamente, quiero pensar que compartían una visión más amplia y poética de la existencia.
Pensé en Ana de Austria como una mujer moderna que cree que se puede amar a varias personas al mismo tiempo. Ella ama a su marido, pero también al duque de Buckingham, y es capaz de observar todo lo que le rodea desde la distancia. Ese enfoque me pareció interesante, sobre todo al tener en cuenta que Martin Bourboulon quería que el filme llegase al público contemporáneo y no fuera una simple reconstrucción de una época pasada.
¿CÓMO HAS TRABAJADO LOS GESTOS Y LA FORMA DE CAMINAR DE LA REINA? ¿HAS BUSCADO INSPIRACIÓN EN CUADROS DE LA ÉPOCA?...
¡Sí, me inspiré en obras pictóricas! Además, para Corsage ya había estudiado a fondo el lenguaje corporal en la corte: la posición de las manos, los pies, el abanico, porque esos gestos están llenos de códigos. Según se sostenga el abanico delante de la cara o a un lado, significa una cosa u otra. En un caso significa que quiere estar sola, en el otro que no puede estarlo y que lo que va a decir se va a escuchar, por ejemplo. Todo ese tipo de cosas me resultan fascinantes y quería incorporarlas a mi interpretación. Curiosamente, en el siglo XVII, la ropa era menos encorsetada que en el XIX. Los trajes de Los tres mosqueteros me daban más libertad de movimiento. Los zapatos también tenían menos tacón. Recuerdo una escena en la que la reina entra en una gran sala. La cámara me iba siguiendo por la espalda e intenté que se viera como si estuviera flotando, como si fuera un fantasma, porque delante de mí solo había hombres hablando de la guerra, y me gustaba la idea de ese contraste entre seriedad y ligereza que transmitía ese movimiento.
EL UNIVERSO DE LOS TRES MOSQUETEROS ES MUY MASCULINO, PERO LAS MUJERES DESEMPEÑAN UN PAPEL CLAVE PARA IMPULSAR LA ACCIÓN…
Es cierto. Por eso también me gustaba imaginar que la reina aportaba un matiz etéreo, poético y universal a su visión del mundo y del amor en este entorno tan masculino. Tenía que ser capaz de atravesar esta historia que es, después de todo, tan violenta y dramática. Personalmente, siempre intento darles una dimensión filosófica a mis personajes.
¿CÓMO HAS TRABAJADO LA VOZ PARA LA PELÍCULA?...
Supe desde el principio que Ana de Austria tendría acento. El francés que se hablaba en la corte era bastante primitivo y no tan sofisticado como cabría imaginar, así que mantuve mi acento luxemburgués que suena más popular. Me gustaba el contraste que se creaba con mi forma de hablar y el lujo, las joyas, los vestidos y los aires de la reina. También quería que se percibiera que hablaba de una manera desenfadada y franca y que conllevaba bastante valentía expresarse así. No quería interpretar a una reina que lo tenía todo bajo control, sino que quería que se sintiera que había algo que fluía en ella como un río.
¿CÓMO HA SIDO TRABAJAR CON EL RESTO DEL ELENCO?...
Nos hemos compenetrado fenomenal. Fuera del horario de trabajo me reía mucho con los actores que interpretan a los mosqueteros pero cuando estábamos en plató me aislaba mucho porque necesitaba mantenerme en el personaje. Se lo dije a ellos, que necesitaba ese espacio para concentrarme. Hablé largo y tendido con Louis Garrel y nos lo hemos pasado muy bien creando tensión entre el rey y la reina. Queríamos crear un cóctel de emociones
que los uniera: deseo, miedo, recelo, sospechas…
Lyna Khoudri y yo nos hemos hecho muy amigas. Me alegró mucho cuando llegó al rodaje.
Y con Éric Ruf ha sido un verdadero placer trabajar. Es una persona muy centrada y sabía que podía confiar en su mirada y su interpretación.
¿DESTACARÍAS ALGUNA ESCENA EN PARTICULAR?...
Me emocioné mucho el último día de rodaje. Martin apareció con un ejemplar de caballo Lipizzano y me pidió que fuera caminando a su lado. Estábamos en un jardín precioso en un castillo. Hice que el caballo se alzase sobre las patas traseras. La cámara estaba muy lejos.
Sentí una gran conexión con el caballo, que es un animal que me gusta mucho. Fue un momento increíble.
GALERÍA DE FOTOS
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