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Se trata del último largometraje dirigido por Max Ophüls (Max Oppenheimer) y único que realiza en color. Ahora llega a España en formato de Alta Definición (HD). Se trata de una versión restaurada fotograma a fotograma digitalmente por la Cinemateca Francesa y habiendo inaugurado la Sección Cannes Classics en el Festival de Cine de Cannes de 2008.
El film suma drama, romance, leyenda, farsa, viajes y aventuras. El guión se inspira en hechos recientes del mundo de Hollywood, como los amores tumultuosos de Zsa Zsa Gabor, los romances efímeros de Elizabeth Taylor o las depresiones de Judy Garland. Adapta una novela inédita todavía, que se publicará años más tarde, basada libremente en hechos reales y en un personaje eminentemente romántico, real pero mitificado y rodeado de leyendas. A Laurent, autor de la novela, no le interesa la historia, sino la literatura, y la comunicación de ideas y emociones. Algo parecido le ocurre a Ophüls, a quien interesa sobre todo la creación de un espectáculo visualmente admirable, crítico, de reflexión y denuncia, centrado en algunos de sus temas preferidos, como el protagonismo de la mujer, su condición histórica de objeto de placer para el hombre, su realidad de víctima de un machismo que le cierra los caminos de la felicidad, etc. Como en otros films (“El placer”), rinde testimonio de admiración a la figura simbólica de Venus (retrato al óleo).
El realizador construye un relato que se separa en gran medida del tiempo y del espacio y que se presenta rodeado de una atmósfera onírica e irreal. Contribuyen en este sentido el alejamiento del público, que se intuye pero no se ve; el movimiento reiterado de elementos del decorado (lámparas salomónicas) y de los actores en pista; los juegos de luces y los cambios del color; la yuxtaposición de de travellings y flashbacks; la fragmentación del espacio escénico con taburetes, cortinas, pilares, etc.; el movimiento de la cámara que se desliza, vuela, asciende, baja, avanza y retrocede; la extraña sensación que se desprende del diálogo imposible entre las preguntas del público y las respuestas de la protagonista; el estatismo de la misma y la propuesta inverosímil de desvelar la experiencia propia ante un público ansioso de noticias escandalosas y morbosas; la utilización del vértigo y de la sensación de vacío, etc.
La ambientación espléndidamente barroca se da acompañada de números de coreografía circense que subrayan la saturación de elementos ornamentales. Como de costumbre, tras la apariencia de barroquismo, se oculta el espíritu riguroso, equilibrado y armónico de Ophüls, preocupado por explorar la naturaleza humana, el deseo, el afán de éxito, la resignación, etc. El estilo narrativo está impregnado de la sutileza, elegancia y distinción, que caracterizan al autor.
Son escenas memorables el baile de Lola en el ballet de la Ópera de Paris, el encuentro con Liszt, la relación con Luis I de Baviera, el rasgado del escote, la revolución bávara de 1848, la secuencia final abierta y ambigua y otras. Como mujer fatal provoca desórdenes públicos, una revolución, pone en peligro una monarquía, causa la abdicación de un rey… Es admirada, deseada, utilizada, abandonada, desterrada y humillada.