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SINOPSIS
Tres mujeres en un apartamento de Marsella quedan atrapadas en una ola de calor. Se encuentran atrapadas en una aventura aterradora y anhelan la libertad...
INTÉRPRETES
SOUHELLA YACOUB, SANDA CODREANU, NOÉMIE MERLANT, LUCAS BRAVO, NADÉGE BEAUSSON-DIAGNE, CHRISTOPHE MONTENEZ, NASIR BACHOUCHE, FRANÇOIS COTTRELLE, ANNIE MERCIER, AUGUSTIN PALVANH, JEAN-FRANÇOIS COMMINGES, HENRI COHEN, EMANUELE CARFORA
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La directora de “Mi iubita, mon amor”, más conocida en su faceta de actriz por “Retrato de una mujer en llamas”, “Un año, una noche” o la más reciente “Emmanuelle”, regresa con una comedia de terror feminista de tintes gore, ambientada en la calurosa Marsella, sobre tres amigas y su atractivo vecino. Merlant, que ha escrito el guion junto a Céline Sciamma (“Petite Maman”, “Retrato de una mujer en llamas”), ofrece aquí con sus impulsos más indomables y enérgicos una “comedia punk desatada”, en sus propias palabras, sobre un homicidio en legítima defensa. La película tuvo su premiere mundial en la Sección Oficial (Sesión de Medianoche) en el Festival de Cannes y su estreno español en Atlàntida Mallorca Film Fest.
En este rape and revenge (en español: violación y venganza), Merlant señala la violencia machista y lo hace a través de situaciones que parten de realidades que ella ha vivido desde su pasado como modelo hasta su actualidad como actriz y cineasta: “Todo surgió por una situación real que me sucedió a mí misma y de la que tuve que huir porque no me sentía bien. Me refugié con mis amigas, viví en un gineceo durante varios meses, y fue otra dinámica vital. Enfrente, teníamos a un vecino –nada que ver con el de la película–, y le veíamos observarnos. Le producía curiosidad nuestra libertad, la desnudez con la que nos paseábamos, que no era seductora sino de pura confianza entre nosotras. Este es el punto de partida de la película, una gran fuerza liberadora que nos lleva al humor, al gore, al exceso, a lo absurdo, a lo fantástico”.
Es a partir de esta realidad que Merlant construye una fábula delirante y festiva a la vez que reivindicativa, y lo hace mano a mano con Céline Sciamma, ganadora del Premio al Mejor Guion en el Festival de Cannes por “Retrato de una mujer en llamas”. Sobre la colaboración con Sciamma, quien figura también como productora ejecutiva de la película, Merlant comenta: “Ella conoce muy bien mi universo, entiende mi personalidad y mi forma de escribir, tan desmesurada y desestructurada como es. El proceso fue muy fluido, Céline proponía sin imponer nada, comprendiendo mis intuiciones –mis ganas de hacer género, comedia, ese lado un poco loco, fantasmagórico, que para mí era esencial”.
ENTREVISTA A LA DIRECTORA...
¿CÓMO LLEGAS A HACER UNA PELÍCULA QUE MEZCLA COMEDIA, HORROR Y FANTASÍA CON UN TEMA TAN SENSIBLE COMO LO SON LAS VIOLENCIAS SEXISTAS Y SEXUALES? ¿CÓMO EMPEZÓ TODO?...
