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SINOPSIS
En Mumbai, la rutina de la enfermera Prabha se altera cuando recibe un regalo inesperado de su marido, del que está distanciada. Su joven compañera de cuarto, Anu, intenta en vano encontrar un lugar en la ciudad para tener intimidad con su novio. Un viaje a un pueblo costero les permite hallar un espacio para que sus deseos se manifiesten....
INTÉRPRETES
KANI KUSRUTI, DIVYA PRABHA, CHHAYA KADAM, HRIDHU HAROON, AZEES NEDUMANGAD, ANAND SAMI, LOVLEEN MISHRA, MADHU RAJA, SHWETA PRAJAPATI, TINTUMOL JOSEPH, ARDRA K.S., APARNA RAM, KASHISH SINGH, NIKHIL MATHEW
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ENTREVISTA A LA DIRECTORA...
La luz que imaginamos, al menos en su primera parte, es una inmersión profunda y fascinante en la vida de Mumbai: las luces de la ciudad, los comercios, los trenes, autobuses y metros, incluso el subsuelo
Pero también la lluvia, que parece siempre presente y que contribuye mucho a la atmósfera general de la película. ¿Procede usted de Mumbai?...
Soy de Mumbai. No crecí siempre aquí, pero es la ciudad con la que estoy más familiarizada.
Es bastante cosmopolita. Aquí viene a trabajar gente de todo el país. En ese sentido es multicultural y diversa. Si se compara con otras partes del país, es también un lugar donde a las mujeres les es más fácil trabajar. Quería hacer una película sobre mujeres que dejan su casa para ir a trabajar a otro sitio. Mumbai era el lugar adecuado.
Otro aspecto de la ciudad que me interesaba es su estado de cambio constante. Hay partes de Mumbai que están cambiando muy rápido, debido al boom inmobiliario. Los promotores se están haciendo con zonas donde la gente ha vivido durante años. No todo el mundo tiene la documentación adecuada que pruebe que han vivido allí, lo cual les facilita mucho las cosas a quienes tienen los medios para reclamar los derechos de propiedad.
Una zona que aparece en la película es la comprendida entre los barrios de Lower Parel y Dadar. Allí hubo grandes fábricas de algodón hasta la década de 1980, cuando muchas empezaron a cerrar. Mucha gente se quedó sin trabajo en esa época. Algunos de los solares se los había cedido el gobierno de entonces a los dueños de las fábricas, a cambio de unas tarifas muy bajas, subvencionadas. Por eso, cuando cerraron las fábricas, lo justo habría sido que se distribuyesen entre las familias de los trabajadores. Pero los engañaron y los dejaron fuera, y la zona se llenó de gigantescos complejos de edificios de lujo vallados, y de centros comerciales caros. Los dueños de las fábricas sacaron enormes beneficios, mientras que a los que habían trabajado allí no les quedó nada. Basta con un paseo en coche para que la yuxtaposición de la arquitectura te cuente su historia sociopolítica.
Mientras vemos el mercado, se puede oír a un hombre decir que, a pesar de los años que lleva viviendo en Mumbai, no lo llamaría su hogar, porque sabe que algún día podría tener que irse
...
Un porcentaje muy alto de los hombres que vienen a trabajar a Mumbai no se traen a sus familias consigo, y solo ven a sus mujeres y a sus hijos una vez al año. De modo que así es: el sentimiento de cambio e incertidumbre es permanente. Para mucha gente Mumbai representa, probablemente, la mejor oportunidad financiera que pueda encontrar, pero eso no significa que se trate de una vida fácil.
En cuanto al rodaje, ¿cómo se las arregló para que la película parezca tener tanta intimidad con la ciudad?...
Rodar en Mumbai es bastante caro, porque es donde se concentra toda la industria cinematográfica india. Lo que hicimos fue rodar con dos cámaras. La principal la usábamos en las localizaciones donde teníamos permiso para rodar.
Y la segunda –una pequeña Canon EOS C70 que funciona muy bien– la usábamos donde no teníamos permiso. Fingíamos estar haciendo un trabajo de localización. Los actores colaboraron mucho, ya que todos habían trabajado antes en películas independientes. Por eso fue un proceso de lo más enriquecedor.
