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La historia se desarrolla de la mano de hechos culturales y políticos relevantes en la historia del pueblo, como la llegada y éxito de la exhibición cinematográfica, seguida de su declive con la aparición de la televisión. La película, que refleja los cambios políticos acontecidos en las épocas de Frei, Allende y la llegada de Pinochet, revive la decadencia de los históricos pueblos mineros del salitre en el norte de Chile y revela los recuerdos incalculables enterrados profundamente en nuestras raíces históricas; se nos enseña cómo todos los sueños y esperanzas de la gente común están finalmente sujetos a la tiranía del destino.
"El extraordinario elenco principal, Bérénice Bejo, Antonio de la Torre, Daniel Brühl y las noveles Alondra Valenzuela y Sara Becker le han dado al metraje mucha sensibilidad, humor, momentos profundamente conmovedores y gran matiz. También lo han hecho las localizaciones, todo un pueblo minero recreado para que la película nos lleve de vuelta al Chile de los años 60. En un extremo de la ciudad estaba la mina, que definía la dura vida de las familias que vivían allí; en el otro extremo, un enorme cine blanco, que alimentaba sus fantasías, sueños y vida amorosa. Las películas que llegaron a la ciudad, desde "El Apartamento" hasta "Espartaco", han inspirado nuestro lenguaje cinematográfico, pero lo que es más importante, nuestro objetivo es hacer justicia a la novela, al guion y a una historia arraigada en la realidad. Esta debería ser una película a la que quisieran escaparse un domingo por la tarde sus personajes, una familia de mineros amantes del cine”, comenta Lone Scherfig.