Comencé a escribir hace unos cuatro años. Todo surgió por una situación real que me sucedió a mí misma, de la que tuve que huir porque no me sentía bien. Me refugié con mis amigas, Sanda Codreanu, Nicole en la película, entre ellas. Ella vive con sus hermanas, que también son buenas amigas para mí. Viví en este tipo de “gineceo” durante varios meses, y fue otra dinámica vital. Nunca había vivido sola ni con mujeres, y me hizo mucho bien. Hablamos mucho sobre nosotras, nuestros sueños, traumas, deseos y sobre la opresión patriarcal. Enfrente, teníamos a un vecino –nada que ver con el de la película–, y le veíamos observarnos. Le producía curiosidad nuestra libertad, la desnudez con la que nos paseábamos, que no era seductora sino de pura confianza entre nosotras; cuerpos que se relajan. Este es el punto de partida de la película, una gran fuerza liberadora que nos lleva al humor, al gore, al exceso, a lo absurdo, lo fantástico… En fin, en una mezcla de géneros que reflejan la pluralidad de los mensajes: la denuncia de las opresiones, pero también y sobre todo la representación onírica de la liberación.
PRECISAMENTE ESTA MEZCLA DE GÉNEROS ES UNA DE LAS CARACTERÍSTICAS MÁS DISTINTIVAS DE LA PELÍCULA. ¿CÓMO EXPLICAS ESTA TENSIÓN PERMANENTE?...
Se trata de un estilo que adoro y que me conmueve especialmente; en el fondo, me pega. Me pareció la vía más interesante para describir lo femenino y explorar todo lo que tenía por contar. Quería formar una mezcla de colores, de texturas, una película generosa y exuberante, que rozara el mal gusto, la vulgaridad, sin perder el sentido del humor; una especie de poesía y temas fuertes que son muy importantes para mí: la intimidad femenina, las violaciones y sus consecuencias, la opresión patriarcal. Rápidamente me imaginé la película como una farsa punk, desenfrenada, que debía cobrar vida a través de unos personajes con los que poder identificarse. Entonces, me inspiré en mis vivencias. Las violaciones que los personajes sufren, yo las he sufrido. Filmarlas utilizando el humor era la única manera de apropiarse de eso y tomar distancia. Para mí, el humor y la sátira son armas muy fuertes. Además de ser liberadora, espero que también sea una película que haga el bien, que haga reír y reflexionar.
EL GUION ESTÁ COESCRITO POR CÉLINE SCIAMMA. ¿CÓMO SE DESARROLLÓ ESTA COLABORACIÓN?...
Céline Sciamma siguió el desarrollo del guion desde el inicio. Entonces ella me propuso, con un entusiasmo que me emocionó, ayudarme a escribir la película. Nunca hemos perdido el contacto desde “Retrato de una mujer en llamas” (2019). Ella conoce muy bien mi universo, entiende mi personalidad y mi forma de escribir, tan desmesurada y desestructurada como es. El proceso fue muy fluido, Céline proponía sin imponer nada, comprendiendo mis intuiciones –mis ganas de hacer género, comedia, ese lado un poco loco, los fantasmas, que para mí eran esenciales. Me ayudó a reforzar la estructura para que la película fuera más libre, sus personajes fueran más ricos, así como sus trayectorias, y para desarrollar una cierta poesía con sororidad.
UNA DE LAS PROTAGONISTAS, NICOLE, ES ESCRITORA Y SIGUE A UN COACH DE ESCRITURA EN LÍNEA. ENSEGUIDA SE CUESTIONA LAS FÓRMULAS, LOS ESQUEMAS PRECONCEBIDOS. ¿ES ASÍ COMO ABORDAS LA ESCRITURA?...
Nicole dice en la película –una improvisación de Sanda– : «Prefiero equivocarme con una idea mía que tener razón con una idea ajena». Es mi forma de pensar. Me gusta pensar que tomar riesgos es una vía hacia el autodescubrimiento. Alejándome de métodos y de ideas preconcebidas, tuve la impresión de llegar a un tipo de sinceridad, una honestidad que me pareció necesaria para los temas que quería abordar en la película. Quise divertirme con los códigos del «male gaze», la mujer objeto, la mujer misteriosa, y evitar las narrativas clásicas que impulsan conflictos.