¿Rodaron en un hospital de verdad?...
Cuento con un localizador magnífico, Kishor Sawant, que es conocido por las localizaciones tan increíbles que consigue en Mumbai.
Ha trabajado en películas de autor importantes.
Siempre encuentra lugares que representan la ciudad, pero que a la vez apenas se han visto en la pantalla. Él dio con este hospital, que iba a ser demolido en unos meses. Todo el equipamiento médico seguía dentro. Nos salió bien. Con el apartamento pasó lo mismo. Era un edificio de viviendas económicas que también iban a tirar. Allí recreamos el apartamento de Prabha y Anu.
Es llamativo que la segunda parte de LA LUZ QUE IMAGINAMOS se desarrolle fuera de Mumbai, junto al mar…
La segunda parte tiene lugar en un pueblo en el distrito de Ratnagiri, en la costa.
Durante años, mucha gente de esa región se desplazó a Mumbai para trabajar en las fábricas de algodón, lo cual determinó el carácter de las zonas donde se sitúa la primera parte de la película (Lower Parel y Dadar). Cuando las fábricas cerraron, la gente tuvo que volver sobre sus pasos, y lo pasó muy mal. Fue entonces cuando muchas mujeres, cuyos maridos se habían visto privados de su modo de vida, comenzaron a mantener a su familia. Muchas de esas mujeres provienen de los distritos de Raigad y Ratnagiri.
Quería plasmar esta ruta migratoria entre ambos lugares por medio del viaje, pero también me interesaba mostrar una sensación temporal distinta. En la primera parte, la sensación temporal es muy capitalista: no hay descansos, se trabaja 16 horas al día, incluso en vacaciones se trabaja, porque están las tareas domésticas y demás
Quería que durante un día los personajes tuvieran una sensación temporal distinta.
Creo que cuando salimos de nuestra rutina podemos pensar un poco más en nosotras mismas y mimarnos un poco. Por eso quise meter ese episodio en el guion.
¿También las enfermeras que comparten apartamento, Anu y Prabha, vienen de Ratnagiri?...
Anu y Prabha vienen del estado de Kerala, en el sur, de donde también vienen muchas mujeres que trabajan en Mumbai. En Kerala, la enfermería es una profesión bien considerada, y a las mujeres que eligen esa carrera se las apoya. Muchas de las mujeres que llegan a Mumbai a trabajar no son del todo independientes, aunque su familia esté lejos. Se da, a pesar de todo, una contradicción que afecta a casi todas las mujeres del país. Por muy independiente económicamente que sea una, sigue manteniendo fuertes lazos que la conectan con la familia que se ha quedado en casa. La familia todavía controla las reglas sociales y elecciones personales como con quién te puedes casar o a quién puedes querer.
El marido de Prabha vive en Alemania, y no parece que ella tenga muchas noticias de él.>
¿Esa situación es habitual?...
Muchos indios buscan oportunidades en el extranjero. Históricamente, a lo largo de siglos, todos los estados, y especialmente si están en la costa, han vivido una migración de las fuerzas de trabajo. Es lo que le ha pasado al marido de Prabha. Claro que existe la aspiración a trabajar fuera, ya que los sueldos son mucho más altos. Mucha gente de Kerala suele trabajar en Oriente Medio. Pero no se limita a eso. Igual que en el caso de Mumbai, a menudo son los hombres quienes se van fuera y dejan atrás a sus familias.
¿Se supone que debemos creer que el marido de Prabha acabará volviendo con ella?...
Probablemente en algún momento existió la promesa de que un día volvería o trataría de buscarle a ella un trabajo en Alemania.
Pero parece haberse evaporado de la vida de Prabha y sus intenciones no nos quedan claras. De hecho, ella en realidad no quiere tener noticias de él. Cuando recibe la olla para el arroz, que podría interpretarse como una metáfora de la vida en familia, todo parece venírsele encima, y ella aparta la olla. Prabha es una persona complicada.
