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Después de muchas películas, desde comedias a dramas, y a adaptaciones para la pantalla de los más populares y leídos libros del mundo, CHRIS COLUMBUS descubrió que deseaba volver a la silla de director y comenzó a buscar un nuevo proyecto. Cuando el productor destacó, “Sabes Chris, hace mucho tiempo que no muestras tu diversión”, se dio cuenta de que había transcurrido mucho tiempo, realmente. Descubrió, contento, que era hora de que las primeras cien páginas de una novela aún sin publicar entrara en las oficinas de 1492 Pictures. Su título era “La noche de su vida”. Era divertida y suelta, con una decididamente rara inclinación a la historia amor.
Observa Michael Barnathan, “La historia de La noche de su vida tiene un corazón y una emoción auténtica, algo a lo que nosotros siempre hemos respondido”.
El autor de la novela era Larry Doyle, cuya capacidad para conjurar temas y dificultades universales de los últimos días de instituto contrasta con su distancia de la experiencia real. La agudamente observadora y carcajeante obra se escribió, según Doyle, como si él estuviera en el instituto en esa época (en la década apropiada), y luego el cuento se embelleció con los adornos de un mundo de instituto perteneciente al nuevo milenio.
Dos días después de comenzar a comercializar el manuscrito (una muestra de cien páginas), ya había llegado rápidamente a los escritorios de algunos de los principales productores de Hollywood, de donde fue rescatado por el equipo de la productora 1492.
Columbus se sintió atraído por el proyecto debido a la universalidad de las experiencias de los personajes, y debido, sobre todo, a una historia de amor.
Para Columbus, dirigir La noche de su vida es como volver al desarrollo, reparto y dirección de la primera película de Harry Potter; era una oportunidad de trabajar con y nutrir a un grupo de actores jóvenes.
Al describir La noche de su vida, Columbus afirma, “La película es acerca de dos personas cuyas vidas se cruzan en un momento en el que están a punto de dar un enorme giro hacia delante”.
Por suerte para el director, la perfecta Beth Cooper, Hayden Panettiere, de la exitosa serie de televisión Héroes, ya había expresado su interés en el proyecto. Su primer encuentro con Columbus le causó una inmediata y felizmente positiva impresión: en el mismo momento en que Panettiere entró en la habitación, Chris se volvió a Michael Barnathan y le dijo, “Es una gran estrella de cine”.
Lo que le atrajo a Panettiere a participar en la película fue el elaborado personaje de Beth, que le daba la oportunidad de volver a su imagen de cheerleader, super héroe de Héroes: “El personaje de Beth pasa por un cambio definitivo. Al comienzo, no la conoces, pero no te gusta, tampoco. Es la chica popular. A veces se pone un poco borde, pero a medida que la conoces, te das cuenta de que eso se debe a que cree que el resto de su vida, después de la vida de instituto, va a ser totalmente corriente”.
Para encontrar al actor que interpretara a Denis Cooverman, se puso en marcha un extenso cásting en Los Ángeles, Nueva York y Vancouver. Los encargados de la película descubrieron a su Denis, Paul Rust, una noche de improvisaciones en el teatro Upright Citizens Brigada. Rust se había traslado desde Iowa a Los Ángeles con el objetivo de convertirse en creador de comedias; como mucho, había tenido la esperanza de ser el “chico gracioso” del conjunto. Conseguir un papel principal en una película de cine importante estaba más allá de sus sueños.
Antes del comienzo de la fotografía principal, el reparto pasó dos semanas en Vancouver, ensayando y conociéndose unos a otros.
Columbus empleó además, la técnica de hacer que los actores prepararan y escribieran historias del pasado para sus personajes. Las redacciones completadas fueron leídas a todo el reparto, estableciéndose un lazo aun más familiar entre las personalidades de la pantalla. Y algunos incluso descubrieron que habían tenido experiencias en común con los personajes.
Las caracterizaciones no fueron lo único que salió del período de ensayos. A pesar de su imponente título, La noche de su vida pide algo de pelea de verdad.
La noche de su vida se rodó durante nueve semanas y media en Vancouver, en la Columbia Británica. El mayor desafío a que se enfrentó la producción: rodar una película de verano durante la primavera en el noroeste. Y se encontraron con montones de sorpresas, cortesía de la madre naturaleza, incluyendo una fuerte nevada. El ambiente de un suburbio cerca de Chicago, del libro, se trasladó a Tacoma, Washington. Esto no sólo permitiría disponer de un poco margen con el clima, sino que además dio la oportunidad de rodar en el hermoso lago Aloutte y sus alrededores, un lago glacial en medio de montañas boscosas a una hora y media de Vancouver.
Los realizadores no podían encontrar un instituto que proporcionara todos los ambientes que requería la película, razón por la que se amalgamaron cuatro institutos (con la magia del cine) para dar vida al Buffalo Glenn High School de la historia.
El choque del Hummer llevó unas siete semanas de preparación y ejecución, y fue la toma más extensa de especialistas de la película. La versión de interiores de la ventana de bahía se construyó en madera balsa y cristal falso, para disminuir las posibilidades de lesiones por restos pesados que salieran volando. Además, el enorme vehículo choca contra una mesa de comedor llena de comida y vajilla. Cuando llegó el momento del rodaje, todos los platos de verdad y la vajilla de plata se cambiaron por piezas de plástico o acrílico, para prevenir los potenciales dañinos “proyectiles”. La secuencia se rodó con cinco cámaras.
Declara Cummings, “Fue una secuencia muy emocionante para nosotros, que requirió de mucha preparación, que involucró a muchos departamentos puesto que incluye a al grupo de especialistas, a efectos especiales, además de la decoración, la iluminación del plató, aparte de otras cuestiones”.
La naturaleza, a veces cómica, del instituto, más el tiempo ocupado en intentar madurar para graduarse para el siguiente escalón de la vida, era un tema universal que tocaba la fibra de todos los implicados en la realización de La noche de su vida.
Larry Doyle escribió una novela y un guión en el que todo el mundo, según él, puede reconocer algo de sí mismo. “Ésta es la misma historia que habría ocurrido cuando yo estaba en el instituto. Yo sabía que la gente de mi edad, gente antigua como yo, cuando leyera la gran edición impresa, se sentiría identificado con la historia. Pero lo que de verdad me resultó sorprendente es que los adolescentes terminaran escribiéndome de todos los sitios, no por el gran conocimiento del modo en que se comportan los adolescentes en la actualidad, sino por el hecho de que ser un adolescente no ha cambiado nada. Las cosas básicas en las que todo el mundo piensa, y por las que se preocupa, como las drogas o el sexo, eso sí cambia, o al menos cambian los titulares de eso. Pero las cuestiones básicas, como averiguar quién eres y cuál es tu sitio, es la misma para todos los adolescentes que han sufrido exactamente el mismo problema, sin importar cuándo fueron adolescentes. La gente preguntaba ‘¿Cómo sabías lo que es ser un adolescente?’ Y todo lo que se me ocurría decir era, ‘Porque yo fui uno de ellos’”.