La película, a través de Nicole, también habla de esto, de intentar reinventar los códigos a pesar de tener fallos. Salir de su balcón, de su zona de confort. Revertir las miradas, ponerse en el lugar del otro, reapropiarse de nuestras historias, como de las violencias sexistas y sexuales. Se trataba, por ejemplo, de no mostrar la violación ‘espectacular’ de Ruby y de creer en su personaje, pero sí filmar, en cambio, la violación conyugal sufrida por Élise, tan poco representada y tan poco comprendida.
LAS TRES FIGURAS PRINCIPALES DE LA PELÍCULA TIENEN PERSONALIDADES MUY FUERTES, QUE SE REVELAN GRADUALMENTE EN LA NARRACIÓN. ¿CÓMO LAS HAS CONSTRUIDO?...
Imaginando la trama, quería empezar tomándome el tiempo de exponer los tres personajes para que se pudiera comprender las personalidades de cada una, sus problemas, sus razones para vivir, sus sueños frustrados, etc. para sentir más el choc de la violación. También, en un momento, perdemos a uno de los tres personajes. Céline me ayudó mucho en esto. Necesitábamos esa desaparición, sentir una falta casi orgánica.
Además, he disfrutado mucho escribiendo un guion con tres personajes principales, lo que se traduce de un lado por una dimensión de grupo, de sororidad, y por otro en un trayecto individual para cada una de ellas a través del cual cada avanzan y se liberan.
Nicole, la escritora utópica y soñadora. Tiene una contradicción interior entre su necesidad de existir siendo ella misma y antiguos esquemas que la envenenan, como su deseo de agradar, de ser mirada y escuchada por los hombres.
Esta mujer se queda en su balcón escribiendo y ya no sale porque el mundo le es hostil, pero intenta inventar, con la escritura, un nuevo mundo en el que se vive bien. Me gusta la idea de preguntarnos si el relato de la película es lo que ella está escribiendo realmente.
Ruby, la camgirl libre y apasionada. Desde el principio, se la presenta en una “trieja”, con una chica y un chico. Era importante mostrar un personaje feliz que redefine las leyes del amor. Es una chica a la que le encanta lo que hace, que se impone, que molesta y que no se deja hacer. Después del drama que padece, sigue siendo el motor de su propia vida, gracias sobre todo a sus amigas que la creen y la arropan.
Élise, la actriz dedicada y angustiada. Llega en crisis a casa de Nicole y Ruby, disfrazada de Marilyn Monroe. A través de ella quería hablar de una figura que se asfixia y paraliza, de un papel que se nos ha asignado desde siempre: el de la mujer misteriosa, devota, maternal y fantasmal. En mis sueños veo a Marilyn reuniéndose con sus amigas, en un refugio donde puede ser salvada, estar viva y, poco a poco, liberarse de esa figura absoluta que le impide ser ella misma. Es por eso que el camino de Élise me conmueve especialmente. Marilyn solo existe para el deseo masculino, ha estado formada por y para ello. Fue divertido y una válvula de escape poder jugar con esa figura.
EL RODAJE SE LLEVÓ A CABO EN CONDICIONES MUY DISTINTAS A LAS DE “MI IUBITA, MON AMOUR” (2021). IMAGINO QUE EL ACTUAL FUE UN RODAJE MÁS LARGO Y CON MÁS MEDIOS. ¿CÓMO HAS VIVIDO ESTE CAMBIO DE PRESUPUESTO?...
Rodé mi primera película en dos semanas, con dos personas en el equipo técnico. En el actual, tuvimos un equipo completo cada día, meses de postproducción… Yo, que soy una persona muy ansiosa, me metía una presión enorme pero que resultó ser sana y constructiva. Estos medios me han permitido tener el tiempo para reflexionar e ir probando, para explayarme en ideas de puesta en escena y de dirección artística más complejas. Para apaciguar esta presión o, en todo caso, humanizarla, me rodeé de gente que ya conocía: Sanda; mi productor Pierre Guyard, que se unió a la postproducción de mi primera película; Céline, con quien he estado en contacto durante todo el proceso; y en el equipo técnico Armance Durix, en sonido, y Evgenia Alexandrova, en fotografía, con quien mantengo mucha relación. Así que no andaba perdida.