Obviamente, le gusta que la gente la necesite. Trata de ayudar a Parvaty a que conserve su apartamento, y en el hospital es cariñosa con la anciana que sufre alucinaciones, a Anu le paga parte del alquiler
Es una especie de ángel en su comunidad, pero también es un poco severa. No piensa mucho en sus propios deseos.
¿También Anu viene de Kerala?...
Sí. Anu es de una familia conservadora.
Siempre ha sido bastante rebelde. Se expresa, y expresa su sexualidad, mucho más que Prabha, e incluso más que su novio.
La película también va de la amistad entre estas mujeres...
La amistad entre estas tres mujeres es compleja. Cada una tiene sus flaquezas, y no siempre son perfectas. Me interesaba observar la amistad, una relación que, realmente, no tiene definición. A medida que nos hacemos mayores, nuestros amigos se vuelven un sistema de apoyo cada vez más fuerte, a veces incluso más que nuestra familia. Siento que esto es especialmente verdad cuando uno vive lejos de casa.
Quería explorar esta relación en la película.
Las tres actrices son alucinantes, tan fuertes y dulces a la vez
¿Cómo las encontró?...
A la primera que buscamos fue a Prabha.
Se llama Kani Kusruti. Hace mucho cine de autor, y yo ya la tenía en mente mientras escribía el guion. Ha hecho mucho teatro y sus actuaciones son muy versátiles. Antes del rodaje, trabajamos juntas las escenas, organizando lecturas con los demás actores, encontrando ideas nuevas e incluso cambiando el texto
Yo hablo hindi y marati, pero el malabar no es mi lengua. Dirigir en un idioma en el que no tienes fluidez puede resultar difícil. Tienes que interiorizar muchos gestos. Durante el trabajo conjunto, ella aportó mucho a la comprensión del personaje, del medio social y del idioma.
La actriz que interpreta a Anu es Divya Prabha. También es de Kerala, donde la industria del cine independiente está viviendo un momento de esplendor. Es la protagonista de Ariyippu [Declaración], que fue seleccionada en Locarno hace dos años.
Divya tiene mucha presencia. Se entrega al papel. Es extremadamente trabajadora, y una vez que cree en el proyecto, lo da todo.
A Parvaty la interpreta Chhaya Kadam. Es una actriz experimentada, que ha aparecido tanto en películas independientes como en otras comerciales. Suele interpretar a mujeres fuertes. Viene de Ratnagiri, de un pueblo cercano al lugar donde rodamos.
Por eso conocía bien el medio, y entendió lo que significa ese viaje de intentar vivir en Mumbai y no tener éxito necesariamente.
La historia se la sabía.
¿Cuándo rodaron?...
Rodamos la película en dos partes. La primera, en Mumbai, se rodó en junio y julio de 2023, durante el monzón intenso. El festival de Ganapati que aparece a mitad de la película marca el comienzo de la segunda parte. Entonces paramos. La segunda parte se rodó en noviembre. Tuvimos que esperar al cambio de estación. No es que haya muchas estaciones en la costa occidental india, solamente el monzón y el no monzón. Yo quería registrar esas dos sensaciones climáticas diferentes. Como la segunda parte transcurre en Ratnagiri, el paisaje cambia completamente después del monzón. El paisaje verde pasa de ser exuberante a cubrirse de hierba seca y la tierra roja queda a la vista. Ese sustrato rojo es parte integral de la identidad de Ratnagiri.
Yo estaba deseando que se produjese el cambio, para sentir el color de los dos espacios en dos estaciones diferentes.
¿Comenzaron a montar durante el período de descanso?...
Sí. Hicimos un primer montaje sencillo. Me gusta trabajar así. Tiene que ver con la experiencia que tengo en el documental o la no ficción. Cuando haces una película de no ficción, puedes rodar, montar, ver lo que falta y salir a rodar de nuevo. Por razones obvias, no es del todo posible, pero aun así me gusta afrontar la ficción de la misma manera.
