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“El personaje de Connor está acostumbrado a sentir mucha confianza en sí mismo, a ser encantador y divertido, algo especial, y siempre estar muy seguro de todo. Él no desea herir a nadie, sólo busca divertirse. Pero es también un tío que ha perdido algunos de sus encantos y aún no lo sabe. Ha estado interpretando este papel tanto tiempo que ni siquiera se ha percatado de que lo que se encuentra al final es un camino solitario,” comenta Matthew McConaughey, quien interpreta al soltero empedernido de nuestra historia.
“El volver a ver a Jenny le proporciona la primera pista,” dice el Director Mark Waters.
“Habiendo experimentado en carne propia el estilo Connor Mead, Jenny no le tiene ni un atisbo de paciencia,” afirma Jennifer Garner. “
“Jenny es el tipo de mujer que todos esperamos tener en nuestras vidas, alguien que pueda vernos como en realidad somos y que pueda sacar lo mejor de nosotros mismos,” comenta el Productor Jon Shestack, quien reconoce que Garner le proporcionó a Jenny “una vulnerabilidad e inteligencia convincentes, a pesar de sus duras palabras”.
“El fantasma fue un gran recurso para introducir el viaje a través del tiempo y además permitió expandir el potencial de la historia,” comenta McConaughey, quien literalmente se lanzó en cuerpo entero a las posibilidades de algunas de las escenas. “Hay mucha más libertad cuando sales del mundo real, se abre más campo para jugar y de una manera extraña, también una mayor honestidad. Mark y yo fuimos encontrando maneras distintas de trabajar con eso.”
En cuanto a la logística de lo que Waters llama “las reglas de los fantasmas,” este es un aspecto que consideró anteriormente, cuando trabajó el romance entre un hombre y el fantasma de una mujer en la comedia de 2005: “Ojalá fuera cierto.” “A veces, los actores se preocupan por detalles como si se debe ver que los sillones de los asientos se hunden cuando se supone que se están sentando y mi respuesta es: ‘eso no importa. Son las reglas de los fantasmas.’ Yo creo que una vez que el público acepta el concepto artístico de que son personajes que no pueden ser vistos u oídos por todos, entienden lo que estás haciendo y te siguen. Con una historia como esta, no se trata de los efectos; se trata del viaje de Connor y de que él esté presente en todos estos reveladores escenarios.”
“Mark tenía en mente algo muy específico para la boda de Paul y Sandra,” comenta la Diseñadora de producción Cary White,” Los dos consideraron muchas propiedades antes de decidirse por la que se convertiría en la Mansión Mead.
El interior de la casa tenía que reflejar dos temas bien distintos y coexistir pacíficamente en lugar de chocar. “De fondo, teníamos esta idea del playboy mayor,” comenta White, haciendo referencia a los suntuosos paneles de madera, los múltiples bares, tapizados de animales y detalles como el cabecero en el cuarto de Connor con el monograma de las iniciales de Wayne de forma muy prominente y masculina. “A esto le añadimos por encima, capa tras capa de elegantes decoraciones nupciales coordinadas.”
“Fuera de la casa, Mark quería plasmar el espíritu de Newport, una mansión al estilo del Gran Gatsby con columnas y estatuas,” explica la diseñadora, “lo que demostró ser todo un reto ya que la producción estaba basada en Boston y en áreas aledañas. La arquitectura de esa área tiene un aspecto muy inglés, por lo que terminamos diseñando una fachada para una mansión en Ipswick conocida como el Castillo Crane.”
El Castillo Crane proporcionó los exteriores y algunos interiores de la casa del tío Wayne. Construida por el arquitecto David Adler en 1928 para la familia Crane, la mansión de 59 habitaciones de estilo Estuardo es hoy en día un monumento nacional histórico del Estado de Massachusetts.
“Los fantasmas de mis ex novias” fue filmada dentro de la casona, y fue utilizado su patio posterior embellecido con columnas falsas y entablamento. Además, fue instalada de manera temporal un camino circular rodeado de estatuas sobre el césped. Las modificaciones que le hicieron los cineastas a la propiedad se unieron a unas reparaciones que los responsables ya habían comenzado, y que incluyeron, pintar, ventanas nuevas, y reparaciones a varios muros externos.
La producción también utilizó la Capilla Martha-Mary en Sudbury, Massachusetts, así como unos 90 residentes de Sudbury aproximadamente para aparecer como invitados de la boda.
“Está la ciudad, el campo, el pasado, el presente y el futuro; tenemos espíritus, jugadores, bellísimas mujeres, amor, comedia, una persecución salvaje y todo tiene un aspecto muy rico y elegante. Es así como quieres que se vean las películas: como la vida real, sólo que mejor, más brillante y más bonito,” comenta Shestack.
Con escenarios tan grandiosos como los de la Mansión Mead, Waters intentó “colocar la historia en un contexto de gran expansión para que no se desarrollara como un drama familiar muy íntimo. El público verá a Connor por primera vez en el loft de techos altos donde tiene su oficina, y poco después, llegando a la casa de su tío Wayne, donde su coche prácticamente desaparece en el camino de la grandiosa casa que llena toda la pantalla, haciéndote sentir que algo épico puede ocurrir allí ese fin de semana. Es una gran historia acerca de grandes sentimientos y queríamos asegurarnos que las actuaciones contaran con suficiente espacio para representar los distintos papeles a ese nivel.”