¿SOBRE QUÉ DESAFÍOS Y DECISIONES VISUALES TRABAJASTE CON EVGENIA Y EL EQUIPO?...
Yo sabía que quería ofrecer al espectador un viaje de abundancia, llegar lejos con la dirección artística de la película, las ropas, los colores, los decorados… Más allá del relato que a ratos juega con el horror y con la fábula, la forma tenía que mantenerse, y que las decisiones estéticas aportaran elementos de exceso, de farsa. Quise jugar con nuestros imaginarios y nuestros códigos. Concebir una primera parte dulce, colorida, alegre, como si entráramos en una comedia romántica descontrolada, con el cine de Almodóvar en mente. Una mezcla chillona de color, teatralidad y vitalidad que permitiera a las mujeres experimentar con la vulgaridad y, al hacerlo, volver a su lugar. Esta «vulgaridad sana» pedía también filmar a mujeres en distensión, alejarse de la sexualización de los cuerpos. De los pedos a la celulitis, ¡abajo la mujer misteriosa y fantasmal! Me encantan estos personajes tan coloridos, mujeres muy caracterizadas, que hablan fuerte. Se trata casi de una caricatura, personajes de cómics.
En la segunda parte, cuando van a la casa del vecino, quería que la película girara hacia el thriller, lo fantástico, lo gore. En cuanto a la fotografía, había que ir hacia el verde, la angustia, manteniendo la línea de la comedia y del absurdo. Teníamos en mente el estilo de thrillers coreanos y japoneses, como “El extraño” (2016) o “The Chaser” (2008) de Na Hong-jin o la muy trash “Ichi the Killer” (2001) de Takashi Miike. Finalmente también Tarantino y “Death Proof” (2007) o todas las películas gores que vi cuando era pequeña junto a mi hermana, films de fantasmas que mezclan géneros, sobre todo con mucho humor. Algunas escenas estuvieron muy “operadas”, coreografiadas, recortadas, en cambio otras rodamos con la cámara en hombro, captando el momento, como por ejemplo en la escena de la fiesta. Otra de las grandes referencias de las que comenté con Evgenia fue “Las margaritas” (1966) de Vera Chytilove porque ella grabó a las mujeres en su intimidad como nunca antes lo habíamos visto.
COMO EN TU PRIMERA PELÍCULA, DIRIGES Y ACTÚAS A LA VEZ. ¿QUÉ HA CAMBIADO EN TU MANERA DE INTERPRETAR?...
Como directora, tengo menos tiempo para revisar las tomas, reflexionar y tomar distancia en plató. Como actriz, no tengo tiempo para analizar cada interpretación. Pero me preparé mucho mi personaje desde la escritura del guion, por lo que sabía dónde tenía que estar en cada escena, me pude permitir cosas más exuberantes. Además, cuando actuaba sentía la película desde mi interior, y me atreví a llegar a sitios a los que no hubiera imaginado llevar a ningún actor desde mi puesto de directora.
TE HAS RODEADO DE SOUHEILA YACOUB Y SANDA CODREANU PARA FORMAR JUNTO A ELLAS EL TRÍO PRINCIPAL DE LA PELÍCULA. ¿NOS PUEDES HABLAR DE ESTA ELECCIÓN?...
Mientras escribía, ya tenía a Sanda en mente porque es una mujer que me inspira mucho en la vida en general. Una actriz excelente con mucha experiencia en el teatro y que posee una singularidad que me llega mucho. Para Nicole, necesitábamos a alguien que tuviera una extrañeza corporal y una timidez física, pero que al mismo tiempo afirmara sus ideas.