Los actores aportan algo nuevo a los personajes, y los lugares también aportan lo suyo
Por ejemplo, durante el proceso de montaje inicial, me di cuenta de que la relación entre las mujeres era mucho más fuerte de lo que pensaba. De modo que en la segunda parte quise más. Quería que Prabha,
Anu y Parvaty pasasen más tiempo juntas.
Fue bonito de verdad trabajar con esas mujeres: ¡cuando se juntaban, era como si se encendiese una hoguera!
La luz que imaginamos es mi primer largometraje de ficción, pero para mí sigue siendo importante que la ficción y el documental puedan convivir. Lo que intento es acercarme a la ficción con las maneras de la no ficción. La yuxtaposición de ambas me parece muy interesante, y creo firmemente que convierte la no ficción en más ficción, y la ficción en más no ficción.
Su película anterior, Una noche sin saber nada, que era tanto una historia de amor como el retrato de una revuelta estudiantil, era política de una manera muy directa. Con esa perspectiva, ¿cómo describiría su nueva película?...
Con toda seguridad, La luz que imaginamos no es política de una manera tan directa.
Pero yo creo que todo es a fin de cuentas político. El amor en India es extremadamente político. Así que no diría que esta película no lo es. Con quién te puedes casar es algo muy complejo. Está la cuestión de la casta, la de la religión
Determinan mucho con quién puedes pasar tu vida, y las consecuencias que se deriven de eso. El amor imposible, que aquí aparece como uno de los temas principales, es un tema muy político.
La luz que imaginamos tiene una productora francesa y otra india…
Mi productora francesa es Petit Chaos.
Llevamos cinco o seis años trabajando juntos, así que ya habíamos hecho Una noche sin saber nada a medias. Comenzamos a desarrollar La luz que imaginamos en 2019. Levantar la financiación para un primer largometraje lleva mucho tiempo, es como correr una larga maratón, y por eso en medio hicimos Una noche sin saber nada. Los productores indios, Chalk and Cheese, están muy habituados a grabar en Mumbai pero, igual que me pasaba a mí, nunca habían producido un largometraje.
Fue bonito tener que ir resolviendo las cosas juntos.
¿Cómo describiría el ser una mujer directora en la India de 2024?...
No sé si eso me define de verdad
En India, el género no es la única falta de privilegio que se puede tener. Hay otras intersecciones.
Yo soy una mujer, pero pertenezco a una casta dominante y a una clase privilegiada.
De modo que hay muchas cosas que a mí me resultan más fáciles que a un hombre sin las mismas oportunidades. Hacer películas es difícil para todo el mundo, especialmente cuando son películas independientes pensadas para ser seleccionadas en festivales. En esta clase de películas no hay dinero. No puedo estar más agradecida a los sistemas europeos. Por volver a su pregunta, lo cierto es que no me veo como una directora que no consiga oportunidades por su género. El hecho es que tengo muchas oportunidades gracias a mis otros privilegios.
¿Podría citar cuatro películas que le hayan influido a la hora de hacer La luz que imaginamos?...
Me encanta Lazzaro feliz, de Alice Rohrwacher, una película que también juega con la temporalidad y la estética cinematográfica en dos partes. La película pasa de una forma de rodaje muy realista, con estética de documental, a otra muy fabulosa y fantástica.
Es el tipo de cine que me gusta, y me recuerda a Fellini, que es un director que me da la sensación de que se mueve a sus anchas entre sensaciones cinematográficas que van de la fantasía a la realidad, al deseo y cosas así.
Luego me gusta la película de Agnès Varda Cleo de 5 a 7 porque también es una sinfonía urbana con momentos documentales sobre las cosas que pasan en la ciudad. Es una película que me fascina. News from Home de Chantal Akerman por cómo filma el crepúsculo en Nueva York.
Y me encantan todas las películas de Miguel Gomes. Soy una gran fan. Ver sus películas me liberó de ciertas restricciones que tenía sobre qué es ficción y qué no y me enseñó que todo puede coexistir.
Es una propuesta cinematográfica que me empezó a atraer mucho para mi propio trabajo, por eso digo que sus películas me resultan tan liberadoras, para no sentirme atrapada por las formas.
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