Además de esto, la película nace de ella. Creo que no vemos demasiado este tipo de actriz en el cine. Le pedí que se fijara en el actor Kwak Dowon en “El extraño” y a Whoopi Goldberg en “Ghost”, con un lado muy burlesque. Sanda participó mucho en la escritura de los diálogos y de su personaje. Tiene un don para la réplica y un sentido del ritmo que permite desarrollar rápidamente una escena.
Para el personaje de Ruby, vi a muchas actrices durante el casting, pero en cuanto apareció Sheila, fue evidente. Es una chica muy instintiva, entera, sincera. Posee un lado crudo y vibrante. Buscamos y encontramos juntas su rol.
¿Y LA ELECCIÓN DE LUCAS BRAVO PARA EL VECINO DE ENFRENTE?...
Para este personaje, buscaba a un hombre con un físico atractivo, pero sobre todo un buen actor, capaz de pasar de un estado a otro, que pudiera tanto encantar a las chicas y como incomodarlas. Lucas tiene una presencia increíble y no le preocupa perder la imagen que tiene desde “Emily in Paris”. Para mí, la cualidad más importante de un actor es que no tenga miedo al ridículo.
EL VECINO QUE FASCINA A LAS CHICAS ES FOTÓGRAFO. EL DRAMA LLEGA DURANTE UNA SESIÓN DE FOTOS CON UNA DE ELLAS. ES TODO LO CONTRARIO DE TU PERSONAJE Y EL DE ADÈLE HAENEL EN “RETRATO DE UNA MUJER EN LLAMAS”. ¿CÓMO TRABAJAS EN ESTE TEMA DE MUSA/PIGMALIÓN?...
Yo empecé como modelo y escribí la historia de Ruby a partir de cosas que he vivido. Hay historias verdaderas y anécdotas reales por toda la película, como esas modelos de los que el fotógrafo dice querer captar las almas, y por eso ¡les pide que se desnuden y se pongan una bolsa en la cabeza! Como telón de fondo, en este discurso del fotógrafo sobre su relación con el arte, está la idea de dominación, de posesión, el concepto de la creación en el conflicto y en la tiranía para buscar «la verdad». Aún existe para muchos artistas. Gracias a personas como Céline Sciamma, he descubierto que podemos crear de otra manera. Es lo que propone el personaje de Nicole en su escritura. Es otra idea de la búsqueda de la verdad. Es complicado porque toda nuestra sociedad está establecida bajo esta dinámica, esta jerarquía. Es más difícil crear una obra colectiva y, sin embargo, aporta más. Siempre se necesita un director de orquesta, pero hay que mantener una visión horizontal, un diálogo, la posibilidad de decir que desconocemos algo, de equivocarse, de aceptar las sugerencias de otros, etc.
TODOS LOS HOMBRES DE LA PELÍCULA ENCARNAN SITUACIONES «PROBLEMÁTICAS Y OPRESIVAS», ¿ES A PROPÓSITO?...
Sí, es una elección de la película, un tipo de pesadilla…Es como si, en el transcurso de un día, todos se hubieran puesto de acuerdo. Es muy extremo, como el tono general de la película. El film habla de agresiones y de agresores y no quería caer en lo políticamente correcto con uno o varios hombres que redimirían a los demás. En mi película, los agresores y opresores toman el lugar, y esta metáfora hace que no veamos a los demás, a «los buenos», a los que no agreden…¿Dónde están? Es la pregunta que quizás quiero que nos hagamos. También quería enseñar cómo en casa de Paul, el marido de Élise, puede haber amor, incomprensión, cierta voluntad de querer entenderse, incluso si él sigue atrapado en un esquema perjudicial. A pesar de todo, me gustó la idea de que se pudiera sentir ternura por él en ciertos momentos. Porque los agresores no son todo el tiempo monstruos, de hecho, son humanos que pueden tener ciertas cualidades. Espero que se pueda entender por qué Élise pudo, en el pasado, imaginar una vida junto a él, por qué ella le quiso. Y por qué ella ya no puede más.
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